Resulta claro que todos los puestos en una Compañía tienen sus lados dulces y costados amargos. Y que no es lo mismo según el nivel de cada quien el volumen o intensidad de ellos. Seguramente si ocupas una posición jerárquica en una organización ya te habrá tocado o en algún momento llegará, la obligación de decirle a un colaborador algo negativo.
Los ejemplos más típicos de esto son cuando debes explicar por qué el ascenso lo logró otra persona y no él; el momento de una desvinculación; el traslado a una sucursal distinta o la modificación sustancial de su puesto. Todas estas son situaciones capaces de generar malestar en los líderes, y de hecho no son pocos que renuncian a tal posición justamente por no sentirse con los suficientes recursos para afrontar hechos de esta naturaleza.
Mi recomendación es que prestes atención a estas sugerencias, y que las apliques para mejorar tu eficacia como Líder.
1. Planifica la entrevista
Es ingenuo tener una conversación de estas características y no estar preparado. Tal como le sucede al boxeador sin entrenamiento, que pisa el ring y ya sufre los golpes, lo mismo podría suceder si descuidas este paso. Planificar significa en la práctica busca hechos objetivos, concretos que avalen y den potencia a tus argumentos. Siempre hay que partir sobre bases firmes y no sobre percepciones o meros puntos de vista. Por ejemplo, no es correcto decirle a alguien: “La Compañía ha decidido desvincularte porque considera que no respetas uno de sus valores, el trabajo en equipo” y culminar allí la frase. Si eso ocurre, lo esperable es una contraofensiva del colaborador, que se sentirá herido y con el furor propio de aquel que tocan en su autoestima. Comenzará la discusión acerca de qué es trabajar en equipo para ti y cosas similares. De ahí en adelante solo seguirá un debate en el que jamás se pondrán de acuerdo. Entonces, lo adecuado es encarar la charla con: “La Compañía te ha venido observando el último año y notó varios hechos desafortunados de tu parte. El primero fue en febrero, cuando te negaste a responder un correo porque supuestamente no era de tu incumbencia; el segundo en marzo, a tu negativa de acompañar en el viaje de negocios a Marta y finalmente en octubre, por escurrirte apenas dio el horario de salida, y tu equipo necesitaba que te quedes”.
2. Despersonaliza la situación
Freud fue el primero en enseñar que si al paciente le suceden cosas (se enamora, por caso) con su analista, no es directamente con él sino más bien remite a su propia historia, encarnando sus propios fantasmas (familiares, en general) en el profesional. De ahí, desarrolla su concepto de transferencia y una de sus principales citas es: “No es conmigo, sino con el lugar que ocupo”. En este caso pasa exactamente lo mismo (o por lo menos hay que intentar que vaya por este lado) en el sentido de pensar que todos los sentimientos concantenados y posteriores a la mala noticia no se encuentran dirigidos directamente hacia ti sino que responden a una lógica diferente. Para que se entienda, el enojo por no lograr un ascenso halla su causa en el narcisismo de la persona y no en ti y es posible que se manifieste en: “Mi mujer ahora me ve como un cobarde, por no haberlo conseguido”.
Por otra parte, la despersonalización es vital para quitarle compromiso afectivo a la faena. Cuando los sentimientos están demasiado involucrados, la posibilidad de la pelea y el disgusto es un riesgo cierto.
3. Utiliza la técnica del “sándwich”
Si verdaderamente es un dolor de cabeza para ti ir directamente al grano, entonces te recomiendo que pruebes con esto. La idea es comenzar con un comentario grato, luego la noticia desagradable y por último, el cierre con alguna cuestión positiva para la persona. Ejemplo: “Desde que nos conocemos, he aprendido muchas cosas de ti. Me enseñaste a ser metódico y prolijo para organizarme y eso de hecho me acompaña hasta hoy. Lamentablemente, debo decirte que la empresa ya no necesitará de tu puesto, por lo que ha decidido reubicarte en el sector de servicios. Entiendo que con tus capacidades ello será una oportunidad para que demuestres nuevamente tus capacidades”. A tener en cuenta, es que los comentarios positivos siempre deben tener anclaje en lo real, ser ciertos, porque de lo contrario serán vistos como una impostura y seremos oídos como hipócritas manipuladores.
4. Réstale drama a la situación
Sabemos que la realidad tiene el cariz que uno le pone. Así como el pesimista ve todo negro a su alrededor y la persona positiva rescata siempre algo bueno, aquí también corresponde que pienses que la situación en sí no debe porqué ser trágica. Recuerdo hace un tiempo atrás cuando por razones presupuestarias una empresa cliente debió desvincular a varias personas y eso había generado en mí cierta angustia. A los meses, cuando pregunté por ellos, más de uno había mejorado su calidad de vida, ya sea porque consiguió un mejor empleo; porque se liberó de las presiones o bien porque pudo, al fin, desarrollar su propio y tantas veces postergado emprendimiento, utilizando el dinero de la indemnización.