El gran negocio de vender con ética

Las empresas más vendedoras del mundo son las más éticas. Si quieres perder la credibilidad comprométete con algo que sabes que no vas a cumplir.

Es definitivo que el cliente de nuestros tiempos tiene otras características, respecto a los clientes de quince o veinte años atrás y éste a su vez tiene otras muy distintas al cliente de las próximas generaciones. Pero lo que nunca ha variado y no variará jamás es el valor vertebral que ha estado presente en las empresas más exitosas: la ética. Éticas en la venta, éticas en el reparto, éticas en la publicidad, éticas en el trato de su personal, éticas en el pago de los impuestos, éticas en la calidad del producto, etc. Son éstas las empresas que ante la crisis salieron adelante, que ante la recesión sobrevivieron, que ante el terrorismo no se desanimaron, sin romper el compromiso con su personal, sus clientes y el país.

Cuando se juega con la ética

Una empresa vendedora de cereales estaba entregando de regalo, dentro de la caja del producto que vendía dos muñequitos de la serie de dibujos animados Dragon Ball, lo curioso fue que cuando un niño coleccionista y fanático de ese cartoon se dio cuenta que en la caja que había comprado, solamente le había tocado un muñeco, muy triste le pidió explicaciones al dueño de la tienda, a lo que éste sonriente le manifestó su desinterés.

– Oiga señor. le dijo el chico, yo le he comprado esta cajita de cereales porque sabía que me iban a regalar dos muñequitos y solamente he conseguido uno.

-Mira hijo, burlonamente le contestó, con mucho gusto te lo cambiaría, pero lamentablemente la caja ya está abierta, así que no hay lugar a reclamo. Además no soy adivino para saber que a una de estas cajas le faltaba un maldito muñeco. Así que si quieres quejarte hazlo a la empresa que vende estos cereales.

– Ingenuamente el niño le pregunta, ¿ahí cree usted que me darán mi muñequito Dragon Ball?

– Ja, ja, ja, rió el dueño.

El chico coge la caja, localiza la dirección, toma un bus y se dirige a la empresa. Llega después de media hora, conversa con el vigilante y le pregunta: “si está el señor que vende estas cajitas”.

– El de seguridad sorprendido le pregunta ¿para qué?

– Es que quiero que me devuelva mi muñequito.

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– ¿Cuál muñequito?

– El que le falta a mi caja.

– Oye niño no molestes y ve con tus padres que deben estar preocupados.

– No me voy a ir hasta que me den mi muñequito.

– Colmado de impaciencia el vigilante lo lleva del brazo, lejos de la puerta.

De pronto se aparece una limosina enorme, era el dueño, a quien le causó mucha curiosidad el forcejeo que se estaba armando. Se acerca donde estaban forcejeando, de inmediato el vigilante se repone en posición de atención y saluda al dueño.

– Me puede explicar que está pasando aquí, ¿por qué está echando a este niño?

– El niño interrumpe y le pregunta: ¿Usted es el que hace estas cajitas de cereales?

– Sí, responde el dueño, ah con que usted es el mentiroso, el que engaña a los niños diciendo que nos va regalar dos muñequitos Dragon Ball, cuando solamente nos da uno.

– ¿De qué estás hablando hijo?

– No me llame hijo, porque yo ya tengo mi papá, además él no es mentiroso como usted.

En seguida, el dueño manda a llamar al gerente de producción.

– Sí señor ¿en qué puedo servirle?

– Este niño me está diciendo que en una de nuestras cajas de cereales ha venido sólo un muñeco cuando la orden era dos.

– Ah no se preocupe señor, en la última producción uno de nuestros empleados por equivocación metió un muñeco en vez de dos.

– Pero si la última producción habíamos efectuado mil cajas de cereales replicó el dueño; eso quiere decir que mil niños deben estar decepcionados en estos momentos.

– Pero no lo tome trágicamente señor, nadie se va a dar cuenta.

– Nadie y este niño qué, ¿por qué no se me avisó antes?

– Algo tan insignificante, no pensé que iba a ser de su preocupación, señor.

– Escúcheme bien, le dijo el dueño al gerente, cuando usted crea saber qué es o qué no es importante para mí lo llamaré para que reemplace a mi esposa, ¿me entendió?

Y ahora mismo quiero que en la siguiente producción se introduzcan cuatro muñecos y no dos, a demás de una carta disculpándonos con nuestros clientes.

Cuando la ética trasciende responsabilidades

Cuentan que en un supermercado muy abastecido de la ciudad había un vendedor que conversaba mucho con sus clientes; pero a este tipo le gustaba hablar de Dios; un día platicando con un cliente le confesó que no creía en Dios, diciéndole:

– «Mire usted por la ventana, ve a ese niño desnutrido y sucio pidiendo limosna, si existiera un Dios no lo permitiría, mire usted más allá, ve a ese tipo mutilado de la pierna derecha, sucio y anda diciendo a todos que tiene SIDA, llora para que le den unas monedas, la verdad que yo no creo que exista Dios».

El cliente que solamente lo escuchaba paga y se marcha del supermercado, Diez minutos más tarde regresa y busca al vendedor y le dice:

– “Amigo, ¿usted cree que existan los supermercados?”.

– Pero señor mío, usted está dentro de uno, salta a la vista.

– Bueno le informo que en la puerta hay una criatura que se ve que no come hace días, implorando piedad y peleando con los de seguridad para ingresar por un poco de comida.

Winston Churchill decía: el ciudadano inglés que cumple con sus impuestos, que sabe llevar honrosamente el nombre de su patria, pero no hace nada por mejorar la sociedad inglesa será un ladrón de su tiempo.

Es indudable que cuando la empresa no trasciende a la persona y solamente ve a ella como un cliente más, está condenada a bucear en el mar de la mediocridad y del no compromiso que lo atarán a la ausencia de ideales que ha sido la característica muy marcada de empresas que han fracasado, mucho antes de finalizar el siglo pasado, así como aquellas que no pudieron atravesar el segundo uno del nuevo milenio.

Cuentan que estaban necesitando un gerente general, que se haga cargo de la administración del cielo. Hacía varios años ya que el infierno había repuntado, logrando conseguir más militantes.

Dios se preguntaba por las razones que llevaban a mucha gente optar por entregar sus almas al infierno por toda una eternidad, Muy preocupado convoca a un concurso.

Se presentan dos empresarios uno ético y el otro corrupto. El empresario corrupto se adelanta y encuentra a dos señores parados en la puerta del cielo. Astuto este empresario le dice que aquí es el lugar donde va a reposar su alma, además direccionará al cielo como una empresa exitosa, como la que él tenía en la tierra.

Uno de los tipos que cuidaba la puerta le pregunta:

– “¿Cómo era tu pueblo?, ¿De dónde vienes?”

– Vengo de un lugar horrible donde los hombres se odian, donde la coima se impone al esfuerzo, donde los niños son violados, es decir de un lugar de perdición.

– Entonces para qué quieres entrar a este mundo si es igual al lugar de donde tú vienes. .

Se acerca el empresario ético y le pide al portero permiso para ingresar al cielo, éste también le hace la misma pregunta:

– ¿De dónde vienes?”,

– El empresario le responde: “Vengo de un lugar hermoso, en donde los hombres se equivocan pero se reivindican, en donde el hombre se esfuerza notablemente y hace sus cosas con pasión, en donde la gente está esperando que le enseñen a amar, porque sí tiene muchas ganas de entregarle todo sus sentimientos al prójimo.”

– Qué casualidad, le responde el portero, aquí la gente también es como la de tu pueblo, has venido al lugar correcto. Entra.

El otro tipo que también estaba cuidando la puerta sorprendido le pregunta:

– ¿Por qué al primero le dijiste todo lo contrario?

– Entiende, los dos vienen del mismo pueblo, lo que hace a un pueblo malo o bueno son las mismas personas y Dios quiere al más capaz.

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Rivadeneyra Escalante Gabriel. (2004, marzo 14). El gran negocio de vender con ética. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/gran-negocio-vender-con-etica/
Rivadeneyra Escalante Gabriel. "El gran negocio de vender con ética". gestiopolis. 14 marzo 2004. Web. <https://www.gestiopolis.com/gran-negocio-vender-con-etica/>.
Rivadeneyra Escalante Gabriel. "El gran negocio de vender con ética". gestiopolis. marzo 14, 2004. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/gran-negocio-vender-con-etica/.
Rivadeneyra Escalante Gabriel. El gran negocio de vender con ética [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/gran-negocio-vender-con-etica/> [Citado el ].
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