Estupidez emocional y relaciones laborales

Existen diferentes manifestaciones de comportamiento dentro de las organizaciones, las cuales a veces se manifiestan a conveniencia de los mismos trabajadores, para permanecer en su empleo, cambian de actitud y conducta rápido, lo que las hace ser desconfiables, porque no se sabe cómo actuarán posteriormente, una persona que se comporta de una manera determinada, se sabe que ofrece, pero una persona que no se sabe cómo actuará es de temerse, independientemente del ambiente laboral negativo que crean, por eso es importante detectarlas y prevenir probables comportamientos con la intención de evitarlos.

Introducción

La administración y otras áreas afines en la actualidad han realizado diferentes estudios sobre el comportamiento humano, con la intención de entender mejor el desarrollo e integración del personal dentro de las organizaciones, uno de estos estudios hace referencia a la estupidez emocional, como una forma de entender dicho comportamiento, ahora resulta entonces que la estupidez en algunos casos se hace necesario cuando la organización carece de ciertos rasgos como liderazgo o una cadena de mando que no está capacitada para recibir personal con mucha iniciativa o deseos de progresar porque rompe el desarrollo de los demás, es algo incongruente, pero si se considera que en muchos de los casos como es de algunas industrias en México  que se carece de una buena capacitación en los puestos de mando, considerando que estos puestos se ocupan no por gente capaz sino por gente que ha llegado a ellos más por lealtad o barberismo que por capacidad, entonces sucede esto, algunos autores como Douglas Mc Gregor lo consideran como una incapacidad de las personas para transmitir órdenes o creer que el dar explicaciones a los demás lo bajan de nivel (Valdez, 2005).

Desarrollo:

Los estúpidos son peligrosos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una persona inteligente puede entender la lógica de un maloso ya que sus acciones siguen un modelo de racionalidad determinado y busca obtener beneficios, no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener beneficios para sí procurando también beneficios a los demás, deberá obtener su beneficio causando pérdidas a su prójimo, esto no es justo, pero es racional, y siendo racional, puede preverse, las relaciones con un maloso son posibles puesto que sus sucias maniobras y sus deplorables aspiraciones pueden preverse y, en la mayoría de los casos, se puede preparar la oportuna defensa (Cipolla, 2014).

La visión no es del todo negativa, actualmente los jóvenes están en un mercado más competido, pertenecen a una generación con mayor formación educativa que las anteriores y manejan otras habilidades que son muy valoradas por las organizaciones, como el dominio tecnológico y su capacidad de adaptación, esto complementada por una estupidez puede incrementar la productividad.

Toda persona   nace con una predisposición conductual, dadas sus características

genéticas, y un carácter que se moldea a través del aprendizaje, no obstante puede también decidir cómo enfrenta esas características de su personalidad ante diferentes eventos.  Cuando las decisiones llevan a resultados totalmente opuestos a lo que se pretende es una señal del fracaso y la manera de comunicarse, cuando se es quien más protesta, más inconforme se vuelve y esto convierte a las personas en  estúpidos emocionales (Livraghi, 2011).

El grado de estupidez no está asociado a ninguna otra característica de raza, sexo, nacionalidad o profesión, cuando la actividad y los movimientos de un estúpido sean absolutamente erráticos e irracionales, no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. La persona inteligente sabe que es inteligente, una persona que actúa mal se está consciente de que está actuando mal en el sentido de su propia candidez, pero a  veces el estúpido no sabe que es estúpido y esto contribuye en gran medida a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su poder, la estupidez se manifiesta en diferentes formas como:

  • Orgullo.
  • Vanidad.
  • Credulidad.
  • Temor.
  • Prejuicio, etc.

A veces el estúpido emocional va por el mundo hallando quien aplauda sus razones, en la práctica es mejor un villano que un estúpido emocional, del primero se puede calcular sus intenciones y el estúpido es impredecible porque no se sabe cómo va a actuar, la estupidez emocional se contagia, por lo tanto hay que  cuidarse de esos enfermos en cualquier entorno, sea político, social o familiar, en algún momento de la vida se puede manifestar este proceso en las personas (Camacho, 2011).

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Ejemplos de estupidez son la codicia humana, el amor a los títulos y ceremonias, las complicaciones del burocratismo, la fe humana en los mitos y la incredulidad ante los hechos, el fanatismo religioso, sus absurdos y manías sexuales, la tragicómica búsqueda de la eterna juventud, el coraje del abandono, la nostalgia por una canción o una película, que recuerda la interacción con ese algo o alguien objeto del deseo, la decepción por la falta de amor, la tortura constante en el alma, el resentimiento, el odio, el miedo, la depresión, el abatimiento, la sed de venganza, la hostilidad, la incapacidad para dejar pasar y olvidar.

Algunos nacen estúpidos, otros alcanzan el estado de estupidez, y hay individuos a quienes la estupidez se les adhiere, la mayoría de quienes son estúpidos lo manifiestan no por influencia de sus antepasados o de sus contemporáneos, sino que es el resultado de un duro esfuerzo personal que los induce a hacer el papel del tonto, por conveniencia o porque realmente han logrado ese grado, aunque algunos sobresalen y como siempre sucede son los últimos en saberlo, y uno por evitar tener problemas o por compasión se resiste a ponerlos sobre aviso (Livraghi, 2011).

Las personas en un ambiente de estupidez funcional producen con mayor entusiasmo de manos a la obra para concentrarse en el trabajo, hay una gran diferencia entre ser realmente lento para captar y actuar como si se tuviera algunas cartas menos en la baraja, el truco está en no hacerse el tonto, sino más bien en aprender cuándo hacer valer la inteligencia superior y cuándo ocultarla.

Es preciso reconocer que en una organización, como pueda ser una empresa existen conflictos como algo inevitable porque hay diferentes puntos de vista, diferentes formas de retos y problemas, que la vida diaria ofrece,  dichos conflictos se pueden deber a factores estructurales o factores asociados a los propios individuos que los generan. Estos son los más difíciles de resolver, porque en la mayoría de las ocasiones, en cualquier enfrentamiento, existe la llamada cultura del ganar-perder dejando de lado otras consideraciones como el bien público, la empresa, el costo del desacuerdo, etc.

Hay conflictos destructivos o bien aquellos que se convierten en fuente de aprendizaje. Y son estos los que realmente resultan productivos, la aparición de un conflicto puede suponer importantes beneficios: conocer otros puntos de vistas, descubrir nuevas soluciones, tomar conciencia de cambios necesarios de acometer y el obligado desarrollo de las propias habilidades para sacar provecho de estos beneficios: negociación, escucha activa, rapport, etc. (Eumed, 2011).

Para gestionar el conflicto de manera adecuada, es necesario una estrategia y actitud con disposición de escuchar y aprender, creer y buscar el ganar-ganar y obtener una neutralidad para separar las personas de los conflictos, etc. La inteligencia emocional salva, la estupidez por el contrario es una manzana podrida capaz de contaminar todo a su alrededor, cuantas personas son incapaces de ajustarse a la realidad y deciden por el contrario vivir dentro de un imaginario cuento de hadas, por supuesto con la consecuencia de estrellarse a diario contra el muro de la desdicha (Cipolla, 2014).

El adicto siempre acarrea consigo el peso de su estupidez emocional, demasiada tristeza, demasiado amor, demasiadas expectativas, todo en su cotidianidad raya en el límite, sus metas son ilusorias  y dependen en gran medida de la condescendía de otros, algunas conductas del estúpido emocional:

  1. Es incapaz de adaptarse a la realidad.
  2. Se deja llevar por las circunstancias.
  3. Niega su propia estupidez.
  4. Vive en un mundo de prejuicios (Barragán, 2014).
  5. Es demasiado crédulo, se ajusta a los cuentos de hadas.
  6. Es desconfiado, vive en constante alerta.
  7. Sus sentimientos son por lo general obsesiones.
  8. Es celoso,  envidioso  y resentido.
  9. Es terco, aun ante planteamientos evidentes (Valdez, 2005).
  10. No tiene un proyecto de vida.
  11. Emprende tareas imposibles.
  12. Exige afecto.

Una estadística de la forma estúpida como las personas se relacionan, es la tasa de divorcios, cuando la percepción de las situaciones, personas o eventos es discordante de los objetivos propios y de las condiciones reales del entorno, hay una tendencia a reaccionar con timidez, agresividad, desconfianza, respuestas emocionales exageradas o inapropiadas; lo que desencadena una reacción de torpeza emocional, generando en otros, rechazo y conflictos (Vallejo, 2007).

La estupidez emocional impide razonar en forma adecuada las señales de comunicación del otro, y al hacerse habito afecta la salud, las relaciones, y la cotidianidad, la felicidad como objetivo absoluto de la vida es una paradoja en sí misma, puesto que los individuos requieren del sufrimiento para una adecuada salud mental, la frustración, la enfermedad y la misma muerte sin ser aspectos que se evalúen de manera positiva, se deben vivir plenamente dentro de una realidad aunque existan eventuales pérdidas (Livraghi, 2011).

El estúpido emocional juzga la estupidez del otro, concentrándose en aquel para evitar observarse a sí mismo, tiende a culpar a la perversidad intencional, a la conspiración, a la malicia astuta, la megalomanía, etc. de las malas decisiones.

La estupidez humana cuando se combina con otros factores los resultados son  devastadores, la estupidez domina al mundo, lo cual es más que claramente comprobado, por la forma en que se gobierna hoy (Camacho, 2011).

Leyes fundamentales de la estupidez humana:

Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación, por muy alta que sea la estimación cuantitativa que se haga de la estupidez humana, siempre habrá sorpresas de forma repetida y recurrente por el hecho de que:

  1. Personas consideradas racionales e inteligentes en el pasado resultan ser inequívocamente estúpidas.
  2. Día tras día, con una monotonía incesante, se ve cómo entorpecen y obstaculizan una actividad individuos obstinadamente estúpidos, que aparecen de improviso e inesperadamente en los lugares y en los momentos menos oportunos (Livraghi, 2011).
  3. La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.
  4. Una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas. En el siguiente cuadro se manifiestan algunas características de la estupidez emocional, definido por Carlos M. Cipolla.
Cuadro 1 Matriz de la estupidez: El análisis de costo y beneficios de Carlo M. Cipolla
B

E

N

E ( + ) ( – )

F

I

C

I

o

 

Desgraciado (D): aquel que se causa un perjuicio a sí mismo, beneficiando a los demás. Inteligente (I): aquel que se beneficia a sí mismo, beneficiando a los demás.
Estúpido (E): aquel que causa pérdidas a otros, perjudicándose a la vez a sí mismo. Bandido (B): aquel que obtiene beneficios para sí mismo, perjudicando a los demás.
Costo ( + ) ( -)

 

Fuente: Cipolla (2014)

Matriz de Cipolla

Matriz de Cipolla

Figura:  matriz de Cipolla.

Fuente: Cipolla (2014)

Análisis del cuadro:

  1. Los estúpidos son peligrosos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido, una persona inteligente puede entender la lógica del malvado, pues sus acciones pueden seguir un modelo de racionalidad en busca de beneficios.
  2. Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. No existe modo racional de prever si, cuando, cómo y por qué, un estúpido llevará a cabo su perverso ataque. Frente a un individuo estúpido, todos quedan completamente desarmados (Barragán, 2014).
  3. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, lugar y circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.
  4. La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.

Si todos los miembros de una sociedad fuesen malos perfectos, la sociedad quedaría en una situación estancada pero no se producirían grandes desastres ya que los beneficios de unos son los perjuicios de otros. La maldad, es una forma de redistribución, aunque ésta, por cierto, no crea riqueza, pero cuando los estúpidos entran en acción las cosas cambian completamente. Las personas estúpidas ocasionan pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas y, por consiguiente, la sociedad entera se empobrece. Giancarlo Livraghi, formuló los siguientes corolarios a partir de estas 5 leyes:

  1. En cada uno de las personas hay un factor de estupidez, el cual siempre es más grande de lo supuesto (Eumed, 2011).
  2. Cuando la estupidez de una persona se combina con la estupidez de otras, el impacto crece de manera geométrica, es decir, por multiplicación, no adición, de los factores individuales de estupidez.
  3. La combinación de la inteligencia en diferentes personas tiene menos impacto que la combinación de la estupidez, porque la gente no estúpida tiende siempre a subestimar el poder de daño que tiene la gente estúpida.
  4. Esto se debe a que la estupidez no razona, no necesita pensar, organizarse o planear para generar un efecto combinado, mientras que la transferencia y combinación de la inteligencia es un proceso mucho más complejo.
  5. El poder tiende a colocar a malosos inteligentes en la punta de la pirámide y ellos, a su vez, tienden a favorecer y proteger la estupidez y mantener fuera de su camino lo más que puedan la genuina inteligencia (Valdez, 2005).

Los seres humanos están sujetos al poder de otros, se ejerce un poder sobre alguien, estas situaciones en las cuales cada uno tiene un rol definido de autoridad sobre un gran (o pequeño) número de personas, debería haber la menor cantidad posible de poder; y que quien tiene poder debería estar sujeto al control de las demás personas: este es el sistema llamado democracia, o lo que en las organizaciones se denomina repartición de tareas, colaboración, motivación, compromiso, responsabilidad distribuida, autoridad, burocracia, centralización, disciplina formal y lealtad (Foucault , 2009).

Son muchas las personas que no desean una verdadera libertad. La responsabilidad es un peso. Es más cómodo ser un seguidor pasivo de las decisiones de otros ya que es más fácil culparlos en caso de fracaso. Por otro lado, algunas personas aman el poder, les da placer y gozo. ¿Será esa actitud estúpida? Como se dedican con más energía a los notables esfuerzos y sacrificios necesarios para tener más poder y están dispuestos a asumir riesgos, estas personas llevan las de ganar (Camacho, 2011).

En el poder hay tantos estúpidos como en el resto de la sociedad, las personas en el poder tienen más poder que las otras personas, los resultados de un comportamiento no deben ser medidos desde el punto de vista de quien hace las cosas (o no hace lo que debiera) sino desde el punto de vista de quien sufre sus efectos. Así pues, el daño (o el beneficio generado) será diferente, según el número de personas afectadas y la intensidad de las consecuencias de una decisión (Cipolla, 2014).

Si en una relación entre dos iguales una persona consigue una ventaja equivalente al daño que inflige al otro, sería un maloso en el límite de la inteligente, mientras el otro es un perfecto bondadoso ya que el sistema  permanece en equilibrio, en una asimetría de poderes, el poder afecta a un gran número de personas, se pierde todo posible equilibrio, incrementándose el factor de estupidez (Vallejo, 2007).

Una persona para tener poder a veces lo logra sin querer, en algunos casos a alguno se le da confianza porque se confía en esa persona, en ese sentido el poder es atribuido a personas capaces, competentes y con un fuerte sentido de la responsabilidad, dicho proceso puede generar un poder inteligente, una situación en la cual las personas elegidas hacen el bien a sí mismos y aún más a los otros, a veces se puede arribar al sacrificio, cuando las personas se hacen daño a sí mismas por el bien de los otros (Livraghi, 2011).

El motivo radica en la existencia de la competencia por el poder, en el caso de aquellos que no buscan el poder por sí mismo, sino que velan por el bien de los otros, tienen menos tiempo, recursos y energías para gastar en la conquista ciega del poder y por eso tienden a perderlo, los sedientos de poder se concentran en la lucha por éste, independientemente de sus efectos sobre la sociedad y peor aún, cuando lo obtienen, son inducidos a pensar que están en el poder por que son mejores, más capaces, más inteligentes, más sabios que el resto de la sociedad (Foucault , 2009).

La estupidez y la inteligencia se miden sobre la base de sus efectos, así pues, se podría concluir que el poder, como sistema, es mucho más estúpido de cuanto puede serlo una persona común, en todas las etapas de la historia cada país en ascensión posee un no común alto porcentaje de personas inteligentes que intentan mantener la fracción de estúpidos bajo control, y que, en el mismo tiempo, producen ganancias para sí mismos y para otros miembros de la comunidad, suficientes para convertir el progreso en certidumbre, así mismo en cualquier comunidad los individuos estúpidos aumenta en forma constante; igualmente en la restante población se nota, especialmente entre individuos en el poder, un alarmante crecimiento de malosos con un alto porcentaje de estupidez  y entre aquellos que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento de la cantidad de desproveídos.

Semejante cambio en la composición de la población de los que no son estúpidos refuerza inevitablemente el poder destructor y lleva el país hacía su propia ruina,  la reversión de esta tendencia a veces es posible, pero requiere una combinación de factores muy poco comunes, como la convergencia de personas inteligentes capaces de asumir poder con un empuje colectivo para introducir un cambio trascendente, en un escenario turbulento y vertiginoso puede ofrecer mucho espacio al poder de la estupidez, aunque no es imposible que provoque procesos inteligentes (Barragán, 2014).

Algunas personas utilizan demasiado su mente para pensar en atajos, rodeos y vueltas innecesarias para afrontar un mismo asunto, cuando no se dan cuenta que la línea recta es el camino más corto a todo y la única forma en que no se puede mostrarse a los demás de forma natural es lo más fácil y lo que las personas de hoy la han convertido en lo más difícil, haciendo de la sinceridad emocional, un verdadero reto a superar por el hombre de hoy (Eumed, 2011).

El poder de la estupidez:

Una criatura estúpida no tiene un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables, no existe modo racional de prever si, cuando, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado, puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, es lógico pensar que tienen todas las de ganar porque:

  1. Generalmente el ataque se presenta por sorpresa.
  2. Cuando se tiene conocimiento del ataque, no es posible organizar una defensa racional porque el ataque, en sí mismo, carece de cualquier tipo de estructura racional (Vallejo, 2007).

El hecho no representa sino una manifestación más de su falta de previsión, lo que resulta verdaderamente sorprendente es que tampoco las personas inteligentes ni los bandidos consiguen muchas veces reconocer el poder devastador y destructor de la estupidez. Es extremadamente difícil explicar por qué sucede esto. Se puede tan sólo formular la hipótesis de que tanto los inteligentes como los malosos cuando son abordados por individuos estúpidos, cometen el error de abandonarse a sentimientos de autocomplacencia y desprecio en lugar de preparar la defensa y segregar inmediatamente cantidades ingentes de adrenalina ante tamaña situación de peligro.

Uno de los errores más comunes es llegar a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí misma, pero esto no es más que confundir la estupidez por la candidez de los desgraciados, a veces hasta se puede caer en la tentación de asociarse con un individuo estúpido con el objeto de utilizarlo en provecho propio. Tal maniobra no puede tener más que efectos desastrosos porque:

  1. Está basada en la total incomprensión de la naturaleza esencial de la estupidez.
  2. Da a la persona estúpida la oportunidad de desarrollar sus capacidades aún más allá de lo originalmente supuesto. Uno puede hacerse la ilusión de que está manipulando a una persona estúpida y, hasta cierto punto, puede que incluso lo consiga, pero debido al comportamiento errático del estúpido, no se pueden prever todas sus acciones y reacciones y muy pronto uno se verá arruinado y destruido sin remedio (Livraghi, 2011).

En lugar del bienestar individual, se toma en consideración el bienestar de la sociedad, definido, en este contexto, como la suma algebraica de las condiciones del bienestar individual.

El estúpido es más peligroso que el maloso, si todos los miembros de una sociedad fueran malosos perfectos, la sociedad quedaría en una situación estancada pero no se producirían grandes desastres y todo quedaría reducido a transferencias masivas de riqueza y bienestar, pero cuando los estúpidos entran en acción las cosas cambian completamente (Eumed, 2011).

¿Por qué entonces unas sociedades prosperan y otras entran en decadencia? Depende exclusivamente de la capacidad de los individuos inteligentes para mantener a raya a los estúpidos, entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los desgraciados incautos. Tal cambio en la composición de la población de los no estúpidos es el que refuerza inevitablemente el poder destructivo y conduce al país a la ruina (Foucault, 2009).

Conclusión:

La única forma en que un estúpido emocional puede mejorar es desprendiéndose de sus pensamientos más arraigados, observando la conducta de otros ante determinadas situaciones, por supuesto no de otros tan afectados como él, es curiosos como lo drogados que viven en una sociedad bajo el principio de carencia viven continuamente insatisfechos, comparando lo que se tiene con lo les gustaría  tener, la felicidad está basada en el tener y los demás deben ver lo que se ha  conseguido, cuando viene una desgracia, cuando realmente se abren los ojos a las dependencias y necesidades creadas.

Por qué se dedica tanto tiempo a pensar lo que los demás piensan sobre las personas o sobre uno, uno los valores que hay que tener para afrontar la vida, el trabajo o cualquier reto, es la libertad, es frecuente encontrar personas que reconocen que tienen una baja autoestima, porque no creen en ellos mismos, pero  la pregunta es: ¿no será que tienen mucha ‘depende-estima’?, ¿no será que gran parte de esa autolimitación es generada por lo que los demás le han hecho creer sobre sí mismos?

Bibliografía:

Cita esta página

Piedra Mayorga Víctor Manuel. (2016, abril 14). Estupidez emocional y relaciones laborales. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/estupidez-emocional-relaciones-laborales/
Piedra Mayorga Víctor Manuel. "Estupidez emocional y relaciones laborales". gestiopolis. 14 abril 2016. Web. <https://www.gestiopolis.com/estupidez-emocional-relaciones-laborales/>.
Piedra Mayorga Víctor Manuel. "Estupidez emocional y relaciones laborales". gestiopolis. abril 14, 2016. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/estupidez-emocional-relaciones-laborales/.
Piedra Mayorga Víctor Manuel. Estupidez emocional y relaciones laborales [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/estupidez-emocional-relaciones-laborales/> [Citado el ].
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