Numerosos libros y sitios web esgrimen recomendaciones relativas a cómo cultivar la creatividad. Afortunadamente, cada vez más fuentes se dirigen a dar consejos en torno a la gestión de la creatividad en las organizaciones. La mayoría habla de lo indispensable que se hace contar con un ambiente laboral propicio. Es más, ya existe un caudal respetable de investigaciones empíricas que prueban este imperativo en distintas empresas de varios países.
Pero más allá del lugar central que debe ocupar un entorno laboral favorable a la creatividad, ¿qué más se necesita? Trataré de responder a esta pregunta.
El culto a la creatividad en las empresas debe entrañar, por citar primero uno de tres elementos centrales:
La RECEPTIVIDAD a las ideas nuevas u originales
Resulta que una constante de las empresas que sobresalen por su destacada gerencia de la creatividad es su permanente alerta en torno a lo nuevo y útil.
Este radar es multidireccional. Son organizaciones atentas a las ideas con potencial, vengan éstas de donde vengan. Ya sean sus colaboradores, clientes o cualquier otro implicado. Si cualquier persona de estas comunidades empresariales manifiesta una inquietud con posibilidades de ser desarrollada por su probable rentabilidad en dinero o prestigio, tal iniciativa es apoyada.
Si alguien comunica o recoge una idea que ya se está empleando en otro contexto, la misma es igualmente analizada examinando así sus posibilidades para la empresa.
En suma, se trata de organizaciones con una mirada de 360 grados. Pero, para lograr explotar las inmensas posibilidades de los hallazgos que acarrea este enfoque se requiere un segundo elemento.
Otro elemento central de las organizaciones orientadas a la creatividad es:
Un DELICADO BALANCE ENTRE LAS RESPONSABILIDADES Y LA LIBERTAD
Son entidades “plásticas” que, al priorizar resultados novedosos, pueden ser flexibles acerca de sus normas, reglamentos, jerarquías o metodologías.
Como decía Einstein, no esperemos nada nuevo si usamos los mismos viejos procedimientos.
Estas empresas ya incorporaron la predilección por el cultivo paciente de los proyectos. Es decir, si para que una idea novedosa prospere o cobre forma deben atenuarse ciertas formas o controles, estas empresas están dispuestas a correr el riesgo. O tal vez la palabra no deba ser riesgo sino proyección.
El contraejemplo son las organizaciones atadas a sus normas y reglamentos que les impiden ver nuevas opciones.
Esto nos lleva al tercer elemento, igualmente imprescindible es que se inocule al talento humano de la empresa de:
CREDIBILIDAD
Las empresas más exitosas por sus innovaciones se han ganado la fidelidad de su personal a base de actuar con coherencia y sin dobleces.
Los colaboradores saben que en tales organizaciones se protege y desarrolla el talento. Saben que se hallan en el círculo virtuoso del talento, en el cual cada reto superado atrae otro más desafiante.
Cuentan y viven con el apoyo de toda la línea de mando.
Quizá la tarea más compleja no sea cómo recompensar las ideas creativas. En realidad, lo más delicado tal vez resulte cómo motivar permanentemente a la gente con potencial creativo.
