El cooperativismo es un modelo asociativo que nació en el Siglo XVIII en Inglaterra como una estrategia asociada, donde un grupo de personas al unir esfuerzos mancomunados (capital), podían formar una empresa que les permitía generar sus propios ingresos.
Esta unión llamada cooperativismo, a diferencia de otras uniones con objetivos comerciales, está basada en principios, tal como los detalla la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), como la libre adhesión, es decir, que las personas son libres de ingresar o de salir para integrar una cooperativa. Asimismo, la administración tiene un control democrático, están regidos por estatutos, la cooperativa apuesta por la educación; considera importante que las personas asociadas estén preparadas para conducir y ser parte de este modelo de empresa. Otro principio es la repartición de los excedentes, es decir, que las ganancias se reparten equitativamente con base en lo aportado por cada asociado para el funcionamiento adecuado de la cooperativa. Asimismo, se promueve la integración y la preocupación por la comunidad, es decir, se vincula con los asociados para mejorar su nivel de vida.
Desde mi experiencia, el modelo cooperativo para las organizaciones agrarias se constituye actualmente como el modelo socio empresarial más viable, porque permite que las personas de un mismo subsector agrario puedan juntarse y formar una empresa con un mismo objetivo y una misma fuerza.
Por ejemplo, los productores de banano orgánico, o de cacao o de café o de frijoles o de cuyes; se juntan y forman una cooperativa con el objetivo de trabajar en una misma visión de producir productos de calidad y posicionarse en el mercado, sea nacional o internacional.
Unirse en cooperativa requiere un compromiso de cada una de las personas que desean adherirse, porque a veces las personas asociadas no asumen con responsabilidad que ser parte de una cooperativa agraria es para una integración social y comercial. Los casos que observo más seguido consisten en que, los productores asociados entregan sus productos sin las exigencias de calidad que los directivos y gerencia de cooperativa han establecido en los contratos comerciales. Consideran que no es su responsabilidad. Sin embargo, al entregar su producto, este será parte de un gran lote o una gran mercancía que su cooperativa presentará ante el mercado y si este presenta una falla, la penalidad comercial recaerá en la cooperativa y no en la persona asociada que “malogró” el lote o la mercancía.
Esto implica que, es urgente realizar programas de sensibilización desde la gerencia y desde los directivos (Consejos de Administración, Consejos de Vigilancia, Comités de Educación) para que el asociado entienda que ser parte de una cooperativa, no solo significa que encontrará una retribución económica mejor del mercado, sino que también tienen que cooperar con posicionar su empresa en un mercado de calidad.
También, otro punto que puedo observar, es que los asociados que asumen los cargos directivos de los Consejos y de los Comités, no tienen claras sus funciones, ocasionando que todo recaiga en el gerente y que muchas veces se centralizan las decisiones en una sola persona. Hasta recuerdo un caso muy genuino, que, con insistencia capacitaba a los directivos de una cooperativa bananera sobre la importancia de involucrarse en toda la gestión de la cooperativa porque quizás al gerente le puede suceder algo y anecdóticamente, el gerente murió de forma imprevista. Los directivos desconocían todo en su magnitud sobre la cooperativa. En otro caso, recuerdo que el gerente sustrajo todo el capital de las cuentas de la cooperativa. Esta situación la he visto de forma seguida.
En ese sentido, mi apuesta es el fortalecimiento de las cooperativas por sus órganos de gobiernos y también por las personas asociadas, la importancia de conocer sus funciones, derechos y deberes y de involucrarse activamente en su funcionamiento.
Por ejemplo, en el valle del Alto Huallaga con el Programa Alianza Cacao Perú- USAID, donde ejerzo el rol de gestora de negocios, se viene brindando asesoría a más de 8 cooperativas agrarias de cacao (APCCA, COPAIGOM, AUCACOOP, CAICAH, DIVISORIA, BOLSON INKA CUCHARA, CAI BELLA, COOP UCHIZA), para que sean organizaciones sólidas desde su base social organizativa y también en la calidad y comercial.
Cooperativas de Cacao en Perú
Cabe mencionar que de estas cooperativas, 05 son lideradas por mujeres, y 6 gerenciadas por jóvenes (hijos de agricultores). Entre todas estas cooperativas existen 1000 productores de cacao (30% son mujeres), de los cuales 600 producen cacao orgánico y fino de aroma. 02 cooperativas están posicionadas en el mercado internacional de calidad y 01 es la segunda productora de cacao orgánico de Perú.
Estos esfuerzos valiosos de agricultores y agricultoras, motivan a que otras cooperativas agrarias sigan trabajando con entusiasmo por este modelo asociativo empresarial, pero sin desvirtuar su concepción como otros pretenden hacerlo, creando de la nada cooperativas con 20 personas que no muestran un compromiso y responsabilidad.