El hombre ha ido buscando la manera de facilitar el proceso de su evolución. A medida que pasa el tiempo, inventa mecanismos cada vez más sofisticados para satisfacer sus necesidades primordiales y a la vez los perfecciona. Al mismo tiempo que el hombre evoluciona, aumentan sus necesidades y su ambición de mejorar su nivel de vida. De la manufactura artesanal, sencilla, dirigida a un público minoritario, pasa a la manufactura industrial, sofisticada, impregnada de ciencia y tecnología, que satisface las necesidades de un mercado más amplia, en este caso un país.
El desarrollo o subdesarrollo de una nación se mide en gran parte por su avance industrial. El objetivo de este trabajo pretende mostrar que en Venezuela, el desarrollo industrial está en un proceso inicial de desarrollo. Para la sustentación de este tema, lo hemos dividido en dos grandes capítulos:
El primero se refiere a los antecedentes de la industrialización, hacemos una breve reseña histórica de la Revolución Industrial, hecho fundamental que da nacimiento a la industria moderna. Luego conceptualizamos acerca de la industria y la economía; posteriormente presentamos modelos de industrialización y la clasificación de las industrias.
En el segundo capítulo, explicamos la evolución socio-económica del desarrollo industrial en Venezuela, dividiéndola en una economía tradicional (basada en la agricultura y artesanía) y en el impacto petrolero; finalmente exponemos las medidas tomadas por los presidentes, a partir de Rómulo Betancourt y como ha afectado a las industrias venezolanas actuales.
Antecedentes de la industrialización
Revolución industrial
Hace cerca de doscientos años, las gentes utilizaban herramientas rudimentarias para proveerse de alimentos, construir sus habitaciones y confeccionar sus vestidos. La aparición de la maquina es inmediata, resultado de importantes descubrimientos científicos y de los adelantos de la física, la química y la mecánica que ha permitido realizar grandes avances en el campo de la industria. Es así como se inicia en Inglaterra la Revolución Industrial en el siglo XVIII, y podría definirse como la sustitución progresiva de la fuerza y de las herramientas manuales por la maquina.
El Maquinismo en la industria textil.
Ciertos inventos contribuyeron a la Revolución Industrial, El movimiento se inicia en Inglaterra, cuando James Hargraves inventa en 1764, la maquina conocida con el nombre de Spinning Jenny ( Juanita la Hiladora), cuya capacidad de producción era superior a la de 36 hiladoras de rueda. Dicha máquina inicia un proceso de perfeccionamiento que se va realizando al correr los años. Edmundo Cartwright, en 1784 inventó el telar mecánico operado con fuerza hidráulica que acelero considerablemente la fabricación de tela, le corresponde al norteamericano Ely Withney la invención en 1793. De la desmotadora de algodón que hizo posible utilizar mas adecuadamente la fibra.
Inglaterra, celosa de tan importantes descubrimientos, y con el propósito de mantener la supremacía en la Industria Textil, prohibió la exportación de los telares mecánicos. Pero no consiguió su propósito porque los trabajadores que los manejaban conocían las especificaciones y los detalles de construcción de esas mecánicas y pudieron fabricarlas en otros países. Fue así como Samuel Slater, construyó en los Estados Unidos, en 1790, el primer telar mecánico. Este le permitió fundar la primera fábrica de telas en este país.
Sin embargo el desarrollo de industria textil no pudo lograse en los Estados Unidos el establecimiento de fuertes derechos de importación para las telas y manufactura originarias de Inglaterra.
La fuerza en la industria.
La fuerza humana completada por los primeros utensilios ejerció una influencia trascendental en el campo del trabajo. Más tarde, el hombre utilizó el poder de los animales, como el caballo, el buey, el camello, el elefante, etc. La aparición de la rueda significa el paso del sistema de tracción al de rotación; mediante ella se acrecienta la capacidad de transporte de los animales. Viene luego la fuerza hidráulica que se aplica a la naciente industria textil. En 1765, inventa Jacobo Watts la maquina de Vapor, y en siglo XX aparece el motor de combustión interna que utiliza la gasolina. Pero el mayor medio de producción de energía, y el más difundido en el siglo XX, es la electricidad. La corriente eléctrica se genera por fuerza hidráulica o por la maquina de vapor y es elemento básico para el desarrollo industrial.
El hombre y la maquina
Un serio problema social surgió a raíz de la invención de la hiladora de Hargreaves. Los trabajadores pensaron que la nueva maquina los desplazaría y procedieron a destruirla, obligando al inventor a huir para poner a salvo su vida y la de su familia.
Cada vez que se han puesto al servicio de la industria máquinas que aceleran el trabajo y reemplazan siempre con ventaja, a ciertos trabajadores, se han creado problemas en los sectores laborales; pero la fuerza del progreso es incontenible y hoy no se concibe la actividad industrial ni la vida social sin el empleo de equipos mecánicos cada día más eficaces y simplificados.
La influencia del maquinismo en la vida contemporánea le ha suministrado el hombre de nuestros días comodidades y servicios que nunca habría conquistado si todavía la actividad laboral continuara dependiendo del esfuerzo físico.
La máquina automática es la manifestación más avanzada del maquinismo porque reemplaza el hombre de la actividad intelectual. Con todo, el factor humano tiene una posición preponderante en la ciencia y la industria. La máquina es un auxiliar y frente a ella está siempre el experto y la dirige. El maquinismo no ha creado un exceso de trabajadores porque la producción en masa determina una baja de precios y cada día abren nuevos mercados a la industria.
Industria y economía
La economía ha otorgado a la industria, desde el origen de esta ciencia, un papel clave en el desarrollo de las naciones; de hecho, se emplea el término ‘país industrializado’ como sinónimo de ‘desarrollado’. Tampoco puede considerarse casual que la ciencia económica naciera como tal en el mismo momento histórico y país que la revolución industrial: la Inglaterra del último cuarto del siglo XVIII.
Se suele considerar a la industria como el segundo de los tres sectores básicos en los que se divide la actividad económica. El sector puede ser subdividido en muchos tipos. La primera clasificación la realizó el economista francés Jean-Baptiste Say (1767-1832), que distinguía entre industrias extractivas, manufactureras y comerciales; las primeras transformaban recursos naturales en productos utilizables por el resto de la industria, las segundas convertían estos productos en bienes de consumo o inversión y las terceras los distribuían a los consumidores. En la actualidad, para la clasificación se emplean diversos sistemas codificados y normalizados a nivel internacional, como los empleados por las Naciones Unidas, el Banco Mundial o la Unión Europea.
Durante mucho tiempo los economistas consideraron que sólo la industria y la agricultura, al implicar una transformación material, podían generar valor. Esta idea, planteada por Adam Smith (1723-1790), fue rechazada a finales del siglo XIX, pero cristalizó en la obra de Karl Marx (1818-1883) y el pensamiento que le continuó.
La industria se ha organizado de diversos modos desde sus orígenes. Hasta el siglo XVIII predominaban dos formas: el taller artesanal, durante muchos siglos organizado en gremios, y la industria domiciliaria, micro-talleres controlados por comerciantes que suministraban materiales a trabajadores agrícolas, que así obtenían un complemento de renta.
Tras la Revolución Industrial se generaliza la fábrica, lugar en el que se persigue aumentar la producción para ganar economías de escala aplicando grandes cantidades de capital, trabajo y tecnología. El sistema fabril permitió la generalización de la división del trabajo. Las sucesivas mejoras organizativas permitieron la especialización de funciones, la estandarización de procedimientos (taylorismo) y la producción en cadena (fordismo). Durante más de 150 años, estas mejoras se han traducido en una reducción tal del coste por unidad producida que aumentaron los salarios reales, se redujeron los precios de los bienes, aumentó el consumo de la sociedad y el número de trabajadores empleados.
Desde la década de 1970 la industria entró en crisis. Los cambios en la demanda y las innovaciones tecnológicas están forzando transformaciones radicales en su organización. Por una parte, se demandan productos diferentes y personalizados; por otra, las nuevas tecnologías informáticas y la robótica permiten la sustitución casi completa del factor trabajo; por último, estos dos fenómenos fuerzan la adopción de sistemas productivos en tiempo real (just-in-time), que reducen la necesidad de almacenamiento pero incrementan el consumo de transportes.
Esto está dando lugar a nuevos procedimientos de articulación de la actividad que dejan atrás los grandes trusts para dar paso a redes interconectadas de pequeñas y medianas empresas en distritos industriales, con una mayor capacidad de adaptación a cambios bruscos de la demanda. Las grandes corporaciones asumen estos cambios introduciendo tecnologías flexibles que permiten rentabilizar las series cortas con sistemas de producción conjunta, cediendo a las pequeñas empresas la producción de ciertos componentes o partes determinadas del proceso productivo.
Las consecuencias sociales de estos cambios se están observando ahora al ver cómo las altas tasas de desempleo son estructurales y las perspectivas no apuntan a su reducción, a pesar de las tasas de crecimiento de la economía. Además, es ahora cuando se comienza a valorar el serio deterioro ambiental que la industria ha generado, por contaminación de la atmósfera, de las aguas o del suelo.
La industrialización
La Industria, es un conjunto de operaciones materiales ejecutadas para la obtención, transformación o transporte de uno o varios productos naturales. Por extensión, el conjunto de las actividades en un territorio o país.
La Industrialización, en economía, etapas de crecimiento o decrecimiento del peso del sector industrial. El proceso de industrialización describe el periodo transitorio de una sociedad agrícola a una industrial. Por el contrario, la desindustrialización puede definirse como la etapa de crecimiento económico caracterizada por una disminución del peso relativo del sector industrial en términos de producción y empleo.
El proceso de industrialización comprende la transición desde una sociedad agrícola a una industrial, acompañada de un crecimiento de la renta per cápita y de la productividad. Para que esto pueda ocurrir, la oferta de productos agrícolas tiene que satisfacer la demanda. Se ha demostrado que, en los primeros estadios de desarrollo de una economía, la demanda de productos agrícolas es elástica (cuando aumentan los ingresos aumenta la demanda de los mismos). Para que el proceso de industrialización sea sostenido y viable es necesario que la creciente petición de productos agrícolas se satisfaga, bien mediante importaciones, bien mediante aumentos en la productividad agrícola nacional. En las primeras etapas del proceso de industrialización, la capacidad para satisfacer la demanda de productos agrícolas mediante un aumento de las importaciones es limitada debido a los efectos que tendría sobre los precios internacionales relativos. Si la demanda de alimentos de importación es elevada, la relación real de intercambio podría cambiar y afectaría de modo negativo al país que está iniciando su proceso de industrialización, hasta el punto que se podría llegar a lo que se conoce como ‘crecimiento empobrecedor’, una situación en la que la renta real per cápita disminuye porque todos los aumentos de productividad se utilizan en financiar la demanda de productos importados. Por ello, un proceso de industrialización efectivo requiere que aumente la productividad agrícola nacional siendo una condición necesaria para que el crecimiento de la industria moderna sea viable. Aunque se suele admitir que la revolución industrial suele estar precedida por un periodo de protoindustrialización, se considera que los modernos procesos de industrialización se iniciaron durante la experiencia británica del siglo XVIII.
Modelos de industrialización
La Teoría Del Despegue (Take-Off) De Rostow
Walt Whitman Rostow defendía que para que el proceso de industrialización tuviera éxito había que cumplir una serie de requisitos previos: una alta productividad agrícola, la existencia de mercados y cierta estabilidad política que permitiera establecer una legislación favorable. Si estos tres requisitos se cumplían, el proceso se iniciaría con un periodo de despegue (take-off), una etapa de 20 a 30 años en la que se lograría la industrialización acelerada y progresiva del país. Puesto que los países cumplen estos requisitos en distintos momentos históricos, la industrialización de cada uno de ellos se produjo en épocas distintas.
La Teoría Del Atraso Relativo De Gerschenkron
Alexander Gerschenkron rechazaba el historicismo del modelo de take-off de Rostow debido a su debilidad teórica y empírica. Para suplir estas deficiencias creó el concepto de atraso relativo, afirmando que el proceso de desarrollo de un país de industrialización tardía diferirá, debido a su atraso, del experimentado por el país más desarrollado; en este sentido, la historia desempeña un papel importante a la hora de determinar el patrón de industrialización.
Modelos De Recuperación O Catching-Up
Gerschenkron en primer lugar, existe una fuerte tendencia a converger entre las economías más desarrolladas (agrupados en la OCDE). En segundo lugar, si se analizan los países más pobres la hipótesis es falsa, pues muchos no han logrado recuperar el atraso histórico y converger con los países ricos; la recuperación del atraso no es un proceso de evolución histórica que afecte a todo el mundo.
El estado latinoamericano y la industrialización.
El Estado representa la relación fundamental de dominación de la sociedad capitalista. Tal posición le permite reflejar el sentido de las correlaciones de fuerzas sociales principales y hegemónicas e imponer al conjunto de la sociedad la primacía de los intereses que representa. El Estado es, entonces, la expresión, por una parte, de un patrón de acumulación, que alude a las características de un modo de producción determinado por la forma de participación del Estado en la economía; y, por la otra, de un patrón de hegemonía, que apunta a la relación entre sociedad civil y Estado, la cual caracteriza las formas de dominación política y de legitimidad.
Considerar al Estado como el centro de las decisiones políticas y administrativas permite suponer una gran capacidad de mediación, de autonomía relativa decisional y de instrumentación, características que se modifican en sus niveles y magnitud, de acuerdo con las condiciones históricas.
A partir de la década de los cuarenta, en los países latinoamericanos comienza un proceso de cambio en las relaciones entre política y economía, que modifica contenidos de la ortodoxia liberal en lo referente al papel del Estado en la economía. Cambios que se van adoptando, en forma y temporalidad, de acuerdo con las características sociales, económicas e históricas particulares de cada espacio nacional latinoamericano.
La implantación progresiva del proceso de industrialización sustitutiva fue imponiendo la necesidad de proyectos nacionales que propusiesen modelos de desarrollo económico de largo alcance, en los cuales el Estado fuera el eje central de inversión y decisión, ya que aquellos dependerían de recursos públicos y de medidas proteccionistas. Por esta vía se facilitaba la transferencia de recursos públicos a manos privadas, convirtiéndose esta característica en el factor principal de la acumulación privada. Tal situación queda definida en lo que Portantiero (1981) denomina Estado Prebendalista y Capitalismo Asistido. Siendo así, el desarrollo económico se concreta en un proyecto político, en el cual el Estado ocupa la dirección central y el punto de concentración de los conflictos de las fuerzas sociales y de las aspiraciones de los sectores hegemónicos. Al respecto Graciarena, sostiene:
Clasificación de las industrias
El proceso histórico de valorización del capital y de su acumulación ha dado como resultado la combinación de ramas y sectores de producción que constituyen el sistema productivo. Una división según tipos de actividad es, por tanto, universalmente aceptada, estando articulado el concepto “sector”, al de medios de producción.
- LIGERAS O LIVIANAS: son aquellas que producen bienes o productos de consumo directo.
Ejemplo: Textiles, alimentos, calzados.
- INDUSTRIAS INTERMEDIAS O DE EQUIPAMIENTO: son aquellas que producen bienes que serán utilizados a su vez como materias primas para otras industrias. Es decir pueden ser. Manufactureras (papel, productos químicos), como derivados del petróleo.
Ejemplos: la industria química produce productos para la industria farmacéutica.
- Manufactureras: papel y sus derivados, productos químicos.
- Derivados del Petróleo: administradas por el sector privado mayormente
- INDUSTRIAS PESADAS: son aquellas que producen los bienes semielaboradas para la fabricación a su vez de instrumentos de producción.
En cuanto al número de empresas por actividades económicas, el mayor número corresponde a las consideradas, industrias tradicionales; y dentro de éstas las alimenticias, de vestuarios, muebles y accesorios. Otro sector es el petrolero y producción de productos metálicos.
Distribución Por Industrias
Existe en la actualidad una tendencia hacia la disminución relativa de las industrias tradicionales a favor de un aumento de sectores más estratégicos desde el punto de vista de una política subtitutiva.
Antecedentes de la industrialización en Venezuela
A partir de 1936, el Estado comienza a planificar explícitamente su intervención económica, intervención que ya era realidad actuante aunque no hubiera encontrado todavía su expresión institucional.
A partir de 1.936, surge una nueva conciencia estatal donde hay la tendencia a organizar, a disciplinar la vida económica, a dirigir más estrechamente las relaciones comerciales, a intervenir en las actividades de orden económico entrootros.
Esta nueva conciencia surge sobre la base objetiva de un proceso de acumulación comercial de significativas dimensiones, una diferenciación progresiva de la estructura productiva y la necesidad de crear condiciones adecuadas para nuevas fuentes de acumulación. Socialmente, este proceso objetivo se traduce en una mayor capacidad de esa clase para estructurar y dirigir la acción estatal.
Evolución socio económica del desarrollo industrial
La Economía Venezolana Tradicional.
La economía agraria precapitalista: el panorama general se compone de tres sectores o complejos:
El complejo hacienda-minifundio de la producción agrícola.
La producción artesanal y formas del servicio doméstico.
El sector mercantil, eslabón transmisor entre el mercado capitalista internacional y la economía interna.
Función del sector comercial: si se analiza al sector comercial tenemos primero que el capital comercial estime la función de intermediario, financiando, adquiriendo y colocando en el mercado, sobre todo externo los excedentes de la producción agrícola interna y segundo actúa como agente interno del aparato de distribución que el capital productivo extranjero ha creado para la colocación de sus productos.
Inversiones extranjeras: al igual que el capital comercial interno, su interés radica en conservar las relaciones tradicionales de producción y otros tenían interés en infraestructuras (ferrocarril, comunicaciones) y guarda su estrecha correlación con la expansión del sector comercial. Su impacto fue mínimo ya que los únicos procesos productivos realizados en el país se limitan a la cooperación , control y mantenimiento de las instalaciones e incluso la participación de la mano de obra nacional mínima.
Hasta el descubrimiento del petróleo, Venezuela no era más que un país marginal para el capital extranjero, con las exportaciones poco estratégicas y un mercado reducido.
Por estas razones, Venezuela nodejó de estar inserta en el mercado capitalista internacional y experimentó la presencia del capital extranjero, la influencia de éste sobre las relaciones internas de producción fue relativamente insignificante, sobre todo si se compara con otros países latinoamericanos.
El impacto petrolero: Crecimiento Simple y cambios estructurales.
El crecimiento simple: es el motor impulsor del crecimiento del ingreso, el cual no es el resultado del desarrollo de las fuerzas productivas internas, sino la explotación intensiva, con capitales y experiencias extranjeras, sino de la explotación intensiva, con capitales y experiencias extranjeras, del único factor de producción que lejos de acumularse en el tiempo se desacumula por ser un recurso natural no renovable.
Adicionalmente, la utilización de ese ingreso, se orienta exclusivamente al consumo, y el incremento de su demanda no genera un desarrollo proporcional de la producción interna de bienes y servicios, sino que se abastece con bienes importados.
Además, el país no tiene un crecimiento acumulativo, desde el punto de vista de la producción interna, no hay diversificación productiva, absorción de tecnología, desarrollo de las fuerzas productivas y ampliación del trabajo asalariado.
Crisis de los sectores tradicionales: el sector artesanal y de servidumbre doméstica aumenta notoriamente. Incluso el sector agrícola, desciende en su conjunto, la producción destinada al mercado interno, aumenta considerablemente en bienes importados, esto motivado por el alto grado de desocupación, total o parcial, de los factores básicos de la producción agrícola precapitalista, es decir, elevada capacidad ociosa de los factores trabajo y tierra.
Auge de los sectores capitalistas: frente a los sectores tradicionales en de cadencia, los nuevos sectores capitalistas ganan progresivamente terreno, siendo un desarrollo capitalista en donde su variable fundamental es el sector petrolero, donde su característica fundamental viene dada por el origen externo del capital y consiguientemente de la clase capitalista dominante. Aunque el sector capitalista avanzado genera su expansión vigorosa del producto e ingreso nacionales, este nacimiento supone e impone un comportamiento e impone un comportamiento pasivo de las fuerzas productivas internas. Esta es la esencia del crecimiento simple.
Políticas en el proceso de industrialización
Es durante el gobierno de Rómulo Betancourt que se pone en marcha la política de sustitución de importaciones, como vía adoptada para promoverla industrialización del país. Se aplicaron políticas de protección arancelaria a la producción doméstica de bienes que antes se importaban, llegando a prohibirse la importación de aquellos bienes que empezarán a producirse en el país, y restringiéndose incluso la competencia interna a las fábricas nacionales. Para completar esta política de industrialización, a través de la Corporación Venezolana de Fomento (CVF), se estableció un canal de créditos muy amplios y de plazos de pago muy largos a interese muy bajos.
La adopción de estas medidas por parte del Estado, se hicieron con el fin de favorecer la Industria nacional, y por supuesto a los Empresarios que durante tanto tiempo habían apoyado a los gobiernos anteriores (civiles o militares), esta política favoreció el desarrollo y la expansión de los principales grupos económicos del momento. Los cuales luego, favorecería a su vez a los distintos partidos políticos y a sus candidatos, llegando incluso a ser nombrados Ministros de determinados Gabinetes de Gobierno.
En tiempo de Raúl Leoni, se firma entre varios países de la región andina el Pacto Andino (PA). El PA es un acuerdo de integración económica que se adopta en el marco de los esfuerzos que se vienen haciendo en la región para crear una zona económica y mercados comunes. Con ello se ofrecía a las empresas de cada país un mercado más amplio que el de su propio país, cuyas modestas dimensiones no les permitía crecer. Se inducía además a que cada país se especializase en aquello que produjera mejor y más barato. Venezuela estaba entro los países que formarían parte de ese pacto. Pero el Gobierno venezolano, decidió no integrarse al acuerdo en ese momento, debido a la presión ejercida por los Empresarios.
Para la fecha, los empresarios venezolanos no tenían interés en la integración, debido a que por un lado, se beneficiaban de una alta protección arancelaria y disfrutaban de mercados cautivos. Por otro, la tasa de cambio que el gobierno mantenía sobrevaluada y el sistema de relaciones laborales del país las ponían en desventaja con sus competidores de la región. Por último estaba la lenidad que mostraba el gobierno, por razones punto-fijistas, es decir, para evitar conflictos, en exigir la devolución de los créditos que la CVF otorgaba en las condiciones antes mencionadas, así como en exigir progresos en la productividad y competitividad a cambio de los subsidios y de la baratura de los bienes que importaban las empresas para funcionar. Todo ello contribuía a crear un sector industrial muy poco competitivo, acostumbrado a la protección y el crédito fácil y el mercado seguro, que ni se sentía capaz de competir, ni estaba dispuesto a perder esa situación privilegiada.
Los industriales podían aducir plausiblemente que una integración precipitada barrería con la industria venezolana, con todas las secuelas sociales de ello. Y, en general, el empresarial era un sector social al que había (como a pocos) que mantener satisfecho y aplicar respecto a él los criterios de la obsesión por el consenso y la aversión al conflicto. Con todo lo dicho, es fácil comprender que los deseos del gobierno de Leoni de participar en el PA no pudieron ir muy lejos.
Es durante el gobierno de Rafael Caldera que se da la entrada de Venezuela en el PA; el gobierno venezolano decidió dar el paso de entrar al PA, con la intención de participar en el mercado formal que prometía una ampliación del mercado a los industriales y productores venezolanos. Estos, por su parte, empezaban a reconocer la necesidad de esa ampliación, y adoptaban de forma creciente un discurso pro-integracionista.
En cuanto a los riesgos de la competencia de los países andinos, la decisión del gobierno dejaba todavía mucho trecho por recorrer, antes de que ella significara en la práctica una verdadera apertura a la competencia de los países vecinos. Mayor era el trecho entre los discursos de los industriales favorables a la integración andina y un verdadero apoyo a una decisión del gobierno de abrir los mercados venezolanos. Por razones punto-fijistas, por el consenso y contra el conflicto, podían ellos confiar en que un gobierno venezolano no haría eso sin el acuerdo de los empresarios del país.
Esta situación de proteccionismo duró aproximadamente hasta el año 1989, fecha en la cual les electo Carlos Andrés Pérez por segunda vez; el cual implanta un programa económico cuya realización requería una enorme energía política. Este programa amenazaba a numerosos y poderosos intereses, amenazaba los intereses de los productores nacionales, al disminuir los niveles de protección de la competencia de las importaciones de la que hasta ahora habían gozado, al tiempo que la devaluación encarecía sus insumos importados. Para completar el panorama, con el programa económico, el gobierno se despojaba de poderosas palancas de poder. Desmontando los subsidios, los aranceles, las protecciones, el gobierno se privaba de efectivos instrumentos para recompensar a los amigos, amedrentar a los enemigos, seducir o presionar a los indecisos o a los recalcitrantes.
La situación económica del país no ha variado significativamente en estos últimos meses. Ha habido cierta estabilidad en las principales variables macroeconómicas y los precios del petróleo han venido aumentando constantemente, alimentando a las reservas internacionales.
Sin embargo, todavía no se ha comenzado a apreciar una recuperación del aparato productivo, sino todo lo contrario, persiste la fuerte recesión que nos envuelve desde el segundo semestre de 1998, el consumo interno continúa deprimido, la producción y las ventas siguen cayendo, las exportaciones no tradicionales disminuyen, con la grave consecuencia de niveles de desempleo cada vez mayores y niveles de salario real menores, formándose de esta manera un círculo vicioso que podría empeorar la situación de no establecerse un clima de confianza a la inversión.
Las inversiones nacionales y extranjeras se encuentran prácticamente paralizadas a la espera del anuncio y ejecución de un plan económico integral que muestre las directrices a seguir en busca del desarrollo económico y bienestar para la Nación. No basta con anunciar medidas puntuales con el fin de paliar el constante aumento del desempleo. Hay que dar a conocer y ejecutar lo antes posible un plan económico que contemple el corto, mediano y largo plazo. Esa es la única manera de atraer inversiones nacionales y extranjeras en el corto plazo, mientras consiguen el equilibrio las variables macroeconómicas y se tratan de resolver los problemas micro-económicos.
Situación actual
La situación económica del país registró uno de sus peores resultados durante 1998. A partir del segundo semestre, quizás un poco antes, se abrieron las puertas al fenómeno conocido como recesión económica.
La disminución de los ingresos fiscales, generada principalmente por la caída de los precios del petróleo, el nivel de incertidumbre creciente que envolvió a inversionistas nacionales y extranjeros, el incremento desproporcionado de las tasas de interés que en septiembre (los pagarés se ubicaron en promedio en 76,6%) llegaron a su punto máximo, la sobrevaloración de nuestra moneda que se ubica en más del 30% y un sin número de problemas microeconómicos son las principales causas de que el sector de los bienes transables no petroleros haya presentado uno de sus peores desempeños en años.
Otra de las variables que viene alimentando el proceso recesivo y que evita el desarrollo del sector industrial del país tiene que ver con el consumo interno, el cual ha venido cayendo paulatinamente, dada la pérdida en el poder adquisitivo de la gran mayoría de la población que se refleja con la disminución del salario real y un alto nivel de desempleo en todos los sectores económicos.
Los indicadores de tendencia que se miden en esta encuesta, en su mayoría, se encuentran en sus peores niveles desde 1996, tal es el caso de las expectativas de los industriales respecto a sus empresas para los próximos meses, el nivel de la cartera de pedidos, la producción, las ventas y por su puesto el número de empleados en la industria manufacturera, el cual se encuentra en niveles críticos en comparación con el pasado.
La confederación venezolana de industriales, conindustria.
La Confederación Venezolana de Industriales, Conindustria, es la máxima organización gremial del sector industrial venezolano, en cuyo seno están agrupadas 45 cámaras y asociaciones de industriales venezolanos, de las cuales once (11) son regionales y treinta y cuatro (34) sectoriales. De igual forma, en Conindustria están representadas ventiseis (26) industrias manufactureras, pertenecientes a la pequeña, mediana y gran industria, que entraron al gremio industrial en carácter de Miembros Activos Especiales. En Conindustria está representado el 87% de la producción industrial nacional.
La Misión fundamentael es que en Conindustria se trabaja por hacer de la institución:
- Una organización representativa e influyente, que ocupe el lugar protagónico que le corresponde en la construcción del futuro del país.
- Una organización útil y eficiente a la industria nacional
Su visión al 2.004 es:
Ser un sector articulado y fuerte, competitivo y exportador; motor del desarrollo; generador de riqueza y bienestar colectivo, posicionado en el liderazgo nacional, con una imagen positiva y sólida.
Los Objetivos que deben cumplir son:
- Formular las bases de una política industrial coherente y de largo plazo
- Ser vínculo e interlocutor idóneo en el campo del comercio internacional y de integración regional
- Apoyar a la industria en el desarrollo sostenido de la competitividad
- Estimular la inversión privada en el sector manufacturero
Está constituida por : 46 cámaras y asociaciones de industriales venezolanos, de las cuales once (11) son regionales y treinta y cinco (35) sectoriales.
Causas De La No Sindustrializacion
Si definimos la desindustrialización como el periodo de crecimiento económico en el que el peso relativo del sector industrial en términos de producción y empleo disminuye, no tiene por qué implicar una caída del nivel de empleo o de producción industrial, aunque durante los últimos años algunas economías han padecido este fenómeno. Centrándonos en el proceso de industrialización de Gran Bretaña, quizá el más emblemático desde las perspectivas histórica y económica, podemos distinguir tres etapas: una primera etapa de fuerte industrialización que abarcó el periodo 1700-1850; una segunda etapa de madurez industrial entre 1850 y 1955 y una etapa de desindustrialización iniciada en 1955. Se dan sorprendentes similitudes entre los procesos de industrialización y desindustrialización. Para que se produzca este último es necesario que la demanda de productos industriales (que tiene una alta elasticidad en función de la renta) se cubra. Si la economía no quiere correr el riesgo de tener problemas de balanza de pagos, la demanda debe cubrirse con aumentos de productividad en el sector industrial.
Desindustrialización Se puede encontrar una teoría general sobre los procesos de desindustrialización en la denominada ‘ley de Baumol’. Dada la alta elasticidad en función de la renta de la demanda de productos industriales y de servicios, en las economías industrializadas (en las que el sector agrícola ha perdido importancia relativa), los dos sectores anteriores compiten para poder lograr el factor trabajo que necesitan y que resulta escaso. William Baumol afirmaba que, puesto que el sector servicios experimenta crecimientos de productividad menores respecto al sector industrial, en condiciones de libre mercado los precios relativos aumentarán más en el sector servicios (tanto para el mercado de bienes como para el de trabajo), lo que le permite atraer a los trabajadores del sector industrial.
Esta teoría explica ciertas observaciones empíricas mencionadas antes. Por ejemplo, puesto que Gran Bretaña fue la primera región industrializada, el sector agrícola de su economía tiene una estructura única en el mundo y a finales del siglo XIX era mucho menor que en el resto de las economías industrializadas de la época (incluyendo Francia, Alemania y Estados Unidos). Por lo tanto, la teoría de Baumol predice que las presiones desindustrializadoras aparecerán antes en Gran Bretaña que en el resto del mundo industrializado.
Otro aspecto característico del proceso desindustrializador padecido por Gran Bretaña se refiere al ritmo de decrecimiento relativo de la producción industrial respecto al resto de países. La mayor tasa de desindustrialización de Gran Bretaña puede explicarse de forma parcial debido a los cambios en la especialización productiva internacional. Durante la mayor parte del siglo XIX, la ventaja comparativa de Gran Bretaña permitía que tuviera excedentes en los productos industriales, teniendo déficit en los demás sectores productivos. Esta situación perduró hasta la década de 1950. Sin embargo, a principios de la década de 1980 la situación era radicalmente opuesta. El ritmo de desindustrialización británica durante el periodo 1955-1980 se explica a partir de los cambios estructurales en los procesos productivos y del descubrimiento de petróleo en el mar del Norte en la década de 1970, que permitieron a Gran Bretaña prescindir de sus excedentes industriales para financiar sus déficit en productos no industriales; el cambio estructural se vio acelerado por estos acontecimientos.
Ejemplos
La industria textil
Es el más típico exponente de una producción ligera y maniobrera orientada al consumo. Dos ramas la constituyen: la de fibra natural de origen vegetal o animal y la química que comprenden las fibras artificiales.
La producción textil es pionera de la revolución industrial, desarrollándose las fibras artificiales al finalizar el siglo XIX, creciendo muy rápidamente a partir de entonces y planteando una fuerte competencia con las tradicionales. Esta evolución ha convertido al sector en algo muy complejo técnica y económicamente, conviviendo situaciones de crisis y expansión.
La industria metalúrgica:
Engloba la primera transformación de los materiales para obtener semielaborados y la fábrica de maquinarias u otros bienes de uso y consumo. Puede dividirse, por tanto, en la metalúrgica de base, pesada y el de las manufacturas metálicas ligeras y de mano de obra.
La gama de metales que el hombre trabaja es inmensa, pero se podrían mencionar algunas como: la siderúrgica (hierro), el aluminio, el cobre, etc.
La industria química:
Una de las más complejas, tanto por la variedad de materiales que emplea como por los productos que obtiene y su destino último. Constituye un elemento clave para el desarrollo de otras industrias como la metalúrgica, la textil, etc. Los procesos se dividen en: analítico; separación de los elementos, y en síntesis resultado de combinar los elementos para la obtención de uno nuevo.
Anexos
Industria venezolana no invierte en su personal
MENOS DE 1% de su nómina gastan en adiestramiento las 1.382 industrias encuestadas por el Conicit y la OCEI entre 1996 y 1997, factor clave para dudar de sus capacidades para competir cuando comience la apertura.
Corina Rodríguez
El Universal
Caracas.- Más del 68% de la industria local invierte poco o nada en su recurso humano y aquellos que aseguran entrenar a su personal, tímidamente gastan el 1% del costo de su nómina en generar conocimiento.
Cifras que demuestran poco esfuerzo para equipararse a las empresas exitosas del mundo que pronto vendrán al país. Comprobado, las mejores utilizan principalmente una materia prima: la gris.
Entonces, ¿quién sobrevivirá?, se preguntaron los promotores (el Conicit y la OCEI) de la primera encuesta de Capacidades Tecnológicas e Innovativas de la Industria Manufacturera Venezolana que se realizó entre 1996 y 1997.
«Estamos en la era del conocimiento, sólo los que logren generarlo podrán competir», asegura Víctor Alvarez, gerente general de políticas públicas y estrategias de Conicit. «La anterior, la era de la electricidad mejoró considerablemente la productividad de las empresas, redujo los costos y perfeccionó los procesos. Ahora los sectores más exitosos del mundo, que tienen los mejores empleos, son justamente los que se especializan en generar conocimiento», agrega. Y a manera de ejemplo se ofrecen los sectores de telecomunicaciones, biotecnología , robótica y hardware.
Aunque inmediatamente advierte: «se necesita entrenar al personal, mejorar las habilidades del recurso humano, para que puedan generar conocimiento».
Pero hasta ahora la mayoría de las empresas locales no escuchan consejos: mientras el 18% no entrenan nunca su gente, el 51% sólo lo hace esporádicamente.
La encuesta divide las industrias en tres grupos: las grandes (tienen más de 100 trabajadores) y dos grupos de medianas ((las que agrupan entre 50 a 100 trabajadores y las otras que tienen entre 20 a 50). El 45% de las grandes entrenan con poca frecuencia a su personal, pero sólo el 9% no lo hace nunca. En el primer grupo de las medianas, 21% jamás adiestra a sus trabajadores, mientras el 57% sólo algunas veces invierte en su recurso humano. Las cifras más preocupantes son las del último grupo: 26% no gasta en entrenamiento, 54% lo hace con mínima frecuencia.
Las industrias grandes de bebidas son las que más cantidad de veces entrenan a su recurso humano: el 75% gasta sistemáticamente en el adiestramiento de su personal, una cifra que se contrasta a sólo 10 de cada 100 de las grandes industrias del calzado que deciden frecuentemente capacitar a su gente.
«Todavía las compañías no entienden que los cursos que se le brindan al empleado no son un premio, sino una forma de entrenamiento de los que depende la productividad de la empresa», asegura Alvarez.
Y la encuesta revela que justamente es el sector industrial de bebidas el que alcanza los más altos índices de productividad: 16,34 millones de bolívares generó cada empleado de estas empresas en 1997, cuando el promedio en las grandes es 7,8 millones.
La relación más baja entre la productividad y el número de empleados la tienen las industrias del calzado (2,75%) y madera o corcho (2,03%).
Inversión en menos 1
«Por ley las empresas venezolanas están obligadas a destinar el 2% de su nómina al Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE) y se supone que ese es el mínimo porcentaje de inversión en recurso humano que puede hacer una empresa», asegura Alvarez.
Pero las industrias encuestadas invierten cifras menores a es dígito. Las industrias grandes gastan en promedio un 1,10% del costo de su personal en adiestramiento. Las medianas reducen el monto a 0,61% de la nómina y las más pequeñas sólo invierten 0,24%. Total: el entrenamiento representa 0,74% de los gastos de personal de la industria venezolana. Entendieron mal la idea de reducir costos.
Así todas las industrias locales tienen tasas de crecimiento negativas en su productividad entre 1994 y 1996. El promedio de crecimiento de los ingresos en términos reales en relación con el número de empleados cierra en menos de 18,50% para el total de las empresas. La excepción de los 27 sectores, son cuatro: textiles, derivados de petróleo, industrias básicas del hierro y el acero y las de vidrio.
Una industria sustentable
Un ejemplo positivo y muy dulce: …la industria del chocolate fino…
Salomón Baum
La problemática de la industrialización en Venezuela siempre ha sido objeto de discusión y polémica. La primera política industrial sería aplicada en el país a partir de los años 60, denominada ‘política de sustitución de importaciones’, mantuvo su vigencia durante un cuarto de siglo, y representó el clásico proceso de un Estado tutorial y proteccionista que produjo un desarrollo industrial famélico, débil e incompleto, sustentado fundamentalmente en los mercados cautivos dentro del país, que debían absorber la ineficiencia y la incapacidad competitiva de las industrias, que además se cartelizaban, y se repartían el mercado para evitar la competencia interna, mientras el Estado aplicaba una política arancelaria que reducía, o eliminaba por completo, la competencia externa.
Las duras consecuencias de esa desafortunada política industrial las estamos viviendo más que nunca en los años 90, cuando la economía rechina bajo el peso de una enorme deuda externa y un gasto público desbordado, ante el cual, una de las fórmulas que hubiese paliado las dificultades hubiese sido la generación sustancial de divisas, por un incremento muy significativo de las exportaciones no tradicionales. Lamentablemente, ese efecto no se puede lograr con la industria que tenemos, que continúa esencialmente atrapada en su retórica proteccionista, y todavía lucha y se debate para volver a esquemas anteriores que le garanticen sus reducidos pero cómodos mercados internos.
Pensamos que es hora de que el sector empresarial y el Gobierno se sienten a la mesa para establecer una nueva política industrial, que deseche definitivamente el enfermizo esquema anterior, e incluso, el intermedio de la reconversión industrial, para fijar nuevos lineamientos y parámetros de una industria vigorosa, basada en una gran capacidad de competencia en los mercados externos, y con el aliciente de atraer capitales mixtos (internos y externos), que aprovecharían importantes ventajas comparativas que ofrece el país.
En este punto es importante hacer una reflexión, sobre otra idea clásica que se viene manejando hace varios años y que se refiere a la economía ‘rentista’ del país, que tiene como base la renta petrolera. Venezuela continuará, sin duda, por muchos años, teniendo como actividad económica principal la explotación y transformación del petróleo, y ello en realidad no es de por sí negativo, ni perjudicial para el país. Es más, de acuerdo a los esquemas de desarrollo existentes para la industria petrolera en los próximos 10 años, se puede anticipar que la industria continuará evolucionando para mantener, e incluso incrementar, sus aportes a la economía nacional. Pero, la actividad petrolera, con su muy amplia diversificación a nivel nacional e internacional, abre enormes posibilidades a una gran gama de industrias y servicios que requiere para el soporte y desarrollo de sus operaciones.
En un reciente artículo, titulado ‘En defensa del rentismo’, en esta misma página, Emeterio Gómez justamente reivindicaba, con mucho acierto, el rentismo al estilo venezolano.
Con base a lo antes señalado, resulta bastante lógico establecer una clasificación de industrias sustentables de acuerdo a los grandes recursos de que dispone el país. El caso petrolero es el más evidente, seguido del minero en general, con el hierro y el aluminio como principales productos, y toda la industria metalmecánica que puede surgir alrededor de estos insumos. En materia agrícola también es necesario considerar las ventajas comparativas. Existen frutos, granos y vegetales, que son especialmente aptos para las condiciones climáticas y características de los suelos de este país. ¿Tiene acaso sentido insistir en cultivar manzanas y trigo, por dar un ejemplo, cuando los cambures, los mangos y el maíz prácticamente crecen solos?
La industria química en general, además de la petroquímica, tiene también ventajas comparativas importantes en el país, si consideramos que existe gran producción de sustancias químicas que son derivados terciarios del petróleo, la industria del plástico es una de ellas. En fin, existe una inmensa cantidad de industrias que pueden beneficiarse de grandes ventajas, que a su vez incidirían en los costos de producción de los bienes terminados, haciéndolos mucho más competitivos, tanto en los mercados nacionales como en los internacionales.
Y la competencia en los mercados nacionales también es muy importante, porque hoy día estamos asistiendo al lamentable espectáculo de una diatriba feroz de los productores nacionales contra los productos importados, que a pesar de los costos de importación (transporte, aranceles, agentes aduanales y seguro) son más baratos que muchos productos hechos en el país, con menor calidad. Y no entremos a la polémica de los subsidios y la sobrevaluación del bolívar, para justificar los menores precios de los bienes importados, lo cual se ha demostrado muchas veces como una gran falacia.
Finalmente, vale la pena mencionar algunos ejemplos de una tendencia natural del mercado mundial a rechazar los productos que por no gozar de ventajas comparativas no pueden competir en los mismos. En plena vigencia de la política de sustitución de importaciones y de los CKD, es decir, de protección arancelaria, aquí se trataron de fabricar computadores, productos electrónicos, aviones, barcos, circuitos impresos y componentes electrónicos y eléctricos.
La mayoría de esas empresas han fracasado al ser eliminado el proteccionismo, porque sería muy difícil competir en esos campos con los países desarrollados y los tigres asiáticos, que nos llevan muchos años de ventajas comparativas. Un ejemplo positivo y muy dulce: El caso de la nueva industria del chocolate fino de calidad mundial, que ha aprovechado muy bien la ventaja sustentable de la excelente calidad del cacao venezolano.
Es tiempo de generar nuevos equilibrios en la industria
Peter Martin
Financial Times/El Universal
Londres.- Es fácil sobreestimar la importancia del advenimiento de los negocios digitales. Aunque es algo poderoso y extendido y afecta a la mayoría de las industrias y áreas de la actividad económica, no es el primer gran cambio ‘horizontal’. El surgimiento de los ferrocarriles, la invención de los motores eléctricos, la adopción universal de automóviles y camiones a motor, la implantación de un mercado de consumo masivo; todo esto ha generado efectos igualmente abarcadores.
Paradójicamente, sin embargo, también es fácil subestimar la importancia de todos estos cambios tecnológicos al asumir que se aplican sólo a las compañías más afectadas directamente. La verdadera importancia de la transformación tecnológica ‘horizontal’ radica en la manera en que reformula los equilibrios que apuntalan los negocios establecidos en todos los sectores.
Estos equilibrios _entre escala e inflexibilidad, entre servicio y precio, entre disponibilidad y costos de almacenaje, etcétera_ se encuentran tan integrados en la manera en que operan los negocios que casi no pensamos en ellos.
En cualquier industria, los negocios establecidos tienden hacia el mismo conjunto de equilibrios, que son adoptados más o menos inconscientemente por todos los participantes. En ciertas ocasiones, una compañía innovadora logra presentar un grupo de equilibrios ligeramente diferentes que tienen éxito. Un ejemplo famoso es la introducción por parte de General Motors de variaciones en los modelos y frecuentes cambios de estilo para competir con el Modelo T de Henry Ford, que en su época estaba disponible en ‘cualquier color que se desee, siempre y cuando sea negro’.
Cuando esto ocurre, o la industria cambia a la adopción general de la nueva estrategia _como ocurrió en el caso GM/Ford_ o el descubrimiento del innovador resulta ser pertinente sólo para un nicho del mercado y la táctica general sobrevive para la mayoría de los consumidores.
La importancia de un profundo cambio tecnológico radica en que éste requiere una renegociación de muchos de esos equilibrios. Otro factor igualmente crucial es la dificultad para determinar con antelación cuáles equilibrios sobrevivirán y cuáles serán completamente reemplazados. Comienza un período de intensa experimentación e incertidumbre. Los innovadores que aciertan cómo será el nuevo patrón de equilibrios _se trate de nuevos participantes o de firmas establecidas dinámicas_ son recompensados pródigamente. Las compañías que se equivocan quedan fuera de los negocios.
Uno de los equilibrios más importantes es la adaptación a la necesidad del cliente vs el precio. Dar a cada cliente justo lo que desea por lo general resulta demasiado costoso. Así que los consumidores deben escoger un producto o servicio que sea aproximadamente adecuado y más o menos económico, o uno que sea exactamente el adecuado pero que sea sumamente caro. El advenimiento de los negocios digitales altera significativamente este equilibrio.
En algunas industrias, lo que impide la entrega de productos baratos y adaptados a las necesidades de los clientes son las economías de escala, como las que hacen que los chips de computadoras personales sean tan increíblemente económicos. Pero en muchas industrias la verdadera barrera es el costo de la información: si se puede capturar de manera económica los detalles de las necesidades del cliente y transmitirlos a la mesa de diseño, se puede distribuir productos adaptados y beneficiarse de las economías de escala.
Bibliografia
- Piza Escalante, Rodolfo: Comentario a la primera ponencia: La Industrialización, XIV Asamblea Académica, Revista Acta Académica, Universidad Autónoma de Centro América, Número 23, pp [254255], ISSN 10177507, Noviembre 1998.
- El Universal
- Jorge G. Castañeda, “La Industrialización y Las Políticas Internacionales de Mercado»; 7 octubre 1997
- Altvater, elmar (1986): notas sobre algunos problemas del intervencionismo del estado. en sonntag, h. y valencillo, h. (compds.) el estado en el capitalismo contempóraneo. siglo xii, méxico.
- www.eud.com
- www.ucab.com
- www.altavista.com