Un buen liderazgo requiere equilibrio en varios aspectos. Cuando no hay balance el líder puede caer en extremos que afectan su efectividad e impactar negativamente los resultados, las personas, e incluso su vida personal.
La buena noticia es que es posible encontrar este equilibrio y para lograrlo el primer paso es conocer cuáles son esos aspectos que requieren balance.
1. Vida laboral y vida personal
Cada vez es más común escuchar del burnout o síndrome del quemado, un estado de agotamiento en que el líder deja de ser funcional, producto del estrés crónico y la sobrecarga laboral, principalmente. Cuando el líder deja a un lado las actividades que le permiten descargar el estrés, centrar la mente y recargarse de energía, termina tomando malas decisiones y afectando su productividad, su comunicación y sus relaciones. Sin mencionar otros costos en la salud y vida personal.
2. Foco en las personas y foco en los resultados
Si el líder se enfoca únicamente en cumplir con los objetivos y alcanzar las metas en el tiempo estipulado, sin tener en cuenta las necesidades de las personas, corre el riesgo de trasladar a su equipo altos niveles de presión y estrés, que terminarán afectando el clima y las relaciones. En el otro extremo, si el líder solo se enfoca en las personas y en mantener un ambiente agradable, corre el riesgo de no cumplir con los plazos e indicadores, sin producir los resultados que la organización espera.
3. Comunicación directa y comunicación empática
Retroalimentar de forma directa, específica, concreta y honesta es clave si el líder quiere dejar claro qué necesita y espera de sus colaboradores. Al mismo tiempo, para que la retroalimentación sea bien recibida debe ser cálida, empática, amable y compasiva. Un líder necesita ser directo y al mismo tiempo demostrar aprecio por sus colaboradores.
4. Compartir y optimizar el tiempo
Cuando el líder está obsesionado con “no perder el tiempo” puede dejar de escuchar cuando las personas le hablan y perder información valiosa. Si bien es muy importante que ayude a sus colaboradores a ser concretos y avanzar, también es importante que los escuche y que comparta con ellos más allá de lo laboral, con el fin de construir relaciones de confianza y lealtad.
5. Exigir y comprender
Un líder que solo exige, pero no se pone en los zapatos de sus colaboradores, puede ser visto como alguien intransigente e inhumano. Un líder que siempre cede y no exige, puede terminar siendo permisivo y llevando a cabo el trabajo que otros deberían realizar. Saber cuándo comprender, dar y ayudar, y cuándo poner límites, exigir y dejar que los demás se hagan responsables, es un importante balance en el liderazgo.
6. Supervisar y delegar
Obviamente un líder debe hacer seguimiento al trabajo que llevan a cabo sus colaboradores; retroalimentarlos cuando sea necesario, y contribuir con sugerencias que pueden ser útiles. Lo importante es que lo haga sin caer en el extremo de microgerenciar, sin supervisar lo micro y enfocarse en cada detalle. Las personas necesitan sentir autonomía, por eso el líder debe empoderar a sus colaboradores y facilitar su aprendizaje, para poder delegar en ellos actividades y decisiones, optando por ser un coach y no un policía.