Acerca de la obra del economista y periodista español Joaquín Estefanía, se ha elaborado el siguiente resumen que contiene una visión personal sobre el tema.
Margarita Rivière, quien intitula el prólogo de este libro como «el ritmo del Infierno«, comenta que la gran paradoja de nuestro tiempo es que en esta época que se proclama “laica”, existen hombres que quieren ser dioses y hacen de los números una religión universal.
Según el Diccionario de la Lengua Española, PODER significa dominio, imperio, facultad y jurisdicción que uno tiene para mandar o ejecutar una cosa.
Mijail Bulgakov señala: «Todo poder es una violencia ejercida sobre la gente».
Para el periodista y economista Joaquín Estefanía, el poder es potestad, poderío, prepotencia, preponderancia, dominio, mando, privilegio, pero ante todo es superioridad, ya que argumenta que todo poder es una conspiración contra el débil. De hecho el poder es la capacidad o facultad para mandar o imponer una voluntad sobre otra.
En cada sociedad y en cada institución existen poderes que luchan por imponerse unos a otros, aunque no todos tienen en el mismo éxito en su empresa. Aclara incluso que cuando los más fuertes se imponen en un periodo o circunstancia determinada, pueden llegar a ser los más débiles en la siguiente.
Los poderes fácticos son aquellos que cambian con el tiempo, entre los que se encuentran: la política, los hombres de las finanzas, los medios masivos de comunicación, los sindicatos, los patrones, los militares, la iglesia y al final de la lista los ciudadanos cuando castigan con su voto o su abstención.
El poder se hace más evidente, es más perceptible en los totalitarismos que en las democracias, en las que la manipulación suele ser más subliminal. Estefanía señala entonces: «Los hombres se sirven de palabras para ocultar sus verdaderos pensamientos y de los pensamientos para justificar sus injusticias”.
En la actualidad se confunden los términos poderoso e influyente; de hecho se han vuelto casi sinónimos, ya que la única diferencia radica en que el primero deviene de la autoridad mientras que el segundo ejerce esta facultad a cambio de dinero (que compra el poder).
Así, en una sociedad de consumo como la nuestra el dinero equivale a poder; ambos elementos caminan de la mano llevando consigo la característica de ser “insaciables” (entre más se tienen, más se quieren).
A partir de la globalización el poder ha perdido su carácter jerárquico; actualmente es horizontal y se le representa en forma de «red» según el Director de Le Monde Diplomatique, ya que no hay nudos más importantes que los demás. Este tipo de poder ya no es autoritario, sino que se ha vuelto manipulador. Al respecto refiere el autor que «cuanto más despersonalizada y global es la naturaleza del poder dominador, mayor sensación de impotencia producirá en quienes son dominados».
Las nuevas tendencias marcadas por la globalización, han producido cambios sustanciales en quienes ejercían antiguamente el poder, ya que hoy día éste se adjudica a:
2. Los Medios Masivos de Comunicación
3. El Poder Político.
Con base en lo anterior se define que el poder político ha pasado a un tercer término, cediendo el primer sitio a la economía, la cual sin el ejercicio del poder carece de sentido.
Asimismo las confrontaciones y los retos actuales se centran entre:
• Riqueza y salud
• Pobres y Ricos
• Norte y Sur
• Oeste y resto del mundo.
De tal forma han surgido dos grupos oponentes:
• Los Milenaristas.- quienes esperan que ocurra una Revolución que enmiende todos los errores, la cual ilustra la imposibilidad humana de concretar las buenas intenciones y aprender de la historia pasada.
• Los Nostálgicos.- quienes pretender quienes pretenden continuar viviendo en el pasado en una especie de «hippismo primitivo», a la que se abocan los que sin lugar a dudas están bordando en el vacío.
Se debe tomar conciencia en el sentido de que es en las organizaciones multilaterales, en donde se dan cita los responsables del poder para establecer las tendencias en cuanto a la toma de decisiones. Ejemplo de ello es el foro de Davos Suiza, en donde cada año se reúnen financieros, políticos, empresarios, sindicalistas y creadores de opinión del grupo G-7 (grupo de los siete países más ricos del mundo: Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña), así como de organismos Internacionales como el FMI. la OMC y la OCDE.
Robert Greene en su libro Las 48 Leyes del Poder, comenta acerca de «El juego de la duplicidad constante», que es muy parecido a la «Dinámica del Poder», en donde la base de todo poder se asienta en la capacidad de controlar las emociones, al igual que Jano, la deidad romana con dos caras, quien custodia ambivalentemente las puertas de la tierra y del cielo.
De tal forma, para ejercer esta duplicidad en la dinámica del poder, se requiere de la capacidad de jugar con las apariencias y con las emociones; es decir, contar con la habilidad de poder controlar las emociones internas. Es ante todo «parecer» justos y decentes, agradables y sutiles pero astutos, democráticos pero arteros. En el juego del poder no se mide al hombre por sus intenciones sino por el efecto de sus acciones.
BIBLIOGRAFÍA:
ESTEFANÍA, Joaquín. (2000). El Poder en el Mundo. Plaza & Janés: Barcelona, España.