Frente a opciones de bioenergía provenientes de corporaciones con enorme capacidad transnacional que desean conservar su dominio mediante el control de los procesos y distribución en mercados internacionales, Latinoamérica podría convertirse en el Golfo Pérsico de los biocombustibles.
En este sentido, habría que cuestionar el desarrollo en países donde existe consumo voraz, y derroche de energía, porque para el modelo de desarrollo en esos países, no habrá nunca energía suficiente.
Introducción
Es preciso afirmar que no deben utilizarse alimentos como los granos para elaboración de biocombustibles, porque al recurrir a los granos para obtener etanol y biodiesel, se propicia un ciclo agresivo irreversible contra las agriculturas; se afecta biodiversidad; los recursos de agua; y el medio ambiente ecológico en general, lo cual trae consigo problemas sociales y económicos; inseguridad alimentaria; aumento en los precios de los granos para alimentación humana y animal; y riesgos para la vida en el planeta. Los monocultivos masivos e intensivos de granos como maíz, soya o girasol para elaborar biocombustibles, acaba con las granjas multi-funcionales y, los paquetes tecnológicos (fertilizantes químicos, herbicidas, plaguicidas, etc.) para el cultivo de los granos contamina millones de hectáreas de suelos agrícolas y aguas. Lo cierto es que, los biocombustibles elaborados mediante la manipulación de granos alimenticios, no podrían nunca reemplazar a los combustibles fósiles sin afectar negativamente el abastecimiento y los mercados de alimentos.
El Agro-Negocio
Las exportaciones de granos procedentes Estados Unidos y la Unión Europea a precios subsidiados, han llevado a la quiebra a productores agrícolas en los países de origen de los granos, y a campesinos en los países adonde llegan los granos subsidiados importados. Son empresas transnacionales del agro-negocio las que mediante precios bajos subsidiados controlan el mercado internacional de los granos. Entre las empresas controladoras se encuentran: cerealeras como Cargill y Archer Daniels-Midland; petroleras como Exxon-Mobil y Shell; y de Biotecnología como Monsanto y Aventis-Novartis.
Mercados Internacionales
Estados Unidos y la Unión Europea sustraen de los mercados internacionales millones de toneladas de granos para elaborar biocombustibles. Esto eleva los precios mundiales de los granos y, pone en riesgo a países que no han construido su soberanía alimentaria. Esto causa también inseguridad internacional. Sin embargo, en 2005 el gobierno de Estados Unidos concedió más de 8000 millones de dólares para subsidiar la producción de etanol, así como para investigación y desarrollo en biocombustibles.
América Latina
En México, todavía sin bases suficientes en investigación y análisis sobre los efectos negativos potenciales por la producción de biomasa y elaboración de biocombustibles, el Congreso aprobó la ley de bioenergía en abril 2007. Sin embargo, en Septiembre 2007 esta ley fue vetada por el presidente Mexicano Felipe Calderón hasta que exista mayor investigación y certidumbre sobre las consecuencias negativas potenciales por la producción de biocombustibles en México.
No es necesario rechazar los biocombustibles en general, sino con toda claridad oponerse a la producción de biocombustibles en base a alimentos que se presenta dentro de la lógica de corporaciones trasnacionales que desean mantener su dominio en los procesos y distribución en mercados internacionales.
En Centro América y en algunos países de América del Sur, la producción de biomasa (materia prima) y la elaboración de biocombustibles ha tenido apoyo y promoción por parte del gobierno de Estados Unidos. De tal manera, una parte de Latino América podría convertirse en el Golfo Pérsico de los biocombustibles. En 2007, el presidente de Estados Unidos, George Bush, viajó a cinco países Latinoamericanos para promover acuerdos relacionados con la obtención de biomasa (materias primas) y elaboración de biocombustibles. Se desea que en Latinoamérica se produzcan biocombustibles suficientes para satisfacer buena parte de las necesidades de bioenergía en Estados Unidos.
En Mayo 2007, organizaciones comerciales, industriales y financieras llevaron a cabo en Buenos Aires, Argentina el “Primer Congreso de Biocombustibles de las Américas” con el fin de promover la producción de biocombustibles en América del Sur. En este congreso, el ex-vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, indicó a inversionistas, organizaciones no gubernamentales y a productores de soya sobre la “conveniencia” de expandir la producción de biocombustibles en Latino América. Para tener acceso a este evento, los participantes pagaron quinientos dólares americanos cada uno. Tierra agrícola y fuerza laboral a menor costo, así como posibilidad para expandir cultivos masivos e intensivos para producción de biocombustibles en Latino América, han sido los factores principales donde Estados Unidos asienta su conveniencia en la producción de biocombustibles.
Los precios de los alimentos resultan afectados negativamente como consecuencia del empleo de granos para elaborar biocombustibles. Esto incide en la soberanía alimentaria de Latino América. De este modo, algunos países Latinoamericanos quedarían aún más dependientes de corporaciones transnacionales que controlan el mercado internacional de granos. Seguir la lógica dominante de las transnacionales en la producción de biocombustibles en Latinoamérica, significaría desastre alimentario, ecológico y social. Habrá que contrarrestar la influencia de las corporaciones transnacionales que se encuentran bien posicionadas para promover la producción de biocombustibles en Latinoamérica, y que desean conservar su dominio mediante el control de los procesos y distribución en los mercados.
En Estados Unidos se desea reducir el consumo de gas 20%. Para esto requieren alrededor de 30 billones de galones (114 billones de litros) de combustibles alternativos, como por ejemplo, los biocombustibles. En este sentido, han visto en Latino América una de las mejores opciones para satisfacer sus necesidades de energía. Es decir, transformar a Latinoamérica en el Golfo Pérsico de los biocombustibles. Actualmente, la mayor parte del etanol que se consume en Estados Unidos llega de Brasil, pero Brasil quizá pronto tendrá que disminuir sus exportaciones de etanol para poder abastecer los requerimientos en esa nación. No sólo en Estados Unidos la demanda de biocombustibles se incrementa, sino también mundialmente con al menos doce países cumpliendo mandatos sobre bioenergía.
Biocombustibles sin Utilizar Alimentos
La elaboración de biocombustibles sin utilizar alimentos podría efectuarse mediante:
1. Celulosa vegetal (etanol celulósico) que es uno de los materiales más abundantes sobre la tierra.
2. Micro-algas que producen hasta 100 veces más biomasa por unidad de superficie que cultivos tradicionales.
3. Plantas que producen aceite como la Jatropha, Higuerilla, etc.
4. Residuos orgánicos municipales, agrícolas, pecuarios, industriales y forestales. Sin embargo, se requiere mayor investigación y desarrollo para optimizar los procesos relacionados con la producción de etanol celulósico, aceite de micro-algas y residuos orgánicos.
Aprovechamiento de la Biomasa y los Biocombustibles
La producción de biomasa y biocombustibles puede se aprovechada por:
1. Transnacionales y/o gobiernos que apoyan a transnacionales a conservar su dominio.
2. Grupos de poder global inmersos en economías emergentes (Brasil, China, India, Rusia, OPEP).
3. Organizaciones de productores agropecuarios y gobiernos estatales y municipales.
Cultivo Extensivo de Granos
El cultivo extensivo de granos para elaborar biocombustibles significaría:
1. Mayor presión sobre los suelos dedicados a producir alimentos, e inseguridad alimentaria.
2. Mayor vulnerabilidad frente a presiones de países desarrollados y frente a empresas trasnacionales que controlan los mercados internacionales.
Producción de Biomasa y Biocombustibles
Aspectos sobre producción de biomasa y biocombustibles:
1. Fomentar la soberanía y la seguridad alimentaria.
2. Atender el derecho a la alimentación de toda la población.
3. No desplazar población rural hacia las ciudades.
4. Respeto a cuestiones multiculturales y regionales.
5. Evitar acciones agresivas contra las agriculturas y el medio ambiente.
6. Uso sustentable del agua y del medio ambiente.
7. Protección del medio ambiente y recursos naturales.
8. Protección y fomento a la biodiversidad.
9. No utilizar semillas transgénicas o plantas genéticamente modificadas porque se crea dependencia sobre las corporaciones transnacionales que las producen (patentes) y, se propicia la contaminación de semillas y plantas nativas.
10. La producción de biomasa y biocombustibles debe quedar bajo control nacional y comunitario.
11. No permitir que corporaciones transnacionales se adueñen de los procesos, producción y distribución nacional de biomasa y biocombustibles.
12. Diseñar e implementar mecanismos para que asociaciones y comunidades rurales nacionales ejerzan control sobre los biocombustibles, la biomasa y los subproductos que producen.
Finalmente destacar que, la energía contenida en los granos con los que se elaboran biocombustibles para maquinaria, tiene condición de gran importancia para la alimentación humana.