Paradigmas de la psicología educativa

La controversia que gira en torno a muchos de los problemas psicológicos se basa fundamentalmente en las diferentes formas en que los distintos psicólogos ven la naturaleza misma de los seres humanos.

Introducción

Muchas de estas polémicas nacieron en los primeros tiempos de la psicología con la aparición, a finales del siglo XIX y principios del XX, de una serie de Escuelas o grupos de psicólogos con una orientación común. El florecimiento de estas escuelas y por tanto su declive escribió la historia de la psicología.

Si hablamos del 2006 con respecto a la educación en México nos podemos dar cuenta que hoy en día la mayoría de las personas tienen acceso a una educación partiendo desde preescolar hasta llegar a una educación profesional , sin embargo esta educación que se recibe tiene un grado de deficiencia que si lo relacionamos con la gran necesidad de nuestro país de tener una población creativa y emprendedora estamos muy alejados de una educación de primer nivel, en donde se requiere de gente capaz de modificar su entorno y utilizar la gran diversidad de recursos que se tienen en nuestro país.

El aprendizaje se ha convertido en uno de los mayores desafíos de nuestra sociedad. Es importante recalcar que no podemos limitarnos a trabajar con un paradigma, ya que más bien se trata de rescatar experiencias válidas del conocimiento científico utilizando diferentes postulados y principios que nos permitan lograr un mejor proceso de enseñanza – aprendizaje con mayores ventajas y posibilidades para el educando.

Para tal efecto, es importante considerar a la educación como un fenómeno social, influido e influyente de otros fenómenos como el político, económico, cultural, etc.

El presente trabajo corresponde a la materia de Paradigmas de la Psicología Educativa, para explicar la orientación de esta revisión bibliografía, se puede decir que está enriquecido con los siguientes modelos de paradigmas psicológicos: Conductismo, Humanismo, Constructivismo, y Sociocultural. A continuación se detallan los aspectos que se retomaron de cada uno de los paradigmas mencionados para estructurar este trabajo.

El paradigma conductista se ha caracterizado por que sus propuestas de aplicación se concentran en el denominado” análisis conductual aplicado a la educación”.

El Humanismo establece una educación centrada en los valores, la reflexión, las relaciones interpersonales y el intercambio de conocimientos en un grupo; cree en la educación individualizada y socializadora.

El paradigma constructivista está centrado en el estudiante, la distinción entre los tipos de conocimiento que el sujeto puede elaborar; su importancia radica en el hecho de que el conocimiento lógico-matemático permite conformar estructuras y esquemas.

La reflexión del rol del maestro, desde los distintos paradigmas estudiados hasta el momento, nos abre la posibilidad y obligación de inscribirnos en una política y filosofía de vida, dentro de nuestro actuar en el aula como educadores con una muy clara dirección y perspectiva, en nuestro quehacer cotidiano.

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El objetivo del trabajo es analizar los paradigmas psicológicos contemporáneos para poder adquirir habilidades y actitudes adecuadas a las demandas del entorno educativo por medio de la investigación educativa y así identificar el rol que debemos desempeñar.

Paradigma conductista

El Conductismo a parece a mediados de (1910-1920), como reacción frente a la psicología de la introspección y se consolida en 1930. Este paradigma se originó en las primeras décadas del siglo XX y su fundador fue J. B. Watson,

De acuerdo con J. B. Watson en el paradigma conductista tenía que olvidarse del estudio de la conciencia y los procesos mentales (procesos inobservables) y, nombrar a la conducta (los procesos observables) su objeto de estudio. Utilizando para su estudio métodos objetivos, como la observación y la experimentación.

E. R. Guthrie (1938), menciona que es necesario desarrollar una instrucción específica en lugar de una instrucción general, es decir, se requiere especificar los objetivos, fragmentar la tarea en sus componentes más pequeños y hacer correcciones precisas y puntuales.

E. L. Skinner (1970), expresa “enseñar es expandir conocimientos, quien es enseñado aprende más rápido que aquel a quien no se le enseña”. El trabajo del profesor, entonces, consiste en arreglar conjuntos de estímulos y condiciones de reforzamiento, particularmente los de naturaleza positiva y evitar los negativos (castigos).

Para E. L. Thorndike, el aprendizaje es un proceso gradual de ensayo y error a partir del cual formula su ley del efecto; afirma que cuando un acto va seguido de una recompensa tiende a repetirse, mientras que si lo acompaña un castigo disminuye la probabilidad de su repetición, la repetición o entrenamiento en una tarea facilita el que se pueda realizar con menos esfuerzo.

Bandura Albert (1969, 1977) nos habla del aprendizaje por modelado, comenta que si vas a aprender algo, necesitas estar prestando atención, pero aún con todo esto, todavía no haremos nada a menos que estemos motivados a imitar, es decir, a menos que tengamos buenas razones para hacerlo.

La enseñanza es una forma de “adiestrar–condicionar” para así “aprender – almacenar”, desconociendo los aspectos más profundos del aprendizaje y reforzando una pedagogía centrada en las conductas observables, la programación es el instrumento facilitador de este adiestramiento. Le dan poca importancia a los sentimientos y los valores en el proceso del aprendizaje humano.

Según (Pozo J. I, 1989) el punto de vista conductista defiende que cualquier conducta puede ser aprendida, porque la influencia del nivel psicológico y las diferencias individuales es mínimas; lo básico es identificar adecuadamente los determinantes de las conductas que se desean enseñar, la utilización eficaz de las técnicas y los programas que posibiliten llegar a las metas trazadas.

Para los conductistas en la relación educación – aprendizaje – desarrollo, estos tres conceptos son sinónimos; se igualan: El desarrollo es cuantitativo, dependiendo de los estímulos externos; el individuo es un ser pasivo, reactivo, reproductivo, que no elabora significativamente, no transforma lo que aprende sino simplemente que lo refleja (modelación).

Se ve al alumno como un sujeto cuyo desempeño y aprendizaje escolar pueden ser arreglados o rearreglados desde el exterior (la situación instruccional, los métodos, los contenidos, etc.), basta con programar adecuadamente los insumos educativos, para que se logre el aprendizaje de conductas académicas deseables.

El docente es visto como un ingeniero conductual que realiza arreglos contingenciales para incrementar conductas deseables y decrementar los indeseables. El trabajo del maestro consiste en desarrollar una adecuada serie de arreglos de contingencia de reforzamiento y control de estímulos para enseñar.

La evaluación se centra en los productos del aprendizaje y no en los procesos, lo que interesa saber es que ha conseguido el alumno al final de un ejercicio, una secuencia o un programa determinado sin ir más allá en busca de los procesos cognitivos, afectivos, etc. que intervienen durante el aprendizaje.

Paradigma humanista

La psicología humanista es una escuela que pone de relieve la experiencia no verbal y los estados alterados de la conciencia como medio de realizar nuestro pleno potencial humano. Nace como parte de un movimiento cultural más general surgido en Estados Unidos en 1960 y que involucra planteamientos en ámbitos como la política, las artes y el movimiento social denominado Contracultura.

Sus principales representantes son A. H. Maslow, C. Rogers y G. Allport, toman a la persona como centro, basada en la creencia, en su libertad de elección, para decidir sus propios planes, metas, entre otros aspectos.

El movimiento de la Psicología Humanista, entiende al Ser Humano como parcialmente libre, el cual posee un margen de libertad de elección del cual es responsable y coadyuva conjuntamente con lo anterior en la conformación del individuo como Persona única e irrepetible.

Según (B. Castellanos, 1995) el hombre y la mujer desde el prisma humanista, son ante todo personas totales, dotadas de un potencial único de desarrollo; son sujetos singulares, activos, complejos, integrales, unidades creadoras en permanente dinámica.

Este paradigma vino a llenar un vacío referente al domino socioafectivo y las relaciones interpersonales.

La tesis central de este modelo educativo es el aprendizaje máximo de cada alumno en función de su desarrollo integral, como persona humana distinta de los demás, como profesional en el área de su especialidad, y como miembro constructivo de una sociedad de hombres, de la cual se beneficia y a la cual sirve con el ejercicio responsable de su libertad (J. Lafarga 1981).

El aprendizaje significativo se produce cuando es autoiniciado y a condición de que el estudiante pueda visualizar los objetivos, contenidos y actividades como algo importante para su desarrollo y enriquecimiento personal.

Los alumnos son considerados como: entes individuales, únicos, diferentes de los demás; personas con iniciativa, con necesidades personales de crecer, con potencialidad para desarrollar actividades y para solucionar problemas creativamente. Los estudiantes son personas con afectos, intereses y valores particulares, a quienes debe considerarse en su personalidad total (Hernández Rojas Gerardo, 1998).

Por tanto para lograr el aprendizaje del alumno hay que involucrarlo como totalidad (procesos afectivos y cognitivos), según la percepción de C. Rogers (1957) le agrega que el aprendizaje no debe ser impuesto por el profesor, sino que el estudiante sea activo, decida, mueva sus propios recursos, desarrolle sus potencialidades, se responsabilice con su propio aprendizaje.

Los rasgos que debe asumir el educador humanista: ha de ser un maestro interesado en el alumno como persona total, procura mantener una actitud receptiva hacia nuevas formas de enseñanza, fomenta en su entorno el espíritu cooperativo, muestra empatía y rechaza las posturas autoritarias y egocéntricas, pone a disposición de los alumnos sus conocimientos y experiencia (García Fabela Jorge Luis, 2006).

El humanismo defiende la autoevaluación como recurso que fomenta la creatividad, la autocrítica y la autoconfianza de los estudiantes; señalan que la aproximación al desarrollo individual de cada estudiante no se logra dentro de una evaluación con criterios externos. Esto revela, el carácter de facilitador que le otorgan al profesor que se expresa hasta en la evaluación.

Su aplicación en la educación se refiere al desarrollo integral de la persona, buscando la autorrealización de cada uno, la concreción de sus necesidades y aspiraciones, para lo que el docente pueda crear condiciones necesarias como un facilitador del proceso de aprender centrando su metodología en el aprendizaje significativo vivencial y la autoevaluación que posibilita la autocrítica y la autoconfianza.

Paradigma constructivista

En la tercera década del siglo XX aparece el constructivismo, con los primeros trabajos realizados por Jean Piaget sobre la lógica y el pensamiento verbal de los niños. Se encuentran las teorías de Jean Piaget (1952), Jerome Bruner (1960) y D. Ausubel (1963).

Según Jean Piaget el objetivo de la educación es crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas, a la vez que se formen mentes que puedan criticar, verificar y no aceptar todo lo que se le ofrezca. Le da mucho valor al desarrollo de la autonomía del escolar tanto en lo moral como en lo intelectual.

J. Bruner, sostiene que el aprendizaje por descubrimiento favorece el desarrollo mental, y se preocupa por inducir al aprendiz a una participación activa en el proceso de aprendizaje, pero para ello, los contenidos deben ser percibidos como un conjunto de problemas y lagunas que se han de resolver.

Para David Ausubel la función del profesor consistía, en crear las condiciones adecuadas mediante su actuación docente, para que los esquemas de conocimiento que construyen los alumnos en el transcurso de sus experiencias escolares sean lo más precisos, complejos y correctos posibles, para llegar a lograr un aprendizaje significativo.

El constructivismo es una teoría que explica que el ser humano construye esquemas de aspectos cognoscitivos, sociales y afectivos día a día como resultado de su relación con el medio que le rodea.

En este proceso el profesor, reduce su autoridad para que el estudiante no se supedite solo a lo que él dice, cuando intente aprender o conocer algún contenido escolar y no fomente en él la dependencia, deberá aprender a respetar los errores de los alumnos y las estrategias propias que elaboran y no atomizar una única respuesta correcta.

El alumno es considerado, como un constructor activo de su propio conocimiento, favoreciendo en el aula las actividades de tipo autoiniciadas por el propio alumno las que pueden ser de naturaleza autoestructurante.

No hay que pasar por alto que antes de planificar o programar las actividades curriculares, se debe conocer y tomar en cuenta los conocimientos previos que el alumno posee, en qué nivel de desarrollo intelectual se encuentra y el contexto social en que se desarrollará el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Se sugiere que un ambiente de aprendizaje ideal debería contemplar, las estrategias de planificación, de control y de aprendizaje, para ofrecer a los alumnos la oportunidad de adquirir el conocimiento y de practicarlo en un contexto de uso lo más realista posible.

Porque es el propio alumno quien habrá de lograr la transferencia de lo teórico hacia ámbitos prácticos, situados en contextos reales.

Es por eso que se debe de tener una perspectiva constructivista, para integrar la importancia de la emoción y de los afectos, dar oportunidades variadas para desarrollar la creatividad en los alumnos y no la habilidad memorística.

El profesor debe despojarse de su papel de sabio, contextualizar los contenidos, considerar las experiencias previas de sus alumnos, respetar sus ritmos de aprendizaje, etc. y deberá aprender a construir herramientas que se ajusten a los nuevos requerimientos.

Para que se realice la construcción del conocimiento en la escuela es necesario considerar el triángulo interactivo conformado por la actividad mental constructiva del alumno, los contenidos de aprendizaje que representan los saberes culturales construidos socialmente y la función del maestro orientada a vincular el aprendizaje del alumno con el conocimiento culturalmente establecido.

Paradigma sociocultural

El paradigma histórico-social, también llamado paradigma sociocultural o histórico- cultural, fue desarrollado por L.S. Vigotsky a partir de la década de 1920. Aún cuando Vigostky desarrolla estas ideas hace varios años, es sólo hasta hace unas cuantas décadas cuando realmente se dan a conocer. Actualmente se encuentra en pleno desarrollo.

Para los seguidores del paradigma histórico-social: «el individuo aunque importante no es la única variable en el aprendizaje. Su historia personal, su clase social y consecuentemente sus oportunidades sociales, su época histórica, las herramientas que tenga a su disposición, son variables que no solo apoyan el aprendizaje sino que son parte integral de él”.

Para Vigotsky la relación entre sujeto y objeto de conocimiento no es una relación bipolar como en otros paradigmas, para él se convierte en un triangulo abierto en el que las tres vértices se representan por sujeto, objeto de conocimiento y los artefactos o instrumentos socioculturales. Y se encuentra abierto a la influencia de su contexto cultural. De esta manera la influencia del contexto cultural pasa a desempeñar un papel esencial y determinante en el desarrollo del sujeto quien no recibe pasivamente la influencia sino que la reconstruye activamente.

Analiza el contexto del aula como influido por otros contextos y en permanente interdependencia, atiende a la interacción entre personas y entre ellas y su entorno, profundizando en la reciprocidad de sus acciones, asumiendo el proceso de enseñanza – aprendizaje como un proceso interactivo.

El objetivo del enfoque histórico-cultural; es elaborar una explicación de la mente que reconozca la relación esencial entre el funcionamiento mental humano y los escenarios culturales, históricos e institucionales de los que ese funcionamiento se nutre (Wertsch, 1991; Álvarez y Del Río, 1995).

El alumno debe ser entendido como un ser social, producto y protagonista de las múltiples interacciones sociales en que se involucra a lo largo de su vida escolar y extraescolar, gracias a los procesos socializadores de interactividad logra cultivarse y socializarse y al mismo tiempo se individualiza y autorrealiza.

El profesor debe ser entendido como un agente cultural que enseña en un contexto de prácticas y medios socioculturalmente determinados, y como un mediador esencial entre el saber sociocultural y los procesos de apropiación de los alumnos.

El profesor deberá intentar en su enseñanza, la creación y construcción conjunta de zona de desarrollo próximo con los alumnos, por medio de la estructura de sistemas de andamiaje flexibles y estratégicos.

La influencia de la sociedad sobre el individuo no opera de manera directa, sino a través de determinados agentes mediadores portadores de dicha influencia. Ejemplo de ellos son los «espacios grupales», a los que se incorpora el individuo y la sociedad, lo que permite acercarse al mecanismo de enlace; es en el grupo donde se crea la trama concreta de las relaciones sociales a través de procesos comunicativos e interactivos de determinada actividad social.

Es mediante la actividad conjunta entre estudiantes y profesores, y entre los propios estudiantes, que se desarrolla una adecuada comunicación pedagógica y clima afectivo, uniendo lo cognitivo con lo afectivo, respetando la individualidad, desarrollando conocimientos, habilidades, intereses, cualidades de la personalidad, afecto y formas de comportamientos deseados.
Por lo tanto, el estudiante es considerado como objeto y sujeto de su aprendizaje, ocurre una participación activa y responsable de su propio proceso de formación.

El control del proceso de enseñanza-aprendizaje será evaluar cómo va el proceso, tomar las medidas necesarias para enfrentar las dificultades que se presenten, usándose como técnicas la observación sistemática, los cuestionarios y trabajos grupales.

Conclusión

Se han caracterizado las perspectivas pedagógicas contemporáneas, para mostrarles a los profesores y lectores las posibilidades y alternativas de enseñanza y de evaluación. Cada modelo pedagógico tiene sus ventajas aunque ninguno es perfecto ni aplicable por completo. Son alternativas que el profesor puede seleccionar según su convivencia, de acuerdo con el tema de la materia, el nivel del grupo de estudiantes, y la confianza que vaya ganando a medida que se arriesgue a ensayar nuevas formas de enseñanza.

El paradigma conductista se aplica: en la modificación de conducta en educación especial, en retroalimentación inmediata del alumno, el respeto por las diferencias individuales y en la adquisición de conocimientos memorísticos. Propone un modelo de hombre básicamente adaptativo y pasivo, poco creador, negándole la posibilidad de desarrollar una actividad intelectual autónoma y no reconoce la existencia de procesos internos, dado que no son observables y no facilita la interacción entre los alumnos.

En el paradigma humanista crea alumnos con iniciativa y autodeterminación, que se autorrealicen en todas las facetas de su personalidad (intelectual, lo afectivo y lo interpersonal), pero también se busca eliminar del contexto educativo cualquier factor que pueda ser percibido como amenazante, por lo que es importante el respeto, la comprensión y el apoyo hacia los alumnos. Tiene aplicación en la solidaridad, flexibilidad y empatia por parte del profesor y en la práctica de los valores sociales e individuales.

El Paradigma constructivista da oportunidades variadas para desarrollar la creatividad en los alumnos y no la habilidad memorística. El profesor debe estructurar el conocimiento jerárquicamente, respetar el ritmo de aprendizaje de sus alumnos y aprender a construir herramientas que se ajusten a los nuevos requerimientos.
Es aplicable al realizar las planeaciones diarias de actividades de aprendizaje, en donde se parte de lo general a lo particular, pero para esto al comenzar un ciclo se realiza un examen de diagnostico para determinar los conocimientos que domina y saber cuáles son sus dificultades para dicho aprendizaje.

EI paradigma sociocultural investiga las situaciones del escenario de la conducta escolar y social. Los alumnos construyen sus propios aprendizajes y conocimientos de su cultura los cuales dependen de la observación e imitación. En el caso del lenguaje que ocupa (el lenguaje tecnológico), un alumno se habrá apropiado del uso de las TIC cuando este nuevo instrumento cultural es constitutivo de su propia identidad, lo que se traduce en que ahora pensará a través de la nueva herramienta.

Aquí entra también lo que es el pizarrón interactivo, este paradigma se ve influenciado por los avances tecnológicos que surgen en las sociedades cambiantes o en algunos casos es lo contrario como en las zonas rurales se buscan otros medios que están al alcance de la comunidad. Este ejemplo ilustra la importancia del contexto sociocultural de los alumnos como una fuente rica de experiencias que se puede aprovechar para activar, ordenar y significar el pensamiento y el aprendizaje.

Referencia bibliográfica

B. F. Skinner (1981). Reflexiones sobre conductismo y sociedad. México: Trillas.
Coll, Cesar S. (1991). Aprendizaje escolar y construcción del conocimiento. Barcelona: Paidos.
Díaz Barriga Frida (2003). Cognición situada y estrategias para el aprendizaje significativo. Redie, 5 (2), (Disponible URL) www.wikipedia.com
Martínez Taranco Ana (1980). Antología de humanistas españoles. Madrid: Nacional.
Moll, L. (1993). Connotaciones y aplicaciones de la Psicología socio histórica a la educación. Argentina: Aique.

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Ramos Chagoya Ena. (2007, julio 9). Paradigmas de la psicología educativa. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/paradigmas-de-la-psicologia-educativa/
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