La psicología positiva busca comprender las bases de nuestras emociones y a su vez utiliza métodos científicos para llegar a explicarlas de manera científica, entender estos procesos que se llevan a cabo en nuestro cerebro.
La felicidad es una combinación del bienestar emocional que se siente en el día a día y la satisfacción que una persona tiene con su vida personal, familiar, de pareja o de trabajo.
Algunos pensamos que la felicidad depende de uno mismo y otros que no hace falta mucho para ser feliz, pero en realidad la felicidad depende de nuestras emociones, de nuestros sentimientos positivos siempre que le demos un sentido a la vida y permitamos que la misma fluya de manera positiva con objetivos claros.
Para dejar fluir debemos dejar el control, soltar los apegos, dejar de esperar cambios afuera, cambiar actitudes y hábitos y sobre todo vivir cada emoción, sensación o sentimiento que tengamos sin estancarnos ni engancharnos en ellos. Como seres humanos vivimos cambiando emociones, por lo tanto nos llevan dependiendo de nuestro ego a ser inseguros o imponentes, llenos de miedos que nos hacen exteriorizar cualquiera de estas dos características, para tener el control de todo lo que está o lo que deseamos que esté en nuestras vidas. (Por Franco Candotti el 29 ene 2013).
La psicología durante años se ha enfocado en estudiar y centrarse en los trastorno, los psicopatológicos, conductas y otros factores que pueden influir en el buen funcionamiento del ser humano; qué los hace sentir bien y ser felices. Es allí donde la psicología positiva o de la felicidad busca potenciar de una manera equilibrada todas las fortalezas a través de una visión objetiva de cada ser humano, que podamos darnos cuenta que algunas fortalezas no son buenas en exceso o en defecto.
El ser positivo no nos hace invulnerables que creamos que todo lo podemos lograr sin ningún obstáculo y es así que asumimos riesgos o proyectos de vida que sobrepasan nuestra posibilidad de llevarlos a cabo. Al ser negativos nos veremos obligados a no disfrutar de lo bello y bueno de la vida.
Cada persona debería contar con quien sentirse apoyado y querido, poder expresar con libertad los sentimientos y deseos. No es importante contar con un número de amigos para sentir que eres querido, tener una familia numerosa para sentir que eres amado, respetado y querido; es más la frecuencia de interacción, de actividades compartidas, de tiempo, de comunicación e interés mutuo lo que realmente puede ayudar a mejorar los estados de ánimo.
La gratitud a la vida, a lo que realizamos día a día es lo que nos aporta un sentimiento de bienestar a la vez que refuerza las relaciones interpersonales la cual tiene un significado más alá de la obligación de hacerlo, es buscar aumentar nuestros niveles de felicidad y satisfacción. Lo contrario que nos brinda el negativismo pensar que lo que hacemos es una obligación para satisfacer a los demás y que no se encuentra ningún aporte a sí mismo.
La bondad otro gran factor que ayuda grandemente a la felicidad en nuestra vida. Realizar cada día un acto de bondad hacia el prójimo nos ayuda a descubrir lo hermoso, lo bien que se puede sentir que eres un ser humano bueno con los demás.
Las experiencias óptimas implican plantearse retos, logros, centrarse en ellos para lograr las metas que se quieren sin tener que esforzarse al máximo para alcanzarlas, es más llevando a cabo un buen control sobre nuestras acciones, pero teniendo en cuenta el tiempo que vamos a tener sin mayores preocupaciones. Estas experiencias optimas la podemos encontrar en cualquier ámbito de la vida, pero estamos acostumbrados a escuchar que la felicidad es una meta que debemos lograr, con esfuerzo a través de posesión material, viajes, lujos, posición social, etc. Lo que no nos damos cuenta es que la felicidad es intangible, el ser humano en búsqueda de mejorar social y económicamente, se olvida de que es realmente la felicidad este estado de ánimo anhelado por todos lo que nos proporciona paz y bienestar interior. Fluir y dejar fluir es lo que nos permite construir una vida emocionalmente saludable.
En conclusión podría decirse que la psicología positiva o de la felicidad es aquella que nos ayuda a buscar el bienestar emocional, a conocer nuestras virtudes y defectos, ir acondicionándonos a cada etapa de nuestras vidas.
Para estudiar la felicidad la psicología se centra en el estudio de las emociones positivas como medio de alcanzar la felicidad y considera que surgen asociadas al placer y también al compromiso con nuestros valores y a dar sentido a nuestra vida.
El aprovechar las oportunidades que la vida nos presenta, confiar en sí mismo sin temor al fracaso, aprender a confiar en el curso que tome la vida no hará que fracasemos.
Tener objetivos claros, una retroalimentación para darnos cuenta de nuestro progreso y centrado en el momento; “fluir” va acompañado de una deliciosa sensación de ligereza, de paz interior y de ser como una gota formando parte del inmenso océano.
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Por: Elidia I. Fuentes
Estudiante de Psicología 5° año
