El nuevo sentido de la Gerencia Pública

La multiplicidad de discursos y su difusión referentes a la ética del sistema organizacional de las instituciones generado durante varios periodos, nos induce a profundizar en las investigaciones sobre el impacto que ello ha producido, para lograr una mejor comprensión de este fenómeno presentado, surgen nuevas interrogantes por una parte ¿Están las instrucciones en pleno conocimiento de la existencia de los procesos productivos? Y por la otra ¿Poseen los altos ejecutivos (gerentes) las capacidades, para ejercer los cargos dentro de la organización?. 

Si la negatividad predomina estas interrogantes, evidentemente estamos en presencia de una incompatibilidad gerencial, desde esta perspectiva la ética del sistema organizacional es nula, ya que esta es una de las prioridades que deben prevalecer en toda organización, para garantizar el cumplimiento efectivo de las actividades programadas dentro del proceso cíclico productivo.

Asimismo, Alles (2006:68) refiere que «las competencias gerenciales son el conjunto de conocimientos, destrezas, habilidades, actitudes y valores que requiere un gerente para desenvolverse eficazmente en el puesto de trabajo ocupado en la organización, siendo éstas, una condición para un desempeño laboral exitoso.» Es por ello que se considera indispensable que las organizaciones que pretendan alcanzar sus metas y lograr el éxito sostenido, deberán mejorar las competencias de su capital humano, sobre todo enfocarse en los funcionarios que ocupan los niveles jerárquicos más altos dentro de la organización, con la finalidad de generar un eficiente desempeño de las funciones gerenciales que les competen.

Para una mejor comprensión de este fenómeno analizaremos la siguiente controversia; según MacIntyre (1985) nos dice que, «lo que permite el éxito en la gerencia moderna no es el uso del conocimiento científico en la dirección de la organización sino el histrionismo.

¿Y acaso no vemos esto en el día a día de nuestras organizaciones? Gerentes cuya autoridad es lograda mediante el uso de artilugios del lenguaje para hacer que las cosas parezcan ser de un modo u otro; ¿Acaso cuando vemos a estos gerentes en acción no pensamos que nos están vendiendo una idea que necesariamente no tiene que ser cierta? ¿Acaso la gran maquinaria publicitaria no es un gran teatro que más que intentar convencer con razones, pretende manipular el comportamiento de grandes masas de la población cuya humanidad se reduce al adjetivo de consumidor?”.

Por otra parte, Fuenmayor (1993) citado por Contreras et all, (2005), propone que para lograr una mejor gerencia esta debe estar basada en fundamentos teóricos. En un primer nivel se encuentra el pensamiento sistémico mecanicista. Donde todos los involucrados en el proceso fungen como una máquina, la manera de tratar con ellos es, por tanto, la misma manera en que un experto relojero lo hace: ajustando piezas, puliéndolas, manteniéndolas de tal forma que su funcionamiento sea preciso.

La otra corriente del pensamiento que debe considerarse es el neoorganicismo evolucionista, cuyos argumentos están basados en que las actividades organizacionales son dinámicas y cambiantes, cuyo propósito es poseer capacidades para adaptarse a los constantes cambios que inciden sobre los organismos, si el sistema organizacional no muta, los procesos productivos perecen.

En consecuencia, de ello surge un nuevo enigma ¿Cuál es el nuevo sentido de la gerencia pública? Que debe prevalecer: lo ético, lo histriónico, lo mecanicista o lo evolucionista (neo-evolucionista) para dar respuesta es necesario resaltar que un buen gerente debe necesariamente generar un ambiente laboral que propicie las condiciones ideales a sus empleados, que motive sus capacidades y la de los demás, para cumplir los objetivos propuestos, centrados en todo tiempo en la consecución de resultados y por ende producir procesos productivos enmarcados en una gerencia de impactos positivos ante la sociedad, cuyo indicador de gestión sea la efectividad.

Pero ir de lo dogmático a lo pragmático no es tan fácil como lo aparenta, es por ello que se hace imprescindible como lo citamos en párrafos anteriores que los gerentes deben ser personas capacitadas, plenamente identificadas con los procesos productivos, y para lograr estos fines el gerente debe poseer conocimientos multidisciplinarios tanto en lo ético, lo histriónico, lo mecanicista y lo evolucionista, en cantidades proporcionales y/o equilibradas, aunado a ello no debemos obviar la sensibilidad humana y empatía. Un gerente cuyos paradigmas giren alrededor de los parágrafos anteriores podemos aludir con toda certeza que el éxito de la organización está asegurado.

Bibliografía

Cita esta página

Ybañez Maglys. (2018, marzo 8). El nuevo sentido de la Gerencia Pública. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/el-nuevo-sentido-de-la-gerencia-publica/
Ybañez Maglys. "El nuevo sentido de la Gerencia Pública". gestiopolis. 8 marzo 2018. Web. <https://www.gestiopolis.com/el-nuevo-sentido-de-la-gerencia-publica/>.
Ybañez Maglys. "El nuevo sentido de la Gerencia Pública". gestiopolis. marzo 8, 2018. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/el-nuevo-sentido-de-la-gerencia-publica/.
Ybañez Maglys. El nuevo sentido de la Gerencia Pública [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/el-nuevo-sentido-de-la-gerencia-publica/> [Citado el ].
Copiar

Escrito por:

Imagen del encabezado cortesía de 149561324@N03 en Flickr