Para apropiarse del significado e importancia de las ciudades sostenibles, es necesario conocer la definición de “desarrollo sostenible”, entendido como el proceso mediante el cual se satisfacen las necesidades económicas, sociales, de diversidad cultural y medio ambiente de la actual generación, sin poner en riesgo la satisfacción de las generaciones futuras, definición soportada en el Informe de Brundtland de 1987.
En la actualidad, gobiernos y sociedad civil centran sus expectativas en la mitigación y reducción de las emisiones un tanto apartados del desarrollo urbano sostenible, es decir, dejando la planeación a merced de empresas constructoras o que poca sapiencia o interés tienen en el tema. De allí que urge la inversión en una reingeniería verde, en lo referente a esfuerzos conjuntos y recursos económicos para incrementar la implementación y apropiación de energías limpias.
Según la definición, para pensar en una ciudad sostenible ésta debe satisfacer las necesidades de sus habitantes en el presente y a futuro en lo referente a economía, desarrollo social y recursos naturales, con emisiones cero de carbono y residuos, o con su equivalente mitigación. Por lo anterior, una ciudad sostenible se caracterizaría por promover:
La justicia social: donde el sistema judicial, la despensa alimenticia, la vivienda digna, la calidad de la educación, los servicios de salud, los servicios públicos y las oportunidades laborales se proporcionen equitativamente, y bajo un esquema de gobierno participativo.
La ecología: que minimice su impacto ecológico: repensando, reduciendo, reutilizando y reciclando; y que promueva la cultura ambiental haciendo eficiente la preservación de los recursos naturales, equilibrando la producción industrial y agrícola.
La salud física y mental: Donde se estimule la actividad física en espacios abiertos y zonas de esparcimiento, asimismo el desarrollo cultural de sus individuos fomentando actividades artísticas que involucren el desarrollo social.
La conectividad: donde se comparta la vida en comunidad, los conocimientos y la innovación con objetivos comunes específicos que involucren la movilidad de sus habitantes y el intercambio de información eficiente, con el fin de tomar decisiones asertivamente. Que proteja la naturaleza de su entorno, integrando a las comunidades en vecindarios optimizando su proximidad, actividades y espacios al aire libre.
La creatividad y la belleza: donde todo el recurso humano tenga una amplia oferta de actividades laborales desde casa, basadas en la experimentación, la innovación y la creatividad, integrando arquitectura, paisaje y naturaleza como medios de inspiración y recreación.
Avanzar en una cultura de carbono y residuos cero implica la utilización de energías renovables o energías limpias; el uso de estrategias para conservación, acopio, filtración y reutilización del agua; sistemas de transporte eco y; sobretodo, la promoción de la cultura y la educación ambiental para una real concienciación y reestructuración en todas las entidades y estamentos que conforman la sociedad, tal y como la percibimos hoy día.