Análisis de la producción artesanal en Santiago del Estero Argentina

Incidencia en la economía familiar, comercialización, problemas del oficio y disposición al asociativismo

Este artículo presenta algunos problemas inherentes a la producción artesanal tradicional en Santiago del Estero, surgidos de investigaciones recientes: un diagnóstico de la actividad [1], y una exploración de las condiciones que influyen sobre la formación de grupos y asociaciones en los sectores populares rurales de la provincia. [2]

Buena parte de lo que hoy denominamos “las artesanías tradicionales” continúa satisfaciendo las necesidades funcionales de la producción, el abrigo o la vida cotidiana, pero sólo para la población rural, o peri-urbana, que es la que conserva la impronta de la vida, los usos y costumbres tradicionales. Industria de y para pobres rurales, pero también atractivo símbolo de la cultura nativa de los santiagueños que emigraron, y aún para algunas familias urbanas que estiman su significación cultural, presenta los síntomas de deterioro que hoy caracterizan a los sectores sociales en que nació: marginalidad, riesgo de extinción por los cambios de costumbres y la competencia de la industria actual. Consignamos algunas evidencias surgidas del trabajo de campo referidas al oficio, las familias, el asociativismo, la comercialización y otros problemas advertidos por los artesanos, los expertos consultados y por nuestra propia mirada.

La producción artesanal es concebida genéricamente como una industria manufacturera que se basa en el aprovechamiento de productos existentes en la zona de residencia del artesano; originalmente nace como una forma de satisfacer necesidades de uso comunes en la zona. En etapas posteriores, aparecen otros sentidos de aprovechamiento, otros usos y funciones, explícitos o implícitos, que rebasan las aplicaciones iniciales. A su vez, los contactos culturales y la expansión de la economía genera circuitos comerciales que, en muchos casos del pasado y aún en el presente, llevan productos artesanales a regiones muy distantes.

En la actualidad, en varios de los rubros que hemos analizado, los productos elaborados se complementan con productos industriales que deben ser adquiridos por el artesano. La difusión de la economía de vastos mercados ha convertido en residuales y a veces virtualmente inexistente la autoproducción. Los trenzadores compran argollas y hebillas; los plateros adquieren plata y alpaca en comercios, o deben reciclarlos de otros objetos. Aún en el caso de las teleras, es muy frecuente que no posean una majada de ovejas, y adquieran la lana a otros productores de la zona, o en comercios a los que éstos la venden; un caso particular de esta actividad es la utilización de la lana de alpaca, traída por los comerciantes que los abastecen desde otras provincias de la región, principalmente Catamarca.

Las formas de producción artesanal son primitivas, realizadas en condiciones precarias. Se trabaja casi siempre al aire libre o bajo cobertizos elementales, lo que contribuye a aumentar los problemas de salud derivados del propio oficio. Las herramientas no son fácilmente renovables, y se recurre a improvisarlas y adaptarlas.

Los ingresos monetarios en el presupuesto familiar

La reserva o la desconfianza que advertimos entre los artesanos hacia los encuestadores afecta uno de los temas delicados que abordamos, por corresponder al dominio de la vida privada, como es el de los ingresos.

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Sabemos que en algunos casos la respuesta dada por los encuestados incluye ocultamiento de ingresos ocasionales. Aceptada esta restricción general, no tenemos razones para suponer que se tratara de modo diferente a los ingresos provenientes de la venta de artesanía que a las otras fuentes de ingreso, lo que hubiese provocado un sesgo según origen de los ingresos. Nuestro objetivo principal al efectuar la reconstrucción de los ingresos consistía básicamente en calcular la proporción del ingreso monetario familiar aportada por la producción artesanal.

Una dificultad adicional es la de reconstruir el presupuesto familiar de todo el último año, que fue lo que nos proponíamos. Esto significó un considerable esfuerzo para el encuestador, que debía ayudar a recordar, con la finalidad principal de llegar a saber qué proporción de los ingresos monetarios proviene de la artesanía. Nos centramos en el ingreso monetario, dado que la economía familiar rural tiene un alto componente de ingresos que no lo son, provenientes de la producción agrícola y pecuaria, de la caza y la recolección, y de numerosos arreglos con vecinos y clientes basados en trueques, favores que se hacen y se reciben como devolución, actividades todas que asumen la forma de intercambios de bienes y servicios, que resulta muy difícil de describir salvo que se realice un estudio de casos específico, lo que excedía nuestro propósito en esta investigación.

De todas maneras, sabemos que hay un subregistro del ingreso proveniente de la producción artesanal, dado que en muchos casos ella es canjeada por mercadería a los compradores, y esto afecta particularmente las zonas donde este mecanismo está más generalizado.

Una aclaración necesaria para la comprensión de este apartado es que aquí hablaremos de los hogares de los artesanos, integrados por todo su grupo familiar, en los que hallamos un variado espectro de ocupaciones, ejercidas por la mayoría de sus miembros, aún niños y jóvenes, ya que se empieza a trabajar muy temprano y el retiro es muy tardío. Tampoco es infrecuente que el varón y la mujer adulto, cabezas del hogar, tengan cada uno más de una ocupación. Al hablar de los ingresos de todo el grupo, entonces, estamos refiriéndonos a una población aproximada de 2.772 personas, resultado de multiplicar los 478 hogares por 5,8 miembros que estas familias tienen, en promedio.

Como lo muestran el siguiente cuadro, en promedio y para el conjunto de la muestra, los ingresos monetarios provenientes de la artesanía aportan el 39,4 % de los ingresos monetarios totales de los hogares encuestados. Una proporción levemente mayor, 42,6 %, proviene de los otros trabajos, ya sean del propio artesano en el caso de que tenga más de una ocupación, o de los restantes miembros del grupo familiar en edades activas. El resto del presupuesto, 18 %, esta conformado con aportes estatales en conceptos de jubilaciones y pensiones a personas mayores o afectadas por invalidez, y por pensiones graciables a madres de siete hijos, el más numeroso en proporción.

Cuadro Nº 1
Ingreso monetario anual por origen, según rubro principal (%)

Origen del ingreso Tejeduría Cestería Cuero Madera Alimentos Otros Total
Venta de artesanías 24,6 26,6 62,7 27,1 37,6 40,1 39,4
Otros trabajos 53,6 52,4 30,5 36,7 43,7 47,8 42,6
Jubilaciones y pensiones 21,8 21,0 6,8 36,2 18,7 12,1 18,0
Total(miles de $) 100,0424,2 100,0158,4 100,0507,5 100,0229,5 100,0188,2 100,0248,1 100,01,793,3

Fuente: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI-Provincia de Santiago del Estero, 2000. Encuesta. Pregunta 5.

Como puede apreciarse, existe considerable heterogeneidad dentro de los principales rubros que analizamos al considerar el origen de los ingresos. El rubro de las manufacturas en cuero es el que más ingresos monetarios genera (62,7 %), y el de la tejeduría el que lo hace en menor proporción (24,6 %). Creemos que en este último caso esta baja proporción está expresando simultáneamente un problema de mercado y la forma característica de comercialización para la mayoría de las teleras, que consiste en el canje de su producción por mercadería.

La labor de cesteros y carpinteros genera también ingresos monetarios relativamente bajos, apenas superiores a los de las teleras: 26,6 % y 27,1 % respectivamente. Por su parte, quienes producen alimentos obtienen de esa actividad el 37,6 % de su presupuesto; en esta proporción relativamente alta del ingreso creemos que influye el hecho de que los alimentos en general son comercializados al contado. El rubro de “otros”, en el que el ingreso por producción artesanal alcanza al 40,1 %, incluye actividades de tipo artístico, como la alfarería y la cerámica, el tallado, y también la construcción de instrumentos musicales, que por ser una actividad muy calificada y con mercados bien acotados, suele generar valores de venta significativos.

Una conclusión más general es que la gran mayoría de los artesanos no sostiene a su grupo familiar sólo con esa actividad, y que debe complementarla con otros trabajos de él o de otros miembros de su grupo familiar.

Al considerar los valores de ingreso en números absolutos, en el cuadro siguiente, se obtiene una visión complementaria de la que acabamos de dar. Esas cifras afirman aún con mayor énfasis que los artesanos del cuero tienen el ingreso total más elevado, que llega a ser seis veces mayor que el más bajo, el de las teleras. El caso de los productos de cuero lo explicamos por varias razones: el carácter utilitario de los mismos, utilizados en las labores pecuarias en todo el país, lo que determina la existencia de un mercado extenso dentro del cual es apreciada la manufactura santiagueña, y en tercer lugar la existencia de un mecanismo de intermediación consolidado a través de la compra-venta que efectúan los “pilcheros” de la región sur: Ojo de Agua y Quebrachos. A pesar de que el intermediario obtiene su ganancia –como es lógico- en estas operaciones, por lo común paga al contado, cosa que no hacía en décadas pasadas el pilchero que ingresaba a la región de la tejeduría.

Observamos también en el cuadro que en general los ingresos aportados por los otros trabajos son semejantes a los generados en las artesanías, con la visible excepción de los artesanos del rubro “otros”, que incluye a los luthiers: en este caso, creemos que está relacionado con su localización urbana, sus niveles más altos de instrucción y su nivel económico social más elevado, lo que los favorece al momento de buscar otros ingresos en la estructura ocupacional.

La evolución de los ingresos monetarios tiene sensibles variaciones a lo largo del año. Aquí deben considerarse conjuntamente la evolución de aquellos ingresos que provienen de la artesanía y los de otras fuentes, pues ambas se complementan como estrategias ocupacionales para dar satisfacción a las necesidades del grupo familiar. En lo que sigue de este apartado nos centraremos en los ingresos generados por la producción doméstica o por ocupaciones extradomésticas, por lo que no consideraremos los ingresos provenientes de jubilaciones y pensiones.

Si bien las teleras trabajan todo el año, hallan mejores condiciones para el trabajo durante el tiempo seco del invierno, a la vez que se favorece el contacto de las personas de la ciudad que suelen ser clientes de aquellas que más venden. En los cesteros se observa el más bajo ingreso promedio de toda la muestra, de $ 6 en el mes de mayo, seguido por un período de mayores ingresos entre junio y agosto, determinado por la temporada turística en Las Termas de Río Hondo. Comparativamente los ingresos de teleras y artesanos del cuero son más estables que los de los cesteros a lo largo del año.

Los hogares de artesanos del cuero venden su producción principalmente en invierno, pero en verano compensan la baja con ingresos que provienen de otras actividades no artesanales: tienen un pico en los meses de diciembre y enero, debido a la demanda estacional de jornaleros agropecuarios para labores de desflorada de maíz en otras regiones del país. Los mismos artesanos participan en este ciclo que les proporciona ingresos relativamente elevados. Los productores de alimentos tradicionales presentan un pico inverso, localizado en el período estival, probablemente influido por la mayor demanda asociada a las fiestas de fin de año, y a la vez por la afluencia de santiagueños radicados en otras provincias durante los meses de verano. En el caso de los artesanos ocupados en los otros rubros no existe una diferencia sensible con relación a lo ya dicho; se observa también un pico en el período invernal, asociado al turismo y a la realización de ferias locales urbanas.

Las constantes apuntadas se manifiestan también al considerar las cifras de los totales generales: los ingresos declinan gradualmente después del verano, siendo Mayo el mes de menores ingresos; luego de un repunte Junio y Julio se observa una nueva declinación, que tiene su sima en Septiembre. Si se comparan ahora los ingresos provenientes de la artesanía con los de los otros trabajos, podrá apreciarse que estos últimos presentan una depresión invernal que los primeros complementan.

Es inevitable relacionar estas variaciones, como ya se lo sugirió antes, con la estacionalidad propia del trabajo agrario: el invierno es época de receso, tanto desde el punto de vista biológico como laboral, y esto aumenta la capacidad de trabajo de brazos que no están reclamados por la siembra y la cosecha. Por lo tanto, es el tiempo apropiado para las labores de recomposición de los enseres domésticos, estrechamente relacionados con las condiciones productivas del hogar rural: se hacha para reparar los cercos, se acondiciona la vivienda preparándola para el verano lluvioso, se arreglan o construyen instrumentos de trabajo, y, típicamente, se hila y se teje. Tras este ciclo que describen los ingresos monetarios en la actualidad reposa seguramente una tradición generacional aplicada durante largo tiempo antes de que se instalase la economía de mercado, que ésta no ha logrado modificar sustancialmente.

Cuadro Nº 2
Ingresos mensuales familiares promedio provenientes de la artesanía y de otros trabajos (1999-2000) (en $ – N: 478)

Origen ingresos ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SET OCT NOV DIC
Artesanía 137 143 141 137 124 165 163 144 123 122 124 132
Otros trabajos 307 243 230 196 181 183 184 184 177 183 206 270
Total 444 486 371 333 305 348 347 328 300 305 330 402

Fuente: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI – Provincia de Santiago del Estero, 2000. Encuesta. Pregunta 5.

No se nos debe ocultar que estas cifras de ingreso promedio esconden realidades de economías familiares muy distintas, pues las cifras están elevadas por los artesanos que tienen ingresos más altos y en algunos casos regulares.

Es el caso de muchas familias en las que los ingresos por la venta de artesanía son escasos o nulos, que se consideran del oficio pero que, como muchos lo dicen, “no se vende nada”. Un reflejo de esta diversidad interna fue captado aproximadamente por una descripción subjetiva que pedimos de los propios ingresos, a través de la pregunta 6: “Usted diría que, de todo su ingreso en dinero, la artesanía le proporciona: a) todo su ingreso en dinero; b) tres cuartas partes; c) la mitad; d) la cuarta parte; y e) menos de la cuarta parte.”

Cuadro Nº 3
Artesanos clasificados según contribución de la producción artesanal a su presupuesto, por rubros principales

Proporción estimada Tejeduría Cestería Cuero Madera Alimentos Otros Total
Todo 14,0 22,9 41,3 22,8 33,3 44,2 26,1
Tres cuartas partes 4,8 2,1 6,5 14,1 16,6 9,3 7,8
La mitad 14,0 10,4 22,8 3,5 18,3 18,6 15,0
La cuarta parte 23,7 39,6 16,3 29,8 18,3 9,3 22,6
Menos de la cuarta parte 43,5 25,0 13,1 29,8 13,3 18,6 28,4
No sabe o no responde
Total 100,0186 100,048 100,092 100,049 100,060 100,043 100,0478

Fuente: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI – Provincia de Santiago del Estero, 2000. Encuesta. Pregunta 5.

En los datos agregados para todos los rubros, las respuestas a esta pregunta revelan dos claros extremos en la distribución: por un lado los artesanos cuyos hogares llamaríamos “profesionalizados”, que obtienen de ella todo o tres cuartas parte de su ingreso en dinero, constituyen un tercio de la muestra (33,9 %). En el otro extremo, los que obtienen por este medio la cuarta parte o menos de la cuarta parte de su ingreso, y que podríamos llamar artesanos “marginales”, son la mitad de la muestra (51,0 %), quedando entre ambos un pequeño grupo de hogares que obtiene sus ingresos de ambos modos, en proporciones semejantes.

La comercialización

La comercialización es la etapa en la que se manifiestan los problemas principales que presenta la producción artesanal tradicional. La mayoría realiza ventas ocasionales, a partir de pedidos o de la azarosa aparición de un cliente. No olvidemos que la mayoría son residentes rurales, a menudo en zonas aisladas. Muchos de los artesanos encuestados afirmaron que no están produciendo nada porque no hay a quien venderle; no obstante, de acuerdo a los objetivos que nos propusimos, no condicionamos a este hecho la encuesta y el registro, porque nos interesaba relevar la capacidad de producción y especialmente los problemas que esta actividad enfrenta.

Al momento de la comercialización, el productor artesano se encuentra en la posición más débil; no siempre posee una clara conciencia del valor de lo que produce, y generalmente está aquejado por la urgente necesidad de dinero, por lo que casi siempre se ve obligado a aceptar las condiciones que le ofrecen los comerciantes o los revendedores.

La supervivencia del trueque debe ser explicada teniendo en cuenta razones culturales, ya que durante mucho tiempo fue una forma generalizada de intercambio en las áreas rurales, habitual en el contexto organizativo de la estancia, la finca y el obraje hasta ya entrado el siglo XX. Ello otorga una esfera de poder económico muy grande a quien opera en el plano local como abastecedor o comerciante, sobre todo para pobladores con acceso limitado a medios urbanos.

Típicamente, el artesano santiagueño fue cliente del comerciante local, y éste el acopiador y revendedor de las artesanías, principalmente en el caso de la tejeduría. Desde que se formaron comunidades de provincianos en áreas metropolitanas, como las de santiagueños en el Gran Buenos Aires, comenzaron a operar otro tipo de intermediarios, los pilcheros, que compraban al artesano en su lugar de residencia, y transportaban los productos en su vehículo hasta lugares a veces muy alejados. Las provincias patagónicas fueron una frontera de este circuito comercial, construido al interior de una comunidad cultural dispersa pero unida por su común origen provinciano capaz de reconocer y valorar tales productos.

Los procesos de aculturación hicieron que en los hijos de esos provincianos, nacidos y criados en otros contextos, se debilitase el lazo cultural que sus padres mantenían. Al mismo tiempo, la emigración hacia Buenos Aires disminuyó sensiblemente desde los años 70. Estas razones incidieron en la pérdida de este mercado, y desde hace aproximadamente una década los pilcheros dejaron de recorrer las zonas de producción de tejidos. Varias de las teleras que entrevistamos recuerdan la época en que la visita mensual de un pilchero les aseguraba una venta adicional; esto era ventajoso para ellas, porque a pesar de que el precio no era bueno, la transacción incluía algo de dinero además de mercadería, mientras que la venta al comerciante local se basaba en el trueque directo. No obstante, mantener una relación comercial de este tipo con el comerciante del lugar siguió y sigue siendo importante para los artesanos, porque brinda seguridad a familias que tienen permanentes necesidades de abastecimiento y escasos ingresos. En algunas zonas el ingreso de los pilcheros se vio dificultado por la existencia de esta rígida relación de dependencia con el comerciante del lugar, y tenemos datos de que en lugares como Atamisqui algunos actuaron como acopiadores del mismo comerciante, que les daba un lugar en el proceso de comercialización porque así podía reunir más piezas.

Esta situación hoy ha cambiado. Pero las mismas razones de estrechamiento del mercado que ocasionaron la gradual disminución de los pilcheros de tejidos, han hecho que los comerciantes locales adquieran cada vez menos esta producción, generando los problemas que nuestra encuesta registra.

Si intentamos clasificar las modalidades de comercialización vigentes en la provincia para la producción artesanal, observamos que se orientan principalmente a mercados locales, externos, y mixtos.

Cuadro Nº 4
Mercados y modalidades de comercialización en algunos rubros de la producción artesanal santiagueña

Mercados Rubros Formas de comercialización
 Locales Alimentos 

 

Carpintería

Cuero (zonas norte y sudeste)

 

Cestería (zona Río Hondo)

Venta al contado, a clientes de la zona o de la ciudad que van a comprarle. Para algunos productos (caso de los rosquetes) se vende a quienes transitan por rutas 9 y 34.Venta al contado a clientes de la zona o de la ciudad que van a comprarle.

Venta al contado y en ocasiones mediante trueque a clientes de la zona (estancieros y criadores).

Venta al contado a turistas y comerciantes, y mediante trueque a revendedores de la zona.

 Externos Cuero (zonas Ojo de Agua y Quebrachos) Venta al contado, generalmente proporcionando insumos, la mayor parte a pilcheros, y en menos proporción a comerciantes.
 Mixtos Tejeduría 

 

 

 

 

Instrumentos musicales

 

Venta mediante trueque por mercadería a comerciantes locales (muy generalizada).Vende el artesano a clientes de la ciudad que van a comprarle o a los que él les lleva (incluye producción por encargo) (escasa).

Venta en ferias de Buenos Aires (muy escasa).

Venta en ferias y festivales provinciales.

Venta a clientes de la ciudad, de otras provincias o del extranjero.

Fuente: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI – Provincia de Santiago del Estero, 2000.

Los mecanismos de intermediación son escasos y en general desfavorables para el artesano. Resalta el caso de la cestería de Río Hondo, orientada a un público turístico de afluencia regular pero muy limitada en el tiempo. Como ejemplo de una orientación a mercados extraprovinciales se presenta la manufactura en cuero de la región sud, Ojo de Agua y Quebrachos, conducida a la región pampeana mediante considerable número de pilcheros residentes en la zona que siguen itinerarios regulares; existen trenzadores en muchos puntos de la provincia, más orientados a clientes de su zona. En cuanto a los instrumentos musicales, en el que debe mencionarse el caso particular de los bombos, que constituyen artículos apreciados, con un mercado local considerable y también colocación a clientes de otras provincias y del extranjero.

Problemas percibidos y transmisión del oficio

El abastecimiento de los insumos necesarios para producir es un problema para todos los oficios artesanales. La gran mayoría compra la lana, el cuero y la madera; quienes producen alimentos –arroperas y queseras- señalan la escasez de leche y de tuna. Hay lugares, como la Estación Atamisqui, donde hasta el agua para el lavado de la lana debe ser adquirida al municipio. Además, la compra de insumos industriales necesarios para la mayoría de los productos es problemática por su costo y porque obliga al trueque con los proveedores.

En lo que se refiere a las condiciones en que trabajan, se hacen variadas referencias a la necesidad de cobertizos o cerramientos para su lugar de trabajo. Son muy pocos los que disponen de un sitio techado: solo hallamos tres casos entre las teleras en que tienen su telar a cubierto; esto obliga a montar y desmontar el tejido ante las variaciones climáticas. Entre los trabajadores del cuero, se señala la falta de máquinas sobadoras y rodillos grabadores de dibujos; tanto ellos como carpinteros y tejedoras advierten las dificultades de renovar sus instrumentos de trabajo por el desgaste.

Al momento de evaluar que podría hacerse para ayudarlo en su trabajo, estos problemas se convierten en demandas que, en general, podrían resumirse en una: la ayuda en el proceso de producción. Menciones muy concretas se han señalado en todos los rubros: las más nutridas referidas a la ayuda para facilitar la comercialización, crédito para compra de insumos y herramientas, local para trabajar y para la venta. Se señala la necesidad de ser capacitados e instruidos para producir y vender, y alguna forma de organización entre pares para hallar salidas a estos problemas.

Si bien la tendencia a trabajar solo puede ser considerada característica de oficios como los artesanales, no sería prudente amalgamar esta conciencia de individualidad a lo que habitualmente denominamos individualismo, y menos aún como un obstáculo al crecimiento asociativo. La competencia propia de quienes procuran captar clientes escasos es típica de la actividad económica; al señalar estos rasgos los encuestados también se expresan positivamente hacia posibles formas de nucleamiento, aunque sólo unos pocos tienen ideas precisas acerca de cómo podrían darse, y para qué necesidad. La mayoría de ellos no ha vivido otra experiencia asociativa que la familiar –que en algunos momentos hemos denominado “de clan”, quizá con escasa precisión técnica, para aludir a los casos de la familia extensa- o la de la comunidad territorial próxima.

En un sentido distinto hemos recogido opiniones de quienes perciben con claridad que algunas formas de cooperación son indispensables; así como de quienes sienten la necesidad de apoyo y de crédito para sustentar sus micro-emprendimientos personales o familiares.

Problemas de comercialización

Hemos señalado ya que este es uno de los problemas cruciales de la producción artesanal. Como tal es percibido, y el clásico reclamo “Que nos ayuden a vender” señala la dirección principal en la que tiene que orientarse la asistencia. No sólo se quejan de las dificultades para vender, sino también de la necesidad de locales o centros de venta que faciliten la salida de su producción. Muchos señalan también la conveniencia de que se promuevan exposiciones y encuentros zonales y regionales a los que puedan concurrir para mostrar su producción. En muchas localidades del Departamento Avellaneda, la suspensión del servicio de trenes ha afectado las ventas de productos alimenticios.

Cuadro Nº 5
Artesanos clasificados por asistencia a encuentros y ferias según rubros principales %

¿En el último año fue a exponer o vender? Tejeduría Cestería Cuero Madera Alimentos Otros Total
6,1 65,4 8,8 8,2 17,5 44,9 16,7
No 75,9 30,8 74,4 89,8 79,4 44,9 71,7
No sabe o no responde 18,0 3,8 16,8 2,0 3.1 10,2 11,8
TotalN: 100,0186 100,048 100,092 100,049 100,063 100,043 100,0478

Fuente: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI – Provincia de Santiago del Estero, 2000. Encuesta. Pregunta 29.

La asistencia a ferias y encuentros tiene importancia porque ellas constituyen una de las pocas oportunidades que la mayoría de los artesanos tiene de estar frente a un cliente al cual venderle su producción en el precio que él considera que vale. Por este motivo nos encontramos repetidamente con el pedido de que sean ayudados a participar de estos encuentros. En el conjunto estudiado, que sólo un 17 % haya asistido en el último año, y que un 72 % no lo haya hecho, pone de manifiesto el extremo aislamiento en que desarrollan su tarea, condicionado en buena parte por su lugar de residencia, pero también por la orfandad de su propio nucleamiento y de la asistencia externa. Los dos grupos en los que se observa una participación alta son los cesteros y otros, ambos muy urbanizados. El caso del Festival del Canasto es la alternativa principal para la mayoría de este rubro.

Problemas de salud

No sólo los problemas de la producción aparecen en encuestas y entrevistas, sino también los relacionados con la salud del propio artesano, que a menudo advierte la declinación de sus fuerzas y la imposibilidad de trabajar como antes. En los cesteros se señalan problemas de desviación de columna y en general dolores de espalda, debidos a que se teje sentado, con la espalda encorvada, apoyando los codos sobre las rodillas. También problemas de piel, debido a que la paja lastima la piel de las manos.

Las teleras también presentan problemas de columna, y afecciones que afectan la vista debidos a la pelusa de la lana que vuela. Además, tejer requiere fijar la vista constantemente. El trabajo al exterior durante el invierno también resiente el organismo. Como se esfuerzan en aprovechar las horas para concluir, a veces prenden fuego a los costados para darse calor. Celestina Leguizamón tiene afectadas las articulaciones de tobillo y rodilla, y lo atribuye a su exposición prolongada ante el calor de las brasas.

Entre los plateros es común la mención de que algunos terminan ciegos, debido a que se trabaja constantemente en la cercanía del fuego, los efectos de la soldadura y la manipulación del ácido nítrico. José Pascual Acosta, 49 años, vive en Sumampa y padece de Mal de Chagas. Tiene asistencia del PAMI porque pudo jubilarse debido a que trabajó muchos años en la ciudad; en este aspecto, su caso es excepcional. Zenón Chaparro, de 57 años, reside en Noque Paso, Salavina, que es talabartero y cría animales, dice: “Actualmente casi no veo para trabajar”. El ingreso monetario anual de su familia de ocho miembros es de $ 750, lo que arroja un promedio de $ 2 por día, lo que no le permite viajar ni comprar lentes. Por último, son muchos los que señalan la necesidad de jubilación y de obra social que permita atender sus necesidades de salud.

Transmisión del oficio

La gran mayoría de los artesanos reconoce haber enseñado su oficio a otros; coincidiendo con los datos anteriores relacionados con su propio aprendizaje, se trata principalmente de los hijos, en la mitad de las respuestas positivas, y en segundo lugar a personas no familiares.

Cuadro Nº 6
Artesanos clasificados por persona a quien enseñó el oficio según rubros principales %

¿Le ha enseñado a alguien su oficio? Tejeduría Cestería Cuero Madera Alimentos Otros Total
Hijo 24,9 26,9 25,0 28,6 33,3 14,3 25,7
Parientes en general 5,8 0,6 55,5 6,8
Otros 18,0 1,9 11,9 30,6 11,1 34,7 16,8
No sabe o no responde 42,9 65,4 62,5 40,8 51,1 50,7
TotalN: 100,0186 100,048 100,092 100,049 100,060 100,043 100,0478

Fuente: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI – Provincia de Santiago del Estero, 2000. Encuesta. Pregunta 21.

La facilidad del aprendizaje por parte de personas que no son de la familia debe ser relacionada con la organización de la vida cotidiana y el trabajo doméstico en las zonas rurales, donde se trabaja siempre al exterior, y donde el contacto social es frecuente.

Percibimos una apreciable heterogeneidad dentro de los artesanos de distintos rubros acerca de las actitudes que ellos advierten en los jóvenes en relación con su interés en aprender el oficio. En el conjunto de la muestra, son más los que dicen que no hay jóvenes interesados (46,3 %) que los que dicen lo contrario (42,1 %). Pero al considerar cada rubro individualmente, vemos que el desinterés es advertido con mayor nitidez entre las teleras: dos de cada tres deplora esta situación. Esta actitud parece estar relacionada con la crisis actual de la tejeduría, mucho más acentuada que en otros rubros. En el extremo opuesto hallamos a los cesteros: la gran mayoría advierte interés, y algunos señalaron en las entrevistas que en los últimos tiempos muchos jóvenes se inclinaban por el oficio de sus padres ante la falta de otros alternativas ocupacionales.

Cuadro Nº 7
Artesanos clasificados opinión sobre el interés de los jóvenes en aprender el oficio según rubros principales %

¿En su zona hay jóvenes que se interesan  en aprender el oficio? Tejeduría Cestería Cuero Madera Alimentos Otros Total
29,8 63,5 43,1 57,1 52,4 42,9 42,1
No 52,2 32,7 40,0 40,8 27,0 46,9 46,3
No sabe o no responde 18,0 3,8 16,9 2,1 20,6 10,2 11,6
TotalN: 100,0186 100,048 100,092 100,049 100,060 100,043 100,0478

Fuente: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI – Provincia de Santiago del Estero, 2000. Encuesta. Pregunta 22.

La disposición a enseñar es muy elevada en todos los rubros, y creemos que ello constituye la principal explicación de la supervivencia de los oficios artesanales, al mismo tiempo que señala un potencial considerable al momento de institucionalizar algunas formas de transmisión al interior de las propias comunidades y grupos. Se trata de mecanismos de reproducción social que han funcionado eficazmente como medios de transmitir estrategias de vida imprescindibles en sectores sociales en los cuales el trabajo escasea siempre. Hemos encontrado a varias personas que recuperaron el oficio aprendido en la infancia en el momento de formar su propia familia, ya adultos.

Cuadro Nº 8
Artesanos clasificados por disposición a enseñar el oficio según rubros principales %

¿Le gustaría enseñar el oficio a otros? Tejeduría Cestería Cuero Madera Alimentos Otros Total
89,3 77,1 78,3 87,8 90,0 96,0 85,8
No 10,7 22,9 21,7 12,2 10,0 14,0 14,2
No sabe o no responde
TotalN: 100,0186 100,048 100,092 100,049 100,060 100,043 100,0478

Fuente: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI – Provincia de Santiago del Estero, 2000. Encuesta. Pregunta 23.

También indagamos acerca de las experiencias de capacitación y la actitud hacia ella. Son muy pocos los artesanos que han tenido oportunidad de participar en cursos; es excepcional la proporción de los oficios agrupados en otros, en los cuales, como ya hemos dicho, abundan los artesanos urbanos. No obstante hay excepciones y casos singulares: un talabartero que aprendió a curtir en un curso que se dictó en Los Telares, un carpintero se formó en una Escuela Monotécnica, y un soguero que se entrenó mediante la lectura del clásico libro Trenzas Gauchas, de López Osornio.

Cuadro Nº 9
Artesanos clasificados por asistencia a cursos o talleres según rubros principales %

¿Alguna vez participó en un curso o taller? Tejeduría Cestería Cuero Madera Alimentos Otros Total
2,9 3,1 12,2 1,6 20,4 4,7
No 79,2 96,2 80,0 87,8 95,2 69,3 83,7
No sabe o no responde 17,9 3,8 16,9 3,2 10,2 11,6
TotalN: 100,0186 100,048 100,092 100,049 100,060 100,043 100,0478

Fuente: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI – Provincia de Santiago del Estero, 2000. Encuesta. Pregunta 19.

Disposición al asociativismo

El siguiente cuadro muestra que dos tercios de los artesanos manifiesta que no hay colaboración o prácticas de ayuda mutua entre ellos (66,2 %), mientras que el otro tercio afirma que sí la hay (22,2 %).

Cuadro Nº 10
Artesanos clasificados por opinión sobre prácticas de ayuda mutua o colaboración entre artesanos según rubros principales %

¿Hay ayuda mutua o colaboración? Tejeduría Cestería Cuero Madera Alimentos Otros Total
Hay 21,6 67,3 10,0 18,4 27,0 4,1 22,2
No hay 60,4 28,8 73,1 77,6 69,8 85,7 66,2
No sabe o no responde 18,0 3,9 16,9 2,0 3,2 10,2 11,6
TotalN: 100,0186 100,048 100,092 100,049 100,060 100,043 100,0478

Fuente: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI – Provincia de Santiago del Estero, 2000. Encuesta. Pregunta 25.

Los cesteros son los que mayor colaboración reconocen (67,3 %), pero según mostraron las entrevistas más extensas que realizamos ello se debe a que hay, en la zona de Las Termas donde ellos residen, una práctica de ayuda entre familias emparentadas, algo así como una cooperación al interior del propio clan, pero que no se extiende a la totalidad del gremio: fuera de estas familias afines, se perciben competencia y aislamiento comparables a los de otros rubros.

En tejeduría, madera y alimentos, entre dos y tres de cada diez reconocen formas de ayuda; en general se trata de préstamos de instrumentos o de materia prima, y excepcionalmente en ayudas para la venta. Comparativamente, el cuero y los otros oficios son percibidos como los más individualistas. Entre los trenzadores y laceros recogimos muchas expresiones relacionadas con la autonomía en el oficio, en gran medida semejantes a las que exponen las teleras.

Algunas de las preguntas que hicimos estaban dirigidas a captar el conocimiento de la experiencia asociativa actual y la existencia de redes de asistencia: si alguna persona o institución lo ayuda en su trabajo de artesano, si pertenece a grupos o asociaciones de artesanos, si conoce algún grupo o asociación de artesanos, aunque no él no pertenezca o el grupo haya dejado de funcionar. Los resultados son que la pertenencia a grupos es de sólo el 4 %: y que el conocimiento de otros grupos no supera el 2 %. Estos datos deben tenerse en cuenta al leer los cuadros siguientes.

El siguiente cuadro expresa algo así como una medida de la confianza –e inversamente, del escepticismo- de cada oficio hacia la posibilidad de establecer alguna forma de ayuda o colaboración. En el promedio general, cinco de cada diez creen que sería posible, cuatro que no, y uno no opina. Más favorables a una eventual asociación son los cesteros, quienes manufacturan alimentos, y los otros oficios.

Cuadro Nº 11
Artesanos clasificados por opinión sobre posibilidad de ayuda o asociación entre artesanos según rubros principales %

¿Sería posible alguna forma de asociación? Tejeduría Cestería Cuero Madera Alimentos Otros Total
Sería posible 49,0 69,2 43,8 44,9 60,3 61,2 52,1
No sería posible 33,0 26,9 39,4 46,9 36,5 28,6 36,2
No sabe o no responde 18,0 3,9 16,8 8,2 3,2 10,2 11,7
TotalN: 100,0186 100,048 100,092 100,049 100,060 100,043 100,0478

Fuente: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI – Provincia de Santiago del Estero, 2000. Encuesta. Pregunta 33.

Entre las teleras también hay mayoría de quienes creen posible alguna forma de asociación, pero debe advertirse que también es mayor el número de quienes prefirieron no opinar. Entre los carpinteros predomina la actitud que llamamos escéptica, y muy cerca de ellos se ubican quienes trabajan el cuero.

Por último, en la pregunta 35 de nuestro cuestionario indagamos acerca de la disposición a participar en una eventual reunión para hablar de estos temas, en el caso de que una persona de confianza del artesano lo convocase. Aunque una pregunta de este tipo sólo expresa una suerte de actitud ideal, y la respuesta puede estar muy condicionada por la situación propia de la entrevista, en la que no se desea desairar la expectativa de la respuesta que se cree que el encuestador está esperando, fue prácticamente unánime la respuesta positiva.

Otras perspectivas

Algunos otros problemas de la producción artesanal surgen de los diagnósticos que distintas organizaciones no gubernamentales formulan sobre el tema. Para los técnicos que intervienen en el proyecto Un arte escondido, los productos de elaboración artesanal del la zona del monte santiagueño pueden alcanzar una excelente calidad, pues hay una capacidad de factura muy buena entre los artesanos de la provincia.

El problema que encuentran quienes conducen el proyecto es que para poder competir con productos de elaboración industrial, los artesanos muchas veces utilizan materias primas más baratas o emplean técnicas que les ahorran tiempo y trabajo y esto va en detrimento de la calidad de las piezas. Un ejemplo de esto se puede ver en las piezas textiles, que tienen muchas veces trama de algodón en vez de trama de lana e inclusive lana industrial en vez de lana hilada a mano. Aunque probablemente el peor de los problemas este relacionado con la tala indiscriminada; se han encontrado en múltiples ocasiones con maravillosas piezas realizadas por artesanos carpinteros de monte, que al ser entrevistados, casi con lágrimas en los ojos refirieron que ya no tenían madera para trabajar a causa de los obrajes de carbón.

Uno de los principales problemas que enfrentan los artesanos es la falta de promoción para sus productos, un descuido total de la naturaleza en la que se originan y desaprovechamiento de la oportunidad e indiferencia ante la demanda de los centros urbanos nacionales e internacionales para productos artesanales realizados en contacto con la naturaleza. Otro gran problema es que como la artesanía no es considerada un oficio o una alternativa laboral válida, se están perdiendo conocimientos y técnicas de la artesanía tradicional. Una de las formas en que esto podría prevenirse seria implementando, desde el gobierno provincial, talleres de capacitación en técnicas artesanales, aprovechando el saber de aquellos maestros y maestras artesanas que aun quedan en la provincia y que son un reservorio viviente de esos amenazados saberes. [3]

Otros informantes calificados entrevistados en el curso de esta investigación coinciden con estos aspectos, y señalan otros, en relación con la disminución de calidad por la introducción de materiales considerados espurios, la forma de encarar la capacitación, la organización de los grupos y la necesidad de trabajar el diseño y el tipo de nuevos productos a elaborar. [4] En un diagnóstico de la actividad artesanal realizado recientemente, técnicos de la organización no gubernamental Cumpas y Cumas elaboraron un diagnóstico de la problemática del sector que consideramos conveniente transcribir:

En la provincia no existe un sistema organizado de comercialización de la producción artesanal. Como forma de establecer el estado de situación actual sería necesario hacerlo diferenciando por área específica, pero en forma general podemos decir que: No hay un registro de artesanos. La oferta de productos está muy atomizada.

No hay una propuesta de promoción de la actividad que facilite la comercialización, apoyo de micro-créditos o un régimen impositivo especial. Falta de espacios de intercambio entre los artesanos. Muchos de los productos santiagueños salen por las provincias limítrofes como producciones locales. No hay un sistema de vinculación directa entre la oferta y la demanda que facilite y oriente la producción en cuanto a tipos de productos y en algunos casos de diseño. La transmisión de conocimientos es local y voluntaria; no hay incentivos o apoyos para transmitir estos conocimientos en forma más sistemática. Hay pocas organizaciones entre artesanos y son débiles; el fracaso de experiencias anteriores frena el interés en participar en nuevas propuestas. No hay una diferenciación de productos por calidad y zona de producción que identifique al artesano. [5]

Cuadro Nº 12
Problemas percibidos por artesanos y técnicos

Tema Artesanos Técnicos
El oficio y la persona Necesidades básicas insatisfechas nivel de familias.No hay obra social ni jubilación. Insuficiente reconocimiento de la autoría.
El proceso productivo Incapacidad de renovar herramientas de trabajo.Falta de locales para resguardo físico y de los productos.  Pérdida de calidad en la elaboración de piezas.Piezas inadecuadas a las tendencias de la demanda.Diseño degradado o con insuficiente calidad estética.
El asociativismo Experiencias asociativas insatisfactorias. Paternalismo de las asociaciones.Caudillismo de los dirigentes locales de los grupos.Aislamiento y falta de comunicación entre artesanos.
Capacitación Falta apoyo para aprender a perfeccionarse Escasez de ofertas adecuadas a actividades específicas y necesidades de los grupos.
Comercialización Falta de venta.Bajo precio pagado por los intermediarios.Escaso o nulo apoyo para concurrencia a ferias y encuentros Mecanismos que abusan del artesano (retribución con mercaderías de consumo básico, pérdida y deterioro de piezas).Falta de capacitación técnica para la comercialización.
La promoción de la actividad Necesidad de crédito. No hay un registro de los artesanos por rubro y localidad.Falta legislación regulatoria y de protección.No hay programas marco formulados desde el Estado.

Conclusiones

  • Los datos presentados permiten dimensionar la importancia de la producción artesanal en la economía familiar de los hogares rurales, y también los problemas que la caracterizan. La propensión a la asociación es escasa, resultado de la falta de experiencia organizativa. Por las características propias del trabajo artesanal, basado en la idea de que uno mismo lo hace todo, se tiende a rechazar en principio la idea de alguna forma de nucleamiento, expresada muchas veces como una dificultad de “los otros”, dado que consideran que predomina el egoísmo, la competencia, y la desunión; en general, estas expresiones resumen la falta de confianza en sí mismos de personas y comunidades. La única asociación en que se confía es la basada en el parentesco.
  • En los pocos lugares donde han existido experiencias de organización, no existe una memoria que las rescate o valorice. Ninguno de los emprendimientos asociativos impulsados –casi exclusivamente en el ámbito de la tejeduría- ha logrado anclarse en las comunidades de artesanos, y ser sentido como propio. En todos ellos ha sido gravitante el estímulo externo, proveniente de técnicos o no, bien inspirados por lo general, pero con un cierto grado de tutelaje y con un conocimiento parcial de las modalidades de interacción y los valores de la población involucrada. No es una síntesis inadecuada afirmar que esos intentos han sido vistos por los actores de base como algo hecho desde afuera, que no acompañaron su complejo pero indispensable proceso de crecimiento. Es probable que por eso mismo se ha visto erosionada su continuidad.
  • No obstante, la posibilidad de organizarse no sólo no fue rechazada por muchos artesanos, sino hasta mencionada espontáneamente como una vía de salida a los problemas del abastecimiento de insumos y la comercialización. No cabe duda de que el asociativismo entre los artesanos constituye un tema crucial para el desarrollo del sector, que en mayor o menor grado es percibido como tal por los propios artesanos, pero acerca del cual existe todavía un conocimiento limitado por parte de los distintos ámbitos de gestión acerca de cómo promoverlo e instrumentarlo exitosamente.
  • Creemos que este es uno de los temas que debe ser estudiado en mayor detalle. Las experiencias realizadas, muchas de ellas frustrantes para sus protagonistas y eventualmente para quienes las impulsaron, no han sido evaluadas, y por lo tanto no han sido rescatados sus aspectos positivos y negativos. En suma, aún no estamos en condiciones de sacar provecho de esas experiencias.
  • Parece claro, sin embargo, que un modelo intervencionista “de arriba hacia abajo”, ejemplificado típicamente por la cooperativización, presenta más flancos que seguridades. La experiencia asociativa llevada a cabo en la última década por distintos organismos en el sector rural –en especial el Programa Social Agropecuario y el Programa Minifundio del INTA- proporcionan argumentos a favor de formas de intervención menos estereotipadas que el “modelo cooperativo”, a menudo impuesto con mucha energía política pero con muy poco conocimiento práctico de las condiciones sociales y culturales de las comunidades.
  • Un error derivado de esos enfoques consiste en programar desde el escritorio los procesos de institucionalización, sino respetar los tiempos de los grupos y sus procesos de crecimiento. Existen en los sectores populares muchas más formas asociativas que las que una ley de personas jurídicas puede contener; muchas de ellas son eficaces y duraderas aunque nunca alcancen un nivel de formalización acabada.
  • En el sector social en que se desenvuelven los productores del sector artesano es indispensable contar con equipos técnicos locales sólidos técnica y conceptualmente, capaces de respetar las identidades de los grupos de base y más impermeables al voluntarismo que caracterizó la gestión en este ámbito en décadas pasadas.

 Citas

[1] Alberto Tasso: “Diagnóstico de la producción artesanal en Santiago del Estero”, CFI-Provincia de Santiago del Estero, 2000. El estudio incluyó una encuesta a 478 hogares de artesanos, de la que provienen algunos de los datos expuestos.
[2] Proyecto CICYT-UNSE: “El asociativismo como estrategia para la superación de la pobreza”. Santiago del Estero, 2001. El equipo de investigación está integrado por Rubén de Dios, Marta Gutiérrez, Luis Moyano, Pablo Usandivaras y Alberto Tasso.
[3] Entrevista a Belén Carballo.
[4] Entrevistas a Natividad Nassif, Jorge Williams, Amalia Gramajo y José Majer.
[5] Cartel en Museo Yachaj, en la Feria de Artesanías Tradicionales Santiagueñas 2000, Parque Oeste, Santiago del Estero

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Tasso Alberto. (2005, febrero 27). Análisis de la producción artesanal en Santiago del Estero Argentina. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/analisis-de-la-produccion-artesanal-en-santiago-del-estero-argentina/
Tasso Alberto. "Análisis de la producción artesanal en Santiago del Estero Argentina". gestiopolis. 27 febrero 2005. Web. <https://www.gestiopolis.com/analisis-de-la-produccion-artesanal-en-santiago-del-estero-argentina/>.
Tasso Alberto. "Análisis de la producción artesanal en Santiago del Estero Argentina". gestiopolis. febrero 27, 2005. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/analisis-de-la-produccion-artesanal-en-santiago-del-estero-argentina/.
Tasso Alberto. Análisis de la producción artesanal en Santiago del Estero Argentina [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/analisis-de-la-produccion-artesanal-en-santiago-del-estero-argentina/> [Citado el ].
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