Hallazgos sobre aprendizaje en Internet

Habiéndonos llevado la serendipidad o serendipia —facultad, como sabe el lector, de quien extrae significado valioso y aplicable de hechos casuales— a tan trascendentes descubrimientos científicos y técnicos, y a importantes innovaciones, parece haber surgido, en esta Sociedad de la Información, un cierto debate sobre si es más sencillo descubrir casualmente informaciones interesantes y valiosas en Internet, o resulta esto más frecuente cuando, sin objetivo específico, leemos libros, revistas, periódicos, etc.

Como también recordará el lector, a la casualidad, en conjunción con mentes sagaces, debemos avances e inventos como, entre otros muchos, el velcro, algunos edulcorantes, el horno de microondas, la penicilina, los rayos X, el pegamento de cianoacrilato, el telescopio, etc. Por extensión del concepto de serendipia, podemos hablar de interesantes descubrimientos serendipitosos al consultar información, tanto dentro como fuera de Internet; en efecto y en ocasiones, utilizando buscadores, encontramos informaciones altamente interesantes en la Red, aunque nuestra búsqueda se hubiera enfocado en otra dirección.

Quienes sostienen que este tipo de hallazgos casuales de información especialmente interesante, resulta más frecuente cuando leemos revistas, periódicos o libros sin particular propósito, alegan que los buscadores de Internet son convergentes y nos llevan sólo allá donde queremos ir; pero déjeme el lector alinearme con quienes defienden igualmente la serendipia cuando consultamos información on line con patrones de búsqueda y utilizando algún buscador.

Por oportuno ejemplo —recién pasada ahora la Semana Santa de 2008—, este articulista y consultor ha buscado información sobre la vida posterior de los Apóstoles, y se ha encontrado con una ingeniosa ironía sobre el ejercicio de la consultoría. Había solicitado Jesús de Nazaret ayuda a unos prestigiosos consultores locales sobre quién, de entre sus doce candidatos, debía liderar su organización cuando Él faltara; la respuesta de los consultores resulta reveladora sobre la imagen que, como colectivo profesional, se les (nos) atribuye.

“Pedro —así concluía el análisis tras los oportunos tests y las correspondientes entrevistas— es emocionalmente inestable y tiene ataques de mal genio; no hay el más mínimo rasgo de liderazgo en el perfil de Andrés; los hermanos Santiago y Juan parecen dar máxima prioridad a sus propios intereses; Tomás parece poner todo en cuestión y eso podría socavar la moral de la organización; Mateo figura en la lista negra de la Oficina de Negocios de Jerusalén… Pero sí hemos encontrado un candidato con potencial, un hombre de recursos que se relaciona bien, incluso a altos niveles, que parece tener cabeza para los negocios, que se muestra motivado y ambicioso… Le recomendamos a Judas Iscariote”.

La reflexión autocrítica parece siempre oportuna para nosotros los consultores, pero también ciertamente para otros colectivos profesionales; a casi todos nos caracteriza una estrecha visión del mundo que hace incompleta o equivocada nuestra percepción de las realidades del entorno. Pero volvamos a los interesantes hallazgos casuales en Internet; en esta fuente de información para todos, de aprendizaje para aprendedores, de inspiración para escritores, de relaciones para los miembros de redes sociales, de entretenimiento para quienes lo desean…

Buscando artículos recientes sobre el aprendizaje on line en un conocido portal español de e-learning, he topado también estos días, para mi sorpresa, con un texto del prestigioso orador, muy aficionado a la Historia, Javier Fernández Aguado. Este facundo y fecundo autor dedica más de 600 palabras a ensalzar el genio militar de Napoleón, ahora que se cumple el “segundo centenario de la guerra de liberación contra los franceses”. No era lo que yo iba buscando, pero supuse (bien) que algo nos querría decir Fernández Aguado más allá de recordar a Napoleón, sin detenerse, doscientos años después, en el afán de independencia, y aun heroísmo, de los invadidos.

En efecto, ya en las últimas líneas, alude el autor a la deslealtad de quienes le rodeaban (a Napoleón), para acabar recordándonos que “los mayores enemigos no son la competencia, ni las dificultades del mercado, sino determinadas personas que proclamándose amigas, son en realidad enemigos del éxito de los propios colegas”. De nuevo me encontraba con una alusión de Fernández Aguado a la envidia como máximo enemigo, y ello recondujo mi reflexión: aparqué lo del e-learning que me ocupaba, y medité por un momento… Pero no, lejos yo del éxito profesional (me lo reprocha mi mujer: en el trabajo, busco más la realización y satisfacción profesional que el éxito…), no me sentí envidiado ni envidioso, y retomé mi viaje por la Red.

Siendo experimentado navegante (por Internet y a través de Google), han sido varios los descubrimientos casuales que en los últimos diez años me han resultado de gran interés, y tengo que citar aquí algunos movimientos a los que luego me adherí desde mi afición a escribir: el quality of worklife movement, el knowledge management movement, el critical thinking movement, el information literacy (or fluency) movement… A veces tengo la sensación de que salgo mar adentro (Internet) a pescar, y que pesco; pero eso ya no serían hallazgos por casualidad, sino por causalidad: todo vale para sacar provecho de la mucha información que nos circunda.

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Enebral Fernández José. (2008, marzo 28). Hallazgos sobre aprendizaje en Internet. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/hallazgos-aprendizaje-internet/
Enebral Fernández José. "Hallazgos sobre aprendizaje en Internet". gestiopolis. 28 marzo 2008. Web. <https://www.gestiopolis.com/hallazgos-aprendizaje-internet/>.
Enebral Fernández José. "Hallazgos sobre aprendizaje en Internet". gestiopolis. marzo 28, 2008. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/hallazgos-aprendizaje-internet/.
Enebral Fernández José. Hallazgos sobre aprendizaje en Internet [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/hallazgos-aprendizaje-internet/> [Citado el ].
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