1. Objetivo y concepto de zona de amortiguamiento
Según Van Orsdol (1987) en la aplicación tradicional, las zonas de amortiguamiento son designadas para alcanzar tres objetivos principales:
1. Contribuir a la conservación genética, especies y diversidad de ecosistemas en áreas de particular importancia científica, biológica y cultural;
2. Proveer oportunidades de investigación, monitoreo y entrenamiento;
3. Promover un desarrollo sostenido alrededor de las Áreas protegidas.
Miller (1980), considera que mediante las zonas de amortiguamiento se busca proteger al área silvestre de los diferentes efectos nocivos y debe estar en capacidad de absorber los disturbios químicos y físicos tales como contaminación del aire, agua o el suelo, caza furtiva, el turismo incontrolado y el ruido.
Al aplicar este concepto se toma en cuenta:
1. La necesidad de frenar los efectos de las actividades más intensivas dentro del área natural protegidas sobre otras zonas de la misma área; es decir, el amortiguamiento es una función entre cada una de las zonas internas de manejo, más que de una zona en sí (figura No. 1);
2. La necesidad de una franja que frene los efectos de las actividades externas hacia el área natural protegida (amortiguamiento externo).
Sin embargo Mackinnon, citado por Oldfield (1988), define las zonas de amortiguamiento como áreas en la periferias de las áreas naturales protegidas, las cuales tienen restricciones en su uso para brindar una banda adicional de protección al área protegida y compensar a los miembros de las comunidades asentadas en la zona de amortiguamiento por la perdida de acceso al área natural protegida.
Desde 1982, en el Congreso de Parques Nacionales en Bali, Indonesia, el concepto de zonas de amortiguamiento alrededor de áreas protegidas ha tomado una aproximación más integrada ya que se considero que los recursos naturales no pueden estar ubicados lejos de poblaciones y que muchos de los problemas asociados con las áreas naturales protegidas actualmente representan problemas de un manejo que integre el área natural protegida con las necesidades de desarrollo de la población local.
La zona de amortiguamiento debe de manejar bajo el concepto de desarrollo sostenible, siendo el concepto adoptado por la Alianza Centroamericana para el Desarrollo Sostenible ALIDES el siguiente…”Desarrollo Sostenible es un proceso de cambio progresivo en la calidad de vida del ser humano, que lo coloca como centro y sujeto primordial del desarrollo, por medio del crecimiento económico con equidad social y la transformación de los métodos de producción y de los patrones de consumo y que se sustenta en el equilibrio ecológico y el soporte vital de la región:
Este proceso implica el respeto a la diversidad étnica y cultural regional, nacional y local, así como el fortalecimiento y la plena participación ciudadana, en convivencia pacifica y en armonía con la naturaleza, sin comprometer y garantizando la calidad de vida de las generaciones futuras”.
A partir de este conocimiento se destaca la necesidad de buscar un desarrollo sostenible en las zonas de amortiguamiento, en donde se toma en cuenta las necesidades de la población local y no sólo el manejar esta zona como una animación del área natural protegida.
2. Factores determinantes en el establecimiento de las zonas de amortiguamiento
Para determinar el tipo y la extensión de la zona de amortiguamiento se deben considerar los siguientes factores (Mackinnon 1986):
1. Amenaza a las especies de vida silvestre que habitan ocasionalmente fuera del límite de la reserva; el conocimiento del tamaño de la población y hábitat de las especies podrían ser algunos indicadores de una adecuada extensión;
2. La posibilidad de las zonas de amortiguamiento para servir a otras funciones de protección tales como conservación de suelos y aguas o protección como faja corta fuegos;
3. Conservación de especies de vida silvestre que probablemente se encuentren fuera del área natural protegida;
4. Razonable necesidad de la población local por tierra, productos del bosque, áreas de pastoreo o agrícolas;
5. La disponibilidad de tierra ya sea que este con cobertura natural u otra vegetación, o que este abandonada o que empiece a ser usada;
6. La posible sustitución de cultivos amortiguadores para un tipo particular de tierra y condiciones climáticas y los intereses de la vida silvestre .
El mimo autor considera que, como regla general, el nivel de prioridad debe ser la necesidad de protección; seguido por la necesidad de cosechar productos para consumo directo de los campesinos y por ultimo el desarrollo de cultivos comerciales.
Como se puede notar, las necesidades para el establecimiento de las zonas de amortiguamiento se refieren a la conservación y protección de las especies, la tierra disponible y las aspiraciones del campesino para satisfacer sus necesidades básicas.
3. Funciones de la zonas de amortiguamiento
Para Mackkinnon (1986), las zonas de amortiguamiento deben cumplir con las siguientes funciones:
1. Permitir un aumento de poblaciones de fauna silvestre a través de una extensión del amortiguamiento: los hábitats contenidos en el área de la reserva permiten la posibilidad de crianza y supervivencia de plantas y animales que de otra manera sólo podrían sobrevivir en el área protegida;
2. Promover un producto de uso con valor para los pobladores locales: la vida silvestre de la zona de amortiguamiento es de importancia secundaria y el uso de la tierra no es conflictivo con el objetivo del área protegida;
Esto generalmente involucra la plantación de especies que son hábitat atractivo para la fauna local o permitiendo un control de cosecha sobre la vida silvestre.
En este caso los pobladores rurales no tienen la necesidad de buscar los productos (leña, madera, para construcción y otros) dentro de la reserva.
4. Beneficios de las zonas de amortiguamiento
Oldfield (1988), considera que los beneficios potenciales de la zonas de amortiguamiento son muchos y muy variados (según sean las técnicas de manejo aplicadas) pues favorecen tanto al recurso biológico como a la población humana.
4.1 Beneficios biológicos
1. Brindar protección adicional, de actividades humana, para la zona nuclear estrictamente protegida;
2. Proteger el corazón del área natural protegida de cambios biológicos;
3. Proveer protección adicional de fuertes daños causados por causas naturales o antropogénicas;
4. Proveer de una unidad boscosa para la conservación con menos perdida de especies a través del efecto de borde;
5. Aumento del hábitat y así un mayor tamaño de la población, amplio rango de especies;
6. Permitir para muchos la limitación natural, relacionado con el movimiento de las especies;
7. Proveer una zona de abastecimiento para especies del área nuclear;
8. La presencia de los árboles minimiza los cambios en el clima local y provee refugio para cultivos anuales y permanentes;
9. La presencia de árboles ayuda a enriquecer la fertilidad del suelo y a mantener su estructura;
10. La presencia de árboles ayuda a prevenir la erosión del suelo;
11. Los árboles proveen hábitats para la vida silvestre.
4.2 Beneficios sociales
1. Los pobladores locales mantienen el acceso a especies de flora y fauna tradicionalmente utilizadas;
2. Los pobladores son compensados por la pérdida de acceso a las zonas nucleares estrictamente protegida;
3. Los pobladores locales participan en la conservación del área protegida;
4. Hay mas tierra para la educación, recreación y turismo;
5. La conservación de la vida silvestre se convierte en parte de los planes locales y regionales de desarrollo rural;
6. Se salvaguardan los derechos de tierra tradicionales hacia los pobladores locales;
7. Incrementen los empleos relacionados con la conservación;
8. La extensión de la diversidad y estacionalidad de los productos de la finca incrementa la estabilidad del sistema finca;
9. La recolección local de productos, madera, alimentos y medicinas, de los árboles, reducen la necesidad de transportarlos o comprarlos
10. La garantía económica es obtenida por el almacenamiento de la madera vendible;
Además de los beneficios anteriores existen otros relacionados con el manejo sostenible de los recursos naturales, relacionados con los beneficios biológicos como sociales. Entre estos beneficios se pueden distinguir los siguientes:
- Calidad de agua;
- Estabilidad del régimen hidrológico;
- Sostenibildad en los factores naturales de la producción;
- Mejoría en el nivel y calidad de vida de la población.
Según Oldfield (1988) para poder alcanzar los beneficios descritos se deben observar los siguientes criterios básicos:
- La cobertura arbórea y hábitats deben ser mantenidos tanto como sea posible en su estado natural;
- La vegetación de las zonas de amortiguamiento debe parecerse al área protegida, tanto en composición de especies como en estructura;
- Las zonas de amortiguamiento deben poseer tanta diversidad biológica como sea posible;
- La fisionomía de la vegetación debe ser tan heterogénea y estratificada como sea posible;
- La capacidad del ecosistema en las zonas de amortiguamiento para mantener el reciclaje de los nutrientes del suelo debe ser mantenida tanto como sea posible. Las actividades de la zona de amortiguamiento no deberán tener un impacto negativo en la estructura física del suelo o en la capacidad de regulación del agua;
- La explotación de la zona de amortiguamiento debe, tanto como sea posible, hacer uso de la tradición, estilos de vida de la población y practicas de manejo de recursos localmente adaptados.
Los criterios anteriores, en términos generales, se manifiestan hacia una extensión del área protegida, lo cual hace difícil la compatibilización de estos criterios con el logro de los beneficios propuestos.
5. La zona de amortiguamiento y su función en el contexto de los corredores biológicos
5.1 Fragmentaron y perdida de hábitat naturales
Actualmente es mayor la preocupación acerca de los efectos de la perdida y fragmentación de hábitats naturales y, a la vez, es mayor la conciencia sobre la necesidad de tomar pasos prácticos para mantener y restaurar la conectividad con el propósito de promover la viabilidad biológica de las poblaciones silvestres que se encuentran aisladas (Bennett et al. 1994; Lambec 1997).
La alteración de un hábitat natural no comprende solamente la conversión directa y física de un área natural en antropogénica (destrucción de hábitat), por ejemplo cuando un bosque húmedo se convierte en potrero; también incluye la ruptura de un parche de hábitat grande y continua en parches mas pequeños (fragmentación de hábitat) y cambios en la composición, estructura o función de un ecosistema (degradación de hábitat) (Noss et al. 1997).
La destrucción y degradación de hábitats naturales están muy difundidas y sus implicaciones para la conservación de la diversidad biológica y sustentabilidad de los recursos naturales son de significancia global. Donde los hábitats no están completamente destruidos están fragmentados en pequeños parches, originando “aisladas de hábitat en un “mar de desarrollo” (Turner 1996; Alonso et al 2001).
Todo indica que la fragmentación de hábitats tiene efectos severos sobre la viabilidad poblacional aun cuando, con el manejo, se trata de eliminar la invasión y la introducción de especies exótica u otras amenazas a especies de los hábitats fragmentados (Burker 1988).
Fragmentación se refiere a la división de un hábitat continuo en parches más pequeños y aislados, cuyo resultado es la reducción del área total de hábitat (perdida de hábitats), la reducción del tamaño de los parches de hábitat y el aumento en el aislamiento (Saunders 1991; Hobbs 1993; Fahrig y Merriam 1994; Ecotono 1996).
Al reducir el área total del hábitat, consecuentemente se reduce el tamaño poblacional y se incrementa la tasa de extinción local; además, el área remanente que esta fragmentada, limita las tasas de diseminación e inmigración (Guevara 1995).
Los efectos de la perdida y fragmentación de hábitats pueden ser notados a varios niveles de la organización biológica e incluyen tanto cambios al nivel genético, como poblacional (Meffe y Carroll 1997). Tales efectos influyen en la dinámica de una población de por lo menos cuatro tipos de especies:
1. especies sensibles al aislamiento, afectadas por las barreras de dispersión creadas por la nueva matriz del hábitat con estructura y composición diferentes; 2. Especies sensibles al tamaño del área, con requerimientos de áreas extensas; 3. Especies sensibles a los cambios físicos y biológicos relacionados a los bordes; 4. Especies invasoras que se dispersan y colonizan los nuevos hábitats creados en la matriz (Ecotono 1996).
Los fragmentos pueden carecer de una representación de todos los hábitats del bloque original, conduciendo a una perdida de heterogeneidad, lo que puede afectar a especies que requieren diferentes hábitats (Carrillo 2000). El proceso de reducción y fragmentación de hábitats también altera ecosistemas al cambiar procesos ecológicos (Peck 1998).
La combinación de estos cambios reduce la biodiversidad nativa y actualmente, esta tendencia es considerada una de las principales cusas de extinción de especies (Noss 1987; Hudson 1991; Guevara 1995; Turner 1996; Meffe y Carroll 1997; Noss et al, 1997; Haddad 1999).
La alteración de hábitat es considerada como el principal factor que amenaza especies y ecosistemas (Noss 1987; Hudson 1991; Guevara 1995; Turner 1996; Meffe y Carroll 1997) y la fragmentación de los bosques tropicales húmedos una de las causas más directas de la pérdida de la biodiversidad (Meffe y Carroll 1997; Alonso et al 2001).
La fragmentación resulta generalmente en terrenos que consisten de áreas remanentes de vegetación nativa rodeada de una matriz de tierras agrícolas (zona de amortiguamiento e influencia) u otras formas de uso de la tierra. Remanente pude ser definido como un parche de vegetación nativa alrededor del cual toda o la mayor parte de la vegetación original ha sido removida y debido a esto, por veces son denominados islas de hábitats. Los llamados parches de hábitat, por otra parte, son áreas en el paisaje que son definidas funcionalmente para una especie en particular, que los pueden usar para la reproducción o alimentación (Saunder 1991; Fahrig y Merriam 1994).
El aislamiento de las áreas remanentes tiene importantes consecuencias para la biota (Hobbs 1993; Bennet 1998), que varían con la distancia hasta otros remanentes y con el grado de conexión entre ellos. Remanentes naturales crecientemente ocurren como un mosaico de grandes parches que pueden ser considerados reservas naturales y pequeños parches supervivientes rodeados por tipos de uso de la tierra intensivo (Bennett 1998).
La estructura espacial del paisaje, que consiste en la relación espacial entre parches de hábitats y la matriz en la cual están inmersos, es de central impotencia para la compresión de los efectos de la fragmentación sobre la supervivencia de las poblaciones.
Esta relación espacial controla las funciones presentes (flujo o movimiento) y los cambios temporales. Algunas de las características de la estructura espacial del paisaje son: 1. el tamaño, forma y cálida de los parches; 2. presenciad de rutas de dispersión a través del paisaje; 3. la calidad de las rutas de dispersión; 4. la configuración espacial de los componentes del paisaje. La recolonización de extinciones locales es crítica para la supervivencia regional de las poblaciones fragmentadas.
Las especies en peligro de extinción están típicamente restringidas en su rango de dispersión y en los tipos de hábitats a través de los cuales se dispersan. La conservación de grandes extensiones de remanentes de bosque tropical es esencial para proteger un amplio rango de especies de las cuales la extensión del hábitat excede los limites de la reservas.
Por estos, factores como las relaciones espaciales entre los elementos del paisaje y las características de dispersión de los organismos son consideraciones fundamentales para la toma de decisiones. Para muchas poblaciones, la supervivencia a escala regional depende de la recolonización de estas extinciones locales a partir de otras áreas mediante la dispersión (Fahrig y Merriam 1994, Alonso et al 2001).
En paisajes fragmentados, la inhibición del intercambio de individuos conduce cada población o subpoblación dentro de cada remanente de bosque al aislamiento, favoreciendo a que este más susceptible a la extinción local, debido a efectos, favoreciendo a que esté más susceptible a la extinción local, debido a efectos genéticos (endogamia, por ejemplo), demográficos (p. ej. Fluctuaciones de la temperatura, en las poblaciones depredares y presa). La reducción de la disponibilidad total del hábitat (Carrillo, 2000) y acceso a los recursos básicos requeridos por las especies también juegan un papel. La reducción de inmigración conduce al aislamiento reproductivo y está entre los seis mecanismos de extinción en fauna. Además, al no desplazarse entre fragmentos, muchos animales pueden restringir la migración de especies de plantas que dependen de sus dispersores de semillas y pueden restringir el flujo genético de especies que dependen de polinizadores (Turner 1996).
En función de esto, uno de los mayores desafíos actuales es mantener y conservar la biodiversidad que se encuentra amenazada por el acelerado proceso de fragmentación, pérdida y aislamiento de hábitats naturales ocasionados por perturbaciones humanas. Los efectos de fragmentación pueden ser atenuados mediante algunas medidas que incluyen la disminución de los impactos ocasionados por lo usos de la tierra del entorno, mejoría de la calidad de los hábitat existentes, incremento del área efectiva del hábitat y el incremento de la conectividad que permita la migración entre fragmentos o reservas y así retardar la extinción (Burkey 1988).
El incremento de la conectividad puede ser logrado mediante la identificación y evaluación de oportunidades para el mantenimiento, restauración o revegetación de corredores amplios de hábitat o de otras formas de conectividad funcional entre áreas naturales, para contribuir a la conservación de la biodiversidad, antes de que estos se pierdan y las reservas se aíslen completamente (Hobbs 1993; Meffe y Carroll 1997; Bennet 1998).
5.2 Perdida de la conectividad
Conectividad el opuesto de fragmentación, se ha convertido en uno de los principios de conservación mejor aceptados y fundamentales para el desarrollo de reservas naturales, zonas de amortiguamiento y zonas de influencia.
Pocos conservacionistas no están de acuerdo en que poblaciones locales funcionalmente conectadas mediante movimientos naturales son menos susceptibles a la extinción que poblaciones aisladas por la actividad humana (Rosenberg et al 1997; Soule y Terborgh 1999). El termino conectividad, creado en 1984 por el ecólogo Gray Merriam, se refiere a la “capacidad de un paisaje de mantener el movimiento de organismos, genes, materiales o energía, siendo que, por lo general, el concepto esta principalmente relacionado al movimiento de especies”.
Conectividad implica el enlace de hábitats, especies, comunidades y procesos ecológicos a escalas espaciales y temporales múltiples (Noss 1991) Y GENES ENTRE PARCHES DE HABITAT. También Pude referirse a la medida en que un corredor esta espacialmente continúo o conectado (Forman 1995). No obstante, es una idea relativa, la cual depende del proceso o especies en cuestión (Peck 1998).
Dos componentes principales influencian la conectividad potencial para una especie en particular, comunidad o procesos ecológicos: el estructural (configuración espacial, presencia y extensión de claros y vías alternativas, distancia entre parches, entre otros) y el comportamiento, que es la respuesta a la estructura física del paisaje por el organismo (grado de especialización al hábitat, tolerancia a disturbios, entre otros) (Bennet 1998).
No obstante, la conectividad no es mas que unos objetivos de conservación, en vez de eso, es el estado natural de las cosas, ya que originalmente la naturaleza estaba conectada a la escala continental, separada por barreras naturales. Desde el desarrollo de la agricultura, la cobertura de vegetación de todo el continente, excepto la Antártica, ha sido extensivamente modificada (Saunders 1991). Los defensores de la conectividad del paisaje (p.ej. Reed y F. Noss) , en general, y de corredores para la vida silvestre, en particular, por veces retroceden a la premisa naturalista de que la situación natural del mundo pre-agricultura era la conectividad y no la fragmentación (Mann y Plumier 1995). Los efectos antropogénicos más significativos sobre la biodiversidad han originado cambios en la conectividad del paisaje y su existencia es indispensable para mantener la viabilidad de poblaciones silvestres en paisajes (USDA) principalmente cuando se trata de especies de fauna que requieren grandes áreas boscosas naturales (Turner 1996). Además, la conectividad mantiene o restaura procesos ecológicos que han sido interrumpidos por las actividades humanas (Noss 1991; Soule y Terborgh 1999; Rosernberg et al. 1997).
Por esta razón, es que al restaurar la conectividad, consecuentemente, se esta reparando los impactos de la agricultura o del desarrollo, aunque, en algunos casos, la imposición de la conectividad o restauración pude ser más perjudicial que la fragmentación.
Existe una creciente necesidad de utilizar criterios de diseño para mejorar los sistemas o redes de conservación en áreas fragmentadas, pero eso requiere un claro entendimiento de los problemas creados por la fragmentación (Saunders et al. 1991). El mantenimiento de la conectividad del paisaje también ha tomado mayor importancia entre las grandes cuestiones relacionadas al manejo forestales (MFS), donde actividades, como la extracción de madera, tiene el potencial d eliminar especies de las áreas taladas, fragmentado y asilando poblaciones (Margules 1996).
5.3 La implementación de corredores biológicos en la zona de amortiguamiento
Morales R. (2002), argumenta desde más de una década que la opción más viable de implementación de corredores biológicos en la zona de amortiguamiento e influencia de las áreas naturales protegidas, deben de ser lo causes de ríos, riachuelos y/o quebradas, siendo característico de dichas áreas la preservación del bosque de galería adyacente al cauce.
Bajo el concepto operativo de Morales R. los corredores biológicos en la zonas de amortiguamiento e influencia conjugan dos factores relevantes que puede permitir la viabilidad y funcionalidad de los mimos, la existencia de cobertura boscosa a través del bosque de galería (generalmente rico en especies arbóreas nutrices) y la presencia continua o temporal de agua, permite cumplir el principal objetivo de la implementación de un corredor biológico “incrementar o mantener la viabilidad biológica y ecológica de especies y poblaciones, al incrementar su persistencia en el hábitat y en la región”.
Paralelamente el ejecutar acciones compatibles de desarrollo que promuevan el desarrollo y manejo sostenible de los recursos naturales existentes en la zona de amortiguamiento e influencia tales como: 1. implementación de planes de manejo forestal; 2. agroforesteria; 3. sistemas agrosilvopastoriles; 4. diversificación agrícola; 5. zoociraderos y 6. conservación de suelos.
Con las comunidades fortalecerá la función de conectividad y desarrollo socioproductivo, considerando que la implementación y el manejo de los corredores biológicos se desarrolla dentro de un contexto político y social, considerándose extremadamente complejo, requiriendo una estrategia integrada para preservar su valor para la conservación de la biodiversidad y la seguridad alimenticia de las comunidades.
Su manejo pude estar basado en la mejor información disponible, pero es un ejercicio social, el que se requiere de tierra para proporcionar viabilidad biológica.
Los corredores, como toda estrategia de conservación de la biodiversidad, poseen diferentes suposiciones, ventajas y desventajas. En la práctica, la efectividad de su establecimiento es cuestionable si no se conoce, se incorpora y respeta las necesidades básicas, aspiraciones y especificidades sociales y culturales de las comunidades humanas, como elementos claves en la ecuación de la conservación para garantizar la sostenibildad.
En función de esto, la estrategia debe incorporar el componente socioeconómico de las poblaciones que viven dentro y alrededor de un corredor y las áreas protegidas adyacentes (Incer 1995).
Según Bennett (1998), son muy importantes los elementos sociales, culturales, económicos y políticos, tales como el estatus y tenencia de la tierra. Aceptación y apoyo de la comunidad local. Los lineamientos y estándares no deben sostenerse solamente en aspectos biologías, pero deben integrarse aspectos socioeconómicos y políticos (Bermúdez 2000).
Casi siempre los corredores biológicos se encuentran ubicados en las zonas de amortiguamiento e influencia, siendo áreas desprotegidas y vulnerables al desarrollo y actividades destructivas para la vida silvestre y funciones ecológica. Su efectividad pude ser afectada y su persistencia comprometida por el tipo, proximidad y extensión de las actividades humana, bien como por las practicas de uso de la tierra desarrolladas, tanto dentro, como adyacente al corredor, aunque idealmente, este debería estar protegido y ser capaz de contrarrestar las amenazas a la biota.
Puede existir casos ñeque no se justifique la alta prioridad de conectar poblaciones de especies amenazadas cuando, en realizada, su declive se debe claramente a la cacería u otras causas directas, que no están relacionadas al aislamiento y fragmentación de sus hábitats (Bennett 1998).
La adquisición de hábitats marginales para formar corredores, podría tener menos prioridad con relación a la preservación de áreas aisladas que contienen especies endémicas o amenazadas (Noss 1987). A parte de eso, se vuelve bastante difícil mantener remanentes de vegetación cuando continuamente inciden impactos adversos originados por las prácticas de manejo en su entorno (Saunders et al. 1991). Existen pocas iniciativas para la definición de normas para el manejo de un corredor biológico, que incluyen algunas prohibiciones de uso de la tierra que impidan el área de funcionar como un corredor (Beier y Loe 1992).
Así como con las zonas de amortiguamiento, para que un corredor tenga valor de conservación, los usos de la tierra deben ser compatibles con los objetivos de conservación de la región.
Usos compatibles son aquellos que no interrumpen procesos, como el ciclo de nutrientes, interaccione biológicas claves entre especies o reproducción; son usos que no comprometen la integridad de los ecosistemas o la viabilidad de poblaciones. No se puede establecer corredores biológicos entre áreas naturales protegidas sin involucrar a las comunidades asentadas en las zonas de amortiguamiento e influencia, dado que estas pueden garantizar un manejo sostenible. El complejo mosaico de instituciones, culturales, actividades humanas, tiene que insertarse en el mosaico de la naturaleza con sus interacciones. Poblaciones rurales adyacentes a parques nacionales deben ser integradas en la toma de decisiones respecto a conservación, incluyendo el establecimiento de corredores propuesto (Mwalyosi 1991). Varios grupos de actores tienen diferentes percepciones e intereses en las políticas y acciones de conservación. Estos actores, juntamente con sus entres, percepciones y necesidades, deben ser definidos y tomados en consideración en una estrategia de conservación afuera de áreas protegidas (Halladay y Gilmour 1995).
Para que los conservacionistas motiven el comportamiento amigable entre aquellos que viven y usas las zonas de amortiguamientos adyacentes a núcleos y corredores, se hacen muy importantes los incentivos positivos. Estos existen en una amplia variedad, con el propósito de incentivar la participación de los diversos grupos e individuos en la implementación de zonas de amortiguamiento y corredores biológicos (Shafer 1999; Soule y Terborgh 1999).
Las políticas de conservación gubernamentales pueden costar menos para la sociedad y ser más efectivas para la conservación cuando permiten que los propietarios de la tierra opten por recibir compensación por sus esfuerzos de conservación en vez de imponerse el mismo criterio (CI/IESB 2000). Los servicios ambientales benefician a los dueños y vecinos de los bosques u otros ecosistemas que los producen, y también a la sociedad, en general. Con el incentivo hacia la producción de estos servicios, propietarios se sienten más motivados a participar (Oliver et al. 2001- resumen Simpsiuo) y mayor va a ser la voluntad de conservar los ecosistemas que lo producen (Garcia 2000).
Por ejemplo para implementar un corredor, se pude proponer como principal medio un programa de expansión de servios ambientales. Estos servicios incluyen el agua, en cantidad y calidad requerida, control de erosión, reducción del impacto de desastres, conservación de biodiversidad, fijación de gases invernaderos, u otros. Los beneficios y servicios a las comunidades y sociedad, en general, contribuyen a que la estrategia representada por los corredores sea viable.
Por otro lado, se observa que, la compra de tierras en la zona de amortiguamiento e influencia ha sido el principal mecanismo para vitalizar el establecimiento de corredores biológicos. Los planes de adquisición de tierras en el interior de un corredor, son parte de una estrategia de solucionar conflictos de uso de los recursos, la cual no debería ser la única alternativa, cuando existen otros mecanismo (Varea y Rodríguez 2000), como por ejemplo, los jurídicos, de conservación privada, que no implican necesariamente en la compra o expropiación.
Los beneficios de la conservación son parte importante de la estrategia política a ser usada cuando exista una situación compleja de tenencia. Es importante que la gente tenga acceso a estos beneficios. Los incentivos a la conservación pueden ser brindados a través de la colaboración para que los propietarios saquen el titulo de sus propiedades y siendo ellos dueños de los recursos, a partir de ahí se promueve el cambio de actitud.