El coaching es una disciplina que resulta de gran ayudad para los gerentes y ejecutivos cuando es orientada a la búsqueda de resultados en las organizaciones. Procura incorporar estrategias focalizadas en la gente y los procesos, sistemas y estructuras donde efectivamente intervienen. Devillard citado por Caby (2004:88) dice al respecto:
El coaching abre una nueva perspectiva al permitir a las empresas desarrollar sus fuentes de recursos individuales en sus colaboradores. La propia dinámica de equipo es, para la empresa, una fuente de productividad global y completa que encierra tanta reserva de movilización como el coaching individual, y merece por ello explotarse mucho mejor.
Y es que mucho se ha hablado de la necesidad de que las organizaciones se conviertan en sociedades del conocimiento, entes orientados al aprendizaje y gestionados en función de ello. Las consideraciones de pensadores de la talla de Drucker dan cuenta del valor que adquiere una organización al suscribirse a la tarea de construir de manera sostenida, conocimiento colectivo.
Desde esa perspectiva, donde la coincidencia en apoyarla prevalece, vale la pena preguntarse ¿cómo se construye ese anhelado conocimiento? Una respuesta podría ser el coaching. Porque desde su aplicación en el contexto organizacional colabora a edificar esa sociedad donde predomine una cultura orientada al aprendizaje y a la gestión del conocimiento. Y no se puede evadir esa responsabilidad tal como lo propone Echeverría (2006:81) cuando advierte:”De no hacer el trabajo reflexivo de aprendizaje, en el futuro sólo podremos repetir lo que hoy estamos haciendo”.
Entonces, surgiría otra pregunta ¿qué debería ser capaz de hacer el ejecutivo formado en coaching? En primera instancia convertirse en un agente de cambio, un elemento transformador con la maestría suficiente para inspirar y sacar lo mejor de cada quien en la organización, sin imposiciones, a través de su influencia, utilizando la invitación como puente entre lo que se es y lo que se puede llegar a ser. Echeverría (2006:93) nos sugiere también:
Primero, para asegurar que lo que el trabajador haga sea coherente con lo que quiere la empresa. Segundo, y esto es importante, para asegurar que el trabajador pueda hacer su trabajo en las mejores condiciones posibles, para poder alcanzar su máximo rendimiento.
Siguiendo lo anterior, deberá ser capaz de desenvolverse dentro del espacio lingüístico de la conversación, estableciendo conexiones poderosas con los miembros de su unidad de gestión, desarrollando competencias conversacionales que le permita moverse dentro del ámbito del lenguaje de la persuasión y de la convicción.
De tal forma que, un ejecutivo o gerente formado en coaching, estará en capacidad de modelar conductas orientadas a erigir hábitos efectivos y fértiles costumbres, que ayuden a disolver tradiciones “toxicas” que no contribuyan al alcance de los objetivos del negocio.
De igual manera, desarrollará habilidades para co-crear una cultura donde predomine la confianza, base fundamental del trabajo en equipo y un ambiente propicio para el crecimiento personal y profesional.
Otro de sus grandes retos será ser un formador de líderes en una cultura organizacional orientada al aprender a aprender.
El ejecutivo y el gerente formado en coaching será capaz de transformar la atmosfera de convivencia en el sitio de trabajo y lograr el disfrute de las actividades laborales para los miembros de la organización, rompiendo con el paradigma de que el trabajo es un “esfuerzo”, deslastrando su connotación negativa, incorporando o reforzando valores como la disciplina, la constancia, la perseverancia y el optimismo bien fundamentado.
Podrá desarrollar un sistema de planificación, organización, coordinación y ejecución donde los objetivos y las metas sean compartidos por todos, sin restricción de información, con indicadores claros, alcanzables en el tiempo y donde predomine la responsabilidad compartida para llegar a ellos.
Por último, ese ejecutivo o gerente formado en coaching, fortalecerá de manera determinante las relaciones entre los integrantes de la organización y resumirá todas sus actividades en una sola: servir. Covey (2005:327) lo expresa bien cuando señala: “Nuestras relaciones mejoran y se estrechan cuando intentamos servir juntos a nuestra familia, a otra familia, una organización, una comunidad o a cualquier otra necesidad humana”.
Bibliografía
Caby, Francois. El coaching. Editorial De Vecchi. Barcelona. 2004.
Covey, Stephen. El 8vo. Hábito. De la Efectividad a la Grandeza. Paidos Empresa. Bogotá. 2005.
Echeverría, Rafael. La Empresa Emergente. Granica. Buenos Aires. 2006.