¿Qué significa la motivación en el proceso de enseñanza aprendizaje? ¿Quién es el responsable de que el dicente se motive en el proceso? ¿Qué significado tiene para el docente el hecho de que el estudiante esté motivado y dispuesto a apropiarse del conocimiento? ¿Qué sentido tiene, hacer estas reflexiones a propósito de la importancia de la motivación en el aprendizaje?
Para empezar, usamos la expresión motivación como el elemento clave que impulsa al ser humano a tomar una acción para dirigirse a un determinado lugar o a asumir una posición con respecto a una situación nueva. Ahora bien, este aspecto es decisivo en cualquier actividad que desarrolla el ser humano, razón por la cual es necesario tenerlo en cuenta en el proceso de aprendizaje.
En esta perspectiva, tener un estudiante motivado significa -para mí como facilitador – llegar a entender mi misión, donde el centro del proceso son los estudiantes y no el docente, entender esa relación, posibilita establecer empatía y confianza con ellos.
En otras palabras, pretendo llegar a comprender que el alumno es mi cliente y que como tal, debo prestarle toda mi atención y el mejor de los servicios, haciendo uso de la técnica de ventas AIDA: Lograr la atención, despertar el interés y promover el deseo por aprender, para que las acciones se dirijan hacia la apropiación del conocimiento.
Subyace, bajo esta perspectiva, una alternativa. La alternativa de establecer una excelente relación con el estudiante. ¿Para que esta relación?, ¿Eso contribuye al proceso de enseñanza – aprendizaje? Pienso que sí.
Pues al crear un ambiente de cordialidad y respeto por el otro, se establece un espacio de compartir saberes que contribuyen tanto a la formación integral del alumno, como del docente. Algo así como una legitima relación entre un proveedor confiable y su cliente.
Ahora bien, ¿cómo llegar a permear los niveles de motivación del estudiante? Esto lo podemos lograr, conociendo muy bien el tema a tratar, enseñando con el ejemplo, respetando al estudiante, enseñando habilidades para resolver problemas, instrumentando la participación, construyendo mecanismos de evaluación válidos, mostrando entusiasmo en mi labor y enseñando a través de preguntas.
De esta manera, por ejemplo, puedo captar que el estudiante se presente más dispuesto y receptivo con la información que se le está compartiendo. Se trata de realizar un diálogo permanente con el dicente. Desde esta perspectiva, los niveles de motivación hacia la escucha, asimilación de conceptos, participación y aporte, son mucho más significativos.
Auto observación y observación sistemática: Puedo evidenciar también el lugar que ocupo frente a los estudiantes, o con ellos, mediante la auto observación de sus actitudes o conductas, en situaciones específicas, percibir su nivel de motivación.
O bien, puedo aprehender la realidad que me rodea mediante la observación sistemática. Este tipo de observación es el que pretenden realizar los científicos, para explicar o interpretar la realidad del comportamiento humano.
De esta forma, motivaré a mis estudiantes y permaneceré motivado, mi manera de coexistir con el estudiante en ese ambiente de aprendizaje que es el salón de clase y su entorno, me permitirá contribuir al proceso de Enseñanza – Aprendizaje.
Por esta razón, como expresa el biólogo chileno Maturana: es el amor, las acciones que constituyen al otro como un legítimo otro en la realización del ser social que vive en la aceptación y respeto por sí mismo, tanto como en la aceptación y respeto por el otro. Así las cosas, la motivación es la piedra angular para definir a donde llegar y mediante la acción lograr los objetivos propuestos en cualquier aspecto de nuestra vida espiritual, física, mental, familiar, social o económica.