Ya he comentado alguna vez que, a veces, parece que las circunstancias conspiran para que escriba un artículo; y este es otro ejemplo. Llevo un tiempo hablando con clientas y lectoras sobre las etapas emocionales que todas pasamos y que unas manejan mejor que otras. Es algo que no se menciona mucho pero es de suma importancia (y lo sé por experiencia) y, justo esta semana, en el boletín de una de mis mentoras, Diana Fontanez, ella comenta: “El problema no es sentir. Es el no estar preparado para esas etapas emocionales que todos tenemos que pasar.” Esta frase ha acabado de inspirarme para escribir este artículo.
Cuando estás pasando un momento de angustia y estrés profesional, ya sea porque estás en una encrucijada y no sabes qué camino tomar, porque acabas de hacer un cambio importante de carrera, o porque te has animado a establecerte por tu cuenta, vas a tener muchos altibajos emocionales. Es un hecho, te espera una montaña rusa emocional y es probable que hagas lo que la mayoría de la gente hace: averiguar cómo puedes eliminar tus miedos e inseguridades y frustrarte y enfadarte contigo misma cuando tu motivación disminuye, si pospones las cosas y no te pones en marcha, o si tienes un día “malo” en el que te planteas si de verdad hiciste bien. ¿Te suena?
Conozco bien esas etapas porque he debido de pasarlas todas. Cuando me planteaba si seguir en la ciencia o dedicarme al coaching, cuando dejé la ciencia, cuando empecé el negocio, durante distintas fases del negocio (cuando no hay movimiento, cuando no es estable, etc.) Como ves un montón de circunstancias en las que los miedos, la inseguridad y las dudas atacan.
Entonces es cuando te entra la impaciencia y piensas que no vales para eso porque si no no tendrías miedo, o que deberías estar motivada, o que a ver si es que todo el mundo tenía razón y has metido la pata, y te preguntas, como me preguntan muchas clientas y lectoras: ¿Qué puedo hacer para no sentirme así? Para estar siempre contenta, motivada y con energía.
Nada, porque eso es imposible.
Como dice Diana, sentirse así no es el problema (es normal, eres un ser humano no un muñeco), el problema es no estar preparada para esas etapas y no aceptarlas. Asume y acepta que habrá momentos de emociones intensas, es normal, estás haciendo cambios y saliendo de tu zona de comodidad. Como he mencionado alguna vez puede que incluso necesites una especie de periodo de duelo si cambias de carrera radicalmente (como me pasó a mí con la ciencia). Durante esos momentos lo importante es:
– Aceptar que son situaciones y emociones temporales y normales.
– Cuidarte y mimarte todo lo posible.
– Ser paciente contigo misma y reforzar tu convicción de que, como decía Scarlett O’Hara en “Lo que el viento se llevó”, “Mañana será otro día”.
Al menos es lo que a mi me ha funcionado. No tiene sentido que luches contra tus sentimientos y, aunque parece obvio, no lo es. Hasta que alguien no te dice que es normal pasar por eso, tú crees que no eres todo lo valiente que deberías, o que hay algo que no estás haciendo bien. Pero nada de eso.
Por supuesto, me refiero exclusivamente a esos periodos de altibajos que vas a pasar sí o sí, períodos de dudas ante estos grandes cambios o días “malos” en los que no haces nada y te sientes fatal. Si estas etapas se alargan demasiado y te sientes hundida y sin motivación alguna, podría ser algo más serio y, en ese caso, necesitas la ayuda profesional de un terapeuta. En caso contrario, no te sientas culpable y acepta que es un día malo, que no vas a hacer mucho y que te apetece más ir al cine o lo que sea y al día siguiente, a ponerte las pilas de nuevo. Y siempre ten en mente esa razón poderosa que ha impulsado el cambio, tu porqué, que no se te olvide.
¿Qué te parece?