Origen del Optimismo
La palabra optimismo tiene su origen en el latín optimum y significa «lo mejor». Deberíamos pensar y sentir lo mejor cada día. Generalmente somos nosotros mismos quienes hacemos que cada día, cada circunstancia sea negativa. Al menos así lo vemos o así lo planteamos. El músico Jamaiquino Dennis Brown decía que “la única diferencia entre un buen día y un mal día es tu actitud”. Las personas optimistas tienen la capacidad de ver oportunidades donde otros solo ven problemas. Viven cada día como si fuera especial.
Carlos Fraga dedicó un espacio en un programa televisivo en el que aborda tópicos para motivar y se planteó la siguiente interrogante ¿Se puede ser optimista ante tanto desastre?, y como escriben tantos motivadores decía Carlos que dependerá de cómo usted lo vea. Es cuestión de actitud.
Los optimistas muestran su entusiasmo para avanzar independientemente de las situaciones, ante la convulsión y el caos conservan la calma. Las situaciones adversas vendrán también, los pesimistas se acercarán, debemos derrotar todo lo que pretenda detener nuestras iniciativas, no debemos renunciar a nuestros sueños.
Vivir con Optimismo
Vivir con optimismo no implica desconocer la realidad dramática que nos rodea, ni ser indiferente ante los problemas, o peor, negar que existen. Se trata de encararlos con una actitud de sobreponerse a ellos. De sentir que ante las adversidades siempre podremos encontrar una salida a las crisis y una solución a la dificultad.
No es una alternativa acostumbrarse, desanimarse no debe estar jamás en las opciones. Se trata de resistir y levantarse. Pensemos que todo lo que ocurre en esta vida, por demás dinámica, ocurre a la vez, un día las cosas van bien para usted, para otros tal vez no. Hoy ríes y mañana lloras, hoy tienes salud y mañana puedes enfermarte, la vida no es estática, no todo es bonito, no todo es felicidad y placer.
Naturalmente existen situaciones que usted tiene que aceptar mientras viva, por ejemplo, no le digo que sea optimista ante la pérdida de un ser querido, ese dolor tiene que sentirse y es justo para ir aceptando esa perdida. Lo que no puede es diez años después seguir preso de ese sufrimiento.
El optimismo moldea nuestra actitud para aceptar, que terminó una relación, que perdió un empleo, que reprobó un curso en la universidad, que perdió un vuelo para llegar a tiempo, por qué al final usted debe entender que allí no termina su vida. El optimista evita el lado trágico de sus pasajes. Se comporta siempre como un ganador aun cuando el resultado es adverso.
El famoso empresario y escritor Harvey Mackay dice: “Los optimistas tienen razón. También los pesimistas. Depende de ti decidir qué vas a ser” es así.
Es una decisión absolutamente suya. Es una actitud frente a lo malo para encontrar finalmente lo bueno. Está en el optimismo la base de sus logros, el fundamento del éxito, la capacidad de sobreponerse y la voluntad para seguir luchando.
El optimismo ante las situaciones difíciles
Las situaciones difíciles, dolorosas, tristes no desaparecerán. También son parte de esta vida. Tennessee Williams escribió para el Observer “No espere ansiosamente la llegada del día en que dejará usted de sufrir, porque cuando llegue sabrá usted que está muerto”. No podemos evitar los malos momentos pero podemos perfilar una actitud valiente y positiva de enfrentarlos.
En este mundo cada día más insensible, en una situación social tan incierta y carente cosas buenas las personas optimistas deben emerger para contagiar con su espíritu positivo. Con esa propuesta alternativa que reencuentre el deseo de vivir en tranquilidad.
Las cosas buenas existen y un mundo mejor es posible. Pensemos y actuemos con optimismo.
“El pesimista es inútil”. Carlos Fraga.