¿Hacia un capitalismo decadente?

El principio productivo de la ideología capitalista que impone la inversión de capital para crear más capital, si bien se mantiene como objetivo en el panorama que anima a las empresas capitalistas a producir para obtener beneficios, tiende a contaminarse por el personalismo de sus gestores. Producir para crecer en una tarea del conjunto empresarial capitalista, cuya actividad no solamente redunda en la propia máquina productora, sino que se hace extensivo a la sociedad, comienza a debilitarse, al colocar en primer plano los intereses personales del colectivo gestor. De tal manera que, dada su condición de asalariados, el espíritu de riqueza avanza imparable suplantando al espíritu del capital. Lo que quiere decir que la razón personal trata de imponerse a la razón del capital.

Se percibe el notable avance de la economía del saqueo, animada por estos personajes  que crean o adquieren empresas con la finalidad exclusiva de obtener beneficios personales, detrayendo el capital social de su fin último para convertirlo en riqueza personal. Utilizando de esta manera la empresa como simbología de su propio poder individual, que se materializa como un bien personal. Y así se habla con la mayor satisfacción de que la empresa sirva de palanca para acceder a un lugar en la lista de los más pudientes, sustituyendo su condición de capitalistas por la de simples ricos, como exponente de su vanidad, aunque procurando disfrazar el tema bajo la etiqueta capitalista.

Aquel espíritu emprendedor burgués, que sirvió de arranque al capitalismo como expresión de algo más que el viejo sentido de riqueza, que ha existido desde los primeros tiempos en el recinto personal de los individuos, se ha visto parcialmente desplazado en el nuevo capitalista afectado por la profesionalidad que exige el entramado empresarial actual.

Por una parte, la necesidad de la tecnoburocracia como instrumento de dirección, ha colocado en un segundo plano al capitalista inversor y productor de capital dando relevancia al trabajador dedicado al funcionamiento empresarial, añadiendo a la empresa un capital personal útil pero contaminado por el ánimo de riqueza. La consecuencia es que quien dirige la empresa y su corte de colaboradores están a cobrar su salario fijo y bonus complementarios, ya sea creando realidades de crecimiento, simples artificios contables o viviendo de la rentabilidad de un nombre prefabricado. De otro lado, el inversionista, ajeno al funcionamiento real de la misma, permanece atento al dividendo que ha de proveerse para dar muestra de la buena marcha del negocio, aunque sea acudiendo al endeudamiento.

En consecuencia, salvo que la empresa está acogida a la difusa idea del capitalismo, aunque animada por el viejo espíritu de acaparamiento de sus inversores y gestores, resulta que la finalidad de crear capital para crecimiento del capital desde cualquiera de sus formas de inversión acaba por diluirse en el camino. El endeudamiento, el despilfarro y el simple saqueo son la forma actualizada del expolio para crear riqueza personal, la empresa no está dedicada a crear capital para el capital, ni cumple con la función de satisfacer necesidades sociales ni puede incluirse en el engranaje de la maquinaria que ha permitido funcionar el sistema. Aunque oferte productos novedosos no se acoge al espíritu de progreso, que ha sido esencial para la marcha del capitalismo.

La prioridad de la riqueza sobre el capital, la explotación agresiva, la falta de mesura, el declinar del principio ético, el puro y duro personalismo individual o de grupo se imponen en las empresas pensadas para ser explotadas como un simple filón, que después se deja abandonado pese a su razonable potencial económico. Este proceso supone una vuelta atrás que amenaza al capitalismo con detener su trayectoria de progreso en cuanto tales empresas, en volumen creciente, no responden a las exigencias del capital ni están a atender necesidades sociales remuneradas atraídas por la idea de rentabilidad para la empresa, sino para quienes de una manera u otra intervienen en su funcionamiento y luego salen corriendo.

Pese al auge de las empresas diseñadas para el saqueo, que debilitan al capital en beneficio de la riqueza, la ideología capitalista apunta a su proyección social. El capitalismo tiene un horizonte más amplio, no mira a las personas y se dirige a la sociedad. Aunque no lo haga desinteresadamente sino por principio, ya que sin la explotación económica más o menos ordenada de la sociedad no es posible cumplir con el dogma fundamental del capitalismo, que a su vez ha permitido transformarla. La finalidad de promover trabajo y bienestar generalizado expresado en el modelo de la sociedad de consumo, sigue siendo una premisa básica para la creación y funcionamiento de la actividad empresarial, que no debe ser sometido a la simple pretensión particular de vivir en el lujo y la opulencia, aparcando la finalidad de cualquier empresa capitalista.

Tal vez, las prácticas del saqueo empresarial, atendiendo a facilitar la riqueza personal de quienes tienen el poder para promoverla, sean un ejemplo actual de la destrucción creativa de Schumpeter y el espíritu del capitalismo se mantenga vivo en el fondo. Por contra, pudiera ser que se esté adelantando una nueva época que conduzca al retorno del expolio como motor de la economía, ahora ya no desde la fuerza bruta empleada en otros tiempos, sino siguiendo métodos más sofisticados. En todo caso, la situación descrita pudiera estar afectando al principio fundamental de la ideología capitalista.

____________________-

Antonio Lorca Siero Abril de 2019.

Cita esta página

Lorca Siero Antonio. (2019, abril 8). ¿Hacia un capitalismo decadente?. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/hacia-un-capitalismo-decadente/
Lorca Siero Antonio. "¿Hacia un capitalismo decadente?". gestiopolis. 8 abril 2019. Web. <https://www.gestiopolis.com/hacia-un-capitalismo-decadente/>.
Lorca Siero Antonio. "¿Hacia un capitalismo decadente?". gestiopolis. abril 8, 2019. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/hacia-un-capitalismo-decadente/.
Lorca Siero Antonio. ¿Hacia un capitalismo decadente? [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/hacia-un-capitalismo-decadente/> [Citado el ].
Copiar

Escrito por:

Imagen del encabezado cortesía de 16782093@N03 en Flickr