La práctica del optimismo

Existe una clasificación sencilla fácil de comprender, que cataloga a las personas dependiendo de sus expectativas de futuro: optimistas o pesimistas. La ciencia ha demostrado que las personas optimistas logran más y viven mejor. Por eso, se aconseja la práctica del optimismo. Siga leyendo.

Aunque es sabido que la vida transcurre solo en el momento presente, a los seres humanos nos resulta difícil no pensar en el futuro. Grandes terapeutas como George Kelly, han señalado que la mente opera siempre proyectada hacia el mañana, hacia el próximo instante, el próximo día o la próxima meta. Vivimos en permanente anticipación mental y tomamos las experiencias del pasado para aprender de ellas y evitarnos malestares, errores y fracasos. En ese afán por predecir y controlar el futuro, disponemos de dos modos esenciales de abordarlo: pesimismo u optimismo.

El pesimismo es un estado mental que anticipa resultado negativos. Quien ejerce el pesimismo como actitud hacia el futuro, cree que las cosas van a salir mal o que lo que desea no puede lograrse. Y la repetición de esa creencia, ese sentido de impotencia, esa debilidad de la esperanza ante los asuntos cotidianos, se convierte en una forma limitativa de vivir, y condena a su portador a una vida mediocre y resignada.

Los pesimistas tienen dificultad para percibir las situaciones favorables y las buenas oportunidades, tienden a ser poco productivos, funcionan desde la rutina, ven la vida como una lucha, se identifican con el fracaso y evitan arriesgarse porque temen equivocarse. Atraen experiencias negativas, resultan desagradables a los demás y casi siempre parecen tristes, asustados o rabiosos. También, dependen de las motivaciones externas, son más rígidos, inconstantes, impacientes, criticones y casi nunca se dedican a hacer lo que realmente les gusta. Confunden su negatividad con realismo, desconocen su poder, olvidan que cada día es nuevo, y que si se buscan salidas tienden a encontrarse.

El optimismo, por el contrario, es un esquema mental de expectativas positivas. El sujeto optimista cree que lo que desea puede lograrse y que debe hacer mecanismos para ello. El optimismo deriva de la confianza en uno mismo y de la fe espiritual en un poder superior que nos guía y protege. Ser optimista es “esperar lo óptimo”.

La práctica consciente de la actitud optimista, deriva en múltiples beneficios en la salud, las relaciones y la productividad. En la salud, la idea de que estaremos bien, o de que vamos a curarnos, hace que el cerebro responda favorablemente y produzca hormonas positivas como dopamina, endorfinas, interlucinas o serotonina, entre otras. Ya se ha estudiado el denominado “efecto placebo”, que es la curación por la fe en un determinado agente que se supone curativo o colaborador de la curación. Según Hebert Benson, los índices de curación por efecto placebo van de un 30 a un 90% dependiendo de la enfermedad. Es definitivo: el optimismo cura.

El optimismo beneficia las relaciones, pues las personas se sienten más a gusto con aquellos que tienen mentalidad positiva. La compañía de los optimistas resulta para la mayoría una experiencia activadora y revitalizante. Siempre es preferible compartir con alguien que espera lo mejor, que pasar las horas con quienes anuncian catástrofes.

El optimismo también favorece la productividad, pues las personas que creen en un porvenir luminoso, suelen ser líderes naturales con capacidad para guiar a otros hacia un mejor destino. Los optimistas son más creativos, pues se arriesgan más a intentar cosas nuevas, y dado que creen que lograrán lo deseado, tienden a ser más audaces y perseverantes, lo que los lleva a obtener logros mayores que quienes desconfían de sus acciones.

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Los detractores del optimismo afirman que ser optimista es un autoengaño, una especie de hipnosis que choca con el realismo de una vida cruda, llena de deberes, obstáculos, cambios impredecibles y enemigos ocultos. A esto, los optimistas responden que “todo es según el color del cristal con que se mire”, que la realidad es una percepción que cada quien tiene, y que lo que parece muy malo para unos puede parecer muy bueno para otros. Hay autores que avalan esta visión positiva. Ha dicho Norman Vincent Peale: «Puedes si crees que puedes. Según Ben Swetland: «para tener éxito hay que pensar en términos de éxito». Desde la perspectiva de James Allen, experto en visualización mental: «Puedes elevarte con sólo cambiar tus pensamientos», y en palabras de Greg Bradden: “Todo cambia si cambias la manera como te ves a ti mismo”. Cada una de estas ideas se refiere a los milagros potenciales resultados de una mente optimista.

Para desarrollar optimismo hay que diferenciar ideas de hechos, dejar de justificar la negatividad y lanzarse a la acción e imaginar la meta como ya lograda. Recuerde que una cosa es lo que su mente le dice y otra muy distinta son los hechos reales, objetivos de la vida. el que piense que algo saldrá mal, no significa que así vaya a ocurrir. Saque de su mente las ideas intrusas que le hacen imaginar resultados indeseados. Ante un pensamiento negativo, coloque voluntariamente uno positivo: “Si puedo hacerlo, y lo haré”. Practique la visualización positiva, pues al imaginar las metas como logradas, se sentirá sentimos emocionalmente bien y desplegará un campo de energía que atraerá eventos favorables. Puede ver esto como metafísica o cuántica, Lo cierto es que ya sabemos que los humanos somos capaces de de emitir y captar energía.

Todo lo que se practica se desarrolla. Practique el optimismo, intente y siga intentando, y recuerde que como ha dicho Louise Hay, que “solo usted piensa en su mente”. Gracias por leerme. Twitter: @doctorrenny email: [email protected]

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Yagosesky Renny. (2012, septiembre 11). La práctica del optimismo. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/la-practica-del-optimismo/
Yagosesky Renny. "La práctica del optimismo". gestiopolis. 11 septiembre 2012. Web. <https://www.gestiopolis.com/la-practica-del-optimismo/>.
Yagosesky Renny. "La práctica del optimismo". gestiopolis. septiembre 11, 2012. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/la-practica-del-optimismo/.
Yagosesky Renny. La práctica del optimismo [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/la-practica-del-optimismo/> [Citado el ].
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