La vida misma desde el nacimiento viene marcada por la caducidad. Está compuesta de varias etapas, que todos no logran vivir, pero en fin, es un ciclo. Si nuestra vida no es para siempre, cuanto más podría serlo otra cosa. La frase del escritor argentino Julio Cortázar es alentadora para estos casos cuando dijo: “Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo” en nuestro constante proceso de evolución, cerrar un ciclo podría significar que otro está por abrirse.
Cerrar ciclos no es necesariamente abandonar o retirarse. Se trata de entender, que podemos cambiar de dirección para ir a mejores lugares a alcanzar nuevas y mejores metas. Si usted está en una zona de confort y considera que allí debe estar toda su vida porque se siente bien; hágalo. Pero si dentro de esa suntuosidad se siente inconforme, suelte las amarras y leve sus anclas, puede ser que un puerto mejor lo esté esperando.
Estudios demuestran que aproximadamente el 80% de las personas, trabajan en algo que no les gusta, principalmente por dos razones: condicionamiento social y necesidad. Es increíble como hay personas que les cuesta tanto jubilarse. Se aferran a su puesto de trabajo y se privan de vivir la longevidad sin estas obligaciones, solo a cambio de no abandonar la costumbre. Generalmente los individuos se acostumbran a situaciones y a formas de vida que lejos de alentar cambios positivos les hacen cautivos de modelos caducos y consecuencias la mayoría de las veces nefastas.
Vemos extraordinarios atletas y buenos entrenadores deportivos dejando grandes clubes porque entienden que culmina esa etapa. Existen emprendedores que consiguen consolidarse luego de renunciar a las relaciones de dependencias laborales que alguna vez tuvieron. De esta manera alcanzan nuevas metas y se apropian de nuevas y mejores conquistas.
Necesariamente a su proyecto de vida, proyecto académico o a su proyecto comercial no le coloca usted fechas inflexibles. Va madurando etapas y cerrando ciclos. Lo importante es cómo va avanzando en todas las direcciones sin estancarse para conseguir por años los mismos resultados.
Es importante entender cuando no pueda seguir en una relación toxica, de trabajo o de pareja. Las dos inclusive podrían ser altamente nocivas, si no es para generarle tranquilidad. En ambos caso debe prevalecer el hecho de estar sosegado y conforme.
Cada vez que se cierra un ciclo (salvo que sea para morir), usted puede avanzar a otro espacio y redimensionar su vida, transformarla y probar nuevas experiencias. Aferrarse a cosas o situaciones que lo lastiman no tiene sentido, hay un universo de posibilidades que demandan ser alcanzadas. Claro está requiere sacrificio, arriesgarse, atreverse. Usted decide.
Ojalá los políticos pudieran siempre darle una lectura apropiada a las manifestaciones de los ciudadanos, quienes en muchas ocasiones les indican, – como si ellos no supieran- que tienen que cerrar ciclos. Los hechos y las estadísticas muestran como la mayoría llegan al final de sus carreras con resultados verdaderamente lamentables.
En algún momento de la vida puede producirse un quiebre en su dinámica y en su ritmo de llevarla, sea por que usted lo promueva o por alguna situación sobrevenida. Lo mejor sería que usted lo entienda y lo acepte, despegarse de alguien o alguna situación en ocasiones puede representar un salto al éxito y aproximarse a gozar de tranquilidad. No tenga miedo, valore las circunstancias y avance.
Comprender cuando se cierra un ciclo es una elección absolutamente individual, valorada y analizada por usted y lo que usted es, como usted se sienta. No puede ir por la vida de empleo en empleo, si le va bien en el que tiene; disfrútelo. No es bueno ir de fracaso en fracaso en sus relaciones de pareja o con sus familiares, pero es peor quedarse para complacer a otros o para conformarse.
Cuando la elección es suya, Jaime Lopera en su libro el pez grande se come al lento recomienda “moverse despacio en las decisiones irreversibles”. Si la decisión lo sorprende desde lo inevitable, asúmala, tal vez una brillante oportunidad está tocando a su puerta.
“Di a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.”
Paulo Coelho