¿Estás pensando en hacer un cambio profesional importante pero tienes miedo a perder lo que ya tienes?
Muchas personas me escriben contándome que se sienten paralizadas por el miedo a perder lo que tienen, aunque no estén muy satisfechas. Están pensando en cambiar de trabajo o en montar su propio negocio pero el miedo a que no funcione o a no lograr los ingresos necesarios para vivir las detiene.
Es una situación perfectamente comprensible, estamos hablando de dejar algo a lo que estás totalmente acostumbrada y donde te desenvuelves bien, tanto si estás más o menos contenta en tu estado actual como si no, por algo incierto. Un cambio importante genera mucha inseguridad y eso hace que muchas personas sigan en la misma situación sin dar el paso de cambiar por mucho que lo deseen. Ya sabes que yo misma tardé meses en decidir si dejar la ciencia y montar mi propio negocio por esos dos factores, porque no sabía si me iba a ir bien y porque tenía miedo a dejar lo que tenía y a arrepentirme. Especialmente porque me gustaba mucho lo que tenía y volver a la ciencia después de un parón largo podría ser complicado, para que engañarnos.
El problema de esta situación es que el miedo no es buen compañero de viaje, es un gran obstáculo a la hora de tomar decisiones porque te impide ver las cosas con claridad. Es como si lo vieras todo a través de un velo borroso. La cuestión es que si llevas un tiempo dándole vueltas a la posibilidad de hacer algo distinto y no eres capaz de quitártelo de la cabeza es porque hay algo dentro de ti que de verdad quiere un cambio. Pero, como me decía una lectora hace poco, es difícil dejar ciertas situaciones y obligaciones y lanzarte a algo que no sabes seguro cómo va a salir.
Claro que es difícil, si te das cuenta siempre llegamos a la misma conclusión, no te atreves a hacer algo porque es difícil y no sabes cómo saldrá. Si estás esperando a que alguien te ponga las cosas fáciles y te asegure que todo va a ir bien para dar el paso, puedes coger una silla porque va para largo. En esta vida este tipo de cambios son difíciles, sí, qué se le va a hacer. La cuestión es si lo quieres tanto como para que te de igual lo difícil que sea.
Además, es imposible estar segura de cómo van a salir las cosas, tanto si eliges un trabajo nuevo como si decides establecerte por tu cuenta. Imposible, y aspirar a eso sólo hará que sigas como estás. Nadie que haya conseguido algo ha empezado sabiendo que lo iba a lograr. Es hora de aceptarlo y de decidir si de verdad quieres tanto hacer ese cambio o si prefieres no arriesgarte y dejar las cosas cómo están. Las dos opciones son buenas, toma una decisión, acéptala y sigue adelante. No todo el mundo tiene por qué hacer cambios radicales, aunque puedan. Recuerda que el hecho de que puedas hacer algo no significa que tengas que hacerlo.
Y si te decides a dar el paso, sí hay ciertas cosas que puedes hacer para minimizar los riesgos, por ejemplo:
- Asegurarte de que quieres hacerlo. Si supieras que todo iba a salir bien, ¿lo harías? Si la respuesta es un sí emocionado, bien; si sigues teniendo dudas, hay que preguntarse si realmente quieres eso o es que, como estás insatisfecha, es lo primero que se te ha pasado por la cabeza para salir de esa situación. Entonces es momento de pararte a pensar qué es lo que quieres de verdad (y a veces no es nada fácil contestar a esa pregunta, si no no tendría clientes). A lo mejor necesitas cambiar otra parte de tu vida que te está influyendo tanto que le atribuyes la culpa al trabajo. A lo mejor solo necesitas un descanso. A lo mejor mejorando tu trabajo se arregla la cosa y no tienes que hacer un cambio radical. Pero para eso necesitas saber qué quieres y qué está fallando ahora, ¿qué te falta?
- Probarlo antes si tienes la oportunidad. Esto ya lo mencioné en otro artículo, no tienes por qué lanzarte a la piscina de buenas a primeras, en algunos casos puedes meter el dedo antes (haciendo prácticas, voluntariado, hablando con alguien que haga lo que tu quieres hacer y que te cuente cómo es en realidad).
- Buscar toda la información que necesites y formarte o contratar a alguien que te guíe en lo que no sabes. Esta es una buena forma de minimizar el riesgo. Yo, por ejemplo, estuve varios meses dando tumbos sin tener ingresos hasta que decidí contratar a alguien que supiera y que me ayudara a hacerlo bien. A partir de ahí las cosas cambiaron.
- Si lo que te preocupa es no tener ingresos y te tiene totalmente paralizada, crea un colchón que te permita vivir al menos seis meses sin ingresos. Por supuesto, eso significará ahorrar y hacer sacrificios o tener que posponer tu negocio, pero es algo realista que te quitará mucho estrés. Es absurdo empezar un negocio sin dinero, porque un negocio requiere que inviertas en él. Si no tienes ingresos, no tienes ahorros para vivir y no puedes contratar a alguien que te ayude porque no te quieres gastar el dinero, mal vamos. Mejor ahorra un poco y aunque tardes más te sentirás más segura.
Dejar lo que tienes, a lo que te has acomodado, aunque no estés muy convencida, cuesta mucho, si no nadie estaría aguantando situaciones que no le gustan. Da mucho miedo e inseguridad y no sabes cómo va a salir, por eso es importante que estés convencida de que quieres hacerlo, de que vas a intentarlo sea como sea. Recuerda, tu gran por qué es el que te impulsará en los momentos de dudas e inseguridad porque tenerlos los tendrás, como los hemos tenido todos.
Así que cuéntame, ¿qué vas a hacer ahora?