En 2010 el país ha obtenido el mejor PBI e inflación en América Latina con un 8.8% y 2.1% respectivamente, que lo sitúa en una posición expectante para las inversiones y un modelo a seguir a nivel mundial, correspondiendo un PBI per cápita de 5200 dólares a cada peruano. Sin embargo la pobreza ha disminuido en 1.5% con respecto al año 2009, señalando además que éste valor debe ser mucho menor en las zonas rurales del país, donde la estadística no hace referencia.
Por esta situación nos preguntamos ¿es suficiente un crecimiento sostenido del PBI para garantizar la disminución integral de la pobreza? Consultando encontré un reciente estudio del Banco Mundial sobre América Latina y El Caribe, titulado Reducción de la Pobreza y Crecimiento: Círculos virtuosos y círculos viciosos, en dicho estudio se tratan formas de convertir este ciclo negativo en círculos virtuosos de reducción de la pobreza, en que las medidas de amplia base a la pobreza se traducen en un mayor crecimiento, que a su vez, reduce la pobreza. Que el aumento del nivel de ingresos mitiga la pobreza, y que el crecimiento económico puede ser más o menos eficaz para lograrlo es bien conocido; sin embargo, poco se ha estudiado el canal inverso: que la pobreza tal vez sea, en realidad, parte de la razón por la que un país muestra un desempeño bajo en cuanto a su crecimiento.
Es el caso más puntal de la Región Piura donde la pobreza para el año 2008 estaba entre 50% a 70%, mientras en 2009 se ubica entre el 30% al 50%, siendo relativamente alto, considerando que es la segunda región con más población. A pesar del incremento de la inversión privada que ha promovido el empleo, aunque no formal, de la masa desempleada. En este estudio hace referencia a que la pobreza es un concepto que abarca una amplia gama de dimensiones, tales como salud, mortalidad y seguridad, que no están correlacionadas con las medidas convencionales de la pobreza de ingresos. Es decir que se debe medir el bienestar basado en los movimientos a lo largo de toda la vida o hasta de generaciones.
Si tenemos referencia que la tasa de mortalidad infantil en niños menores de 5 años es crítica, el rendimiento educativo es mínimo, los graves problemas del sector salud que no da cobertura de manera equitativa, entre otros factores en la Región Piura, confirma lo hallado en este estudio, que dice que la movilidad intergeneracional sigue siendo más baja en América Latina y el Caribe que en el peor de los países de la OCDE.
Varios estudios recientes indican que los niños de familias pobres y de padres con poca educación afrontan una probabilidad relativamente alta de alcanzar niveles educativos bajos, de obtener menos retornos derivados de su educación, y de seguir siendo pobres”. Otro estudio del Banco Mundial sobre la región de América Latina Asegurando el futuro en una economía globalizada (de Ferranti y otros, 2000), manifiesta que la elevada volatilidad económica de la región significa que allí los pobres están sujetos a riesgos más altos en comparación con los pobres de otras regiones.
En otras palabras no sólo basta que exista un incremento de la inversión, que el estado desarrolle nuevos programas asistencialistas, que construya colegios y hospitales en diversas localidades sin sustento técnico de país, etc. Se necesita una integración total de las políticas sectoriales de los responsables del desarrollo nacional, regional y local. Dicha integración obedece a crear lineamientos no plasmados en ejecuciones burocráticas sino con una visión dinámica y sostenible en el tiempo, que permitan la inclusión generacional a largo plazo. Dicha movilidad intergeneracional promoverá que los padres que no tuvieron la oportunidad de la educación ahora sí puedan brindársela a sus hijos, accediendo a una educación innovadora en función a las necesidades locales y nacionales, que les permita involucrarse en el crecimiento sostenido del país, participando y aportando en la reactivación de los sectores productivos estratégicos de cada zona. Disponiendo además de las coberturas satisfactorias de los servicios públicos básicos, que les hagan sentir que su esfuerzo participativo en el erario nacional es reivindicado con una preocupación sostenida de dichas políticas públicas.
Otro factor importante lo constituyen la infraestructura y sistemas de comunicación que les permitan una participación más activa de sus inquietudes de desarrollo relacionado con el nacional. No se trata de hacer obras por cada paso que se le ocurra a las autoridades públicas solo porque la voz popular así lo demanda, sino que debe ser producto de lineamientos estratégicos integrales, mejorando la participación colectiva más profesional en la toma de decisiones, pero sobretodo con una mayor conciencia nacional de lo que significa el desarrollo integral del país, solo así mejoraremos las performances de la disminución de la pobreza de manera integral y nos insertaremos de manera más dinámica en la productividad global.