Efectos de los sistema económicos en la violencia y el caso de Chile

1. Introducción

Cuando los intelectuales se preocupan por el hombre y sus relaciones con la naturaleza y otros hombres, estamos frente a una visión sociológica respondiendo a la proposición de Ortega y Gasset de observar al hombre, no en su individualidad, sino, “al hombre y sus circunstancias”. Las circunstancias del hombre son ahora múltiples, más allá de lo que el insigne filósofo estimaba, pues, la concepción europea ha sido superada por la fuerza de los acontecimientos, por la ciencia y principalmente por la técnica. ¿Cuáles serías hoy las circunstancias que integran al hombre?

Indudablemente, mucho más que sus fronteras y mucho más que sus connacionales y su paisaje. Sabemos que desde la comodidad de nuestra casa podemos jugar un partido de ajedrez con cualquier amigo ubicado en el punto más lejano de nuestro hogar. Solamente es necesario que acceda a un computador y a un sistema de Internet. Es más, las noticias que suceden en el mundo llegan más rápido a las páginas nuestras por contactos de nuestros amigos, que a los periódicos. Esta realidad, ha cambiado el concepto de circunstancias del hombre tanto en lo material como en lo ético.

En efecto, en la época de Ortega y Gasset, la doctrina de los Derechos Humanos no había sido reconocida con la fuerza que hoy tiene y que constituye la normativa moral que orienta la legislación internacional y nacional. Un ejemplo de ello es el reconocimiento de los pueblos más civilizados del mundo que las acciones ilícitas de los países deben ser enjuiciadas y sancionadas por la Ley internacional, así, en el Tratado de Roma se ha creado el Tribunal Penal Internacional, para investigar, procesar y sancionar a quienes hayan caído en prácticas que ofendan la moral y la Ley reconocida internacionalmente en relación a los derechos esenciales del hombre, y en este sentido se castiga a los torturadores, genocidas, asesinos contra la vida y los derechos humanos de las personas en cualquier parte del mundo. Resulta incomprensible que Chile, un país con historia democrática, con orientación cristiano-judaica, con respeto y reconocimiento al Estado de Derecho, no se encuentre en la lista de quienes han adoptado el Tratado de Roma y la Corte Penal Internacional, como tribunal idóneo y eficaz, para salvaguardar a los ciudadanos, de los excesos en que posibles tiranos pudieran cometer con el pueblo y sus gentes, como ya ocurriera en el triste y oscuro ayer de este país.

II. El humanismo

La tendencia a poner al hombre como centro de toda actividad humana; la circunstancia de estimar que el hombre ha venido y se encuentra en este planeta con el fin de gozar de los beneficios de la Tierra y del trabajo conjunto y solidario, se denomina genéricamente doctrina humanista. En ella se integran muchas ideas y opiniones. El humanismo no es sectario, dogmático, ni se autoproclama la única doctrina del hombre. Todo aquel que crea y estime que el planeta es parte de una estructura psicobiológica superior, y que sus fines son permitir el desarrollo pleno de las personas es un humanista. Sin embargo, lo que impide la unificación de criterios es un asunto muy delicado y de estructuras económicas determinantes en el grado de humanismo que se practica.

Así, hay amplios sectores de la sociedad económica liberal que creen que el capitalismo atenuado por la empresa de responsabilidad social, es la salvación del planeta y del sistema. En ello tienen mucha razón, el Sistema de Responsabilidad Social de la empresa, bien entendido, llevaría a obtener un alivio rápido y tremendo en las clases trabajadores, desde que esta doctrina pone hincapié en que el trabajador es el capital más preciado de la empresa y que a esta corresponde cuidarlo, capacitarlo y perfeccionarlo. Pero de ningún modo para el desarrollo social en sí mismo, aunque la sociedad logre obtener algún beneficio, su orientación es derechamente a la sustentación del sistema y su modo de vida, su cultura, nacida toda y derivada, de las relaciones de los medios de producción actual.

Desde otro ángulo, la doctrina social de la Iglesia ha realizado un gran aporte desde hace ya más de ciento veinte años. Desde que el Papa León XIII lanzara urbi et orbe, la Encíclica Rerun Novarum.

En ella se reconoce la siniestra inmoralidad del capitalismo y se llama a los empresarios y patronos a reconocer el verdadero significado del trabajo, su conexión con el hombre trabajador, con su familia y con la sociedad. Vana ha sido la Iglesia en la promoción de su doctrina, desempolvada de vez en cuando, para oponerla a las doctrinas socialistas que llevan consigo una crítica despiadada y severa contra las posiciones acomodaticias del Vaticano y la Iglesia, frente a los desórdenes económicos y a la terrible realidad de los efectos del capitalismo.

En la Unión Soviética se trató de imponer un sistema más solidario. Sin embargo, la falta de experiencia del pueblo en la manifestación de sus derechos ciudadanos, no pudo resistir el caudillismo y el poder de las jerarquías de turno. No obstante, toda crítica histórica, no puede dejar en claro que la Unión Soviética en setenta años, alcanzó un desarrollo abismante, saliendo en el corto plazo de la sociedad agrícola y feudal a constituirse en una de las naciones más desarrolladas y poderosas del mundo. Ningún estado, gobierno o sistema capitalista ha logrado en un plazo tan corto realizar la apertura de un país, en ninguna parte del mundo, hacia el progreso y la satisfacción de las necesidades básicas de sus ciudadanos. En este respecto, no debemos olvidar que Cuba, gracias a un nuevo concepto de democracia, en la que los tribunos ha sido desechados por la participación auténtica y directa de los ciudadanos y sus representantes, y en la que estos miran con una visión país, democrática y solidaria, todos los acontecimientos internos e internacionales, y con una expresión de auténtica nacionalidad, que les ha permitido desarrollar una economía de tal congruencia humanista, que impide que toda persona que desee educarse, no pueda hacerlo; que todo enfermo, no pueda tener acceso a la salud; que todos tengan posibilidad de una vivienda digna y que se haya erradicado el hambre, aún sufriendo el impacto de un bloqueo genocida del país más poderoso en armas, del mundo, pero, el más débil en cuanto a moral humanista se refiere.

Cuba, es y será un ejemplo que un mundo mejor es posible, aunque por esa suerte maligna de la hegemonía del mal, arraigada en el pensamiento fascista de los gobernantes norteamericanos, pudiera ocurrir un episodio genocida que destruya la Isla caribeña y a su pueblo. El ejemplo ya se encuentra asumido por los pueblos del mundo y es parte del conocimiento de la humanidad.

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III.Violencia y economía

Fácil es entender que la economía y la violencia marchan al mismo son y son dirigidos por los mismos interesados, que la historia de la humanidad ha señalado con un dedo. Recordemos lo ocurrido en nuestro mundo americano, especialmente el sud-americano. Fue la amenaza de los imperios europeos los que frustraron el desarrollo de nuestras naciones bajo nuestros propios elementos y condiciones humanas y geográficas.

Cualquier sociólogo nos preguntaría, ¿porqué suponemos que nosotros somos, los latinos, los descendientes de los pueblos originarios y su cultura? Evidentemente es una pregunta apabullante, porque es cierto. Nosotros apenas somos los descendientes de los descendientes de la combinación de razas europeas y nativas. Muy lejos de los actuales americanos se encuentran los rasgos culturales de las poblaciones nativas. Es más, lo que aún queda de ellas, las sobrevivientes, las que no se han extinguido, sufren la discriminación, el latrocinio y la muerte. Ello, no es más que la respuesta de los sistemas económicos contra el objeto de su depredación. El “desarrollo”, llegado con la colonización traía aparejada la violencia y la muerte de los colonizados. Los ingleses, portugueses, españoles, holandeses, franceses y todos los que se movieron por el mundo buscando riquezas y mercados, trajeron la muerte y la extinción de culturas de invaluables conocimientos y desarrollo.

El capitalismo, en especial, ha sido el más depredador de los sistemas económicos, por cuanto para su sobrevivencia y fortalecimiento, han debido destruir, no solo al hombre, también su cultura, costumbres, idioma, monumentos, bibliotecas y los signos más elocuentes de la diferencia y autenticidad. Un ejemplo de violencia hoy se observa en las ciudades de Irak, donde fueron arrasados con el mismo entusiasmo, los soldados que defendían su patria, como la patria misma, en conjunto un legado para la humanidad de vestigios de una de las más antiguas civilizaciones del mundo. La soldadesca ebria de oro, jamás supo distinguir entre una joya milenaria y su valor como metal. La vergüenza de la raza humana ha tornado en icono de la bestialidad e incivilización, las manifestaciones más oscuras de los “marines”, acostumbrados a actuar bajo el poder de las armar y de la sin razón, sin que a la fecha, con todo el poder de fuego del país más poderoso en armas de la Tierra, hayan sido capaces de vencer un solo pueblo.

Es la triste realidad de los depredadores internacionales del cobre, petróleo, frutas del trópico, aluminio y plata, ganado, azúcar, y porque no decirlo, seres humanos, es que jamás han ganado una guerra después de la Independencia.

“El capitalismo ha desencadenado una lucha terrible y de consecuencias insospechas en la desigualdad entre pobres y ricos; en la concentración de la riqueza en manos de unos pocos a cambio, de la desesperación de miles de hombres sobre la faz del planeta. Un claro ejemplo de esta verdad se encuentra en este informe: el 90 por ciento de la riqueza mundial (ingreso familiar neto) está concentrado en Norteamérica, Europa y en la región pacífico-asiática (Japón y Australia). Sólo a Norteamérica –con un seis por ciento de la población adulta del mundo— le corresponde un tercio del ingreso mundial; a la India, con más de un 15 por ciento de la población adulta mundial, en cambio, sólo corresponde un escaso uno por ciento.

Pero también entre los países ricos del norte varía de modo considerable el nivel de riqueza. Del 1 por ciento mundial de los ingresos familiares privados más altos, a Irlanda le corresponde el 10,4 por ciento; a Suiza, no menos del 34,8 por ciento; y a los EEUU (a causa de la notoria incompletud de los datos acerca de los muy ricos), “solo” un 33 por ciento. A lo que hay que añadir que a los grupos situados en la cúspide del 10 por ciento de ingresos más altos en EEUU corresponde casi un 70 por ciento del ingreso familiar privado de todo el país; en China, el 10 % en la cúspide detenta exactamente un 40 por ciento”

Michael R. Krätke es un analista político especializado en problemas sociales y económicos que escribe regularmente en el semanario alemán de izquierda Freitag.

Continúa este autor: “De ahí se sigue que un buen 85 por ciento de la riqueza mundial pertenece al decir más elevado. Para contarse en ese grupo del 10% de los elegidos, hay que poseer, de promedio, cuarenta veces más que el ciudadano promedio del mundo. En la mitad baja de esa pirámide, sin embargo, la mitad de la población mundial adulta tiene que conformarse con un 1 por ciento de la riqueza mundial”.

Esta y no otra es la causa de la violencia, pues, así como se observa en el ámbito internacional, los síntomas se derraman sobre las naciones, arrastradas por el peso de la cultura alienante y desnaturalizada del mercado libre que lleva a establecer que el hombre, considerado el centro de los esfuerzo y el sujeto del goce de toda actividad planetaria, ha perdido su importancia, convirtiéndose en un elemento útil para proveer de demanda el sistema libre de mercado, por consiguiente, si este hombre se encuentra en incapacidad de comprar o vender, ha perdido su esencia vital dentro del sistema y se convierte en un elemento desechable, como son los ancianos, las mujeres y los discapacitados y los niños.

Es pues una diferencia económica, pero al mismo tiempo moral.

No es posible sostener con la vista al frente mirando a nuestro interlocutor, que el sistema capitalista de libertad de mercado sea la solución para los males económicos, políticos y sociales de la humanidad. Ello, porque hasta la fecha el sistema esclavista, primero, feudal después, industrial y mercantilista, de economía y finanzas, de libre mercado global, haya dado un ápice de muestra que se encuentra con la capacidad de resolver los problemas del hambre mundial; de las guerras; de la salud; de la vivienda, agua potable, en fin de las necesidades básicas que permiten el desarrollo humano, con el pleno uso de sus virtudes, en especial:

Tolerancia, Libertad real y concreta para todos; Igualdad frente a la Ley y frente a los derechos que la Ley otorga, Solidaridad fraternal, para la solución de los problemas de todos, lo que puede ser conseguido, únicamente, en la medida del renunciamiento de muy pocos a la riqueza necesaria para la satisfacción de las necesidades de muchos.

IV. Chile en la senda de la violencia

No es un secreto para nadie la violencia actual en Chile. Ella no se entiende, porque las razones de estabilidad política demuestran que nunca el país ha estado en mayor consenso y conciliación. Asimismo, que la riqueza ha desbordado las arcas del tesoro público y las bóvedas privadas, en una acumulación sin precedentes históricos. Pero la gran pregunta es ¿Cómo ha beneficiado esta brillante situación a los trabajadores chilenos? La respuesta es desde todo punto de vista negativa. El deterioro de la salud colectiva demuestra con crudo realismo lo que pasa en el cono sur de América. El % 40 o más por ciento de la población sufren de depresión, angustia y pánico.

Las casas de los chilenos se encuentran blindadas con alambres, barrotes, circuitos eléctricos, perros fieros, guardias armados en las poblaciones más pudientes en lo económico, todo lo que viene a demostrar que los niveles de vida han sufrido un deterioro mayor y los beneficios del desarrollo económico se han hecho agua, o mejor dicho indeseados por las grandes mayorías dejadas a su suerte.

Agreguemos que él % 75 de los niños es agredido. Una forma de llevar la sociedad adelante con la seguridad que en un tiempo nuevo, más cercano que tarde, tales niños serán en un gran porcentaje abusadores y agresores, repitiendo conciente o traumáticamente su propia historia, sobre la vida de otras víctimas.. El caso chileno es paradigmático, por cuanto, no se ajusta a la verdad científica sociológicamente ni esta verdad logra hacer carne y sangre en el sistema, bien para dar solución al problema actual o para prevenir la violencia gestada para el futuro.

Lo mismo ocurre con discapacitados y ancianos, quienes mueren día a día en el abandono callejero junto a los perros del barrio, animales que entregan a los desamparados lo que sus semejantes no hacen, calor para la sobre vivencia. De ello se obtienen verdaderos shocks publicitarios y periodísticos, que en vez de causar asombro, produce repugnancia en quienes leen tamaños reportajes, pero, sin comprender, que los animales son un ejemplo de lo que al hombre le corresponde.

La mujer siempre ha sido una de las primeras víctimas de la violencia: en el trabajo sufriendo una discriminación en sus remuneraciones; en el acoso moral y el acoso sexual; en el hogar cuidando a sus hijos sin posibilidad de desarrollo personal y sirviendo al esposo dueño de su cuerpo y su voluntad. En Chile, el año recién pasado murieron en manos de sus parejas a las menos sesenta mujeres y en el año en curso han muerto cerca de catorce. ¿Qué implica esta cifra? Exactamente, que la concepción del mundo no es igualitaria, sino, discriminadora, pues, la mujer tiene un acceso más difícil a la educación, la salud, el trabajo, en definitiva, al pleno desarrollo.

V. Un problema de libertad

Si de encontrar las causas primarias se trata, la causa original de esta situación latino americana se encuentra en la libertad concebida desde el punto de vista personal, individualista y antihumanista. La libertad es un truco con el cual se hace magia ante el populacho que no sabe ni entiende el verdadero significado de libertad. La libertad remitida hoy al arte de vender y comprar, jamás ha sido el sueño de nuestros padres libertadores, para ninguna de nuestros países. Menos aún, estarían ellos, dispuestos a disfrazar la libertad con la decadencia economicista en que solo es libre quien tiene bienes para comparecer al mercado. La libertad en este aspecto es medible, calculable y transable. Pero, ello es la libertad de mercado, la libertad esclavista, la libertad segmentada, la libertad posibilista, utilitarista, mercantilista. No se trata de la libertad moralmente diseñada por los padres de las patrias sud americanas y que dice relación con la posibilidad real, concreta, manifiesta de poder elegir entre las muchas posibilidades del bien en la educación, como primer fundamento de la libertad informada; en la solidaridad como fundamento de una libertad social; la fraternidad como fundamento de una libertad humanista llena de respeto y tolerancia a las diferencias esenciales en los mayores logros, pues, enriquecen las posibilidades y permiten otras visiones y versiones de una solución de bien común. Libertad de la divergencia, no para negar la libertad, sino, para enriquecerla.

Esa libertad que no implica destruir una hoja del libro que nos enseña lo contrario a nuestros dogmas. Libertad para rehacernos frente a la dogmática anticientífica y anti empírica y para redefinir la ciencia y la experiencia, a fin que no se solidifiquen como una verdad absoluta, porque, el mundo, el hombre y las verdades se adaptan a las circunstancias de la vida particular y colectiva.

La libertad a la fecha ha sido mal pensada. Es la libertad del % 10 que todo lo posee y que se impone a la libertad del % 90 que nada tiene. Esto es exagerando las expresiones, pero no tanto como para no entender que quien posee el $ 10 por ciento de la riqueza del mundo es capaz de decir a este mundo, cual es la verdad que debe ser considerada, y cuáles son las verdades desechables. Ello ocurre, ocurrió y seguirá ocurriendo mientras el hombre se limite a esclavizarse en conceptos minoritarios y derivados de las necesidades de mantener un statu quo conveniente para los dueños del mundo, quienes son los que manejan empresarialmente el concepto de “libertad”.

De esta forma llegamos a concluir que “el clavo se clava al revés”. La razón es que el sistema ha trastocado toda el alma de la sociedad y es muy difícil endilgar el pensamiento hacia fuera de una estructura que acomoda el pensamiento por años, décadas, generaciones.

El concepto de libertad dado fuera del sistema de libertad de mercado cambia radicalmente, al punto de desconocer la libertad de unos de apropiarse del trabajo de otros. Lo que se conoce como libertad de trabajo, no es sino libertad de comercio del trabajo, por lo que el trabajador participa en esta sociedad vendiendo su fuerza física o intelectual. Lo mismo ocurre con el novelista y el cantante. Cuando estos son “descubiertos” por el mercado su éxito es pleno y duran mientras el mercado no descubra otro artista. Son muy escasos los que logran romper la barrera del mercado y escaso el tiempo en que se mantienen… El hombre no vale por sí mismo. No tiene valor en cuanto es una persona humana. Tiene valor en cuanto es útil para el mercado por que compra o vende. No importa que sea lo que compra o vende: desde una ametralladora hasta una flor; desde marihuana o droga, hasta medicina; sea un libro, sea educación. Para el caso da lo mismo.

VI. Nueva economía, nueva libertad: extinción de la violencia

El fin de la violencia tiene relación directa con el fin de la libertad de mercado y con la economía de mercado. Una vez que el hombre haya erradicado del ámbito terrestre los fundamentos de la maldad, se habrá logrado la liberación la Paz y el respeto entre todos. Cuando las ambiciones desmedidas mueren y mueren con ellos los avaros, la sociedad se reencuentra sí misma, y es capaz de lograr las más elevadas cumbres del enriquecimiento y la creación espiritual. La riqueza es intrínsecamente perversa, pues es imposible que un hombre con su solo trabajo pueda superar lo que otros hombres hacen en la creación de bienes. Ya existe la clara mención bíblica:

“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico llegue al reino de los cielos”. Se sabe pues, y se sabía desde hace muchos años, que la riqueza se hace robando a los otros el aumento de valor de su trabajo, o la diferencia de lo que compra con lo que vende, o bajando los precios del trabajo. En fin, miles de tretas para hacer suyo lo que a otros les corresponde.

Ello en sí mismo es violencia, y este sistema solo puede mantenerse y formarse por la violencia. No existe otra posibilidad. La del vendedor que exagera las cualidades del objeto vendido; las del empresario que degrada el trabajo para pagar menos; la del país que subyuga al otro país para aprovechar las riquezas.

Ello, es violencia doctrinariamente concebida, publicitada y mantenida como la única forma de vida, de tal modo que a nadie le parece raro que el clavo se esté clavando por la cabeza y no por la punta.

En el presente informe, nada se pide al lector, solo establecer una comunicación consigo mismo, y ordenar sus sistemas de valores, con el objeto que descubra en qué forma contribuye a los elementos y condiciones de la violencia en nuestro mundo.

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Muñoz A. Profesor M.. (2007, abril 1). Efectos de los sistema económicos en la violencia y el caso de Chile. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/efectos-de-los-sistema-economicos-en-la-violencia-y-el-caso-de-chile/
Muñoz A. Profesor M.. "Efectos de los sistema económicos en la violencia y el caso de Chile". gestiopolis. 1 abril 2007. Web. <https://www.gestiopolis.com/efectos-de-los-sistema-economicos-en-la-violencia-y-el-caso-de-chile/>.
Muñoz A. Profesor M.. "Efectos de los sistema económicos en la violencia y el caso de Chile". gestiopolis. abril 1, 2007. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/efectos-de-los-sistema-economicos-en-la-violencia-y-el-caso-de-chile/.
Muñoz A. Profesor M.. Efectos de los sistema económicos en la violencia y el caso de Chile [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/efectos-de-los-sistema-economicos-en-la-violencia-y-el-caso-de-chile/> [Citado el ].
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