Inteligencia emocional y habilidades gerenciales

A veces es bueno realizar una corta revisión hacia atrás para quizás poder comprender mejor algo que está sucediendo ahora.

En el caso de la moda que existe actualmente en relación con el tema de Inteligencia Emocional y que parece ser un tema altamente prioritario dentro del mundo empresarial, queremos señalar que hace unos cincuenta años atrás en el monumental trabajo de James March y Herbert Simon (“Organizations”; Wiley and Sons – 1958) quedaron plasmados los “límites de la racionalidad”.

Allí ambos autores dejaron bien en claro que las empresas, organizaciones y las personas (incluso aquellos que están en la cúspide) operan bajo lo que ellos denominaron como “racionalidad limitada”.

En pocas palabras esto significa que las empresas no maximizan sino que simplemente alcanzan algunos niveles de “satisfacción” en lo que buscan.

También mucho antes del famoso trabajo de Daniel Goleman (“Inteligencia Emocional; Bantam Books – 1995) el notable experto Chris Argyris sugería que el “aprendizaje llevado a la acción” (que es el que caracteriza a los empresarios) tiene mucho que ver con los afectos y sentimientos.

Durante los últimos 5 años nos han llegado cada vez más requerimientos y preguntas sobre “Inteligencia Emocional”, como se relaciona con el Desarrollo Organizacional, qué hacer con ellas en la empresa, sus ventajas y desventajas, los riesgos que se han de asumir, y particularmente como implementarla de la manera más provechosa para la organización.

Ahora bien ¿que es la “Inteligencia Emocional” (I. E.) según Daniel Goleman? ¿Existe realmente un límite en cuanto a la aplicación de la “Inteligencia Cognitiva”? De acuerdo con la perspectiva de Daniel Goleman “Una visión de la naturaleza humana que pasa por alto el poder de las emociones es lamentablemente miope.

El mismo nombre de Homo Sapiens, la especie pensante, resulta engañoso a la luz de la nueva valoración y visión que ofrece la ciencia con respecto al lugar que ocupan las emociones en nuestra vida.

Como todos sabemos por experiencia, cuando se trata de dar forma a nuestras decisiones y a nuestras acciones, los sentimientos cuentan tanto como el pensamiento, y a menudo más.

Hemos llegado muy lejos en lo que se refiere a destacar el valor y el significado de lo puramente racional – lo que mide el cociente intelectual – en la vida humana.

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Para bien o para mal, la inteligencia puede no tener la menor importancia cuando dominan las emociones.”

Los empresarios con quienes nos hemos vinculado nos manifiestan que “parece muy difícil poner en práctica” lo que Goleman sugiere.

Es por ello que nosotros sugerimos definir de un modo distinto a la I. E. Decimos entonces que la “Inteligencia Emocional es la capacidad de sentir – percibir, entender, controlar y modificar tanto las emociones propias como las ajenas”.

Y aquí es donde ya se comienzan a vislumbrar las enormes ventajas de llevar a la práctica los conceptos e ideas de la Inteligencia Emocional.

Si podemos llegar a aprender respecto del sentir de nuestros Clientes y proveedores, y también de aquellos que procesan nuestros productos y servicios (es decir nuestro personal), y también podemos llegar a entender, controlar y modificar las emociones de ellos como así también las nuestras, como empresarios, podríamos decir que nuestra empresa deja entonces de correr los riesgos de todo negocio y podríamos comenzar a operar como lo hacen la inmensa mayoría de los Bancos:

Con una tasa de riesgo que es prácticamente cero.

Charles Darwin (“On the origin of species” – 1859) muy tempranamente ha señalado que las emociones se han desarrollado inicialmente, con el propósito de preparar a los animales para la acción, y esto es particularmente cierto en situaciones críticas y de emergencia.

¿Cuántas veces como empresarios hemos tenido señales de peligro a las que no le hemos prestado atención como en el caso de las gacelas donde siempre existe una de ellas que prefiere comer una porción extra de pasto para terminar siendo la gacela que es devorada por un león?

¿Cuántas veces en nuestra calidad de empresarios nuestros impulsos han manejado nuestras acciones para luego encontrarnos en situaciones perjudiciales para nuestro cuerpo o donde nos posicionamos vulnerables ante otros?

De allí que Sócrates manifestara que “Las pasiones y los caprichos de los deseos nos conducen a una vida sin sentido.

Lejos de ser libres y poderosos como empresarios, somos entonces esclavos y dependientes. Inteligente, en consecuencia, es el hombre libre, el que se gobierna y solo él, por lo tanto, puede gobernar a los demás.

La verdadera libertad es consecuencia de educar a las personas y hacerlas inteligentes en su propio autogobierno”.

Posiblemente haya sido V. J. Wukmir quien ha elaborado la formulación más acertada respecto de la función de las emociones hace unos 30 años atrás, aunque, por desgracia, ha sido, y sigue siendo, ignorada por la psicología tradicional.

¿Cuántos mensajes engañosos tratan de alterar nuestras emociones?

Actualmente estamos literalmente rodeados de mensajes cuyo único fin es alterar el buen funcionamiento de nuestras empresas y de nosotros como empresarios.

Los medios orales, escritos y en imágenes nos bombardean minuto a minuto y nos resulta muy difícil conseguir que nuestra empresa sobreviva ante tamaño asedio que es practicado sistemáticamente sobre nuestro sistema emocional.

Por lo general, aquellos que no son empresarios como Usted, y que tienen mucho tiempo libre para emitir señales, pueden vivir sin trabajar tanto como Usted, alterando negativamente su vida, tomando recursos de su empresa y por supuesto perjudicando su salud.

Como decía Wukmir, “las emociones son siempre reales, pero pueden no ser verídicas” y que “lo importante (para sobrevivir como empresario) es que las emociones sean verídicas”.

El mecanismo de las emociones puede comprender fácilmente si imaginamos que somos un barco que se gobierna mediante un piloto automático, guiado por una brújula que señala en cada momento el camino que vamos a seguir.

El barco siempre obedece a la brújula (emociones), es decir, va hacia donde señala la brújula, que está especialmente diseñada para conducirnos en la difícil tarea de sobrevivir.

¿Cuáles son entonces los principales componentes del sistema emocional? Las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución y que nos permiten afrontar situaciones verdaderamente difíciles; un sistema con tres componentes:

  • el perceptivo, destinado a la detección de los estímulos elicitadores (promotores de cambios fisiológicos); que incluye elementos hereditarios, como en nuestra predisposición a valorar el vacío, los lugares cerrados, los insectos o las serpientes…, como posibles situaciones peligrosas, y a veces fruto de las experiencias, como puede ser el surgimiento de una fobia o la ansiedad a los exámenes, o el placer por una buena nota.
  • el emocional, encargado de impulsar, mantener y dirigir la conducta, gracias a su relación con el sistema hormonal: por ejemplo, el miedo nos impulsa a la evitación.
  • el conductual, que hemos de analizar en su triple manifestación, reacción fisiológica perceptible, pensamientos y conductas manifiesta.

Es el elemento más influido por las experiencias de aprendizaje previo y el medio cultural.

Por ejemplo: la expresión de la pena en distintas culturas o el desarrollo de estrategias de evitación de las situaciones de prueba en el ámbito escolar o las fobias escolares.

Aspectos prácticos para los Empresarios

Goleman hace referencia a las siguientes 5 habilidades prácticas de la Inteligencia Emocional:

1. La Auto-conciencia

2. La Auto-regulación o control emocional

3. La Motivación

4. La Empatía

5. Las Habilidades Sociales.

Pongamos foco inicialmente en sólo una de ellas, la auto-conciencia. Usted es un empresario que dedica tiempo a “informarse” y durante los últimos 3 años ha recibido datos de distintas fuentes que le dicen (cognitivamente) que la economía ha mejorado año tras año más del 7%. Incluso algunos años ha crecido prácticamente el 10 %. ! Como empresario esta parece ser una muy buena noticia.

Por otro lado usted siente (emocionalmente) que ya no le va tan bien en su empresa como le iba muchos años atrás. Antes trabajaba menos horas, facturaba más, sus utilidades eran mayores, y además vivía con menos estrés. Incluso ahora tiene sobre sus espaldas como empresario, los estrés de los demás.

En algunos casos el estrés de su familia. Pero además del estrés de su familia le llega el estrés de “sus Clientes” (las ventas ya no son tan fáciles), y de su personal (muchas veces ha tenido que hacer cambios en los productos y servicios y el personal no siempre lo ha podido acompañar).

Su opción en el caso de contratar reemplazos con las nuevas competencias necesarias le ha hecho prescindir del personal “anterior”.

Pero usted sabe muy bien que incluso aquellos que no están en la planilla de pagos pueden seguir siendo consumidores de los recursos de su empresa.

Y no hay empresa que pueda tener un cuerpo de titulares y suplentes.

Los empresarios no se pueden dar esos gustos pues es un privilegio que no comparten con ellos las empresas que operan como monopolio o como oligopolio.

Entonces usted tiene en su cabeza (en realidad es en su mente pero preferimos hablar metafóricamente de la cabeza) un archivo de tipo cognitivo que le dice que “las cosas están mejorando” pero por otro lado su cuerpo está siendo cada vez más vulnerable: usted siente, percibe, recibe señales que “sus cosas NO están mejorando”.

Hasta este momento usted estaba preparado para lidiar con situaciones de cambio “incremental” donde incluso usted tenía un rol pro-activo que le daba ventajas competitivas y en base a ello es que ha logrado su éxito histórico como empresario.

Pero ahora el cambio ya no es incremental sino que es de tipo transformacional. Ya no existen “reglas” fijas.

Y cuando estas existen son modificadas sin que se lo consulte como empresario.

Usted puede tener dinero en una entidad bancaria el viernes y espera poder retirarlo el día lunes siguiente, pero eso está en su cabeza solamente. Y usted – luego de un par de experiencias donde aprende que las reglas de juego no existen claramente y que cuando sí existen pueden ser modificadas en contra suyo – siente en su cuerpo “de una manera que no condice con lo que usted tiene en su cabeza“(otra vez metafóricamente).

Y nosotros humildemente solamente podemos llegar a asegurarle a usted como empresario – y lo hacemos con el enorme respeto que le tenemos por ser usted quien realmente crea trabajo genuino – que es muy difícil para un empresario resultar exitoso en su negocio cuando existe una brecha entre lo mental y lo corporal / afectivo.

Y eso que hemos explorado solamente la primera de las habilidades prácticas a que hace referencia Daniel Goleman.

Podemos seguir, pero nosotros también somos empresarios dentro del área de conocimiento y no quisiéramos aburrirle sin estar seguros de que estamos haciendo una contribución genuina.

Con la auto-conciencia (que es solamente una habilidad práctica) hemos de estar en condiciones de saber quiénes son los Clientes que contribuyen a nuestra empresa y también podremos reconocer quienes de todos los que conforman nuestro personal realmente hacen aportes genuinos … y también hemos de poder reconocer quienes “no son nuestros amigos”, más puntualmente, quienes son nuestros enemigos.

Usted puede contactarnos, si es que percibe que las habilidades prácticas de la Inteligencia Emocional le pueden ser de ayuda, a: [email protected] haciendo mención que es un lector de la página: www.ciar

Sus sugerencias y comentarios como así también recomendaciones son muy bienvenidas.

Cita esta página

Gaynor Butterfield Eric. (2006, abril 18). Inteligencia emocional y habilidades gerenciales. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/inteligencia-emocional-habilidades-gerenciales/
Gaynor Butterfield Eric. "Inteligencia emocional y habilidades gerenciales". gestiopolis. 18 abril 2006. Web. <https://www.gestiopolis.com/inteligencia-emocional-habilidades-gerenciales/>.
Gaynor Butterfield Eric. "Inteligencia emocional y habilidades gerenciales". gestiopolis. abril 18, 2006. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/inteligencia-emocional-habilidades-gerenciales/.
Gaynor Butterfield Eric. Inteligencia emocional y habilidades gerenciales [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/inteligencia-emocional-habilidades-gerenciales/> [Citado el ].
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Imagen del encabezado cortesía de zitona en Flickr