Las empresas se comportan como organismos vivos, por lo tanto tienden al equilibrio dinámicamente. En este artículo resalto esta importante condición, ya que al final de cuentas la gestión del cambio debe estar enfocada en mantener el equilibrio actual de la organización o llevarla a uno nuevo. El concepto de retroalimentación juega un papel esencial en este sentido, razón por la cual lo explico brevemente.
La tendencia o aptitud de los organismos vivos para mantener el equilibrio interno se llama homeostasis.
Como las organizaciones se comportan como organismos vivos, obviamente presentan esta condición esencial. Es por esto que constantemente cambian para poder mantenerse equilibradas y estables, lo cual es fundamental para su supervivencia.
De ahí que una condición necesaria para el equilibrio en los organismos vivos sea el cambio, así parezca paradójico. Esta percepción, aparentemente paradójica, se da porque, normalmente, cuando pensamos en equilibrio nos imaginamos el equilibrio estático de una balanza (pensamiento mecanicista), mientras que el equilibrio de los organismos vivos es dinámico.
Un buen ejemplo para entender esto es el arte del equilibrismo o funambulismo. Si usted observa con cuidado a un funámbulo se dará cuenta que para mantener el equilibrio sobre la cuerda floja, tiene necesariamente que mantenerse en movimiento constantemente, sin importar que éste sea más o menos perceptible; si llega a quedarse quieto en algún momento, inmediatamente pierde el equilibrio con el peligro que esto puede acarrear para su vida.
En Oriente, hace ya cientos de años, el Taoísmo supo expresar de forma maravillosa el equilibrio dinámico en el símbolo que identifica el Tao. Este símbolo representa el equilibrio entre los complementos yin-yang, por ejemplo luz y oscuridad, alegría y tristeza, día y noche, etc. Es importante resaltar que la zona blanca está separada de la negra por una línea curva y no por una recta, lo cual significa que el equilibrio entre los complementos es dinámico y no estático.
Para comprender la empresa como un organismo vivo complejo, se puede decir que las diferentes áreas equivalen a los órganos que lo componen y las personas se pueden ver como las células que conforman esos “órganos”. Obviamente en este caso también se mantiene la tendencia del organismo (empresa) a mantener el equilibrio dinámicamente, por lo cual los órganos (áreas) y las células (empleados) cumplen su función con este fin último.
Dada la característica de la homeostasis, para que el cambio lleve al resultado esperado, todo proceso de cambio que se emprenda debe apuntar a cambiar la manera en que el proceso habitual de cambio conduce a la estabilidad, o a cambiar el equilibrio habitual por uno nuevo más útil para la finalidad que se busca.
El equilibrio dinámico convierte el concepto de retroalimentación en aspecto fundamental, porque es a través de éste que el sistema se estabiliza o se desestabiliza. La retroalimentación negativa ayuda a mantener el equilibrio habitual y la retroalimentación positiva es la que permite saltar a nuevos niveles de equilibrio.
Eso quiere decir que toda retroalimentación que apunte a estabilización es negativa, mientras que aquella que incentive el desequilibrio es positiva. Aquí es importante anotar que en este caso positivo y negativo no tienen nada que ver con juicios de valor relacionados con lo bueno o lo malo. El análisis del campo de fuerzas de Kurt Lewin se puede explicar básicamente como un juego de fuerzas entre retroalimentaciones positivas y negativas, siendo las fuerzas limitadoras equivalentes a retroalimentaciones negativas y las fuerzas favorecedoras equivalentes a retroalimentaciones positivas.
La bolsa de valores es buen ejemplo para ver el juego de fuerzas entre retroalimentación negativa y positiva. Normalmente las bolsas mantienen un equilibrio donde unos días suben y otros bajan, lo que hace que unos tengan ganancias y otros pérdidas, normalmente, moderadas, respectivamente.
La perturbación que genera una orden de venta o de compra es rápidamente controlada por una respuesta contraria, funcionando esta acción como retroalimentación negativa, cosa que no sucede cuando los mercados están al alza (bull market) o a la baja (bear market). Por ejemplo, el mercado entra en una tendencia alcista desbocada cuando la demanda crece de tal forma que la oferta es insuficiente para servir de retroalimentación negativa. Esto hace que se inicie un ciclo de retroalimentación positiva impulsado por las ganancias récord que se dan en estos periodos.
Si las condiciones del mercado hacen que la oferta reaccione proveyendo retroalimentación negativa antes de que se llegue a un punto incontrolable, se alcanza un nuevo equilibrio en un nivel diferente del inicial con un “aterrizaje suave”, donde se estabiliza de nuevo el mercado. Pero si no es así, y la retroalimentación positiva de la demanda incrementada se mantiene o crece, permitiendo que la burbuja se infle hasta reventar, lo más probable es que la tendencia se invierta totalmente. Cuando esto sucede y el mercado cae en picada (bear market) hay una alta probabilidad de volver al nivel de equilibrio habitual, y en muchos casos, caer en uno nuevo por debajo del inicial.