Valores del líder y la comunicación interpersonal

Es una contrastación empírica entre: los cuatro principios básicos que   deben existir para que se produzca el diálogo según Issac (1999); con los valores personales instrumentales del líder: responsabilidad, respeto y honestidad (faros de luz de su conciencia); y sus valores personales terminales: libertad, armonía interior y sabiduría (raíces de su corazón) Fardella (2011). Sin estos valores encarnados, escritos en el corazón no existe: diálogo.

Palabras claves: Valores del líder, Diálogo, Prudencia, Integridad personal, Confianza mutua, Conciencia.

INTRODUCCION

Debemos tomar conciencia de la importancia y complejidad del proceso de comunicación verbal y cara a cara, que es por naturaleza la más compleja. Nos hemos empezado a sensibilizar sobre sus dificultades en esferas muy diversas; como entre: generaciones, esposos, padres e hijos, profesores y alumnos, amigos, superiores y subordinados,…etc. En la empresa ha sucedido otro tanto. Los problemas de comunicación, junto con los de planificación, son los que dificultan más el logro de la excelencia organizativa Blake y  Mouton (1968). Varios estudios indican que, aparte de comunicar-hablando, escuchando, leyendo y  pensando (comunicación intrapersonal)- un directivo no  hace virtualmente nada más. Ellos, prefieren los medios orales, llamadas telefónicas y reuniones a los documentos. En dos estudios británicos, los directivos dedicaban, por término medio, entre un 60% y un 80% de su tiempo a la comunicación verbal Stewart y Burns (1954); en otro estudio de cinco altos ejecutivos estadounidenses, esta cifra era del 78% Mintzberg (1975). En los hábitos de recogida de información de los presidentes, Roosevelt, Truman y Eisenhower: “No es la información de tipo general la que ayuda a un presidente a tomar una postura personal; ni los resúmenes de prensa, ni las encuestas, ni tampoco las amalgamas de información. Son más bien los “detalles tangibles” sueltos que encajan en su mente e iluminan el revés de las cuestiones que se le plantean. Para salir adelante, tiene que llegar al mayor número de aspectos de un hecho, una opinión o un rumor, que tenga relación con sus intereses y relaciones como presidente. Tiene que convertirse en el director de su propio servicio central de inteligencia” Neustadt (1960). Vemos que los contactos interpersonales, tanto con sus subordinados como con su red, el directivo aparece como el centro nervioso de toda su unidad de organización.

En esencia, el lenguaje es: “un sistema de signos con que el hombre comunica a sus semejantes lo que piensa o siente”; signo es: “una cosa que por   su naturaleza o convenio evoca en el entendimiento la idea de otra”. En el caso de la “comunicación verbal”, el signo es la palabra y esta es: “un sonido o conjunto de sonidos articulados que expresan una idea”; esta comunicación se realiza, por medio de palabras, que son signos consistentes materialmente en sonidos Casares (1981). Una primera limitación del lenguaje es el significado de cada palabra no es, fijo, sino que depende del contexto en que se utilice. El contexto es decisivo para entender el significado que quiere transmitir el emisor, pero el problema de la interpretación se da también con las frases. Las palabras tienen frecuentemente una “carga subjetiva”,  esto es, van acompañadas de sentimientos, ideas y recuerdos, ya sea en el emisor, ya sea en el receptor. Su significado depende de los emisores Blecua (1982). Esto exige por parte del receptor el esfuerzo por entender la carga subjetiva que el emisor pone en cada mensaje; esta carga de las palabras nos conduce a la observación de que todo mensaje tiene una implicación personal, el grado varía según el carácter de los interlocutores y según el estado de su relación. El análisis transaccional ha puesto de manifiesto que la frase más nimia puede evocar en el receptor una reacción desproporcionada con el contenido literal de la frase Thomas (1973). Estas observaciones conducen a una conclusión clave: la importancia de “escuchar” para captar el “marco de referencia” del emisor.

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1 Investigador y Coach en: Auto Liderazgo, Liderazgo, Trabajo en Equipo y Dirección Estratégica. Ingeniero, MBA. Experiencias como: Oficial de Ejercito, Paracaidista, Director Escuela Ingeniería Comercial, Gerente, Académico Universitario, Jefe de Equipos Profesionales, Relator, Asesor, Director Área Finanzas y autor libros: Raíces y Faros de Luz del Líder, Dirigir es: Ciencia y Arte y Enfoque antropológico del líder de la Editorial Académica Española. Alemania. Colaborador: Mundo Coaching Magazine y Investigador Grupo: SEJ: 301: Las Pymes Andaluzas: Gestión y Competitividad. Univ. de Sevilla.

En contraste con las observaciones que se han hecho, es frecuente que comuniquemos guiados por las siguientes “suposiciones”: Que la otra persona percibe, la situación, hace las mismas inferencias y  experimenta los mismos sentimientos que nosotros; Que la comunicación es independiente de nuestros sentimientos anteriores; Que lo que está sucediendo debe tener una lógica desde nuestro punto de vista; y Que la comprensión de la situación por parte de la otra persona debe basarse en nuestra lógica, más que en sus sentimientos Anthony y Gabarro (1978). Relacionando lo anterior, Abarca (2010) señala: en una encuesta realizada a trece mil personas en: universidades, unidades militares, agencias de gobierno y hospitales, casi todos pensaban que ellos se comunicaban mejor que el resto de la organización; esto indica, en parte, que las personas “no se sienten responsables” de las fallas en la comunicación, sino que creen que es culpa de los demás.

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Uno de los caminos que han seguido las investigaciones es comparar los efectos de dos modos de comunicación: en una dirección, en la que el receptor no puede expresar su reacción al mensaje; y en dos direcciones, en la que el receptor puede hacer preguntas aclaratorias. Leavitt (1978) diseñó un experimento que permite comparar los efectos de estos dos modos de comunicación: En una dirección  es, considerablemente más rápida que la comunicación en dos direcciones; En dos direcciones es, más  precisa que la comunicación en una dirección, esto es, más personas del auditorio reproducen correctamente el dibujo que constituye el mensaje; Los receptores se sienten más seguros de sí mismos y hacen juicios más correctos sobre si aciertan o no en el sistema de dos direcciones; El emisor se siente psicológicamente atacado en el sistema de dos direcciones, porque los receptores captan sus equivocaciones y sus olvidos y se lo hacen saber; hacen comentarios negativos sobre la habilidad del emisor, y si los receptores se están esforzando y tomándose el trabajo en serio, se irritan con el emisor y éste con ellos; El método de dos direcciones es relativamente ruidoso y desordenado – la gente interrumpe al emisor y los receptores se interrumpen entre ellos, mientras que el sujeto más lento detiene a los demás – . El método en una dirección, por otro lado, parece más limpio y eficiente a un observador exterior, pero la comunicación es menos precisa.

La comunicación es una conducta verbal y no verbal percibida por otro. Es más que el intercambio de palabras, ya que las actitudes y comportamientos llevan un mensaje y, por lo mismo, es sinónimo de comunicación. Existen una serie de enfoques teóricos que estudian la comunicación humana, entre estos se encuentra la concepción sistémica. Esta, implica interdependencia y causalidad mutua, reciproca y circular entre las partes del sistema; en que los emisores son, a la vez, receptores y  los receptores son también emisores; esta vía de solución al proceso de comunicación es señalar la importancia de la comunicación en dos direcciones, como medida de seguridad para que el emisor como el receptor confirmen la correcta comprensión del mensaje. Concluimos: para que haya comunicación, y no una mera trasmisión de información, el receptor ha de entender correctamente el mensaje producido por el emisor. Este esquema es adecuado para nuestra investigación y le llamaremos: diálogo. Es una idea antigua muy apreciada por los filósofos griegos y practicada en muchas sociedades primitivas, hoy sin embargo, se ha perdido casi por completo; aunque en alguna oportunidad, todos hemos experimentado algo del dialogo, por ejemplo, en  conversaciones especiales que parecen “tener vida propia”, llevándonos en direcciones que jamás nos imaginamos y sin haberlas planificado por anticipado Senge (1990).

Hipótesis (Objetivo): contrastar e investigar que los valores personales del líder Fardella (2011), son las raíces y faros de luz de la comunicación interpersonal en dos direcciones; sin ellos no existe: el diálogo. Estos valores, coinciden con los cuatro principios básicos que señala Issacs (1999), para que se produzca.

ISSACS Y FARDELLA

Issacs (1999) define el dialogo como: “una experiencia vital de indagación intra e interpersonal”,  y señala  cuatro principios básicos que deben existir para que se produzca:

Siempre existe un proceso de revelación en nosotros mismos y en nuestro alrededor. “La autenticidad (…) implica un proceso gradual de aprender a decir la “verdad” de lo que estamos sintiendo y de lo que conocemos”; El segundo principio – de participación – nos dice que estamos en el mundo y que él, a su vez, está en nosotros. “…la inteligencia de nuestro corazón, la frescura de nuestra percepción y finalmente el sentido profundo de “conexión” que podemos tener con otros y con el mundo”; El principio de tomar conciencia tiene que ver con considerar las diversas voces en mi interior. Para estar “autoconscientes” debemos estar en calma y silencio, así nos daremos cuenta de las contradicciones que existen entre lo que decimos y lo que hacemos; Esto sucede porque la mayoría de nosotros vive con una idea “fragmentada del mundo”, y del modo en que éste funciona; Pero el principio de la coherencia nos dice que cada cosa es un todo.

Fardella (2011): Orientación Productiva del Líder (hombre), es la relación activa y creadora para sí mismo, su prójimo y la naturaleza. Aluden tres dimensiones Fardella (2014), que la relacionan en las esferas del:

Pensamiento se manifiesta en la comprensión del mundo a través de la razón y la verdad;

Sentimiento, se expresa a través del amor, el sentimiento de unión con los hombres, el trabajo y la naturaleza;

Y de la Acción se manifiesta en el trabajo productivo, es decir, en la labor realizada para: su propio bienestar, su prójimo y la naturaleza.

Estos tres sistemas caóticos, se auto organizan a sus a tractores los valores personales (Fardella, 2012):

  1. Instrumentales intrapersonales (faros de luz de su conciencia): respeto, honestidad y responsabilidad, que lo conlleva a la capacidad de perdonar e irradiar alegría (en la esfera del pensamiento).
  2. Terminales intrapersonales (raíces de su corazón): armonía interior, libertad, y  sabiduría, que lo conlleva a la realización personal y felicidad (en la esfera del sentimiento).
  3. Instrumentales interpersonales: respeto (prudencia),    responsabilidad (autonomía-autodominio)  y honestidad (verdad), guían sus actitudes y comportamientos.

Estos tres sistemas, conforman un sistema caótico integral y total: el líder.

ANALISIS.

Sin un emisor, no hay nada que discutir y ninguna decisión que tomar: “Yo muevo”, propone, inicia lidera, orienta, requiere, fomenta y expresa; sin un oponente, no se pueden hacer correcciones: “Me opongo”, corrige, reorienta, negocia, y revisa; sin un espectador, nadie podría ver o comparar distintas perspectivas: “Yo presencio”, estudia, explora, posterga la decisión, ve diferentes perspectivas y sopesa ; y sin un seguidor, no podría haber consenso o final: “Yo sigo”, acuerda, apoya, escucha, genera consenso, completa y confirma.. Estos cuatro “roles” deben ser incluidos para desarrollar una conversación saludable y cada uno de los participantes puede adoptar cualquiera de éstos en el tiempo Issacs (1999), se basa en la teoría desarrollada por David Kantor: “modelo de los cuatro roles”, para explicar la dinámica involucrada en el diálogo.

Revelación: con autenticidad, decir la “verdad” de lo que sentimos y conocemos Issacs (1999).

Toda comunicación face to face tiene, además del lenguaje verbal, un segundo componente: los “sentimientos” que el emisor experimenta en el curso del proceso de comunicación. Cuando nos comunicamos con otra persona, siempre le transmitimos sentimientos (consciente o inconscientemente). Le expresamos nuestra actitud hacia el asunto objeto de la comunicación – la importancia que le concedemos – , nuestros sentimientos hacia el destinatario del mensaje, nuestro estado de ánimo, nuestra disposición, etc. Es muy probable que éstos se reflejen en el tono de voz, la mirada, y de los gestos faciales y  corporales, que puede producir una distorsión en la comunicación Bennis (1961). El componente “afectivo” lo transmitimos a través de: el “tono de voz”, es uno de nuestros medios principales de expresión, sin embargo, tenemos sobre él menos control de lo que pensamos; la “mirada”, existen miradas francas (mirar directamente a los ojos) y amables, y miradas cargadas de desconfianza o rencor. Generalmente las personas mal intencionadas evitan mirar a los ojos. Una investigación americana (Exline), ha confirmado esta hipótesis y  ha demostrado experimentalmente la importancia de la mirada como medio de expresión de nuestros sentimientos. Su código es binario, solo expresa afecto o rechazo en una situación difícil, ya que la indiferencia es asimilable al rechazo; nuestros “gestos faciales” y “corporales”, una sonrisa abierta dice mucho, una cara crispada, el movimiento nervioso de las manos y pies, o el modo de sentarse displicentemente son otros tantos mensajes que estamos transmitiendo. Los gestos tienen tal importancia como medio de expresión que se ha desarrollado un campo de investigación denominado cinésica (Kinesics), que se ocupa de estudiar el lenguaje de los gestos Nierenberg y Calero (1971).

El lenguaje verbal (mensaje explicito) es a través de palabras o frases. Estas, tienen frecuentemente una “carga subjetiva”, esto es, van acompañadas de sentimientos, ideas y recuerdos, ya sea en el emisor, ya sea en el receptor. De aquí la importancia de escuchar para captar el “marco de referencia” del emisor. El lenguaje no verbal (mensaje implícito) es casi seguro que oirá con toda precisión son los sentimientos que expresa el emisor, luego nuestros problemas de comunicación no nacen de: que comuniquemos inadecuadamente, sino que comunicamos demasiado adecuadamente Schutz (1958). Lo que se trasmite con más precisión no es lo que se dice, sino lo que se siente, esto no originaria dificultades si siempre fuéramos conscientes de nuestros sentimientos. Pero, la generalidad no los conoce. Para aclarar este fenómeno (que afecta seriamente nuestra comunicación interpersonal), resulta útil el concepto de  “niveles de personalidad” Rogers (1961), distingue tres niveles de la: “experiencia”, los sentimientos que experimentamos en un momento dado (en la esfera del pensamiento: reflexión);  “conciencia”, los contenidos de nuestra conciencia en un momento dado (en la esfera del sentimiento: voz de la conciencia) y “comunicación”, lo que decimos a los demás explícitamente (en la esfera de la acción con actitudes y comportamientos). La expresión (revelación) prudente, (es aquel habito que sustenta y perfecciona el acto humano); al decir la verdad (honestidad), de lo que sentimos y conocemos (esfera del pensamiento). Esto, a su vez desarrolla nuestra habilidad para verbalizar lo que realmente somos.

Los lideres que cautivan e inspiran a su gente, muestran sus debilidades, de manera selectiva. Al exponer cierto grado de vulnerabilidad, revelan que tienen defectos, como todo el mundo, y eso los vuelve más accesibles. Revelan sus cualidades que los diferencian. Saben capitalizar lo que los hace únicos y excepcionales. De la teoría de los rasgos derivaron estas dos cualidades Goffe y Jones (2000). Sea Ud., mismo pero con habilidad: autentico, lo que implica ser honesto, respetuoso y responsable primero consigo mismo luego con los demás. Un líder traza una visión trascendente, la comparte e implementa con su gente, la trasmite (revela) e inspira de manera “personal”; y la forma de comunicarla (lenguaje verbal y no verbal) tiene un impacto sobre la motivación de su gente Kotter (1990). La comunicación y el alineamiento funcionan juntos. El objetivo no es solamente explicar o clarificar algo, sino crear significado: motivación Bennis (2001). Pero, para que exista una buena comunicación debe existir la confianza mutua, esta da origen a la comunicación espontanea y estas dos son los cimientos del apoyo mutuo (colaboración). Si el líder no encarna los valores personales in strumentales de: honestidad, respeto y responsabilidad no existirá la confianza. Esta, no se logrará sino existe previamente, Libertad (no apego), raíz de la responsabilidad y  Armonía interior (paz), raíz de la honestidad. Estos son los valores personales terminales e instrumentales del líder, que guían la acción de motivación inspiracional  Fardella (2013a).

La autenticidad: refuerza la credibilidad y las  relaciones interpersonales Fardella (2015a, p. 32), también genera la confianza, que solo es ganada con verdad, que nace de la honestidad y con ella la armonía interior, que implica paz interior, de la cual se deriva la seguridad: Fe. Que surge del interior del ser, es un rasgo espiritual no terrenal Fardella (2013a). El principal determinante de la confianza es la integridad, a la que llamó “invariabilidad” Bennis (2001). Entre las condiciones que llevan a que un individuo confié en otro destacan: integridad, consistencia, discreción, justicia, lealtad y apertura Butler (1991). Integridad Personal es consistencia en un estilo de comportamiento concordante con un marco ético y valórico capaz de generar credibilidad y confianza en sus supervisados. El respeto, responsabilidad y honestidad conllevan a irradiar: confianza, su  raíz la Integridad personal Fardella (2012a, p. 167). Confianza es un “estado psicológico” y no un comportamiento. Confiar en alguien corresponde a una disposición positiva respecto a las intenciones o comportamiento de otro Mayer, Davis y Schoorman (1995). Los valores del líder: honestidad, respeto y responsabilidad que encarna, y los refleja en sus actitudes, comportamientos: en su forma de comunicar: irradia la confianza, que está, en el centro de las relaciones humanas; tiene un potencial “operativo” y estratégico” en las organizaciones y en sus equipos de trabajo. Causan efectos en la estrategia, estructura, sistemas, procesos, políticas de personal y productividad de la organización Fardella (2012).

El ser completamente honesto con uno mismo es el mejor esfuerzo que un individuo puede hacer, porque la honestidad completa requiere una busqueda continua de más información acerca del yo interno (introspección) y deseo  de mejoramiento personal Freud Fardella (2014). “La introspección (una visión genuina y real de nosotros mismos, de cómo somos en realidad) se logra únicamente con dificultad y, a veces, hasta con dolor psíquico real. Pero es la base del crecimiento. Por lo tanto, la autoevaluación es una preparación para la introspección, una preparación para las semillas del entendimiento de uno mismo que gradualmente florecerá en un cambio de comportamiento” Brouwer (1964, p.156). Lo anterior nos relaciona: la honestidad de la cual nace la verdad con apertura (transparencia) en nuestro lenguaje verbal y no verbal de lo que sentimos y conocemos; así tenemos la competencia de integridad personal que es el cimiento de la confianza mutua.

Participación: Sentido profundo de conexión, con otros y el mundo, y con ello frescura de percepción Issacs (1999). Es, sintonía de frecuencia vibratoria con sí mismo y los demás (nace de las esferas del sentimiento), así tenemos aceptación y adaptación con los demás: respeto.

Los líderes que demuestran empatía y se adaptan a los estados de ánimo de los demás, literalmente afecta tanto su propia química cerebral como la de sus seguidores Goleman y Boyatzis (2008). Las mentes individuales, en cierto sentido, se fusionan en un solo sistema. Liderar eficazmente tiene que ver más con “desarrollar un interés genuino en las personas” y el talento para fomentar emociones positivas en aquellas cuya cooperación y apoyo usted requiere, que con dominar: situaciones, o incluso conjuntos de destrezas sociales. Esta sintonización es literalmente física. Los seguidores de un líder eficaz experimentan compenetración con él, o, lo que nosotros y nuestra colega Annie McKee denominamos resonancia. Gran parte de esta sensación se genera inconscientemente, gracias a las neuronas espejo y los sistemas de circuitos de las células fusiformes. Goleman, Boyatzis y Mckee, (2001). Esto, tiene relación con el respeto por sí mismo y su prójimo, es la capacidad de ver a una persona tal cual es, tener conciencia de su individualidad única. Que crezca y se desarrolle por si misma (sus talentos), en la forma que le es propia. Es un ser humano igual que yo, pero diferente. Luego debo conocerlo y para ello, debo sintonizar (conexión) El respeto solo es posible si yo he alcanzado independencia (autonomía), existe sobre la base de la libertad para observar (mirar) objetivamente sin prejuicios. Así tener la capacidad de captar el contexto, la habilidad de ponderar una serie de factores que van desde la forma en la que diferentes grupos de personas van a interpretar un gesto hasta la habilidad de poner una situación en perspectiva. Sin ésta, está absolutamente perdido porque no pueden establecer contacto (conexión) con sus seguidores (adaptación) Bennis y Thomas (2003). Adquirir respeto por la palabra, como don y la herencia más preciosa del hombre. El directivo debe comprender el significado de la antigua definición de retórica como: “el arte que atrae al corazón de los hombres hacia el amor al conocimiento verdadero”. Sin capacidad para crear motivos por medio de la palabra escrita o hablada o del numero expresivo (mensaje explicito e implícito), un directivo no puede tener éxito Drucker. En la palabra (lenguaje verbal y no verbal, que emite un líder está implícito el respeto, responsabilidad y honestidad consigo mismo y con los demás, también permite alinear (energía -carisma), hacia fines trascendentes Fardella (2013b).

La capacidad de experimentar empatía se asienta en las neuronas que se dirigen y provienen de la amígdala y que nos permiten interpretar la emoción que se expresa en el rostro y voz de otra persona, y permanecer en sintonía con ella. Estos circuitos envían una corriente continua de mensajes- “El último comentario parece haberle molestado un poco…Ahora parece un poco aburrido…Le ha gustado escuchar eso”- a la zona pre frontal y regiones asociadas que nos permiten ajustar con más detalle lo que diremos o haremos a continuación Eslinger (1998). Al permanecer en sintonía con la reacción de nuestro interlocutor, la amígdala y sus circuitos asociados constituyen una especie de estación reguladora que resulta esencial para que los circuitos abiertos de las personas implicadas sincronicen sus emociones. Uno de los términos científicos utilizados para referirse a esta sintonía neuronal es el de: resonancia límbica, una sinfonía de constante intercambio y adaptación interna por medio de la cual las personas acompasan sus estados emocionales. Y esto es algo que ocurre siempre que establecemos una verdadera conexión con alguien a quien sentimos “en nuestra misma longitud de onda emocional” (sintonía de frecuencia vibratoria), ya se trate de pasar un buen rato o de llorar juntos Fardella (2014). Sintonía es fusionarse en una misma frecuencia de vibraciones con la naturaleza y luego con los demás; es lo que se denomina: fotones gemelos un entrelazamiento cuántico, ósea, vinculo límbico. Nuestro cuerpo es: vibración en el campo unificado (fotones) que terminan formando sus moléculas, cuando éstas concuerdan con las del universo, se denomina: arrastre (o relación rítmica); sentir tu cuerpo conectado con la sacralidad de la naturaleza: es comunión con ella y concordancia con las vibraciones de la tierra: ritmo circadiano. Así el líder está en armonía interior consigo mismo; luego desde las esferas del sentimiento nace la comunión con el todo; es apertura, adaptabilidad y prolijidad Fardella (2015c).

La falta de compasión (implica conocimiento e identificación) y carencia de voluntad para sintonizar (ama a tu prójimo como a ti mismo) con la petición de otro dañan cualquier tipo de relación: intra o interpersonal. En comunión (respeto) nos sentimos iguales a todos los seres humanos, no somos superiores o  inferiores a nada, en la sintonía con el todo sentimos lo que tu prójimo siente y nos comunicamos sin necesidad de palabras. La sintonía es clave en las relaciones personales, sin ella no existe sincronización, ni conexión alguna con otro ser, es estar en concordancia o relación rítmica: arrastre. Nace de su corazón: el amor. Fuerza principal para cualquier acción y la base más sólida de cualquier relación interpersonal; la práctica de un poder humano, que solo puede realizarse en libertad y jamás como resultado de una compulsión; es vivir y experimentar lo ilimitado (no-apego). Cuando somos en todas las situaciones adaptables (flexibles) con nuestro prójimo es: aceptación Fardella (2015c).

Relacionando lo anterior y el potencial del respeto: dentro de los motivadores más importantes en el trabajo del estudio de Gerald Graham, encontró que era el estimulo de la felicitación que el jefe hacia personalmente a su gente por su buen desempeño (reconocimiento directo: face to face) Fardella (2013a). Los empleados prefieren recibir la informacion relevante de boca de sus jefes inmediatos Gelfand (1970); y de conexion, el momento humano que tiene dos prerrequisitos Hallowell (1999) señala, presencia física y atención emocional e intelectual. Ser capaz de dar estos momentos de humanidad implica dar tiempo y energía, a veces, puede bastar con cinco minutos de conversación. Una respuesta compasiva del líder tiene un poder enorme y señala a otros en la organización que sus esfuerzos, aun que fracasen, tendrán respuesta de comprensión que los anime a seguir intentándolo. Las personas que tienen esta competencia: Saben manejar personas difíciles y situaciones de tensión con diplomacia y tacto (respeto-conexion-adaptabilidad); Detectan conflictos potenciales, traen a la luz desacuerdos y ayudan a desactivarlos. (Armonía Interior-sintonia); Estimulan el debate y la discussion (respeto, responsabilidad y honestidad: diálogo); y logran armar situaciones ganar-ganar: todos aprenden de todos. Desarrollando sus talentos: en la esfera del pensamiento, del sentimiento y de la acción (actitudes y comportamientos), que se traducen en: creatividad e innovacion. Todo lo anterior es: sintonía, que tiene un líder: ésta comienza con conocimiento  y entendimiento de sí mismo, Autoconciencia; luego la empatía con su prójimo, compasión, acogida incondicional; y finalmente con la acción de una actitud y comportamiento de unión para que crezca, es respeto Fardella (2014).

La relación del valor personal instrumental intra e interpersonal del líder: respeto, implica: ser cortés a tratar con delicadeza humana, que conllevaría a la prudencia (virtud cardinal), templanza, moderación y discernimiento; en el ejercicio de ésta virtud  con el tiempo se llega a la sabiduría, conducta prudente en la vida Fardella (2007). Además tiene una relación directa con la competencia adaptabilidad (conexión) para percibir con claridad el mensaje (voz, mirada y gestos faciales y corporales), ósea, una mirada con ternura; también tiene   conexión directa con la “aceptación  mutua”, sin ésta, difícilmente podemos hablar de comunicación en un sentido más profundo. Esta conclusión viene respaldada por la terapia psicoanalítica como por el análisis existencial Frankl (1967).

Tomar conciencia: considerar las diversas voces en mi interior. Para estar autoconscientes debemos estar en calma silencio, así nos daremos cuenta de las contradicciones que existen entre lo que decimos y lo que hacemos Issacs (1999).

La clave para obrar de adentro hacia fuera, el paradigma de la grandeza primaria, consiste en educar y obedecer a nuestra conciencia, ese don humano exclusivo que distingue la congruencia y la disparidad con los principios (valores) correctos y nos eleva hacia ellos. Esta (conciencia), se manifiesta en una “percepción eficiente de la realidad” Fardella (2007). El fracaso en lograr plena madurez e integración de   la  personalidad total es un fracaso moral, es violar su integridad y destruir su espontaneidad. Si la conciencia hablase siempre en voz alta y con suficiente precisión, solo unos pocos se desviarían de su objetivo moral. La voz de la conciencia es: la moral, sin embargo aprender a comprender sus mensajes es muy difícil, ya que debemos ser capaces de escucharnos a nosotros mismos. Es tan difícil, porque este arte requiere otra facultad, rara en el hombre: estar solo con uno mismo, tememos a enfrentarnos con nuestra conciencia y huimos. Los descuidos por lo que uno se siente culpable no constituyen genuinos problemas morales. Pero si el genuino, aunque inconsciente sentimiento de  culpabilidad llegó  a ser demasiado  intenso  para ser silenciado por racionalizaciones superficiales, se manifestará en angustia más intensas y profundas y aun en enfermedades físicas y mentales. Una de estas, es el temor a la muerte, es el resultado del fracaso de no saber vivir; con este temor irracional, se relaciona el temor de envejecer, la decadencia de la personalidad en la vejez es un síntoma: la prueba del fracaso de no haber vivido productivamente. El temor a la desaprobación, aunque menos dramático que el temor irracional a la muerte y vejez, es una expresión no menos significativa del sentimiento de culpabilidad inconsciente. Parecería que la persona puede hacerse insensible a la voz de su conciencia. Pero, hay un estado de la existencia en el cual fracasa tal intento y este es: el sueño, “suele ser la única ocasión en la cual el hombre no puede silenciar su conciencia, pero la tragedia radica en que cuando percibimos la voz de nuestra conciencia en el sueño no podemos actuar y cuando somos capaces de actuar olvidamos los conocimientos adquiridos en nuestro sueño” Fromm  Fardella (2015b).

Si tratamos de escuchar lo encontramos muy difícil, porque siempre estamos proyectando nuestras opiniones e ideas, nuestros prejuicios, nuestra historia, nuestras inclinaciones o impulsos (emociones: reacción de tu cuerpo a tu mente); cuando nos dominan, apenas escuchamos lo que nos dicen. Uno escucha y por lo mismo aprende solo en un estado de atención, de silencio, en que todo lo anterior se encuentra en suspensión (mente silenciosa es mejor que una positiva), solo entonces es posible comunicarse: ser responsable. Así experimentamos una indagación intra e interpersonal y nos damos cuenta de nuestras consistencias o inconsistencias en lo que decimos y hacemos (mensaje explicito e implícito). Todos tenemos en un grado mayor o menor de sentimientos de los que no somos conscientes. Significa, que cuando éstos entran en juego aparece una disparidad entre los sentimientos que estamos “experimentando” y lo que está presente en nuestra conciencia: incongruencia. Sin embargo, estos sentimientos que estamos experimentando se “filtran” a través de nuestro tono de voz, mirada y gestos faciales y corporales, de tal modo que el receptor recibe un: mensaje ambiguo. Explícitamente le decimos algo (lenguaje verbal), pero implícitamente (lenguaje no verbal) le comunicamos lo contrario. Siempre cuando comunicamos entra en juego “toda nuestra personalidad”, lo que resulta muy ilustrativo analizar el esquema gráfico de Luft (1969):

Zona de actuación espontanea. Es de  máxima congruencia, en ella coinciden la experiencia, la conciencia y la comunicación. El sujeto es consciente de los sentimientos que experimenta y los manifiesta explícitamente en su mensaje verbal. Está todo él psicológicamente “presente” en el proceso de comunicación (su autenticidad), incluso si los sentimientos que expresa son negativos. La “espontaneidad” (prudencia), expresión psicológica de la autenticidad hace que nos sintamos particularmente cómodos ante las personas que la expresan. Mientras este en un estado de intensa presencia (consiente), está libre de pensamiento (silencio); ésta quieto (calma) y sin embargo muy alerta. En el instante en que su atención consciente cae por debajo de cierto nivel, el pensamiento se apresura a aparecer; el ruido mental regresa; la quietud se pierde, Ud., vuelve al tiempo Fardella (2015a, p.161). Conciencia y pensamiento no son sinónimos, el pensamiento necesita a la conciencia para existir, pero la conciencia no necesita al pensamiento para existir . “El pensamiento  solo,  cuando   no  está  conecta  con   la   conciencia  se  vuelve  estéril  rápidamente,  insensato, destructivo“Fardella (2015a, p.131). Zona ciega. En ella falta la congruencia entre la conciencia y la experiencia; está ocupada por sentimientos que son visibles a los demás (a través del tono de voz, la mirada y los gestos) pero que ignora el sujeto. La presencia de esta zona es la fuente principal de nuestros problemas de comunicación con los demás, ya que hace que el sujeto emita, además del mensaje explicito, un mensaje afectivo del que no es consciente (pero que su interlocutor si recibe y responde a él). La acción de esta zona nos permite concluir: los problemas de comunicación no nacen de que comuniquemos inadecuadamente, sino de que comunicamos demasiado adecuadamente. Zona oculta. En ella falta congruencia entre la conciencia y la comunicación. El sujeto oculta conscientemente algo a su interlocutor. Esto, puede obedecer a razones diversas, desde la reserva justificada o el respeto a los demás hasta la hipocresía. En cualquier caso, se mantiene la congruencia entre la experiencia y la conciencia, esto es, el sujeto se da cuenta de sus sentimientos, pero no los deja traslucir. Zona desconocida. Es la zona de incongruencia total. Esta zona es desconocida, tanto para el sujeto como para los demás. Su contenido solo es accesible a través de  procedimientos psicológicos especiales, tales como el psicoanálisis y los tests proyectivos.

Todo lo anterior pone de relieve que nuestro modo de comunicar y, consiguientemente, nuestros problemas de comunicación, van estrechamente ligados a la estructura misma de nuestra personalidad. Cuando la zona ciega del sujeto es muy amplia o, lo que es lo mismo, cuando el sujeto no acepta un extenso campo de sus sentimientos, su comunicación tendera a ser: ambigua. Estará trasmitiendo dos mensajes diferentes e incongruente, sin tener conocimiento de ello y, consiguientemente, sin poder introducir rectificaciones en su comunicación. Concluimos que, comunicación es mucho más que un proceso de información, sino que es además, básicamente un “proceso interpersonal”. Comunicamos realmente cuando nos sintonizamos en una misma frecuencia vibratoria con otro: cuando ambos están “presentes” (conscientes, y se aceptan mutuamente).

“El comportamiento defensivo es el que se produce cuando un individuo percibe o prevé una amenaza en el grupo. El individuo que se comporta defensivamente, aunque también preste alguna atención a la tarea común, dedica un porcentaje apreciable de sus energías a defenderse. Además de hablar del tema, piensa en la impresión que produce a los demás, como puede producir una impresión más favorable, como puede vencer, impresionar o escapar del castigo y/o como puede evitar o mitigar el ataque  que percibe o prevé. Estos sentimientos interiores o actos exteriores tienden a crear “posturas defensivas” análogas en los demás, y, si no se comprueban, la reacción circular subsiguiente se vuelve progresivamente destructiva. El comportamiento defensivo, en resumen, engendra una audición defensiva y esta, a su vez, produce posturas y reacciones faciales y verbales que elevan el nivel de defensa del comunicante inicial” Gibb (1961). Como surge esta reacción Rogers (1952) señala, con especial énfasis, la influencia de la tendencia, tan natural, a “juzgar”, a evaluar, a aprobar (o desaprobar) lo que dice nuestro interlocutor. Para constatar la frecuencia con que se da esta tendencia y sus efectos sobre la comunicación basta observar cualquier dialogo. Se dan dos elementos en común: ante el juicio de valor formulado por el emisor solo cabe reaccionar con otro juicio de valor por parte del receptor. Todo juicio de valor provoca una respuesta de aprobación o de desaprobación, otra reacción es improbable; el segundo elemento en común, el emisor, al formular el juicio de valor sin prestar atención a lo que pueda pensar y sentir el receptor muestra implícitamente falta de consideración hacia éste (sintonía). Así surge la defensividad y se corta la comunicación, ambos se expresan desde “marcos de referencia” diferentes. Siempre que los interlocutores están intercambiando información sobre cuestiones en que ambos están comprometidos, a menos que eviten los juicios de valor, surgirá la defensividad; toda pauta de conducta que la genere tiene en común la falta de: consideración hacia los sentimientos y marco de referencia del receptor. La solución a esta dificultad está en: escuchar, pero, difícilmente lo podremos hacer ya que nuestra conciencia está normalmente llena de pensamientos y prejuicios; luego esa brecha de silencio entre los pensamientos es muy pequeña. Solo en éste espacio somos conscientes (mente silenciosa): es un estado de presencia total, así podremos escuchar, es más que oír, es aceptar a la otra persona tal cual es (con virtudes y defectos) aunque no estemos de acuerdo con ella. Aquí se produce en nosotros: respeto, responsabilidad y honestidad con ese ser que es diferente en su forma de vivir, pero igual que yo como persona, estos valores personales tienen una relación directa con adaptabilidad apertura y prolijidad (prudencia).

Generalmente no somos conscientes: responsables en la comunicación; ni cuidadosos en lo que expresamos a los demás, no existe: prolijidad (paciencia, concentración y disciplina). La responsabilidad no es un deber impuesto a uno desde afuera, sino mi respuesta a algo que “siento” que me concierne. Responsabilidad y respuesta tienen la misma raíz, ser responsable significa estar dispuesto a responder. Siéntese tan responsable por sus semejantes como por sí mismo, este valor instrumental es intra e interpersonal, (…), le permite autonomía, autodominio, y libertad Fardella (2012a, p. 202). La libertad, valor personal terminal intrapersonal del líder, implica: no apego (personas-bienes-cuerpo); pero, además tiene relación directa con la esfera del pensamiento en el sentido de no mente: conciencia sin pensamientos (mente silenciosa), lo que implica presencia atención plena (zona espontanea: congruencia entre experiencia, conciencia y comunicación), con ello se produce la armonía interior: quietud. Así, en estado de quietud y silencio siento las disonancias o congruencia entre mi lenguaje verbal y no verbal; tomo conciencia.

Coherencia: armonía entre lo que dices y haces. Esto no sucede  porque la mayoría de nosotros vive con una idea fragmentada del mundo, y del modo en que éste funciona. Este principio nos dice que cada cosa es un todo Issacs (1999). La desarmonía de la existencia del hombre engendra necesidades que en mucho, trasciende las necesidades derivadas de su origen animal. Estas, producen una tendencia imperativa de restaurar un estado de equilibrio y de unidad entre el mismo y la naturaleza. Hace el intento, en primer lugar, con el pensamiento, construyendo un cuadro mental totalmente inclusivo del mundo que le sirva como un marco de referencia, del cual pueda derivar una respuesta al problema de: donde está y que es lo que debe hacer. Pero no son suficientes, si él fuere tan solo una inteligencia despojada de carne y hueso, alcanzaría su meta por medio de un extenso sistema intelectual. Pero, es un ente dotado de cuerpo y mente, tiene que reaccionar ante la dicotomía de su existencia no solamente pensando, sino también con el proceso de vivir, sus sentimientos y acciones. Tiene que trabajar por la experiencia de unidad en todas las esferas de su existencia a fin de lograr un nuevo equilibrio. De aquí que todo sistema de orientación satisfactorio no se integre únicamente con elementos intelectuales, sino también sentimentales y sensoriales realizables en la acción en: “todos los terrenos de la actividad humana” Fardella (2014). Luego sin coherencia (congruencia) en las esferas del pensamiento (experiencia), sentimientos (conciencia) y acción (comunicación); lo que implica integridad en su diálogo:  experiencia  vital de indagación intra e interpersonal para concluir en una comunicación: espontanea. Este principio, significa que debe existir armonía e integridad en: revelación, participación y tomar conciencia en la comunicación interpersonal: en  dos direcciones. El primer paso es detectar disonancias del entorno e internas si existen, y esto requiere armonía interior; la conciencia sin pensamientos (no-mente), solo es posible con libertad (no apego). Para traerlos a la luz y desactivarlos, se requiere de objetividad  y ser justos, sabiduría. Con apertura (honestidad) adaptabilidad (respeto), prolijidad (responsabilidad), nadie pierde ni gana, todos aprendemos de todos (colaboración), somos libres de nuestra propia importancia: humildad. Así, se fomenta el desarrollo personal en todos sus ámbitos: personal, familiar, trabajo y comunidad Fardella (2015b); además el practicarlos primero con uno mismos luego con los demás, más rápidamente producirá el contagio e irradiación de la creatividad (e innovación) Fardella (2015a, p.129).

La “actividad productiva”, se caracteriza por un cambio rítmico de actividad y reposo. El trabajo (esfera de la acción), el amor (esfera del sentimiento) y el pensamiento productivo son posibles si la persona puede estar: cuando es necesario, sosegada y sola consigo misma (armonía interior). Ser capaz de prestar atención a uno mismo es un requisito previo para prestar atención a los demás; el sentirse a gusto con uno mismo es la condición necesaria para relacionarse con otros . Para prestar atención a los demás se requiere la capacidad de controlar nuestros pensamientos y lograr un silencio interior. Implica entender que todas las personas tienen el mismo derecho que nosotros y merecen ser escuchados (Participación: respeto). Dejar de lado nuestros juicios, temporalmente (mente silenciosa), y poder escuchar con detenimiento el mensaje. Lo anterior conlleva a relacionar que: el respeto es un acto de amor y entrega al prójimo; tener conciencia sin pensamientos (no mente), ósea responsabilidad, nos permite concentrarnos y entrar en sintonía con el otro Fardella, J. (2015b),    para escuchar y entender su mensaje. Algunos científicos señalan que el modelo del líder es el factor más crítico para determinar una cultura ética; Ellos, proporcionan una fuente natural de “valores” para sus empleados Lord & Brown (2001). Hood (2003), encontró una influencia muy fuerte del estilo de liderazgo del jefe en valores y practicas éticas de la organización. Se constata que cuando las actitudes y comportamientos del líder, están en armonía (coherencia) con sus pensamientos y sentimientos integran   componentes morales y espirituales,  que tienen  el potencial de transformar una cultura organizacional, hacia fines trascendentes Fardella (2015b).

Serotonina es un neuro transmisor del cerebro. Su presencia en cantidades elevadas indica un nivel de calma. Cuanto mayor es el nivel de serotonina, mayor es la paz de uno. Señala Valerie Hunt, al escribir sobre iluminación espiritual en su libro Infinite Mind: En mi laboratorio descubrimos que cuando el campo de energía de una persona alcanzaba las vibraciones más elevadas, más complejas,  mediante la imaginación o la meditación, esa persona tenía experiencias espirituales independientemente de su creencias (p. 285). Es científica e investigadora psicológica de los campos de energía humana. Piensa: cuando estás en paz y envías esta silenciosa serenidad, influyes en todos los que se encuentran a tu alrededor. Las partículas de energía invisibles se llaman   feromonas que se emiten en momentos de miedo y de su contrario: el amor Fardella, J. (2016). Alegría serenidad y amor, amplían nuestra capacidad de: pensamiento, acción, análisis holístico y observar interrelaciones: ver el todo. Nos permiten estrechar vínculos interpersonales y ayudan a ser más creativos Fredrickson (2003). La risa y broma oportuna estimulan la creatividad, abren vías de comunicación  y consolidan la sensación de conexión y confianza, luego convierten trabajo en algo más agradable Clouse y Spurgeon (1995). Pero, la ansiedad (sin armonía interior) no solo erosiona las capacidades mentales, también reduce la empatía y obstaculiza en consecuencia sus habilidades sociales Henriques y Davidson (1997).

La contemplación analítica y fragmentada de la realidad con la que hemos convivido tanto tiempo es, a juicio de Capra: «inadecuada para tratar con nuestro mundo superpoblado e interconectado», estamos experimentando una «crisis de percepción». La teoría del caos sugiere una percepción y concepción asociada de un mundo de una pieza, orgánico, sin costuras, fluido e interconectado: el todo. A través de un estudio realizado con tomografías cerebrales a personas que practicaban meditación Newberg y Aquilli comprobaron: las zonas del cerebro que dan la sensación de individualidad se desactivan. Esta desconexión permite sentirnos identificados con un todo unificado (correlación infinita) Fardella (2015a, p.165) y trascendente. A través de la “oración” o del “silencio” de la meditación uno percibe una conexión con el todo, un sentimiento de trascender nuestra  individualidad. Varias  investigaciones neurocientíficas elaboradas por el doctor Davidson a un monje tibetano: descubrió que cuando el monje ponía su mente en blanco aumentaba la actividad en el lóbulo frontal izquierdo. Encontró en investigaciones anteriores que esa misma zona del cerebro se activa cuando se siente: felicidad, entusiasmo y alegría. Comprobó que la meditación (conciencia sin pensamientos) trae   bienestar y felicidad Fardella (2016).

Lo anterior revela el potencial del valor personal terminal intrapersonales del líder, que le parece valioso e intenta vivir de acuerdo con él: armonía interior que lo encarna, y lo conlleva a un desarrollo superior al normal en la esfera del: sentimiento (consciente de su inconsciente). Se caracteriza por una conciencia de que éste lugar llamado tierra no es su hogar, siente y experimenta que es una energía infinita, ilimitada, inmortal, universal eterna que reside temporalmente en un cuerpo. Se siente atraído hacia su mundo interior, deja atrás los temores y empieza a experimentar una especie de distanciamiento con respecto a este plano físico. Se convierte en observador (no juzga, no analiza no interpreta) de su mundo y pasa a otras dimensiones de: la conciencia. Solamente conocemos una pequeña parte de la capacidad de nuestro cerebro, como si se tratara de un iceberg, del que solo podemos ver lo que está en la superficie Ribeiro. La conciencia abarca apenas el 1% de lo que existe en nuestro cerebro, el 99% restante de nuestro potencial reside en el inconsciente. El cerebro  tiene dos zonas diferenciadas: hemisferio  izquierdo, actúa sobre el razonamiento lógico (pensamientos), y hemisferio derecho, que está más abierto a la intuición y emociones, permite “acceder” al inconsciente (sentimientos). Si desarrolláramos la parte derecha, seríamos capaces de entrar en contacto con nuestro inconsciente. A su  vez, el inconsciente individual está relacionado con el inconsciente colectivo (somos parte del todo), y el acceso a él nos conferiría un poder que ahora nos parece imposible Fardella (2016).

Se concluye que si existe “armonía interior” en las esferas del pensamiento (experiencia), sentimientos (conciencia) y acción (comunicación), se produce: coherencia. Luego, se concluye que armonía interior implica coherencia, y ésta a su vez una comunicación espontanea. “De la humildad aflora la competencia integridad personal, que implica credibilidad y confiabilidad: Justo” Fardella (2016): La coherencia también tiene relación con la “integridad personal”: entre lo que dices y haces; ya que tu personalidad total (en las tres esferas es un todo: no fragmentada) se expresa en una comunicación espontanea, que  la realiza con: prudencia. Esto  es “auto regulación”: el manejar los impulsos y los sentimientos inquietantes, éstas dos habilidades primarias están en el corazón de cinco aptitudes emocionales:

Auto Dominio”, manejar efectivamente emociones e impulsos perjudiciales: Manejan bien los sentimientos impulsivos y emociones perturbadoras; Se mantienen compuestas, positivas e imperturbables aún en momentos difíciles; Piensan con claridad y no pierden la concentración cuando son sometidas a presión (armonía interior); “Confiabilidad y Escrupulosidad”, mantener la integridad y ser responsable del desempeño personal. Las personas con esta actitud: En cuanto a Confiabilidad: Actúan éticamente y están por encima de todo reproche; Inspiran confianza por ser auténticas (honestidad); Admiten sus propios errores y enfrentan a otros con sus actos faltos de ética (responsables); Defienden posturas que responden a sus principios, aunque no sean aceptadas (respeto); y en cuanto a Escrupulosidad: Cumplen con los compromisos y promesas; Se hacen responsables de satisfacer los objetivos; Son organizados y cuidadosos en el trabajo (prolijidad); “Innovación y Adaptabilidad”, están abiertos a ideas y enfoques novedosos (apertura), y son flexibles (adaptabilidad) para reaccionar ante los cambios. Las personas con esta actitud: En cuanto a la Innovación: Buscan ideas nuevas (apertura) de muchas fuentes distintas; Hallan soluciones originales para los problemas; Generan ideas nuevas; Adoptan perspectivas novedosas y aceptan riesgos; y en cuanto a Adaptabilidad: Manejan con desenvoltura exigencias múltiples, prioridades cambiantes y mudanzas rápidas; Adaptan reacciones y tácticas a las circunstancias mutantes; Son flexibles en su visión de los hechos. El acto de innovación es a la vez cognitivo y emocional. Concebir una idea es un acto cognitivo, pero detectar su valor, nutrirla y llevarla a cabo requiere aptitudes emocionales tales como: confianza en uno mismo, iniciativa, tenacidad y capacidad de persuadir, relacionado con la inteligencia práctica Sternberg (1985).

Se constata que: el Auto Dominio e Integridad Personal (Autoconciencia) son parte integrante de la prudencia; Además escrupulosidad, que es prolijidad; Innovación, apertura y adaptabilidad, estos tres están en el modelo de los cinco factores de la personalidad potencial para el liderazgo; Los valores personales terminales intrapersonales del líder: Libertad y Armonía interior, son las bases de la prudencia (sabiduría práctica) Fardella (2014): Se concluye que: la “coherencia” entre las tres esferas del pensamiento, sentimiento y acción conllevan a una comunicación espontanea prudente: diálogo. Éste, se sustenta en los valores de: honestidad (apertura), respeto (adaptabilidad) y responsabilidad (prolijidad) con sí mismo y los demás.

Resultados.

Las investigaciones de las últimas décadas, ha resaltado la importancia de la asertividad como una habilidad esencial para el funcionamiento interpersonal efectivo. Distingue dos áreas dentro de ella: en “oposición” incluye la capacidad de decir “no”, de expresar desacuerdos, de hacer y recibir críticas, de defender derechos y de expresar, en general, sentimientos negativos; y en “afectos”, implica dar   y  recibir elogios y expresar sentimientos positivos (comunicación en dos direcciones). Se concluye que: un comportamiento asertivo contempla la descripción de sentimientos, pensamientos, opiniones y preferencias directamente a la otra persona  (face to face), en forma “honesta” (autentica) y adecuada (prudente), mostrando “respeto” (conexión) y “responsabilidad” (consientes) tanto por el otro como por uno mismo. Este, comportamiento irradia y produce una confianza mutua, la cual permite una comunicación espontanea: diálogo, cuyo resultado se traduce en un apoyo mutuo: colaboración; ésta, es la traducción de la confianza y diálogo, a su vez, la base de ambas. Estas tres condiciones están enlazadas entre sí en un circuito cerrado, si falta una de ellas, el circuito se deshace Fardella (2012).

En relación a la moral (conciencia) del líder: genera confianza y empodera a sus seguidores, ayudándolos a crecer como personas Ciulla (1995); se ha enfatizado la consistencia en su comunicación (revelación-participación-tomar conciencia); comportamiento y percepción de integridad (armonía interior) Simons (1999); proporcionan una fuente natural de valores para sus empleados (honestidad, su raíz armonía interior; respeto, su raíz sabiduría y responsabilidad, su raíz libertad); existe una influencia muy fuerte del estilo de liderazgo en valores y practicas éticas de la organización. Se constata que: cuando las actitudes y comportamientos del líder, están en armonía con sus pensamientos  y sentimientos integran componentes morales, que tienen el potencial de transformar una cultura organizacional Fardella (2015b), éste cambio, nace de un diálogo, y cuando se da en los términos investigados son creativos y productivos.

Los equipos son  más creativos y productivos cuando logran altos niveles de participación (respeto) cooperación y colaboración (comunicación espontanea) entre sus miembros. Conductas de interacción de esta naturaleza, necesitan tres condiciones: confianza, identidad y eficacia de grupo Druskat & Wolf (2001). Esto requiere del líder establecer: un clima de confianza, la cual sin respeto, honestidad y responsabilidad no existe (Fardella, 2013a); saber escuchar: sintonía, la comunicación más directa posible entre las personas-una comunicación de cerebro a cerebro en la que el intelecto se limita a ser un espectador- y establece lo que podríamos denominar vinculo límbico (Fardella, 2013a); ser capaz de persuadir y comprometer (integridad personal); armonía interior como grupo (no significa sin conflictos); y finalmente gestionar el conflicto para lograr que sea un motor del cambio: aprendizaje. Estimular la diversidad durante el diálogo y   debate (desarrollo de múltiples alternativas), y luego gestiona la unidad (comparten metas previamente acordadas) cuando se han decidido los objetivos, y el rumbo estratégico de la organización hacia fines trascendentes (Fardella, 2013b). Una falta de diversidad en la composición de los cuerpos fundamentales de toma de decisiones dificulta reconocer los cambios en su ambiente y responder de formas apropiadas y novedosas Cameron, Kim & Whetten (1987). Concluimos que: para que exista un equipo creativo y productivo debe existir el diálogo (respeto-honestidad y responsabilidad).

La clave para ayudar a las personas a sentirse cómodas discutiendo (diálogo) las formas en las que son diferentes es: “compartiendo” un compromiso para enfocarse en las diferencias (solo observar: no juzgan, no interpretan y no analizan), estas ayudan a que se genere coherencia. La integridad personal, es un comportamiento concordante con un marco ético y valórico, tiene la capacidad de generar credibilidad y confianza Goleman y Boyatzis (2008). Si se da Integridad personal significa que existe armonía interior, pero previamente debe existir libertad (no apego), sobretodo una mente silenciosa: conciencia sin pensamientos. Estos dos valores personales terminales intrapersonales del líder, son las raíces del diálogo, que se refleja en una comunicación espontanea con prudencia (sabiduría practica).

La prudencia en la comunicación espontanea es el resultado de un proceso de indagación intra e interpersonal en las esferas: del sentimiento, nace el que decir y cuando; en la esfera del pensamiento, razona en cómo decirlo; y de la acción se expresa con autenticidad, adaptabilidad y prolijidad, ésta es: concentración, paciencia y disciplina.

CONCLUSION.

La integridad personal que es un comportamiento concordante (coherencia), en las esferas: del pensamiento (guiados por sus valores instrumentales intrapersonales); del sentimiento (guiados por sus valores terminales intrapersonales) y de la acción, actitudes y comportamientos (guiados por sus valores instrumentales interpersonales). Estos tres sistemas caóticos, se auto organizan a sus a tractores los valores personales terminales: de libertad, armonía interior y sabiduría; y sus valor es personales instrumentales de: honestidad, respeto y responsabilidad. Sin estos valores no existe la confianza mutua ni la comunicación espontanea: diálogo, y sin éste no se daría el apoyo mutuo (colaboración).

Esta investigación  señala la congruencia de la hipótesis planteada: en el principio de “revelación”, autenticidad está implícito el valor  de la honestidad (apertura) su raíz la armonía interior;    de “participación”, sentido profundo de conexión, el valor de respeto (adaptabilidad)   a los demás y la naturaleza, su raíz la sabiduría; de “tomar conciencia”, autoconscientes (conciencia sin pensamientos), ser responsables de nuestros propios actos (prolijidad: paciencia-disciplina- concentración) su raíz la libertad (no apego); y de coherencia, congruencia entre experiencia, conciencia y comunicación, implica armonía interior. Sin estos valores no existe: diálogo.

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Fardella Rozas José Salvador. (2016, noviembre 9). Valores del líder y la comunicación interpersonal. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/valores-del-lider-la-comunicacion-interpersonal/
Fardella Rozas José Salvador. "Valores del líder y la comunicación interpersonal". gestiopolis. 9 noviembre 2016. Web. <https://www.gestiopolis.com/valores-del-lider-la-comunicacion-interpersonal/>.
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