Una de las principales tecnologías que han cobrado gran auge y han demostrado ser vitales para asegurar el éxito de las organizaciones es el trabajar en equipo.
No podemos continuar con el paradigma de los feudos dentro de las empresas, donde cada quien analiza y decide, sin tener la oportunidad de lograr una solución nacida de la sinergia que se da al trabajar en equipo.
Los seres humanos, por naturaleza, tendemos a trabajar de manera individual y nos cuesta mucho esfuerzo trabajar en grupo. También es común no saber escuchar las ideas de los demás, a valorarlas y a ver en ellas soluciones muy interesantes a situaciones que difícilmente se resolverían si se responsabiliza de ello a una sola persona.
Debemos aceptar pasar un modelo de organización tradicional, con mucho énfasis en el control, a un modelo de organización con equipos de altos rendimientos donde se hace énfasis en el compromiso de las personas.
El nuevo sistema de altos rendimientos implica internalizar en todo el personal una cultura nueva sobre el diseño del trabajo, entendiendo por ello con el objetivo de mejorar su productividad y calidad, de crear responsabilidades compartidas y de proporcionar mejores puestos de trabajo para las personas.
La característica más singular de este proceso es que, en vez de involucrar exclusivamente a “expertos” o ejecutivos de alto nivel, lleva a los empleados de todos los niveles y funciones a participar en el proceso de recomendar cambios en el diseño de sus actividades. De esta manera se obtiene más información, se cuenta con la participación de quienes están cerca de la acción y se promueve un mayor compromiso para actuar.
La historia de los últimos años, sobre todo en Japón, Brasil, Estados Unidos, nos ha demostrado que cuando se diseñan estrategias y se toman decisiones de una manera colegiada, se asegura el éxito. Por ello, dedico este trabajo al estudio de esta tecnología llamada Marketing, porque sería imposible calificar como empresa de clase mundial a la que no vive esta filosofía de trabajo en equipo. Por cierto existe una frase famosa “Nunca se podría hacer buena música, si los integrantes de la orquesta no escuchan a sus compañeros.”
No es fácil desarrollar equipos de trabajo que consigan altos niveles de rendimiento y satisfacción para cada miembro; sin embargo, esta forma de trabajar es adoptada cada vez más por diferentes empresas deseosas de cambiar para ser competitivas.
Empero, en muchas ocasiones estos intentos fracasan, sobre todo en empresas donde las personas estaban acostumbrados a trabajar de manera funcional, no interdisciplinariamente, de tal forma que no logran internalizar las características propias del perfil del recurso humano deseado hoy en día, tales como liderazgo participativo, responsabilidad compartida, meta bien definida, comunicación efectiva, etcétera. Por ello, es necesario elegir el mejor enfoque de equipos de participación, implantarlo en forma adecuada y darle seguimiento.
El siguiente punto a tomar cuenta son: análisis comparativo de los sistemas de trabajo en las organizaciones; clases de equipos de participación; desarrollo para crear esta cultura en los participantes; implantación de los equipos de trabajo; evaluación de resultados y sistemas de compensaciones y reconocimiento para quienes participan en esta cultura de trabajo.