A comienzos de siglo XX para algunos estudiosos de las relaciones entre legislación y sociedad, era claro que una nueva era había comenzado, esta reemplazaba la era liberal y su énfasis en el individuo, Dicey llamó a esta era la era colectivista. En el debate se buscaba averiguar si el Estado estaba todavía presente en la economía, si la administración pública creció constantemente, y si hubo una caída del crecimiento del gasto público. No ha habido debate sobre los cambios en el sistema de representación.
El articulo trata sobre las propuestas de aquellos que dirigieron su atención hacia los modos de mediación entre la realidad social y el Estado, las varias formas de desplazamiento y distorsión de intereses y la conexión indirecta entre las demandas de la sociedad civil y la respuesta ofrecida por el Estado.
La imagen simplificada de un sistema de representación postula la existencia de un conjunto de intereses que la sociedad civil presenta al sistema político, y al cual este último con sus varios mecanismos proporciona respuestas. Intereses significa demandas, es decir reclamos explícitos por medidas políticas. Se necesitan ciertos criterios para definir a los agentes con derecho a actuar como portadores de intereses y definir los recursos que pueden ofrecer a cambio de las satisfacciones de las demandas. Los criterios usados para definir las unidades de representación sufrieron un cambio sustancial y la geografía se convirtió en un criterio para definir las circunscripciones electorales; la aparición de partidos de masas organizados y de grupos de interés organizados establemente introdujo nuevos principios e identificación.
El partido de masas organizado propone una ideología como principio de identificación. En consecuencia los objetivos de la unidad representacional (el partido), carecen de especificidad y se vuelven más rígidos, y la estructura representacional adquiere una autonomía propia. Así mismo aparece un división entre los interpretes de la ideología y los seguidores, corresponde a los primeros decidir sobre el tipo y el grado de coherencia entre la metas de corto y largo plazo, esta mayor o menor flexibilización sobre las metas halla fuera del control de los representados.
Es posible distinguir tres niveles en la acción política: El primero es el de la base social de intereses (objetivos comunes), el segundo es el de los militantes activos de partidos y movimientos sociales, el criterio de racionalidad se basa en el refuerzo de la solidaridad colectiva. El tercer nivel es el de los líderes, lo profesionales de la política, donde el criterio de racionalidad es la maximización de los beneficios individuales, pero en términos de adquisición de poder político.
La misma ideología puede ser vista como una técnica para reforzar la organización. En realidad la ideología refuerza la solidaridad de aquellos que pertenecen a la organización al generar el sentimiento de que todos ellos comparten ciertas metas hacia las cuales puede ser orientada la acción colectiva duradera. La ideología ofrece también un criterio para controlar la actuación de los dirigentes.
En los partidos de masas ideológicos duraderos están presentes tres tipos de motivaciones: Individualista para los funcionarios, lideres y profesionales de la política; para los simples participantes, la motivación es la gratificación de pertenecer, la sociabilidad, el apoyo mutuo y el sentido de identidad; para los votantes la motivación es nuevamente individualista.
Los partidos representan la solución al problema de la identidad política en todos aquellos casos en los cuales tales identidades adscritas han desaparecido completamente y donde la movilidad y la libertad de elección son máximas. Los partidos, como cuerpos sociales más o menos longevos, se convierten entonces en el epicentro de identificación y en la expresión de intereses políticamente representables.
Los efectos que tuvo el surgimiento de los partidos de masas organizados fueron:
- Surge una fuerte tendencia a ver los intereses de forma agregada, favoreciendo de esta forma demandas muy generales.
- Es probable que un alto grado de agregación vaya junto con alguna ideología.
- La capacidad de definir intereses está distribuida de manera desigual a lo largo de la jerarquía partidaria.
- El trabajo remediación entre intereses y centros de decisión, se convierte en una tarea profesional.
Estas consecuencias no se extienden a todo el campo de la acción política, los movimientos sociales son otra de estas alternativas. Pero la alternativa más importante es aquella que se relaciona a la representación duradera de intereses especiales. Esta forma caracteriza más que los partidos de masas al sistema pluralista.
Poco después de la decadencia del sistema estamental, fueron surgiendo las asociaciones voluntarias, perseguían metas específicas a través de la acción colectiva y eran creados a través de la libre elección de sus miembros. Con el tiempo estas organizaciones dieron lugar al surgimientos de organizaciones realmente centradas alrededor de intereses, la transformación fue un proceso gradual, primero crecieron en tamaño y ámbito geográfico, luego se politizaron.
Se puede decir que el grado de multiplicidad y difusión de los objetivos de la asociación y el grado de coordinación al cual la asociación es sometida son las dos variables principales para analizar un sistema de representación de intereses asociativos.
Un sistema representativo incluye ciertos individuos y no otros, tienen límites. Dentro de esos límites existen o no más organizaciones de decisión que responden a demandas seleccionándolas de acuerdo a ciertos criterios y asegurando una aceptable redistribución de recursos. Al respecto, hay dos procesos principales en la formación de los Estados modernos: por un lado la formación de la identidad y la especificidad territorial, primero en relación al imperio y luego a los otros Estados nacionales; por otro la afirmación del poder monárquico central con respecto al poder local, feudal y corporativo. Un tercer elemento en el proceso de desarrollo histórico del Estado, es la emancipación de este respecto a la religión y la legitimación del Estado como garante de los intereses de largo plazo de la sociedad.
En realidad, la asunción de una identidad nacional ideológica juega desde el inicio un papel importante en la formación de los sistemas de representación. La idea de que en el largo plazo los intereses nacionales subsumen todos los intereses individuales, hizo posible que la doctrina constitucional liberal presentara a los miembros de un parlamento nacional como “representación de toda la nación” y no sólo de los intereses particulares de los votantes que lo eligieron.
Durante las décadas de los 60s y 70s el sistema pluralista de representación parece haber atravesado una crisis, se presentó la actuación de nuevos movimientos que amenazaron librar guerras no convencionales; estos signos se hacen más ominosos dentro del marco de la tercera crisis del capitalismo.
Para explicar la persistencia de los partidos políticos en los regímenes representativos se plantean cuatro hipótesis:
- La elección ilusoria, el principio de la soberanía popular implica que la gente debe alguna manera elegir, los partidos están allí para permitir que lo hagan.
- La cohesión, la alta burocracia y también el personal político que proviene de sus rangos, están obligados a tener una visión sectorial el gobierno, se requiere los partidos para formar estos funcionarios.
- El sondeo responsable, los representantes se encuentran en posición de sondear al electorado y así transmitir información útil para el gobierno.
- La reducción de la complejidad, los partidos políticos reducen el exceso de problemas que el Estado tendría que tratar si todas las demandas de la sociedad llegaran directamente.
- Una quinta hipótesis podría estar referida al rol de los políticos partidarios en el proceso de toma de decisiones.
El partido con su estructura duradera y su exposición pública es una suerte de garante de la mediación política, una suerte de institución de crédito político, hecha posible por una continúa verificación del crédito disponible a través de las elecciones.
Los partidos políticos florecen cuando otras bases de confianza están ausentes o adormecidas políticamente, y los ciudadanos se ven en la necesidad de estructuras estables a las cuales pueden referirse para orientarse.
Así cuanto más organizado esté un sistema para representar los intereses de grandes categorías ocupacionales y cuando menor sea por consiguiente el espacio que deja a la ideología, tanto más dificultades encontrará en asegurar la reproducción de sus formas e representación política.
Sin embargo en los últimos 20 años se han visto irrumpir en la escena a nuevos actores o antiguos actuando de manera nueva y levantando nuevos temas. Mientras tanto los sistemas políticos se han mostrado por lo general incapaces de reaccionar positivamente a estos impulsos. En algunos casos los grupos en el poder se han atrincherado y la acción estatal se ha vuelto represiva.
¿Por qué hay demasiadas demandas?, ¿Por que un sistema pluralista no tiene los mecanismos para canalizarla?, esto puede ser respondido si recordamos que los mecanismos pluralistas brindan una posibilidad ilimitada para la redefinición de intereses y para el acceso a un foro público, sin ser capaces de definir un “bien común” o en general, metas que cada segmento de la sociedad debiera aceptar como suyas. La forma parece el único interés, pero eso no es suficiente. Sin embargo aparentemente el mismo sistema está buscando sus alternativas y soluciones.
El funcionamiento del sistema mismo genera imprevisibilidad y desgasta el activismo y el compromiso político. Crea tensiones y tiranteses en el desarrollo de las identidades personales que se descomponen cuando los movimientos sociales se disuelven o burocratizan. El desperdicio y la pérdida de compromiso social parece así volverse insoportable después de cada proceso de restabilización. El pluralismo, orgulloso producto de la inventiva política occidental, genera crecientemente indiferencia o pesimismo.