Técnicas de análisis financiero. Los indicadores financieros

El análisis financiero es una técnica de evaluación del com­por­tamiento operativo de una empresa, diagnóstico de la situación actual y predicción de eventos futuros y que, en consecuencia, se orienta hacia la obtención de objetivos previamente definidos. Por lo tanto, el primer paso en un proceso de ésta naturaleza es definir los objetivos para poder formular, a continuación, los interrogantes y criterios que van a ser satisfechos con los resultados del análisis —que es el tercer paso— a través de diversas técnicas.

Las herramientas de análisis financiero pueden cir­cuns­cribirse a las siguientes: a) análisis comparativo, b) aná­lisis de tendencias; c) estados finan­cieros proporcio­na­les; d) indicadores financieros y e) análisis especializados, entre los cuales sobresalen el estado de cambios en la situación financiera y el estado de flujos de efectivo.

Indicadores financieros

Los indicadores financieros agrupan una serie de formulaciones y relaciones que permiten estandarizar e in­ter­pretar adecuadamente el comportamiento operativo de una empresa, de acuerdo a diferentes circunstancias. Así, se puede analizar la liquidez a corto plazo, su estructura de capital y solvencia, la eficiencia en la actividad y la rentabilidad producida con los recursos disponibles.

En consecuencia los indicadores se clasifican de la siguiente forma:

Razones de liquidez

  1. Razón corriente
  2. Prueba ácida
  3. Capital de trabajo
  4. Intervalo básico defensivo

Razones de estructura de capital

  1. Leverage total
  2. Nivel de endeudamiento
  3. Número de veces que se gana el interés

Razones de actividad

  1. Rotación de cartera
  2. Período de cobranza de la cartera
  3. Rotación de inventarios
  4. Días de inventario
  5. Rotación de proveedores
  6. Días de compra en cuentas por pagar
  7. Ciclo neto de comercialización
  8. Rotación de activos

Razones de rentabilidad

  1. Rendimiento sobre la inversión
  2. Margen de ganancias
  3. Rendimiento del patrimonio

Una vez calculados los indicadores seleccionados para responder los interrogantes planteados se procede a su interpretación que es, quizá, la parte más delicada en un proceso de análisis financiero, porque involucra ya no una parte cuantitativa, sino una gran carga de subjetividad y de limitaciones inherentes al manejo de información que pudo, entre otras cosas, haber sido manipulada o simplemente mal presentada. Además existen una serie de factores externos que inciden en los resultados obtenidos, principal­mente por efecto de la inflación.

Por tal motivo, todas las operaciones realizadas por una empresa, en un período dado de tiempo, deben ser sometidas a un proceso de ajustes por inflación, con el pro­pósito de que las cifras arrojadas, por dichas operaciones, se expresen en pesos constantes o del mismo poder adquisi­tivo. Además, para fines comparativos, los estados finan­cieros deben ser actualizados de un año a otro, después de haber sido ajustados por inflación.

Esta situación hace que ciertas razones financieras no puedan ser calculadas con las cifras emitidas en los esta­dos financieros, sino que deban ser sometidas a una depu­ra­ción o «corrección» adicional, que pro­pugna porque la interpretación de tales resultados no esté distorsionada y conduzca a juicios erróneos y a la toma de decisiones equi­vocadas.

Clasificación de las razones financieras

Las razones financieras han sido clasificadas, para una mejor interpretación y análisis, de múltiples maneras. Algunos autores prefieren otorgar mayor importancia a la renta­bilidad de la empresa e inician su estudio por los compo­nentes que conforman ésta variable continuando, por ejem­plo, con la explicación de los indicadores de solvencia, liquidez y eficiencia. Otros textos plantean en primer lugar la solvencia y después la rentabilidad y estabilidad, definiendo ésta última en la misma categoría de la eficiencia. De la misma manera, existen cientos de razones o índices que pueden calcularse con base en los estados financieros de un ente económico, pero no todos son importantes a la hora de diagnosticar una situación o evaluar un resultado.

Por tales motivos, en éste texto los diversos indica­dores se han clasificado en cuatro grupos y sólo se expli­carán aquellos de uso más corriente y que posean una real importancia para los fines previstos en la obra y sus usuarios. Dichos grupos son:

  1. Razones de liquidez, que evalúan la capacidad de la empresa para satisfacer sus obligaciones a corto plazo. Implica, por tanto, la habilidad para convertir activos en efectivo.
  2. Razones de estructura de capital y solvencia, que miden el grado en el cual la empresa ha sido finan­ciada mediante deudas.
  3. Razones de actividad, que establecen la efectividad con la que se están usando los recursos de la empresa.
  4. Razones de rentabilidad, que miden la eficiencia de la administración a través de los rendimientos gene­rados sobre las ventas y sobre la inversión.

A su vez, cada uno de éstos grupos incorpora una serie de razones o índices que serán estudiados de manera indepen­diente. Sin embargo, antes de entrar en el estudio pro­pues­to de los indicadores financieros, debe llamarse la atención sobre un hecho que, extrañamente, pasa desapercibido en la mayoría de los textos sobre análisis de estados financieros publicados para estudiantes de nuestro país. Tal hecho se re­fiere a la inflación que es recurrente en nuestro medio y que, además, de manera obligatoria debe ser calculado y contabilizado su efecto. Estas circunstancias (inflación y re­gis­tro contable) conducen a una nueva forma de interpre­ta­ción de los resultados obtenidos, por cuanto la presencia del fenómeno inflacionario en las cifras financieras puede producir graves distorsiones frente a los estándares hasta ahora utilizados como medida de evaluación y compor­tamiento.

Utilidad por exposición a la inflación

Las normas fiscales y contables definen la utilidad o pérdida por exposición a la inflación como el saldo crédito o débito registrado en la cuenta de corrección monetaria, respec­tiva­mente. A su vez, la cuenta de corrección monetaria se conforma por los ajustes por inflación practicados a las cuentas no monetarias del balance y a todas las cuentas del estado de resultados, tal y conforme se resume en el siguiente cuadro:

Inversiones en acciones y aportes Crédito
Propiedades, planta y equipo (costo) Crédito
Depreciación y agotamiento acumulado Débito
Activos intangibles (costo) Crédito
Activos diferidos (costo) Crédito
Amortización acumulada Débito
Patrimonio Débito

De acuerdo a la definición dada, respecto de los ajustes que afectan la cuenta de corrección monetaria puede verse claramente que dicha cuenta está conformada por a) ajustes a cuentas del balance y b) ajustes a cuentas de resultado. Los primeros, cuyo saldo neto en adelante se denominará genéricamente «utilidad por tenencia de activos», aumentan o disminuyen la utilidad porque se contabilizan en cuentas cruzadas de balance y de resul­tados; en cambio los segundos no alteran la utilidad con­table, por cuanto su registro afecta, como un débito y como un crédito —simultáneo— sólo cuentas del estado de resultados. Así mismo, una parte de los ajustes por inflación a los activos se traslada al estado de resultados, bien sea como un mayor valor del costo de la mercancía vendida (ajuste a inventarios), como un mayor gasto por depre­ciación, agotamiento o amortización (Activos fijos, intangi­bles y diferidos) o como una menor utilidad en venta (inver­siones en acciones y aportes). Por lo tanto, la utilidad conta­ble tradicional está siendo afectada por tres factores, dia­me­tralmente diferentes en su efecto sobre las pérdidas o ganancias finales:

1. Ajuste a cuentas de resultados: no alteran la utilidad final, porque se registran como un mayor valor del respectivo ingreso o gasto contra la cuenta de corrección monetaria. Sin embargo, los ajustes por inflación a los dos componentes básicos del estado de resultados, ingresos y gastos, poseen connota­ciones completamente diferentes para propó­sitos del cálculo de indicadores financieros que señalen o diagnos­tiquen la situación de un ente económico, aunque su ajuste se justifique en el sentido de que expresan en términos homogéneos (pesos del último día del período que se estudia) todas las opera­ciones realizadas durante el año.

Bajo estas circunstancias, el ajuste por inflación a los costos y gastos generales se define como el mayor valor que tendría que desembolsar la empresa para incurrir en los mismos costos y gastos pero el último día del año o período, cuando los precios de dichos conceptos se han incremento como producto de la inflación. Es decir que, si la empresa quisiera seguir operando por lo menos en las mismas dimensiones y magnitudes del ejercicio anterior, debería tener re­cur­sos suficientes para atender sus costos y gastos, pero a los nuevos precios. En éste sentido, el ajuste por inflación a los costos y a los gastos debe restarse de las utilidades porque representa el mayor desem­bolso que se tendrá que hacer y, por lo tanto, el dinero para atender ésa mayor salida de dinero debe provenir de las utilidades, si no se quiere de­teriorar el patrimonio de la compañía. Por ello, para efectos del análisis por razones los costos y gastos se deben tomar ajustados por inflación.

En cambio, el ajuste por inflación a los ingresos sólo es útil para propó­sitos de comparación entre un ejer­cicio y otro, mas nó para la estima­ción de indi­cadores financieros, por que dicho ajuste, con­trario a lo explicado en el caso de los costos y los gastos generales, económi­camente no significa, por nin­gún motivo, que por el hecho de haberse presen­tado inflación los ingresos vayan a crecer en forma automática.

2. Ajuste a cuentas de balance: Ciento por ciento aumentan o dismi­nuyen las utilidades finales registra­das por un ente económico, porque su contrapar­tida siempre afecta la cuenta de corrección mone­taria, que pertenece al estado de resultados. Sin embargo, como se puede observar fácilmente, ésta clase de ganancia no ha sido realizada y no provie­ne de las operaciones de la compañía, motivo por el cuál mal podría incorporarse a los indicadores que utilizan como parámetro las ganancias o pér­didas reportadas y que incluyen, por obligación legal, éste tipo de utilidades. En cambio, con algu­nas reser­vas, los ajustes que afectan direc­ta­mente las cuen­tas de balance, por ser la contrapartida de la cuenta de corrección monetaria, si se toman en el diseño de indi­ca­dores financieros.

3. Ajustes a cuentas de balance que se trasladan al estado de resul­tados: parte de los ajustes por infla­ción a las cuentas de balance —en uno u otro mo­men­to— debe ser trasladado como un mayor valor del costo o de los gastos generales. Un caso típico de ésta situación se observa en los inventarios, los cuales se reexpresan por inflación, pero en el mo­men­to de ser consumidos o vendidos deben afectar las utilidades no por el costo histórico de adquisición sino por su costo ajustado hasta el momento de ser consumidos o vendidos. De igual forma, pero en plazos más amplios, ocurre con la depreciación, ago­tamiento y amortización, las cuales deben ser calculadas sobre el costo de adquisición, pero debi­damente ajustado por inflación, lo que produce que el gasto por estos conceptos sea mayor al que se re­gis­traría si no existiera la obligación de realizar ajustes por inflación.

En resumen, no es prudente ni técnico tomar las cifras refle­ja­das en los estados financieros —ni a valores históricos, ni con cifras ajustadas por inflación— sin antes comprender con algún grado de profundidad la filosofía del sistema integral de ajustes por inflación y las implicaciones que conllevan sus procedimientos de contabilización, con el ob­jetivo de corregir algunas de las bases que sirven como parámetro para el cálculo de indicadores financieros. Lo anterior significa que, en algunos casos, los componentes de una razón o índice deben ser tomados sobre sus valores originales o históricos de adquisición, en otros de acuerdo a las cifras ajustadas por inflación y en otros, los saldos deben ser corregidos para eliminar ajustes parciales o totales por inflación, tal y conforme se explica extensamente en el estudio de cada uno de los indicadores incorporados en éste capítulo.

Interpretación de las razones financieras

Por los motivos expuestos, los indicadores financieros deben interpretarse con prudencia ya que los factores que afec­tan alguno de sus compo­nentes —numerador o deno­mina­dor— pueden afectar, también, directa y propor­cio­nal­mente al otro, distorsionando la realidad financiera del ente. Por ejemplo, clasificar una obligación a corto plazo dentro de los pasivos a largo plazo puede mejorar la razón corrien­te, en forma engañosa.

Por tal circunstancia, al estudiar el cambio ocurrido en un indicador es deseable analizar el cambio presentado, tanto en el numerador como en el denominador para poder com­prender mejor la variación detectada en el indicador.

En razón a las anteriores consideraciones, se reco­mienda el análisis detenido de las notas a los estados finan­cieros, pues es allí donde se revelan las políticas contables y los criterios de valuación utilizados.

Así mismo, los resultados del análisis por indicadores financieros deben ser comparados con los presentados por empresas similares o, mejor, de su misma actividad, para otorgar validez a las conclusiones obtenidas. Por­que se pue­de reflejar, por ejemplo, un incremento en las ventas del 25 por ciento que parecería ser muy bueno —mirado en forma individual— pero que, sin embargo, si otras empresas del sector han incrementado sus ventas en un 40 por ciento, tal incremento del 25 por ciento no es, en realidad, una ten­dencia favorable, cuando se le estudia en conjunto y en forma comparativa.

Razones de liquidez

El análisis de liquidez permite estimar la capacidad de la em­pre­sa para aten­der sus obligaciones en el corto plazo. Por regla general, las obligaciones a corto plazo aparecen registradas en el balance, dentro del grupo denominado «Pasivo corriente» y comprende, entre otros rubros, las obligaciones con proveedores y trabajadores, préstamos bancarios con vencimiento menor a un año, impuestos por pagar, divi­dendos y participaciones por pagar a accionistas y socios y gastos causados no pagados.

Tales pasivos, deberán cubrirse con los activos corrientes, pues su naturaleza los hace potencialmente líquidos en el corto plazo. Por esta razón, fundamental­mente el análisis de liquidez se basa en los activos y pasivos circulantes, pues se busca identificar la facilidad o dificultad de una empresa para pagar sus pasivos corrientes con el producto de convertir a efectivo sus activos, también corrien­­tes.

Para la explicación de cada una de las razones financieras se empleará como modelo, las cifras de los esta­dos financieros incorporados en el apéndice de éste texto.

Razón corriente

Este indicador mide las disponibilidades actuales de la em­pre­sa para atender las obligaciones existentes en la fecha de emisión de los estados financieros que se están anali­zando. Por sí sólo no refleja, pues, la capacidad que se tiene para atender obligaciones futuras, ya que ello depende también de la calidad y naturaleza de los activos y pasivos corrientes, así como de su tasa de rotación.

Activo Corriente / Pasivo Corriente

Histórico Ajustado
1.058.535 1.639.870 1.058.703 1.639.969
667.445 1.586.299 667.445 1.586.298
1.59 1.03 1.59 1.03

En este caso, la actualización de los inventarios (importante componente de los activos corrientes) a precios actuales no está influyendo notable­men­te en el comportamiento del indicador, hecho que puede señalar una buena rotación de inventarios. Si los inventarios fuesen muy antiguos, enton­ces el indicador tendería a ser mayor después de aplicar el sistema integral de ajustes por inflación, aunque no nece­sariamente esto indique una mejor posibilidad para atender las obligaciones a corto plazo, pues pueden existir inven­tarios obsoletos cuya realización en el mercado no sea fácil de llevar a cabo.

La interpretación de esta razón financiera debe realizarse conjunta­mente con otros resultados de compor­tamiento, tales como los índices de rotación y prueba ácida, aunque todo parece indicar que las razones estimadas sobre valores históricos, pueden señalar más eficientemente la situación de las empresas, en el corto plazo, frente a sus obligaciones.

El indicador de razón corriente presenta alguna clase de limitaciones en la interpretación de sus resultados, siendo la principal de ellas el hecho de que ésta razón se mide de manera estática, en un momento dado de tiempo y, en consecuencia, no se puede asegurar que hacia el futuro los recursos que se encontraban disponibles con­tinúen estándolo. Además, al descomponer los diversos fac­tores de la razón corriente se encuentran serios argumentos sobre la razonabilidad de su función. Por ejemplo, los saldos de efectivo o los valores depositados en inversiones tem­pora­les representan sólo un margen de seguridad ante eventuales situaciones atípicas de negocios y, por ningún motivo, reservas para el pago de operaciones corrientes de la empresa; pues suponer lo contrario sería como descartar el principio de continuidad y pensar que la compañía va a ser liquidada en un futuro cercano.

De la misma manera, las cuentas por cobrar y el inventario son cuentas de movimiento permanente y en razón a ello, no es nada seguro suponer que un saldo alto deba permanecer así, especialmente en el momento en que se requiera para atender las obligaciones corrientes. Las dos variables están estrechamente interrelacionadas con conceptos tales como nivel de ventas o margen de utilidades siendo, en realidad, éstos conceptos los verda­deros parámetros en la determinación de las entradas fu­turas de efectivo.

Lo anterior se puede resumir afirmando que la liqui­dez de una empresa depende más de los flujos futuros es­pe­ra­dos de efectivo que de los saldos, de la misma natura­leza, registrados en la contabilidad en el momento del análisis. Además, la eficiencia en la rotación de las cuentas por cobrar e inventarios, pretende alcanzar la máxima ren­ta­bilidad en el uso de los activos y no necesariamente ob­tener mayor liquidez.

Otra limitación de la razón corriente es que su resul­tado puede ser mani­pulado fácilmente con el fin de ob­tener cifras que se requieren para algún propósito especial. Por ejemplo, el último día del año podría cancelarse un pasivo importante y volverse a tomar el primer día del ejercicio siguiente, con lo cuál la razón mejora al disminuir simultánea­mente, tanto el activo (de cuyos fondos se to­man los recursos) como el pasivo corriente. También se pueden dejar de contabilizar, en forma premeditada, parti­das significativas que tengan que ver con inventarios en tránsito; al no registrar ni el activo ni el pasivo, la razón corriente mejora. Así mismo, se podría aplazar la decisión de efectuar nuevas compras, dada la proximidad del cierre contable, logrando reducir tanto el activo como el pasivo corriente, pero incrementando el indicador.

Existen unos estándares sobre este indicador que, algunas veces, se toman automáticamente como pará­metros de medición, cuando en reali­dad cada caso parti­cular debe ser evaluado en sus propias dimen­siones. Es así como se afirma que una relación 2:1, es decir poseer activos corrientes que dupliquen las obligaciones de corto plazo, es ideal; sin embargo, pueden existir situaciones en las cuales hayan niveles mínimos de inventarios y óptima rotación de cuentas por cobrar, con lo cuál habrá liquidez suficiente para atender los pasivos corrientes, aunque el indicador no parezca ser el mejor.

De otra parte, podría pensarse que entre más alta sea la razón corrien­te, será mejor la gestión financiera de recursos. Pero, si se mira objetiva­mente este caso, un indi­cador muy alto aunque sea estimulante para provee­dores y entidades financieras, porque prácticamente asegura el retorno de las acreencias, es también señal de una mala administración del efectivo y de un exceso en la inversión propia, proveniente de socios y accionistas, quienes verán afectada la tasa de rendimiento asociada a dicha inversión.

Prueba ácida

Al no incluir el valor de los inventarios poseídos por la empre­sa, este indicador señala con mayor precisión las disponibi­lidades inmediatas para el pago de deudas a corto plazo. El numerador, en consecuencia, estará compuesto por efec­tivo (caja y bancos) más inversiones temporales (Cdt’s y otros valores de realización inmediata), denominadas hoy día «equiva­len­tes de efectivo», y más “cuentas por cobrar”.

(Activo Corriente – Inventarios) / Pasivo Corriente

Histórico Ajustado
2.0X1 2.0X2 2.0X1 2.0X2
800.974 1.121.825 801.142 1.121.924
667.445 1.586.299 667.445 1.586.298
1.20 0.71 1.20 0.71

Como en el caso de la razón corriente, el indicador de prue­ba ácida no se ve afectado por la inflación en razón a que sus componentes son partidas monetarias, expresadas en valores nominales de origen, es decir, que no cambian por efecto de las variaciones en el nivel general de precios, aunque sí se ven fuertemente afectados en términos de poder adquisitivo.

En el ejemplo, para el año de 20X2 se presentó un notorio deterioro en el índice, debido posiblemente a la adquisición de nuevos pasivos (véase balance general com­pa­rativo y análisis de tendencias) cuyo destino no fue capital de trabajo sino inversión en activos fijos. Cabe aquí preguntarse si la expansión de la estructura física mediante préstamos a corto plazo permitirá un incremento en las ventas, capaz de generar los recursos sufi­cientes para aten­der dichas obligaciones. Muy posiblemente esta empre­sa tendrá que reestructurar sus pasivos o vender parte de los activos fijos, so pena de verse abocada a problemas de índole financiera.

A ésta razón le aplican las mismas limitaciones ex­puestas cuando se estudió la razón corriente, pues es tam­bién una prueba estática que no toma en cuenta el principio de continuidad y parte del supuesto de que la empresa entrará en proceso de liquidación y, en conse­cuencia, no generará ninguna clase de operaciones que generen flujos de efectivo, tales como nuevas ventas de productos o servicios propios de su actividad.

Así mismo, eliminar la cuenta de inventarios del nu­me­rador no garantiza una mejor liquidez pues se debe to­mar en cuenta la calidad de las cuentas por cobrar, concepto que se estudiará más adelante, y la facilidad de realización del inventario, pues a veces es más fácil vender el stock de mercancías o productos que recuperar la cartera. Si las cuentas por cobrar tienen una rotación lenta, se recomienda eliminar ésta partida para el cálculo de la prueba ácida, incluyendo en el numerador, por lo tanto, sólo el efectivo y las inversiones temporales o equivalentes de efectivo. Cuando se realiza ésta depuración, el indi­cador así calculado se denomina «razón de liquidez extrema».

Capital de trabajo

Aunque este resultado no es propiamente un indicador, pues no se expresa como una razón, complementa la interpretación de la «razón corriente» al expresar en pesos lo que este representa como una relación.

Activo Corriente – Pasivo Corriente

Histórico Ajustado
391.090 53.571 391.258 53.571

Nuevamente aquí puede observarse que las ligeras varia­ciones que se presentan entre los resultados, antes y des­pués de ajustes por inflación, no son relevantes, lo que señala —como ya se indicó— una óptima rotación de inventarios.

Este resultado señala el exceso o déficit de la em­presa, representado en activos corrientes, que se presen­taría después de cancelarse todos los pasivos corrientes. Como puede observarse el capital de trabajo presenta las mismas limitaciones halladas para la razón corriente, por cuanto corresponde a la expresión absoluta de un resul­tado relativo.

Intervalo básico defensivo

Es una medida de liquidez general, implementada para calcular el número de días durante los cuales una empresa podría operar con sus activos líquidos actuales, sin ninguna clase de ingreso proveniente de ventas u otras fuentes.

Aunque no es un indicador de uso extendido, en épocas de inflación su resultado puede ser sumamente útil en ciertas circunstancias de negocios, como pueden ser las negociaciones laborales (posibilidad de huelgas o paros indefinidos) o contratación de seguros generales (especial­mente de lucro cesante).

(Efectivo + Inversiones temporales + Cuentas por cobrar) / (Costo de Ventas + Gastos generales) / 365

Histórico Ajustado
786.707 1.121.825 786.875 1.121.924
1.297.311 ÷ 365 2.701.706 ÷ 365 1.326.437 ÷ 365 2.888.398 ÷ 365
221 152 217 142

El resultado señala que la empresa podría seguir cum­pliendo sus obliga­ciones durante 217 días, con los resultados de 20X1 ajustados por inflación y durante 142 días con los de 20X2, a cambio del número de días mostra­do para los mis­mos años, pero sin haber eliminado el efecto de la inflación, razón por la cuál éste indicador debería tomarse incluyendo ajustes por inflación.

La estructura de capital de una empresa puede definirse como la suma­toria de los fondos provenientes de aportes propios y los adquiridos me­dian­te endeudamiento a largo plazo; en tanto que la estructura financiera corresponde a la totalidad de las deudas —tanto corrientes como no corrientes— sumadas al patrimonio o pasivo interno. Las fuen­tes de adquisi­ción de fondos, junto con la clase de activos que se posean, determinan el mayor o menor grado de solvencia y de estabilidad financiera del ente económico. La magnitud relativa de cada uno de dichos componentes es también importante para evaluar la posición financiera en un momento determinado.

Los indicadores de solvencia reflejan la capacidad de la empresa para atender las obligaciones representadas en cargas fijas por concepto de intereses y demás gastos financieros, producto de sus obligaciones con­trac­tua­les a corto y largo plazo, así como el reembolso oportuno del monto adeudado. Lo anterior quiere decir que la pro­porción de deuda y la magnitud de los costos fijos que de ella se derivan son indicadores de las probabilidades de quiebra de una empresa por insolvencia y del riesgo que asumen los inversionistas, dada la variabilidad de las utilidades espera­das y que constituyen su rendimiento.

Las empresas se endeudan por muchas razones. La principal radica en que el endeudamiento puede resultar más barato que la financiación pro­pia pues, por norma general, los inversionistas exigen una retribución mayor (de otra manera, preferirían ser acreedores y no inversionistas), ya que dentro de dicha retribución debe estar incorporado el costo de la financiación. En otras palabras, el rendimiento que se paga a los acree­dores es fijo, en cambio es variable en el caso de los socios o accionistas. Con un sencillo ejemplo, la anterior afirmación puede comprenderse de una mejor manera. Supóngase una compañía con unos activos totales equivalentes a un millón de pesos, los cuales pueden ser financiados con recursos propios, mediante financiación externa o con una combinación de ambas fuentes. Si también se supone una utilidad antes de intereses de 400 mil pesos, una tasa de interés del 30 por ciento y, para simplificar, la no existencia de impuesto sobre la renta, se tendría:

CAPITAL DEUDA UAII INTERÉS UAI RETORNO
1.000.000 0 400.000 0 400.000 40,00%
800.000 200.000 400.000 60.000 340.000 42,50%
600.000 400.000 400.000 120.000 280.000 46,67%
500.000 500.000 400.000 150.000 250.000 50,00%
300.000 700.000 400.000 210.000 190.000 63,33%
100.000 900.000 400.000 270.000 130.000 130,00%

De donde puede observarse que en la medida en que la deuda sea mayor, también será más alta la rentabilidad de los inversionistas con rela­ción al capital aportado. Por esta circunstancia, se afirma que el costo de financiación por medio de deuda es menor al costo de los recursos propios, dada su variabilidad en éste último caso.

Otra razón para el endeudamiento es la deducibilidad de los intereses, que puede producir, a través del menor impuesto que se paga en uso de dicha prerrogativa, una generación importante de recursos inter­nos para futura financiación propia de sus operaciones; siempre y cuando dicho menor impuesto, causado por el uso de la deducción proveniente de los gastos financieros, sea retenido de las utilidades netas, para evitar que los recursos así generados se distribuyan implícitamente a los accionistas. Por ejemplo, si una compañía se financia 100 por ciento con recursos propios (empresa X) y otra empresa lo hace en partes iguales (empresa Y), se tendría:

CAPITAL DEUDA UAII
Utilidad antes de intereses e impuestos 400.000 400.000
Impuestos (30% sobre $500.000) 150.000 0
Utilidad antes de impuestos 250.000 400.000
Impuesto sobre la renta (35%) 87.500 140.000
Utilidad neta 162.500 260.000

Situación que señala un menor gravamen de $52.500, producto de aplicar la tasa de impuestos (35 por ciento) al monto de intereses causados ($150.000), lo cuál significa que el estado subsidia —de cierta manera— el costo de la financiación externa obtenida por los entes económicos.

Bajo una óptica de planeación estratégica, la empresa no debería distribuir este menor impuesto ($52.500), sino retenerlo bajo la figura de reserva voluntaria, para ser acumulado y, posteriormente, utilizado en nuevos planes de inversión.

Sin embargo, esta ventaja se ha perdido en Colombia con la imple­men­tación del siste­ma integral de ajustes por inflación que grava, precisa­mente, el endeuda­mien­to en pesos nominales, o sea grava la ganancia que se obtiene al registrar deudas que serán pagadas, en el futuro, en pesos con menor poder adquisitivo.

Razones de estructura de capital y solvencia

Para evaluar los riesgos explicados anteriormente y las posibilidades de atender los pasivos a largo plazo existen algunos indicadores financieros, como los que se estudian a continuación:

Leverage total

Mide hasta que punto está comprometido el patrimonio de los propietarios de la empresa con respecto a sus acree­dores. También se les denomina razones de apalanca­miento, pues comparan la financiación proveniente de ter­ceros con los recursos aportados por los accionistas o dueños de la empresa, para identificar sobre quien recae el mayor riesgo.

Pasivo / Patrimonio

DEUDA UAII
1.029.660 1916.691 1.029.660 1.916.691
505.826 913.750 576.844 1.008.133
2.04 2.10 1.78 1.90

Para este ejemplo, los resultados se pueden interpretar de la siguiente manera: por cada peso de patrimonio se tienen deudas por 2.04 y 2.10, para cada uno de los años estudiados, antes de ajustes por inflación; y de 1.78 y 1.90, después de aplicar el sistema integral. También se suele inter­pretar como una relación entre las dos variables que inter­vienen en el diseño del indicador; es decir, se podría afirmar que, después de ajustes por inflación, los propietarios están comprometidos en un 178 y un 190 por ciento, respec­tivamente.

En naciones con bajos índices de inflación se han diseñado algunas varian­­tes de la anterior formulación, para mejorar y precisar los resultados. Una de dichas variaciones es la razón «Pasivos-Capital» que se diferencia de la estu­diada anteriormente en que no incluye todos los rubros que inte­gran el patrimonio, sino únicamente el capital social:

Pasivo / Capital

Que, en nuestro país, tendría que ser modificada para agregar la cuenta de revalorización del patrimonio, cuya filosofía es, precisamente, estimar la pérdida de poder adquisitivo del capital inicial para conocer cuál sería el monto de los aportes requeridos si se quisiera iniciar una nueva empresa con las características operativas y de mercado del ente que está funcionando actualmente:

Pasivo / (Capital + Revalorización Patrimonio)

Los indicadores relacionados con el concepto de «apalanca­miento» y que, por lo tanto, involucran en su análisis el patrimonio de la compañía son, como ya se definió, análisis de la estructura financiera y de capital y medidas de riesgo, en razón a que, en situaciones en las cuales dicho indicador sea alto, mayores serán los pagos por intereses y los desembolsos para atender la obligación y también mayores los riesgos de insolvencia, en épocas de desa­celeración económica o por problemas particulares del ente.

Debe recordarse que una empresa se considera comercialmente insol­vente cuando incurre en incapacidad de cumplir, al vencimiento, con las obligaciones adquiridas y que están representadas en deudas y pasivos con terceros, debido principalmente a que los flujos de efectivo, genera­dos por el ente económico, son insuficientes.

También existen otros indicadores útiles para propósitos de la evaluación de solvencia de una empresa, que ya se han estudiado anteriormente, principalmente en la parte correspondiente a estados finan­cieros propor­cionales, tales como las relaciones «Pasivo a largo plazo-Capital», «Pasivo a largo plazo-Patrimonio» o el que se presenta a continua­ción.

CAPITALIZACIÓN A LARGO PLAZO

Medida que señala la importancia relativa de las deudas a largo plazo dentro de la estructura de capital de la empresa, tal como ya fue definida:

Pasivo a largo plazo / Capitalización total

Histórico Ajustado
362.215 / 868.041 330.392 / 1.244.142 362.215 / 939.059 330.392 / 1.338.525
0.4173 0.2656 0.3857 0.2468

Mientras más alto sea este indicador, mayor será el riesgo que corre el ente económico, por cuanto una situación imprevista que afecte los ingresos operativos de la compañía, disminuyéndolos, podría acarrear una situación de iliquidez e insolvencia, como consecuencia de la alta carga financiera que las deudas a largo plazo causarían. El denominador del presente indicador esta compuesto por la sumatoria de las deudas a largo plazo y el patrimonio de la empresa, motivo por el cuál parece válido que la interpretación de resultados se realice sobre cifras ajustadas por infla­ción.

Nivel de endeudamiento

Este indicador señala la proporción en la cuál participan los acreedores sobre el valor total de la empresa. Así mismo, sirve para identificar el riesgo asumido por dichos acree­dores, el riesgo de los propietarios del ente eco­nómico y la conveniencia o inconveniencia del nivel de endeuda­mien­­to presentado. Altos índices de endeuda­mien­to sólo pue­den ser admi­tidos cuando la tasa de ren­dimiento de los activos totales es superior al costo promedio de la finan­ciación.

La tasa de rendimiento de los activos totales se calcula como el producto de comparar la utilidad con el monto de los activos poseídos por la compañía, como se explica en el capítulo correspondiente a indica­dores de rentabilidad. Por su parte, el costo promedio de la financiación estará dado por la tasa que representan los intereses causados en un período, respecto del promedio de obligaciones financieras mantenidas durante el mismo lapso de tiempo; al resultado así obtenido se descuenta la tasa de impuesto sobre la renta, cuando la legislación fiscal permita la deducibilidad de los gastos financieros incurridos.

Pasivo / Activo

Histórico Ajustado
1.029.660 / 1.535.486 1.916.691 / 2.830.441 1.029.660 / 1.606.504 1.916.691 / 2.924.824
0.4173 0.2656 0.3857 0.2468

Puede observarse en los resultados ajustados por inflación cómo la partici­pación de los acreedores «cae» de un sesen­ta y siete por ciento a un sesenta y cinco por ciento. Ello se debe, naturalmente, a la parte de los ajustes por inflación que quedan registrados como mayor valor de sus respec­tivas partidas y que en el estado de resultados provocaron una utilidad de naturaleza «no realizada». En consecuencia, este indicador debe analizarse sin ajustes por inflación, porque —de otra manera— podría llegarse a la errónea conclusión de una mejora en los índices de endeudamiento cuando, en realidad, lo que se está haciendo es aumentar el valor de los activos totales, hasta un monto equivalente a su costo de reposición.

Por la misma razón anterior las valori­zaciones deberían sustraerse del total de activos, así como las cuentas del pasivo denominadas «anticipos de clientes» e «ingre­sos diferidos», por cuanto su naturaleza no es propia­mente de una acreencia sino que se registran de manera temporal allí, mientras ocurre la asociación de sus costos y gastos con la realización del ingreso, es decir, mientras ocurre su causación en el tiempo.

Número de veces que se gana el interés

Este indicador señala la relación que existe entre las utilidades generadas por la compañía y los costos y gastos financieros en que incurre, como consecuencia de los pasi­vos a corto y largo plazo. Mide el impacto de los costos y gastos financieros sobre las ganancias generadas en un período dado, con el propósito de evaluar la capacidad de la empresa para generar liquidez suficiente que permita cubrir ésta clase de gastos.

Utilidad antes de interés e impuestos / Interés y gastos financieros

Histórico Ajustado
405.472 / 276.952 734.852 / 244.692 366.445 / 276.953 697.726 / 244.682
1.46 3.00 1.32 2.85

El valor correspondiente al concepto de “Utilidad antes de intereses e impuestos” (numerador) de este indicador fue calculado así:

Histórico Ajustado
20X1 20X2 20X1 20X2
Utilidad neta 85.913 361.317 46.886 324.191
Más: provisión imporrenta 42.607 128.842 42.607 128.843
Intereses 276.952 244.692 276.952 244.692
Utilidad Antes de Intereses e Impuestos 405.472 734.852 366.445 697.726

El menor valor determinado entre los numeradores (antes y después de ajustes por inflación) que asciende a $39.027 y $37.126, corresponde al resultado neto de los ajustes por inflación, así:

20X1 20X2
Ajuste costo de ventas 25.576 29.004
Ajuste Amortización diferidos (gasto) 989 11.252
Ajuste depreciación (gasto) 2.562 8.416
Saldo neto débito (crédito) 9.900 11.546-
Corrección monetaria 39.027 37.126

Para el cálculo del indicador “Número de veces que se gana el interés” debe eliminarse el valor de la ganancia o pérdida por «exposición a la inflación» registrado en la cuenta de corrección mone­taria, por cuanto dicho resultado no ha sido realizado por la empresa. La ganancia o pérdida por exposición a la inflación se define como el saldo neto (débito o crédito) registrado en la cuenta de corrección monetaria como produc­to de aplicar el sistema integral de ajustes por inflación a las partidas no monetarias del balance:

Corregido
Utilidad «real» antes intereses e impuestos 376.346 686.180
pago interés «real» 276.953 244.682
1.36 2.80

De donde puede concluirse que, en realidad, esta empresa contaría con treinta y seis centavos en 20X1 y uno con ochenta en 20X2 para atender los gastos de operación, des­pués de cumplir sus obligaciones contrac­tuales, deri­vadas de pasivos financieros adquiridos con anterioridad. Cifras muy diferentes a las reflejadas antes de eliminar el efecto de la inflación y de «corregir» el error de contabilizar la ga­nancia o pérdida por exposición a la inflación.

Nótese que dentro de la utilidad depurada para el cálculo de éste indicador se incluye el rubro de “otros ingresos”  o “ingresos no operacionales”  los cuales, por su misma naturaleza, deberían ser excluidos, pues difícilmente sus magnitudes se volverán a realizar o repetir en el futuro.

A pesar de los correctivos introducidos en este indi­ca­dor, antes de su evaluación definitiva deben considerarse algunos otros factores que inci­den en su cálculo, como pueden ser:

  1. Intereses y demás gastos financieros capitalizados, en razón a que pro­vienen de financiamiento de activos fijos y contablemente pueden no estar afec­tando el estado de pérdidas y ganancias. Deberían sumarse a los intereses contabilizados como gasto del período (denomi­nador);
  2. La tasa promedio de interés debe ser correspon­diente (después de incluir la gastos financieros capi­ta­lizados) con la tasa promedio de mercado, regis­trada en el año que se esté analizando. Si ello no es así, tendrá que buscarse la causa, que puede estar determinada por créditos de fomento (cuya tasa es menor a la comercial del mercado) o por una in­correcta contabilización de los pasivos o el diferi­miento indebido de intereses u otros gastos fi­nan­cieros;
  3. En algunas ocasiones es pertinente —y de hecho así lo recomiendan algunos analistas— agregar al de­no­minador el monto de los desem­bolsos que, por concepto de abonos a capital, se hayan efectuado durante el año que se está analizando, así como los cánones de arrendamiento por contratos de leasing vigentes durante el período
  4. Como se trata de medir la capacidad de gene­ración de recursos que permitan cumplir oportuna­mente con los cargos fijos que, por con­cepto de financiación, se hayan asumido algunos autores recomien­dan conciliar la utilidad adicionándole los gastos «virtuales» que han afectado el estado de resultados, pero que no implican desembolsos de efectivo, tales como la depreciación y amortización de diferidos. Una depuración parecida se efectúa cuando se prepara el estado de cambios en la situación financiera o el estado de flujos de efectivo, como se explica en el próximo capítulo.

Resumiendo, este indicador señala el número de veces que las utilidades cubren las obligaciones financieras inmediatas de la compañía y, por lo tanto, puede determinar su capa­cidad de endeudamiento. Entre mayor el resultado del indicador, mejor será su posición de crédito futuro.

Razones de actividad

Esta clase de razones, llamadas también indicadores de rotación, miden el grado de eficiencia con el cual una empresa emplea las diferentes categorías de activos que posee o utiliza en sus operaciones, teniendo en cuenta su velocidad de recuperación, expresando el resultado me­dian­te índices o número de veces.

Rotación de cartera

Establece el número de veces que las cuentas por cobrar retornan, en promedio, en un período determinado. Normalmente, el factor «ventas» debería correspon­der a las ventas a crédito, pero como este valor no se encuen­tra siempre disponible para el analista, se acepta tomar las ventas totales de la compañía, sin importar si han sido de contado o a crédito. Por su parte, el denominador de ésta razón es el promedio registrado en las cuentas por cobrar a clientes o de deudores por mercancías, el cuál se obtiene sumando el saldo inicial al saldo final y dividiendo éste total entre dos o —para mayor precisión— el promedio de los doce últimos meses.

Ventas / Cuentas por Cobrar

Histórico
1.620.003 / 304.637 3.102.816 / 227.094
5.32 13.66

Estos resultados se interpretarían de la siguiente manera: Las cuentas por cobrar de 20X1, que ascendían a $304.637 se convirtieron en efectivo 5.32 veces durante dicho período y 13.66 veces durante el año 20X2.

Por tratarse de partidas que no sufren ajustes por inflación, para el analista es indiferente evaluar la rotación de las cuentas por cobrar, antes o después de la aplicación de dicho sistema integral de ajustes por inflación.

El indicador de rotación de cartera permite conocer la rapidez de la cobranza pero no es útil para evaluar si dicha rotación esta de acuerdo con las políticas de crédito fijadas por la empresa. Para éste último com­parativo es preciso calcular el número de días de rotación de las cuentas por cobrar..

Período de cobranza de la cartera

Una vez conocido el número de veces de rotación de las cuentas por cobrar se puede calcular los días que se requie­ren para recaudar las cuentas y documentos por cobrar a clientes. Para ello, basta con dividir el número de días considerado para el análisis (30 días si es un mes o 365 si es un año) entre el indicador de rotación, previamente calcu­lado:

Días / Rotación

Histórico
365 / 5.32 365 / 13.66
69 27

Como se ha explicado que es indiferente calcular ésta razón so­bre valores his­tóricos o ajustados por inflación se dirá, en­tonces, que la compañía del ejemplo tardó un promedio de 69 días en recuperar las ventas a crédito, durante 20X1 y 27 días en 20X2, lo cuál parece demostrar o que la política de crédito de la empresa varió sustancialmente, de un período a otro, o que se estaba presentando un alto grado de inefi­ciencia en el área responsable de la cartera.

El indicador de rotación de cartera y el número de días de recu­peración de las cuentas por cobrar se utilizan para ser comparados con promedios del sector al cuál pertenece la empresa que se está anali­zando o, como ya se ha dicho, con la políticas fijadas por la alta gerencia del ente económico. Sin embargo, sobre éste último punto debe tenerse en cuenta que un número de días de recu­peración de la cartera que exceda las metas establecidas no necesariamente implica deficiencias en el área corres­pondiente, como ocurrió con el ejemplo tomado en éste texto, porque podría existir que unos pocos clientes, cuyos saldos sean proporcionalmente más altos que el común de la cartera de clientes, estén registrando alguna mora en el cumplimiento de sus obligaciones o disfruten de alguna prerro­gativa especial, lo que hará que el promedio general se desvirtúe un poco.

Para obviar el problema anterior es útil clasificar las cuentas por cobrar de acuerdo a su antigüedad, identifi­can­do los períodos vencidos en cada caso, más o menos bajo las parámetros permitidos para establecer las provi­sio­nes para cuentas de difícil o dudoso recaudo, incorporadas en las normas tributarias y contables.

Rotación de inventarios

Señala el número de veces que las diferentes clases de inventarios rotan durante un período de tiempo determi­na­do o, en otras palabras, el número de veces en que dichos inventarios se convierten en efectivo o cuentas por cobrar.

Costo / Inventario

Histórico Ajustado
986.266 / 257.561 2.066.098 / 518.045 1.011.842 / 257.561 2.095.102 / 518.045
3.83 3.99 3.93 3.95

En este caso, es acertado que, para una mejor interpretación de resultados, el valor de los inventarios promedio (denominador) perma­nezca a valores históricos pero, en cambio, el valor del costo sí incorpore los respectivos ajustes por inflación, por cuanto dicha cifra expresa el mon­to que la compañía debería reservar para poder operar normalmente, en condiciones de inflación, o por lo menos en el mismo volumen de tran­sacciones registrado en el período inmediatamente ante­rior. Por ello, además del ajuste por inflación proveniente de calcular las depreciaciones provenientes de activos fijos y amortización de diferidos, intangibles y activos agotables, debería reflejar la actualización de los demás factores que integran el costo de producción —tales como compras de inventario, mano de obra y gastos indirectos— aplicando los procedimientos que fueron derogados por la Ley 488 de 1998:

Corregido
Costo / Inventario 1.075.871 / 257.561 2.175.317 / 518.045
4.18 4.20

Sin embargo, teniendo en cuenta la anterior corrección,, la interpretación no puede hacerse en el sentido de que la rotación de inventarios mejoró con la inflación (respecto a valores históricos), sino en dirección a apuntar que esta empresa ha debido rotar 4.18 veces su inventario, a cambio de 3.83 veces en 20X1; y 4.20 veces a cambio de 3.99 veces en 20X2, si se pretendía mantener cierta estabi­lidad en el poder adquisitivo de la moneda.

Este indicador de «rotación de inventarios», puede —y debe— ser cal­culado para cada clase de inventario: materia prima, productos en proceso, productos termina­dos, mercancía para la venta, repuestos y materiales, entre los más comunes, en cuyo caso el factor «costo» debe ser adaptado a las circunstancias (materia prima consumida, costo de producción, costo de ventas o consumos, según se trate de una u otra clase de inventario); y el inventario promedio debe ser lo más represen­tativo posible, ojalá obtenido con una larga serie de datos (por ejemplo los doce meses del año), aunque el promedio de sumar inven­tario inicial con inventario final, no invalida su resultado.

Días de inventario

Es otra forma de medir la eficiencia en el empleo de los inventarios, sólo que ahora el resultado se expresa no como número de veces, sino a través del número de días de rota­ción.

Días / Rotación

Histórico Ajustado
365 / 3.83 365 / 3.99 365 / 3.93 365 / 3.95
95 91 93 92

Estos resultados señalarían que la empresa convirtió sus inventarios en efectivo o cuentas por cobrar (a través de las ventas) cada 95 días y cada 91 días, durante 20X1 y 20X2, mirado desde el punto de vista de cifras no corregidas por inflación y cada 92 y 87 días, durante los mismos períodos, después de eliminar el efecto de la variación de precios en el cálculo de la depreciación.

¿Será esto cierto? Al parecer, no. Debe introducirse primero un cambio en el numerador de la razón (cambio que se estudió en el capítulo de «rotación de inventarios») y posteriormente revaluarse su interpretación:

Corregido
Días / Rotación 365 / 4.18 365 / 4.20
87 87

Cifras que deben ser leídas e interpretadas a la luz de «lo que debería ser». Es decir que, para que esta compañía no se vea afectada en términos de poder adquisitivo, su inventario debería retornar (convertirse en efectivo o cuen­tas por cobrar) cada 87 días y no cada 95 o 91 días, durante los dos años en estudio.

Rotación de proveedores

Expresa el número de veces que las cuentas por pagar a proveedores rotan durante un período de tiempo deter­minado o, en otras palabras, el número de veces en que tales cuentas por pagar se cancelan usando recursos lI­qui­dos de la empresa.

Como en el ejercicio que se ha venido desa­rrollando no se conoce el monto de las compras efectua­das durante el año, éstas pueden estimarse a través de la información conocida: inventarios iniciales y finales y costo de ventas. Sin embargo, debe insistirse en que la razón sería más completa si se conocieran exactamente los volúmenes de compras de inventarios hechos a proveedores.

Ajustado Corregido
Costo de ventas 986.266 2.066.098 1.011.842 2.095.102
Más: inventario final 257.561 518.045 257.561 518.045
Mercancía disponible 1.243.827 2.584.183 1.269.403 2.613.147
Menos: inventario final 239.987 257.561 239.987 257.561
Total compras 1.003.840 2.326.582 1.029.416 2.355.586

Compras / Proveedores

Histórico Ajustado
1.003.840 / 45.681 2.326.582 / 110.826 1.029.416 / 45.681 2.355.586 / 110.826
21,97 20,99 22,53 21,25

Estos resultados se interpretarían de la siguiente manera: Las cuentas por pagar a proveedores de 20X1, que ascendían a $45.681 ocasionaron sali­das de efectivo durante 21.97 ve­ces en dicho período y 20.99 veces duran­te el año 20X2. Sin embargo, al practicar parcialmente el sistema integral de ajustes por inflación, el valor de las compras queda expresado, también parcialmente, en términos de moneda del 31 de Diciembre de cada período, motivo por el cuál las compras también fdeberían tomarse debidamente actualizadas por inflación para obtener así el monto que costaría adquirir el mismo volúmen de inventarios, para poder seguir operando normalmente, pero a los nuevos precios afectados por la inflación:

Corregido
Compras / Proveedores 1.090.865 / 45.681 2.424.458 / 110.826
23,84 21,88

En consecuencia, el indicador de rotación de cuen­tas por pagar a proveedores debe calcularse con base en cifras ajustadas por inflación, en razón a que relaciona una partida no monetaria (compras) con otra monetaria (pro­vee­dores).

Días de compra en cuentas por pagar

Es otra forma de medir la salida de recursos para atender obligaciones adquiridas con proveedores por compras de inventario, pero expresando el resultado no como número de veces, sino a través del número de días de rotación.

Días / Rotación

Histórico Ajustado
365 / 21,97 365 / 20,99 365 / 22,53 365 / 21,25
17 17 16 17

Estos resultados señalarían que la empresa canceló sus deu­das con pro­vee­dores cada 17 días, durante 20X1 y 20X2, mirado desde el punto de vista de cifras no corregidas por inflación y cada 16 y 17 días, durante los mismos períodos, después de eliminar el efecto de la variación de precios. Al tomar cifras corregidas, dichos días de rotación cambiarían a 15 en el año 20X1, pero se mantendrían en 17 en el 20X2

Ciclo neto de comercialización

Este indicador, que se calcula como un número de días, es útil para identificar la magnitud de la inversión requerida como capital de trabajo, porque relaciona la rotación de las tres variables que intervienen directamente en la activi­dad operativa de una empresa: cuentas por cobrar a clien­tes, inventarios y cuentas por pagar a proveedores. Para su estimación se toman los resultados, en nú­mero de días, de las rotaciones correspondientes a cada uno de los conceptos mencionados:

Real
Número de días de cartera 69 27
Número de días de inventario 87 87
Sub-total 156 114
Menos: número de días de rotación de proveedores 15 17
Ciclo neto de comercialización 141 97

Cuya interpretación no es otra que la estimación de los requerimientos de capital de trabajo, que fueron de 139 y 97 días, para cada uno de los años analizados. En la medi­da en que este indicador sea mayor, significará que la com­pañía debe obtener también mayores cantidades de di­nero para atender sus obligaciones con proveedores lo cuál se puede lograr, o bien a través de mejorar su cobran­za o la eficiencia en la rotación de inventarios, o bien mediante nuevos créditos, solución ésta que no es la mejor, por cuanto implicará costos financieros adicionales, en detri­mento de las tasas de rentabilidad.

Rotación de activos

Esta clase de indicadores establece la eficiencia en el empleo de los activos, por parte de la administración, en su tarea de generación de ventas. Existen tantas clases de relaciones como cuentas del activo haya en un catálogo contable. Sin embargo las razones de rotación de activos mas utilizadas son las siguientes

  1. Ventas a efectivo y equivalentes: La razón entre las ventas y los saldos de efectivo señalan la relación de causalidad proveniente de las operaciones nor­males de la empresa y sus disponibilidades para cubrir las necesidades diarias y contar con una reserva prudente para eventualidades. Entre mayor sea la razón, mayor también la probabilidad de déficit de efectivo; lo que provocará tener que acu­dir a otras fuentes de financiación
  2. Ventas a cartera: Es un parámetro que relaciona las operaciones comerciales del ente con la tenencia de recursos improductivos en cartera. Un resultado demasiado bajo puede señalar políticas muy amplias de crédito o ineficiencia en la labor de re­cau­do de las cuentas por cobrar. También podría ser un indicio de problemas de pago, por parte de uno o más clientes.
  3. Ventas a inventarios: Al igual que en la relación anterior, un indicador bajo podría ser síntoma de stock en exceso, mercancías de lenta rotación o inventarios obsoletos. Por el contrario, una rotación por encima del promedio del sector señalaría una insuficiente inversión en inventarios, lo cuál podría conducir a pérdidas de mercado al no poder aten­der oportunamente nuevos pedidos
  4. Ventas a activos fijos: La relación entre estas dos varia­bles hace referen­cia al total invertido en pro­pie­dades, planta y equipo y su capacidad para producir y generar ventas. Por lo tanto un indicador bajo, respecto al promedio del sector, estaría diagnosticando potenciales excesos en la capaci­dad instalada, o ineficiencias en la utilización de la maquinaria o su obsolecencia técn

Como puede observarse, la intensidad en la utilización de activos se mide siempre con referencia a las ventas porque, normalmente, son ellas las que proporcionan la oportuni­dad de generar recursos propios. Por la misma razón la relación ventas a activos totales, como se verá más ade­lante, es fundamental para el cálculo de los indicadores de rendimiento.

Para ilustrar el procedimiento y la interpretación de ésta clase de indicadores se tomará como ejemplo el de­sarrollo de la relación “ventas a activos fijos”.

Ventas / Activos fijos brutos

Histórico Ajustado
1.620.003 / 574.661 3.102.816 / 1.384.524 1.620.003 / 702.486 3.102.816 / 1.566.740
2.82 2.24 2.31 1.98

Los resultados de este indicador señalan que, por cada peso invertido en activos fijos, se generaron 2.82 pesos en 20X1 y 2.24 en 20X2, en ventas. Al tomar las cifras después de ajustes por inflación los resultados cambian a 2.31 y 1.98, respectivament

Debe tenerse en cuenta que la rotación se calcula en pesos y, en consecuen­cia, no se analiza la productividad real de la empresa, para lo cuál habría que conocer, entre otras cosas, la cantidad de artículos fabricados, la capacidad instalada y las ventas y compras de activos fijos durante el período que se analiza

Existen algunos parámetros de aplicación general cuan­do se estiman relaciones de rotación de activos que de­ben ser tomados en cuenta para una mejor interpre­tación de resultados. En primer lugar, si el nivel de activos se modifica considerablemente durante el período analizado, es recomendable tomar el promedio simple, dividiendo entre dos la suma­toria de los saldos inicial y final. De otra parte, un rendimiento constante o con tendencia creciente en el tiempo señala una administra­ción eficiente de los acti­vos e impide que se confunda una expansión coyun­tural con un crecimiento sostenido de las operaciones de la em­presa

Razones de rentabilidad

Las razones de rentabilidad, también llamadas de rendimiento se emplean para medir la eficiencia de la administración de la empresa para controlar los costos y gastos en que debe incurrir y así convertir las ventas en ganancias o utilidades

Tradicionalmente, la rentabilidad de las empresas se calcula mediante el empleo de razones tales como rota­ción de activos y margen de ganan­cias. La combinación de estos dos indicadores, explicados más abajo, arroja como resul­tado la razón financiera denominada «Rendi­miento sobre la inversión» (RSI) y mide la rentabilidad global de la empresa. Conocido como el método Dupont, es una forma de inte­grar un indicador de rentabilidad con otro de actividad para establecer de donde proviene el rendi­miento sobre la inversión: o de la eficiencia en el uso de los recursos para producir ventas o del margen neto de utilidad generado por dichas ventas.

Este indicador señala al inversionista la forma como se produce el retorno de la inversión realizada en la em­presa, a través de la rentabilidad del patrimonio y del activo total.

Rendimiento sobre la inversión

Utilidad / Activos

Histórico Ajustado
85.913 / 1.535.486 361.317 / 2.830.441 46.886 / 1.606.504 324.191 / 2.924.824
5,59% 12,77% 2,92% 11,08%

En el ejemplo analizado puede observarse que, después de dar aplica­ción al sistema integral de ajustes por inflación, el indicador desciende notablemente en los dos años de estu­dio, aunque con menor intensidad en 20X2. Este hecho se explica porque la cuenta de corrección monetaria arrojó un saldo débito (pérdida) disminuyendo el monto de las utili­dades (numerador de la razón), a pesar también del ligero aumento en el valor de los activos totales de la compañía (producto de los ajustes a inversiones y propiedades, planta y equipo).

En opinión del autor, aún debería efectuarse un correctivo más al diseño de este importante indicador, en el sentido de eliminar la parte de las utilidades o pérdidas provenientes de la «tenencia de activos», que se reflejan en la cuenta de corrección monetaria: $9.900- y $11.546, para 20X1 y 20X2, respec­tivamente. Dicho correctivo se efectúa bajo la premi­sa de que tales utilidades son «ganancias no reali­zadas» y, en consecuencia, no pueden formar parte de la base para calcular el rendimiento real sobre la inversión.

En estas condiciones el indicador se estimaría así:

Corregido
Utilidad real / Activos 56.786 / 1.606.504 312.645 / 2.924.824
3,53% 10,69%

Resultados que, concluyentemente, indican que la renta­bili­dad estimada sobre valores históricos (antes de eliminar el efecto de la inflación) sobre-estima la eficiencia operativa de la empresa y su capacidad para generar utilidades

Pero, ¿de dónde proviene realmente la rentabilidad de la empresa del ejemplo?. Esta información puede obte­nerse analizando por separado los dos componentes del indicador de «Rendimiento sobre la inversión», es decir la «rotación de activos» y el «margen de ganancias».

Rotación de activos

La rotación de activos mide la eficiencia con la cual se han empleado los activos disponibles para la generación de ventas; expresa cuantas unida­des monetarias (pesos) de ven­tas se han generado por cada unidad monetaria de activos disponibles. En consecuencia, establece la eficien­cia en el empleo de los activos, por cuanto los cambios en este indicador señalan también los cambios en dicha eficiencia. Sin embargo, ante la presencia de inflación, el resultado tiende a presentar distorsiones, por cuanto las ventas representan un flujo y se registran en moneda de poder adquisitivo promedio del período analizado. En cambio, los activos estarán valorados a su costo de adquisición, lo que produce una sub-estimación en el poder de generación de ventas por cada peso invertido en activos. Al eliminar el efecto de la inflación y corregir —en consecuencia— la mezcla de monedas de distinto poder adquisitivo, este indicador tenderá a incrementarse y, lo que es más im­portante, permitirá un mejor análisis de la eficiencia de la empresa, al poderse comparar los resultados con otras empresas del mismo sector y entre distintos períodos:

Ventas / Activos

Histórico Ajustado
20X1 20X2 20X1 20X2
1.620.003 / 1.535.486 3.102.816 / 2.830.441 1.620.003 / 1.606.504 3.102.816 / 2.924.824
1,055 1,096 1,008 1,061

Margen de ganancias

Expresa el monto de las utilidades que se obtienen por cada unidad mo­ne­taria de ventas. Este indicador mide la eficiencia operativa de la empresa, por cuanto todo incremento en su resultado señala la capa­cidad de la empresa para aumentar su rendimiento, dado un nivel estable de ventas. En períodos de inflación el volumen de ventas puede verse incrementado, aunque el volumen físico permanezca sin variación alguna. En consecuencia, el costo de la mercancía vendida también se incrementará, pero en menor proporción al aumento de las ventas, en razón a que dichos costos estarán valuados a precios anti­guos (por su valor histórico de compra). Así las cosas, el au­mento porcentual de las utilidades, será superior al aumento porcentual de las ventas. Como se explica en el siguiente cálculo, el sistema integral de ajustes por inflación corrige esta distorsión:

Utilidades / ventas

Histórico Ajustado
85.913 / 1.620.003 361.317 / 3.102.816 46.886 / 1.620.003 324.191 / 3.102.816
0,053 0,116 0,029 0,1045

Si se elimina, como ya se vio, el efecto de la «utilidad por te­nencia de activos» (tomado del cuadro No. 14 «Corrección monetaria») entonces se tendría:

Corregido
Utilidad real / Ventas 56.786 / 1.620.003 312.645 / 3.102.816
0,035 0,1008

Con estos resultados ajustados por inflación y «corregidos» se puede concluir que la rentabilidad de esta empresa proviene de su eficiencia en el uso de los recursos físicos (activos) para producir ventas que del margen neto de utilidad generado por dichas ventas.

Rendimiento del patrimonio

Este indicador señala, como su nombre lo indica, la tasa de rendimiento que obtienen los propietarios de la empresa, respecto de su inversión representada en el patrimonio registrado contablemente:

Utilidad / Patrimonio

Histórico Ajustado
85.913 / 505.826 361.317 / 913.750 46.886 / 576.844 324.191 / 1.008.133
16,98% 39,54% 8,13% 32,16%

Pero si se depura la utilidad, en el sentido de eliminar la ga­nan­cia por tenencia de activos :

Corregido
Utilidad real / Patrimonio 56.786 / 576.844 312.645 / 1.008.133
9,84% 31,01%

Lo que significa que, después de corregir la utilidad ajustada, la verdadera rentabilidad «cae» al 31 por ciento en el año 20X2, en tanto que en el período anterior se presenta un incremento en la rentabilidad.

Como colofón, y para complementar el presente texto, se sugiere el siguiente video-curso de análisis financiero en el cual el profesor Carlos Albert Magro estudia las masas patrimoniales del balance, el análisis vertical y horizontal, los ratios financieros, el estado de resultados o de pérdidas y ganancias, el punto de equilibrio o punto muerto y el cálculo del EBITDA. Buen material para profundizar en el aprendizaje de las técnicas de análisis financiero. (6 videos – 1 hora y 32 minutos)

Cita esta página

Hernández Cabrera José Luis. (2005, noviembre 3). Técnicas de análisis financiero. Los indicadores financieros. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/tecnicas-de-analisis-financiero-los-indicadores-financieros/
Hernández Cabrera José Luis. "Técnicas de análisis financiero. Los indicadores financieros". gestiopolis. 3 noviembre 2005. Web. <https://www.gestiopolis.com/tecnicas-de-analisis-financiero-los-indicadores-financieros/>.
Hernández Cabrera José Luis. "Técnicas de análisis financiero. Los indicadores financieros". gestiopolis. noviembre 3, 2005. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/tecnicas-de-analisis-financiero-los-indicadores-financieros/.
Hernández Cabrera José Luis. Técnicas de análisis financiero. Los indicadores financieros [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/tecnicas-de-analisis-financiero-los-indicadores-financieros/> [Citado el ].
Copiar

Escrito por:

Imagen del encabezado cortesía de jezpage en Flickr