Gestión de la innovación tecnológica y su vínculo con la oferta proveniente de las Universidades

En la actualidad la sociedad se mueve a una velocidad impresionante. Los cambios tecnológicos ocurren tan rápido que no se ha terminado la asimilación de la última tecnología y ya aparece otra. Los mercados se tornan muy competitivos y para poder insertarse en ellos es necesaria la innovación constante como la única estrategia de supervivencia, tanto para el individuo como para la Empresa. Por tal razón esta investigación tiene como objetivo fundamentar teóricamente la necesidad de estudiar las demandas tecnológicas en el proceso de gestión de los recursos tecnológicos en el ámbito empresarial y su vínculo con la oferta proveniente de la universidad.

1. Gestión de la innovación tecnológicos en la empresa

La disponibilidad de tecnología más adecuada y eficaz es, desde la revolución industrial, un ingrediente importante en la competitividad y capacidad de supervivencia de una empresa y, desde esa época, se pueden rastrear ejemplos que muestran como un desarrollo tecnológico modificó, para bien o para mal, la vida de una empresa.

Por lo que, el progreso y desarrollo de una empresa depende directamente de su capacidad para adaptarse con rapidez a los cambios del entorno, en especial del entorno tecnológico, e incluso para provocar modificaciones que les favorezcan.

Todo ello se consigue mediante la Gestión de la Innovación Tecnológica. Lo que significa que la organización debe ser capaz de diseñar y utilizar eficientemente estrategias basadas en el conocimiento de un conjunto de instrumentos de gestión de los recursos tecnológicos, propios o adquiridos, que le permitan conocer con la mayor exactitud posible cuáles son los avances tecnológicos de sus competidores para posicionarse de la mejor manera posible, mediante la incorporación de nuevas tecnologías a sus productos y procesos, en la batalla de la competitividad.

De ahí que, Pavón e Hidalgo (1997) resalten la gestión de la innovación tecnológica como el proceso orientado a organizar y dirigir los recursos disponibles tanto humanos como materiales y económicos con el objetivo de aumentar la creación de nuevos conocimientos, generar ideas que permitan obtener nuevos productos procesos y servicios o mejorar los existentes y transferir esas mismas ideas a las fases de fabricación y comercialización.

Además, es importante acotar lo expresado por Garea, B. y Quevedo, V. (2009) en el curso Innovación para el desarrollo1 que cuando se habla de gestionar la innovación tecnológica se considera, ante todo, que se gestiona un proceso creador donde hay tres rasgos principales que lo distinguen:

  • 1. Alcanzar una cultura de la innovación

En una empresa que ha incorporado la gestión de la innovación tecnológica en su cultura, las actividades propias de ella están incorporadas en su cadena de valor y son realizadas de forma sistemática mediante unos procesos básicos que desarrollan funciones de la gestión de la innovación tecnológica. Procesos que integran competencias tecnológicas, de gestión y recursos disponibles para la empresa en el cumplimiento de sus propósitos, objetivos, estrategias y operaciones. Procesos que involucran también el uso de datos, información y conocimientos, y la interacción social de personas en la creación de conocimiento y la inteligencia tecnoeconómica, la evaluación de alternativas tecnológicas, la negociación de tecnología, la transferencia de tecnología, la asimilación y adaptación, mejoramiento y la investigación y desarrollo.

  • 2. La definición y realización de la estrategia de innovación tecnológica

La Estrategia Tecnológica es el proceso de adopción y ejecución de decisiones sobre las políticas, estrategias, planes y acciones relacionadas con la creación, difusión y uso de la tecnología.
Sin embargo, el concepto de estrategia tecnológica es más amplio que el de investigación y desarrollo (I +d) tradicional. Comprende no sólo la investigación y desarrollo de nuevos productos y procesos, sino que su acción debe extenderse a todas las funciones o subsistemas de la empresa.

A criterio de Hidalgo, A., León, G. y Pavón, J.2 (2002) la estrategia tecnológica debe exponer con claridad las siguientes decisiones:

  • El grado de riesgo implícito, que varía desde la aplicación o mejora de tecnologías existentes hasta el desarrollo de otras completamente nuevas.
  • El grado de intensidad en el esfuerzo tecnológico, que puede variar desde una investigación exploratoria hasta la compleja aplicación industrial.
  • La distribución del presupuesto destinado a la tecnología entre las diversas opciones tecnológicas elegidas.
  • La elección de la posición competitiva para cada tecnología (líder, seguidora, búsqueda de nichos de mercados,…)
  • 3. La incorporación y transformación de los avances de la ciencia y la tecnología en la solución de problemas económicos y sociales identificados en un marco de sostenibilidad.

Consecuentemente la innovación tecnológica no se puede dejar a la generación espontánea, sino por el contrario, debe ser de forma planeada, organizada y controlada por lo que a continuación se pone a consideración las funciones básicas de la Gestión de la innovación para asegurar la consistencia y éxito de la misma.

Funciones de la Gestión de la Innovación Tecnológica

Autores como: Morin y Seurat (1991, 1998); Bulgerman, Maidique y Wheelwright (2001); Hidalgo (2001); han conceptualizado las funciones para conseguir una eficiente gestión de la innovación tecnológica, aunque existen pequeñas diferencias se pueden distinguir las siguientes áreas de actuación:

1. Inventariar: consiste en analizar las tecnologías de la empresa, tanto aquéllas que utiliza porque dispone de las mismas, como las que no, pero que podría llegar a aprovechar, bien mediante su desarrollo o adquisición a otras empresas.

2. Vigilar: significa estar alerta sobre la evolución de las nuevas tecnologías, sistematizar las fuentes de información de la empresa, vigilar la tecnología de los competidores, así como identificar el impacto posible de la evolución tecnológico sobre las actividades de la empresa.

3. Evaluar: Su objetivo es el estudio y análisis de la competitividad que proporcionan ciertas tecnologías, así como la determinación de su potencial.

  • Inventariar, vigilar y evaluar son funciones que contribuyen a identificar aquellas tecnologías que parecen necesarias. Es decir, identificar sus demandas tecnológicas, entendiéndose como la definición de los requerimientos tecnológicos que se necesitan para afrontar nuevas estrategias de desarrollo.
  • Una vez conocidas las necesidades tecnológicas de la empresa, se procederá a determinar cuáles se resolverán mediante la capacidad innovadora endógena, cuál con I+D exógena y cuál con transferencia tecnológica. Para esto, se da paso a la siguiente función.

4. Enriquecer: el patrimonio de la empresa.

5. Asimilar: una vez realizado los pasos anteriores, es posible asimilar y actuar en la explotación del potencial tecnológico.

6. Proteger: la tecnología de la empresa mediante el establecimiento de una política de propiedad intelectual que incluya: patentes, derechos de autor, marcas, diseños industriales y secretos.

Para ejecutar estas funciones, la empresa desarrolla o implementa herramientas que le permiten irse adaptando sistemáticamente al entorno, y la obliga a realizar los procesos de innovación mucho más rápidos, continuos y eficientes; a aumentar su productividad y a acortar el ciclo de vida de sus productos; a la utilización creciente de recursos tecnológicos externos y compartidos; a constituir equipos virtuales y alianzas; a aumentar la celeridad en los cambios tecnológicos que conciba e irse así acercando cada vez más a las fronteras tecnológicas. Todo esto como necesidad y respuesta a las demandas asociadas a la globalización y al desarrollo de las TIC.

Por lo tanto, los directivos de la empresa deben tener claridad acerca de los procedimientos y formas a través de las que se puede renovar la tecnología, pues la decisión más importante con la gestión del recurso tecnológico está ligada al paso de una tecnología a otra, conocer cuando es más conveniente abandonar una tecnología y comenzar el proceso de adopción de otra responde a una visión estratégica de la organización en su conjunto, por lo que a continuación se expresan algunas ideas sobre este aspecto.

Adquisición de tecnología en la empresa

La adquisición de tecnología por una empresa puede ser estimulada por la necesidad de resolver un problema técnico de algún proceso, para hacer frente a una oportunidad de mercado que ha detectado, para respaldar una decisión de crecimiento de la empresa o la producción de un nuevo producto, para bajar costos de producción, para disminuir los impactos ambientales de la producción, para reforzar tecnologías desarrolladas, para contar con la misma tecnología que tiene la competencia y, si es posible, con una tecnología de mejor desempeño.

Por lo que la adquisición de tecnología es un proceso encaminado a satisfacer las necesidades tecnológicas de una empresa en una doble vertiente:

  • Por la necesidad de crear o mejorar la productividad y eficiencia de los procesos. Para tratar de integrar o mejorar su capacidad de producción, las empresas adquieren normalmente equipos, bienes de capital, ingeniería y servicios de gestión, o bien habilidades y know-how para operación y mantenimiento de la planta.
  • Por la necesidad de generar o fortalecer la capacidad tecnológica de la empresa para innovar y diferenciar sus productos de sus competidores. Cuando se trata de generar o fortalecer su capacidad tecnológica las empresas compran o licencian conocimientos, pericia y experiencia para generar y manejar el cambio técnico en la organización.

Medellín y Velásquez 2005 presentan una metodología del proceso de adquisición de tecnología que consta de las siguientes etapas:

  1. Identificación de necesidades tecnológicas de la empresa.
  2. Búsqueda de tecnología.
  3. Evaluación de alternativas tecnológicas.
  4. Negociación para compra, licencia u otra modalidad de adquisición.
  5. Adaptación de tecnología.
  6. Asimilación tecnología.

Por otro lado, no siempre las organizaciones poseen las tecnologías que requieren para el desarrollo de sus proyectos y futuras actividades y se hace necesario gestionarlas mediante su generación en el seno de la organización, su adquisición en el mercado tecnológico o incorporándola desde otra organización, utilizando la cooperación entre empresas. Para lo cual, una empresa dispone de diversos métodos de adquisición de tecnología:

  • Compra de tecnología.
  • Franquicia.
  • Licenciamiento de patentes, marcas u otras figuras de propiedad intelectual.
  • Transferencia de tecnología.
  • Acuerdo de subcontratación para fabricar componentes o componentes de ensamble
  • Desarrollo interno: investigación y desarrollo (I&D) realizada en la empresa.
  • Asociaciones de riesgo compartido (joint ventures).
  • Proyectos de investigación y desarrollo de tecnología contratados por la empresa con centros de investigación, universidades, tecnológicos, empresas de consultoría o de ingeniería.

Como se evidencia la tecnología que utiliza una empresa puede ser generada internamente, mediante la actividad investigadora o adquirirse en el exterior.

En cualquier caso, si la empresa quiere conseguir y mantener una ventaja de carácter tecnológico que sustente su competitividad y su posición de dominio en el mercado debe favorecer la investigación y desarrollo propio, pues la adquisición de tecnología ofertada en el mercado se encuentra al alcance de cualquier empresa competidora y, por tanto, no suele proporcionar a la empresa ventajas adicionales.

Aunque, con la complejidad y la rapidez de los cambios tecnológicos se hacen materialmente imposible que una empresa pueda generar por si misma todas las tecnologías que necesita, y a la vez resulta extremadamente difícil la asimilación de tecnologías genéricas sin una capacidad de investigación y desarrollo propio. Por consiguiente ambos planteamientos son complementarios.

Así mismo, la adquisición de tecnología debe convertir los procesos de compra de tecnología en procesos que permitan verdadera transferencia de tecnología; orientando la gestión a adquirir las capacidades tecnológicas para usar adecuadamente la tecnología, adaptarla y mejorarla, más que adquirir una capacidad productiva.

Por lo tanto, resulta crucial para el éxito de las innovaciones tecnológicas la vinculación con otras empresas, con proveedores de insumos, materiales y tecnología con clientes y usuarios potenciales del resultado de la innovación, con universidades y centros de desarrollo tecnológico, con firmas de ingeniería y consultaría; que deben ser planeadas, organizadas y ejecutadas de forma deliberada.

De éstas múltiples formas se analizará en respuesta al objetivo planteado para este capítulo en particular, lo concerniente a la universidad y su papel como proveedor de tecnologías nuevas o transferidas para la empresa, en un proceso de intercambio que cuando se realiza de forma coherente provocan sinergias entre ambas organizaciones lo que incide de forma positiva en la transformación del entorno en que ambas conviven.

2. Gestión de la innovación tecnológica en la universidad

Como todas las instituciones, la Universidad ha cambiado sus patrones de comportamiento a lo largo de la historia. En su inicio en Europa, en la época medieval, su objetivo consistía en la custodia y transmisión del conocimiento. Luego en la primera mitad del siglo XIX, la universidad alemana se abre a la producción de nuevos conocimientos, incorporando la investigación a la industria universitaria. Al igual que la actividad docente, la función investigadora universitaria experimenta cambios durante el siglo XX: los mayores requerimientos de generar resultados socialmente útiles o la mayor financiación empresarial de la investigación académica hacen que se vinculen más estrechamente con las necesidades de su entorno socioeconómico (INGENIO, 2002).

Así, según Gómez (2001) el concepto de gestión tecnológica para las universidades que daría definido como:

El conjunto de las decisiones en la Universidad sobre la creación, adquisición, perfeccionamiento asimilación y comercialización de las tecnologías requeridas por ella y por el entorno que la rodea.

Por lo tanto, la universidad mediante una estrategia científica tecnológica que incluye procesos de I+D, innovación y transferencia de tecnología para si misma y la sociedad, es la llamada a buscar coherencia entre sus posibilidades científicas y las necesidades productivas del territorio donde se encuentra.

De ahí que la Universidad es una fuente potencial de enriquecimiento tecnológico para las empresas. Mediante la interrelación Universidad – Empresa, la Universidad canaliza los problemas presentes en el contexto social y condicionan sus procesos fundamentales para dar respuesta a dichos problemas.

Según García y Pomares (2009)5 en el artículo Innovación social y desarrollo local, añaden que la gestión universitaria del conocimiento y la innovación para el desarrollo debe dar respuesta a cuatro grupos de demandas:

  • Resultados estratégicos
  • Resultados aplicados y desarrollo tecnológicos
  • Resultados de innovación
  • Resultados básicos, aplicados y de innovación

Con la finalidad de apoyar la Generalización de Resultados que no es mas que el proceso de asimilación e implantación por parte de los Organismos de la Administración Central del Estado, Territorios, Empresas y otras Entidades Estatales, de aquellos resultados científicos y técnicos ya probados y útiles, generados en el país o fuera de éste, que contribuyan a mantener o elevar la eficiencia, eficacia, calidad y competitividad en el cumplimiento de las producciones y los servicios.

Es decir que la innovación tecnológica transite desde la idea hasta su materialización, en forma de satisfacción de una necesidad y/o demanda social, económica o ambiental de los hombres, las comunidades y las instituciones sociales, económicas y administrativas.
Recogidos por las empresas y organismos en el Plan de Generalización que es la expresión ordenada de un análisis colectivo de factibilidad técnico-económica sobre la necesidad, viabilidad y conveniencia de introducir un determinado resultado científico-técnico, que se traduce en forma de tareas; responde a las estrategias innovativas, demandas técnicas, plan de negocios, bancos de problemas y actividades priorizadas de cada nivel y forma parte de sus respectivos Planes de Ciencia e Innovación Técnica.

Por lo tanto, la universidad debe buscar alianzas con la empresa que le permitan la generalización de resultados o el cierre del ciclo de la innovación tecnológica, es decir que las investigaciones realizadas en el seno de la universidad, transiten desde la idea hasta su materialización, en forma de satisfacción de una necesidad de la sociedad.

Razón por la cual en el siguiente epígrafe se aborda el vínculo Universidad-Empresa.

3. Vínculo universidad-empresa

La empresa que sale a competir con éxito en un mundo de mercados globalizados es sólo la punta del iceberg de una extensa red anclada en el espacio de la productividad y de la calidad. En este tipo de empresa competitiva, sus productos acaparan la atención en el mercado porque poseen una serie de atributos, entre los cuales el precio es solo uno de ellos y muchas veces no es el más crucial; la confiabilidad, calidad, tiempo de entrega, etc., puede ser tan o más importante.

Para lograr estos atributos, además de mejorar su base tecnológica, invertir en maquinaria y equipos, hacer cambios en la organización de la producción y reconvertirse a aquellos rubros en que realmente puedan tener ventaja; las empresas necesitan la vinculación o asociación con las universidades, lo cual permita contar con un recurso humano calificado y de alto nivel.

Por otra parte, el conocimiento acumulado, institucionalizado y multidisciplinario que se requiere para la búsqueda de las soluciones a los problemas complejos de la producción y el uso de tecnologías es patrimonio fundamental de las universidades, por lo que: “la interacción o vinculación entre la universidad y la empresa es de carácter no solo deseable sino inevitable”, (Plosky, 1995).

Adicionalmente, se suma la necesidad de la universidad de diversificar sus fuentes de financiación, incorporando desde mediados del siglo XX, una nueva función: la vinculación con la empresa mediante instrumentos como la prestación de servicios, la consultaría o asesoramiento, la contratación de I+D, entre otros.

Esto ha conducido a la aparición en los países industrializados de la llamada “universidad empresarial” o “universidad emprendedora”, que se han convertido en motores económicos y revitalizantes del entorno social más próximo. En ellas, las actividades de investigación aplicada al desarrollo, la transferencia de conocimientos a la empresa, la promoción de empresas mediante incubadoras y parques científicos y tecnológicos, la formación continua para satisfacer necesidades de la sociedad, son actividades importantes que se llevan a cabo sistemáticamente, con gran dedicación de recursos humanos y materiales.

En tal contexto, la vinculación Universidad – Empresa no debe ser vista solamente como el aprovechamiento ocasional de las capacidades universitarias ya acumuladas. Como lo expresa UNCTAD, (1993) requiere de estrategias activas para la construcción conjunta de ventajas competitivas, donde la vinculación se presenta en diferentes planos: i) la formación del staff que la empresa requiere para crecer e innovar, a nivel de grado, posgrado o especialización; ii) suministro de conocimientos mediante acuerdos de cooperación y transferencia, incluyendo servicios de investigación; y iii) interacción entre investigadores y profesionales de universidades y empresas, como medio de facilitar la circulación de información sobre tecnologías y sus fuentes de obtención.

Por lo tanto, el vínculo entre la universidad y la empresa tiende a desarrollarse en tres áreas: la investigación y desarrollo, la transferencia de tecnología y el desarrollo de los recursos humanos.

Al mismo tiempo esta relación Universidad – Empresa resulta beneficiosa tanto para la empresa como para la Universidad.

Al respecto Vessuri y Díaz (1985) argumentan los beneficios que obtendría la universidad con la empresa o el sector productivo.

  • posibilidad de aplicar en forma práctica el conocimiento teórico;
  • contacto con las industrias locales;
  • la actualización del conocimiento que imparte;
  • ubicación rápida de los profesionales que produce;
  • obtención de recursos financieros.

Y por otra parte, la empresa obtendría de la vinculación con la universidad:

  • asesoramiento gerencial,
  • asistencia multidisciplinaria,
  • experiencia flexible,
  • actualización del conocimiento,
  • entrenamiento de su personal,
  • una vía para reclutar jóvenes talentos.
  • acceso a nuevas tecnologías.

Sin embargo, y pese a esa realidad no ha habido una vinculación fluida y fructífera entre la empresa y la universidad, (SELA, 1997).

Al respecto Marschoff (1992) añade que los conflictos más concretos para la vinculación son:

  • diferencias estructurales entre ambos sectores, tanto en el plano operativo como en el plano cultural (percepciones diferenciadas de investigación frente a proyectos conjuntos);
  • diferencias en el grado de compromiso (la sobrevaloración que cada uno hace de su propio aporte);
  • diferencia de objetivos (perseguidos en ambos casos).

A pesar de las barreras existentes, la universidad, sin duda, juega un papel importante para conseguir el propósito con relación a activar, completar y perfeccionar el proceso de gestión de la innovación tecnológica en la empresa.

En el establecimiento de esta colaboración, ha surgido la necesidad de crear estructuras e instrumentos de enlace que faciliten y contribuyan a que la relación Universidad- Empresa alcance el éxito esperado por ambas partes. La cual se materializa a través de las interfases.

Para Fernández de Lucio (2000), la interfaz “es una unidad establecida en un entorno o en su área de influencia que dinamiza, en materia de innovación tecnológica, a los elementos de dicho entorno o de otros y fomenta y cataliza las relaciones entre ellos.”

Por lo tanto es indispensable que se establezcan redes de cooperación que faciliten el accionar entre empresas, universidades y las entidades de interfaz, para enfrentar los desafíos de este mundo globalizado de alta competitividad y de mayor complejidad. Para tener una idea general de las particularidades y diferencias de la relación Universidad – Empresa, se describirán algunas características relevantes en el siguiente epígrafe.

Experiencia en países europeos y en EEUU.

Algunos de los mecanismos de relación Universidad – Sector productivo de mayor presencia internacionalmente en la actualidad, son las siguientes:

  • Parques Tecnológicos
  • Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI)
  • Spin-Off
  • Fundaciones Universidad-Empresa
  • Centros de Enlace para la Innovación (CEI)

Experiencias en los países de América Latina.

Los países de América Latina y en realidad ninguna de las naciones en vías de desarrollo, han logrado organizar adecuadamente las acciones para facilitar el nexo entre la universidad y el sector empresario.

La situación de dependencia desde la época de la colonia provocó que la economía de estos países se moviera sobre las base de las actividades: primarias, agrícola, minera, ganadera, con un mercado de ocupación muy limitado sin introducir valor agregado a estos productos porque en esencia solo se constituyeron en grandes proveedores de materia prima.

De ahí que los gobiernos optaran por financiar proyectos de infraestructura ligados a hacer más eficiente la explotación primaria, la falta de exigencias de competitividad determinó que la inversión en investigación y desarrollo por parte de las empresas fuera muy baja, y por ende la vinculación con la Universidad tuvo mucho menos intensidad que la existente en los países industrializados.

Además en el sector productivo de América Latina participan las empresas multinacionales, las que algunas veces procuraron la cooperación restringida de las universidades para instalarse en la región, dado que la mayor parte de las tecnologías era importada, concentrándose en la adaptación de recursos y técnicas a las condiciones y mercados de la región y a sus propios intereses. Por otra parte, las universidades de América Latina afrontan:

  • Progresivo alejamiento del Estado de sus responsabilidades en el financiamiento y la regulación de la Educación Superior
  • Creciente privatización de la educación superior.
  • Aumento de fondos para proyectos específicos.

En los últimos años el fenómeno de la globalización, y la política neoliberal asumida por la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, ha impuesto a la empresa, para su supervivencia el desafío a la competitividad internacional que exige incorporar nuevas tecnologías, tanto en lo referido a los procesos productivos como a la gestión administrativa, la planificación estratégica, la organización etc., y una imperante necesidad de alianzas con el sector productivo.

De ahí, que surgen las condiciones, propias del desarrollo, en el caso de América Latina, que lograron implementar la necesidad de sacar los estudios fuera del recinto universitario y se experimenta precisamente, en países como Argentina, México, Brasil, y Chile, dado por la incipiente Globalización Neoliberal y siendo estos países laboratorios de prueba de su nuevo modelo, que marca un desarrollo científico y tecnológico, pero a su vez una diferencia abismal entre los países ricos y pobres, por la forma de dominación disimulada en libertades económicas.

Sin embargo, la cooperación entre empresas y universidades en la región Ibero-Americana ha sido estimulada en gran medida por la cooperación internacional a través de programas como: Ciencia y tecnología para el desarrollo (CYTED), Organización de Estados Americanos (OEA), Programa para el desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), Centro Interuniversitario de Desarrollo (CINDA) y otros.

En general la situación puede resumirse en los siguientes factores:

  • Débil inversión nacional en investigación y desarrollo.
  • Poca participación del sector privado en actividades de investigación para el desarrollo.
  • Débil masa crítica de investigadores y administradores de proyectos.
  • Lento crecimiento y renovación de la comunidad científica.
  • Ausencia de una política nacional que establezca líneas y prioridades.
  • Débil percepción, tanto en la Universidad como en la empresa, de las ventajas de la cooperación.
  • Débil cultura innovadora en los empresarios.

Confirmando la situación en la que se encuentra Latinoamérica, en publicaciones más recientes, no se han encontrado elementos sustanciales, que modifiquen la situación, al respecto la CEPAL publicó un artículo en diciembre del 2008, denominado Capital de Riesgo e innovación en América Latina, donde el investigador Luis Felipe Jimenez indica que: «Las estadísticas disponibles señalan que, en comparación con economías avanzadas y con las economías asiáticas de industrialización reciente, la región muestra un importante rezago en I+D. En la región, Brasil exhibe los mayores niveles de inversión en I+D, a considerable distancia de los países que le siguen: Chile, Argentina y México.

Por lo tanto, sin investigación los países no pueden producir bienes de mayor valor agregado, que pueden ser exportados al resto del mundo a precios más altos. A menos que América latina entre en la carrera de la innovación, la mayoría de sus países estarán condenados a seguir exportando materias primas.

En medio de este cuadro poco alentador surge un reto y una oportunidad para la universidad latinoamericana, lograr un auténtico desarrollo social sostenible, potenciando el vínculo Universidad – Empresa, por medio de la Investigación y Desarrollo, transferencia de tecnología y el desarrollo de los recursos humanos, transformando a la Universidad en un gran centro de I&D para el contexto donde ella se mueve.

Análisis de la situación de la vinculación Universidad-Sector productivo en Cuba.

A partir de 1959, comienza un proceso de desarrollo de la ciencia en Cuba generado por las transformaciones económicas, políticas y sociales impulsadas por el triunfo de la revolución cubana. Se incorpora al que hacer de las Universidades cubanas desde el inicio de la Reforma Universitaria en el año 1962, y se convierte en una de las estrategias de desarrollo del Ministerio de Educación Superior desde su surgimiento en 1976.

En esta etapa se crearon condiciones políticas, materiales y humanas tratando de dirigir la actividad investigativa universitaria hacia la solución de los problemas básicos para el desarrollo del país, propiciando un vínculo más o menos lejano con los productores, y de forma muy directa con la superestructura económica y científica, la que a través de estos planes debía asegurar la introducción de los resultados obtenidos a la práctica social.

Contrariamente de lo esperado se produce un aislamiento entre la actividad científico técnica por un lado y la producción de bienes y servicios por otro.

Además hay que añadir el espíritu poco innovador de los empresarios, debido a las relaciones económicas existentes y la existencia por otra parte de un mercado seguro y no competitivo.

Posteriormente se da paso a la etapa en la que el desarrollo científico es empujado por la ciencia, en el que cualquier resultado obtenido de la I&D en un área de universitario se convertía en un objeto de un proceso denominado “de introducción” desarrollado por el investigador y sus dirigentes administrativos, cuya meta era lograr que se convirtiera en un nuevo producto, procedimiento de trabajo o cualquiera otra forma que pudiera tener su aplicación práctica esto se convierte en una regularidad para todas las universidades cubanas.

Sin embargo, el sistema empresarial operado básicamente por el mercado interno y funcionando con una tecnología obtenida en condiciones muy ventajosas continuó descansando en su totalidad en la transferencia de tecnología.

La década de los noventa del siglo pasado trajo cambios derivados de la crisis económica sufrida por el país. Con la desaparición del Campo Socialista, la desintegración de la URSS y el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), Cuba tiene que enfrentar un programa de emergencia económica que incluye, entre otras medidas, ampliar la obtención de recursos financieros y materiales mediante la realización de servicios científico técnicos por parte del personal de la comunidad científica sobre la base de la contratación económica.

Es en estas condiciones se crean los polos científicos productivos que tienen el encargo de detectar y, darle curso a aquellas necesidades que mayor influencia tienen en el desarrollo económico del país, su carácter debe ser básicamente referidos por tanto a la investigación básica, queda un espacio para la I&D del sector productivo en el que se hace necesario estimular mecanismos que acerquen más el potencial universitario a la realidad económica productiva del territorio.

Además surgen organizaciones especializadas en el fortalecimiento del vinculo I + D – empresa cubana y sector empresarial extranjero existente en el país, como la Empresa de Gestión del Conocimiento y la Tecnología (GECYT) del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, en 1993 y el Centro de Estudio de Tecnologías de Avanzada (CETA), en 1994, por acuerdo de la Universidad Politécnica de Valencia y el Instituto Superior Politécnico «José Antonio Echevarria».

Posteriormente, al reconocerse la importancia de las estructuras de interfaz en los proceso de innovación tecnológica, Surgen entonces las Oficinas de Transferencia de Tecnología o de Gestión de Tecnológica en las universidades y los Centros Información y Gestión Tecnológica (CIGET) en el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y estructuras similares en los institutos de investigación nacionales.

Las oficinas de interfases son las encargadas de realizar los esfuerzos encaminados a vender el producto. Reforzando la filosofía de ventas de esta etapa.

Con el afán de continuar avanzando para lograr un auténtico desarrollo, se propone la universalización de la educación superior. Es así, que la universidad cubana inicia una nueva etapa caracterizada por un proceso de despliegue que incluye no sólo las instalaciones universitarias tradicionales, sino también, la incorporación de nuevas sedes y aulas universitarias en todos los municipios del país ¨ Sedes Universitarias Municipales ¨ (SUM).

Con el objetivo no sólo de cursar carreras, sino contar con la capacidad potencial para producir, difundir y aplicar conocimiento para contribuir consecuentemente con el desarrollo local.

Al respecto Gómez, González y Uset9 expresan «La aparición de las Sedes Universitarias Municipales plantea nuevas oportunidades y desafíos a la gestión del conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación desde las universidades. Las SUM constituyen la innovación institucional que abre un nuevo capítulo en las posibilidades reales de contar con instituciones dinamizadoras de la gestión del conocimiento en el nivel territorial. Con las SUM surge un “eje local” aglutinador de las capacidades humanas para gestionar el conocimiento y la innovación en los territorios. Las SUM en sus interrelaciones con los restantes actores locales, con las universidades, instituciones científicas y otras, pueden participar activamente en una gestión del conocimiento que atienda las necesidades del desarrollo social en el nivel local, a través de la promoción de acciones de capacitación, investigación e innovación. Tienen la posibilidad además de enlazar mediante diferentes alternativas a la localidad con agentes regionales, provinciales y nacionales que pueden construir redes que canalicen los conocimientos, las tecnologías y permitan atender las necesidades sociales de los territorios.»

Por lo cual los CUM al estar ubicada en el contexto local permanente mucho más cerca de las demandas empresariales y de la localidad (cuyas prioridades se vinculan básicamente a la producción de alimentos, vivienda energía, agua, el desarrollo y ordenamiento territorial urbano y rural, industrias locales y los servicios a la población), está en capacidad por tanto de privilegiar la transferencia de tecnologías y saberes, evaluarlos, adaptarlos y utilizarlos eficientemente en función del desarrollo social.

Así mismo, las sedes centrales de las universidades además de atender los CUM, deben participar activamente en este conjunto de transformaciones y contribuir al desarrollo local mediante sus conexiones con los centros municipales.

Es preciso aclarar que, a partir de diciembre del año 2008, las SUM entran en un proceso de perfeccionamiento. Razón por la cual, desde el 14 de julio del 2009 toman el nombre de Centros Universitarios Municipales (CUM).

Existen experiencias de universidades que aportan sus conocimientos en la solución de problemas en los municipios. Así por ejemplo se pueden citar:

En el caso de la vivienda, la contribución de las carreras de Ingeniería Civil y arquitectura en el Instituto Superior Politécnico ¨ José Antonio Echeverría ¨, Universidad Central de Las Villas, Universidad de Camagüey, Universidad de Holguín y Universidad de Oriente, al desarrollo de una industria local de materiales de construcción, así como al desarrollo urbano y diseño arquitectónico y sistemas constructivos en ciudades y pueblos.

Como se puede evidenciar en Cuba se han realizado innumerables esfuerzos, para lograr un desarrollo de la ciencia y la tecnología, y al mismo tiempo la interconexión de la universidad con el sector productivo, no obstante, aun queda mucho por hacer, ya que todavía no se han obtenido los resultados esperados que demuestren una coherencia entre los esfuerzos científicos de las universidades y las demandas de la producción.

Las CUM constituyen un nuevo actor, con un potencial que puede llegar a ser determinante en cuanto al logro de su desarrollo local sostenible basado en el conocimiento y la innovación. La actividad de investigación de los CUM deberá tener un alto peso de innovación tecnológica y transferencia de tecnología pertinente con las demandas del desarrollo local, complementadas con la actividad de investigación e innovación tecnológica de la sede central de la universidad.

No obstante, no se deben sobrevalorar el papel que desempeñan los CUM y dejar de lado los otros actores, por el contrario se debe buscar establecer una dinámica de cooperación entre empresa, universidad, CUM y otras entidades de interfaz.

Conclusiones

En un primer momento esta la empresa como actor que requiere desarrollar competencias para poder competir con mejoras en la calidad de productos y/ o servicios, mejoras en la productividad y optimizar los servicios al cliente e iniciar un crecimiento autosostenible a largo plazo. Para esto requiere apropiarse de conocimientos sobre los diversos aspectos de gestión de la innovación tecnológica, que le permitan aprovechar oportunidades mediante la elaboración e implementación de proyectos que respondan a los nuevos problemas y necesidades del mercado.

Y como un vértice principal está la universidad, pues le corresponde diseñar portafolios ajustados a las necesidades del sector productivo. Así, los mecanismos de vinculación se fortalecerán con propuestas novedosas para el sector productivo y, en consecuencia, se ampliará la base de conocimientos y nuevas fuentes de recursos.

Referencias bibliográficas

1. Garea, B. y Quevedo, V. 2009. Curso Innovación para el Desarrollo. Gestión de la innovación. Editorial Académica. P. 14.
2. Hidalgo, A., León, G. y Pavón, J. 2002, La gestión de la innovación y la tecnología en las organizaciones. Ediciones Pirámides. P. 112.
3. Medellín, E. y G. Velásquez. 2005. Manual de Transferencia y adquisición de tecnologías sostenibles. CEGESTI; San José, Costa Rica. CEGESTI.
4. Instituto de Gestión de la Innovación y del Conocimiento (INGENIO), 2002, “Análisis de las Actividades de Investigación y Desarrollo y de Cooperación entre las Comunidades Académicas y Empresarial de la Comunidad Valenciana”, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Universidad Politécnica de Valencia, junio.
5. García y Pomares 2009. Universidad para todos. Curso Innovación para el desarrollo Parte 2.Innovación social y desarrollo local. Pág. 9.
6. UNCTAD, 1993, Taller “Universidad y Empresa en un Nuevo Escenario Competitivo”, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
7. Fernández de Lucio y Col. Las relaciones universidad -empresa: entre la transferencia de resultados y el aprendizaje regional. www.revistaespacios.com. Espacios Vol. 21 (2) 2000.
8. Eguez, P. 1995, Integración del Sector Producivo con la Universidad para el desarrollo Científico y Tecnológico del país. Memorias del Seminario Internacional “Investigación-Estado-Sector Productivo”. Edit. Universitaria. Universidad Central de Ecuador. Quito.1993.Tomado de Programa CYTED. Pág.23.
9. Gómez, G y González, M. 2007. Papel de la universidad como interfase en la gestión de la innovación y el conocimiento. Revista Avances.

Cita esta página

Villagómez Yépez Leticia Paola. (2011, agosto 29). Gestión de la innovación tecnológica y su vínculo con la oferta proveniente de las Universidades. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/gestion-innovacion-tecnologica-vinculo-oferta-proveniente-universidades/
Villagómez Yépez Leticia Paola. "Gestión de la innovación tecnológica y su vínculo con la oferta proveniente de las Universidades". gestiopolis. 29 agosto 2011. Web. <https://www.gestiopolis.com/gestion-innovacion-tecnologica-vinculo-oferta-proveniente-universidades/>.
Villagómez Yépez Leticia Paola. "Gestión de la innovación tecnológica y su vínculo con la oferta proveniente de las Universidades". gestiopolis. agosto 29, 2011. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/gestion-innovacion-tecnologica-vinculo-oferta-proveniente-universidades/.
Villagómez Yépez Leticia Paola. Gestión de la innovación tecnológica y su vínculo con la oferta proveniente de las Universidades [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/gestion-innovacion-tecnologica-vinculo-oferta-proveniente-universidades/> [Citado el ].
Copiar

Escrito por:

Imagen del encabezado cortesía de ter-burg en Flickr