El aprovechamiento sostenible de los recursos naturales implica utilizarlos para la generación de riqueza y la mejora de los indicadores sociales, y, de modo paralelo, para conservar el recurso, proteger la biodiversidad y evitar la degradación ambiental.
De allí que el desarrollo sostenible exija ofrecer las condiciones y los incentivos que garanticen a las generaciones, presentes y futuras, la posibilidad de disfrutar de un adecuado nivel de bienestar y de un ambiente apropiado.
Los recursos forestales del Perú
El sector forestal tiene el potencial para ser una fuente abundante de riquezas para nuestro país, debido a sus ventajas comparativas. Según el Proyecto de Apoyo a la Estrategia Nacional para el Desarrollo Forestal (ENDF), los bosques naturales peruanos abarcan 78,8 millones de hectáreas: 74,2 en la selva, 3,6 en la costa y 1,0 en la sierra.
Estas cifras ubican al Perú como el noveno país con mayor superficie forestal del planeta y el segundo en Sudamérica, después de Brasil. Los bosques de la selva peruana son sumamente heterogéneos; esto es, contienen una impresionante población arbórea dotada de la mayor diversidad de especies existente en el planeta, como lo demuestran los bosques Yanamono y Mishana (Loreto), con 300 y 289 especies de árboles por hectárea, respectivamente.
Los bosques permiten el aprovechamiento de productos maderables y no maderables. Los productos forestales maderables son diversos: (1) madera en rollo (rolliza) o en forma de astilla, (2) productos primarios procesados (madera aserrada, paneles de madera, pulpa y papel) y (3) productos procesados con mayor valor agregado (madera para carpintería, muebles de madera, papel reciclado y productos de cartón, etc.). De otro lado, el comercio de productos no maderables cubre una amplia gama de artículos; desde plantas medicinales y aromáticas, hasta nueces, frutas, resinas, taninas, ceras y productos artesanales.
A esto hay que sumar una amplia gama de bienes y servicios ambientales, tales como la belleza paisajista, los servicios turísticos y ecoturísticos, la diversidad genética que albergan los bosques, los servicios de absorción de carbono de la atmósfera (sumideros de carbono), entre otros.
La extracción de los recursos forestales
Desde el punto de vista económico, durante las últimas décadas, la explotación de los bosques peruanos no ha sido sostenible. Así, de las 2.500 especies de maderas existentes, alrededor de 600 han sido debidamente clasificadas y solo se aprovecha unas 80. El potencial de los bosques también es desperdiciado por el sesgo primario exportador de la actividad forestal; es decir, genera productos de escaso valor agregado, fundamentalmente madera aserrada a partir de especies muy cotizadas en el mercado internacional. Lideran este grupo dos especies cuyas maderas se comportan como commodities: la caoba y el cedro. El sector forestal maderable tampoco ha logrado integrarse adecuadamente al mercado nacional de maderas, lo cual ha incentivado la dependencia de productos forestales maderables importados (principalmente pulpa de madera y algunas especies de maderas relativamente baratas, que son usadas por los fabricantes locales de muebles, partes y piezas).
Como consecuencia del limitado aprovechamiento de los bosques, el sector forestal solo aporta un escaso 1% al producto bruto interno (PBI) del Perú. El impacto social del sector tampoco ha sido significativo. En ese sentido, los dos departamentos con mayor superficie de bosques naturales o tropicales (Loreto y Ucayali) presentan tasas de pobreza extrema superiores al 40% y porcentajes de niños menores de 5 años con desnutrición crónica mayores al 30%. Asimismo, el manejo forestal está lejos de ser considerado ambientalmente sostenible. De modo tal que el principal problema que enfrentan los bosques peruanos es la deforestación, estimada por el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) en 261.158 has/año. Ello habría significado 9.559.817 hectáreas deforestadas en la Amazonía peruana hasta el año 2000. Cabe mencionar que hay una estrecha relación entre pobreza y deforestación.
Así, San Martín es el departamento de la selva que presenta mayor área deforestada: 23% del total nacional al año 2000. En este departamento, actualmente, el 60,5% de la población es pobre, el 51,2% de los hogares tiene al menos una necesidad básica insatisfecha y la tasa de mortalidad infantil es de 49 por cada 1.000 nacidos vivos.
Contrariamente a lo que se cree, la extracción de madera no es la principal razón por la cual se pierden bosques. La causa fundamental de este problema es el uso de las tierras boscosas para otros fines, principalmente el agropecuario, como consecuencia de la migración del agricultor de la sierra a la selva.
De este modo, el 81% de la deforestación se debe a la agricultura migratoria. Cabe señalar que la deforestación por agricultura migratoria y ganadería está en relación directa con la accesibilidad a los bosques.
En tal sentido, la construcción de carreteras, sin planes de desarrollo que las justifiquen, es uno de los factores que desencadenaron los complejos procesos de deforestación en la Amazonía.
Otra de las principales causas de la deforestación es la tala ilegal, actividad que se concentra en las especies más valorizadas en el mercado y que, según algunos estimados, representaría el 70% del mercado forestal. Por su parte, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por su siglas en inglés) señala que el Perú pierde 8,5 millones de dólares al año en impuestos no recaudados a causa de la tala y el comercio ilegal de madera. Este problema tiene profundas raíces sociales, pues se ha convertido en la única fuente de ingresos de parte importante de la población que reside en la selva.