Globalización y competitividad en América Latina

Un proceso acelerado de exigencia para las economías latinoamericanas se plantea en la aldea global: convertirlas en competitivas. Este concepto ampliamente manido por teóricos e intelectuales tiene poco efecto práctico y real en nuestras sociedades. Para comenzar a abordarlo es requerido plantearnos la inquietud:

¿Qué se entiende por competitividad?

La competitividad está asociada en nuestra opinión con cuatro elementos básicos:

  1. La calidad u opción del productor de interpretar las demandas, necesidades y expectativas del cliente.
  2. La productividad ó requerimiento de los productores de obtener el máximo de unidades de producto por unidad de materia prima utilizada.
  3. La rentabilidad del negocio determinada por la diferencia entre el total de gastos y costos del período respecto a la utilidad generada durante el mismo período.
  4. Por último, la oportunidad, ó sea la entrega del producto elaborado al cliente acorde con sus especificaciones en el sito y momento requerido.

Estos elementos deben considerarse íntimamente relacionados, interdependientes, asociados a un proceso productivo con objetivos y propósitos claramente definidos por las organizaciones.

¿Qué tan distante está la economía latinoamericana y la de nuestro país de alcanzar la competitividad entendida en los términos planteados?

A modo de reflexión es interesante observar de manera global algunos aspectos característicos de nuestras economías, a partir de la década de los 90’s del siglo pasado, período durante el cual se producen las principales reformas del aparato productivo en nuestra región:

1. La economía latinoamericana va perdiendo preponderancia durante el período respecto a la participación del PIB (Producto Interno Bruto) mundial

Este indicador se establece al comparar la participación del PIB regional respecto al PIB de la economía global: “Si a principios de los años 80’s del siglo 20 las economías latinoamericanas aún generaban casi el 7% del valor agregado mundial, ahora ese porcentaje ha bajado a aproximadamente el 6%” (3). Esta situación la ratifica el análisis de la OMC (Organización Mundial del Comercio) al considerar “…en el año 2002el 5.6% del total de las exportaciones e importaciones de mercancías correspondía a Latinoamérica, mientras que a principios de los 90’s del siglo 20 solo llegaba al 3.4%” (Ibid,pp2).

Contrasta la situación planteada en el párrafo anterior con el hecho de que la economía en la región creció durante el período en un 10.5% promedio anual mientras a nivel mundial el crecimiento de la misma fue del 6%. En ese contexto al cabo de diez años “… los ingresos de la región obtenidos por concepto de las exportaciones se duplicaron de US $ 185 mil millones en el año 1994 a aproximadamente US $ 372 mil millones en 2003”(Ibid, pp2). Se debe precisar que por las condiciones de desarrollo desigual de las distintas economías de la región las de mayor aporte a este crecimiento son cinco: México, Brasil, Argentina, Chile y Venezuela, así lo demuestra el cuadro correspondiente a la participación en el conjunto de exportaciones de la región para el año 2002 que en su orden fue de 45.9%, 17.2%, 7.2%, 5.2%, 7.7%; el resto de países de la región aportan el 16.5%.

En cifras generales las 5 economías mencionadas son responsables del 80% del total de las exportaciones. Esta concentración regional de las exportaciones concuerda con la estructura y concentración de la participación de las empresas en los distintos países. “En Brasil, 95 grandes empresas concentran el 54% de dichas exportaciones, en México, 30 empresas reúnen el 76%; en Venezuela, una sola (Petróleos de Venezuela), el 88%”. (3)

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Es de observar cómo, a pesar del crecimiento en términos absolutos de las exportaciones de la región durante el período, se conservan los siguientes elementos tradicionales en cuanto al comportamiento de los países respecto al comercio exterior:

  • El mercado destino es el de Estados Unidos y Europa con el 73.9% del total de las exportaciones.
  • El mercado intraregional equivale al 12.6% de ese total durante el período.
  • Al analizar la composición de las exportaciones se desprende que conservan aún un peso muy importante la venta de materia prima, alimentos y productos del subsuelo, con poco valor agregado.”…la canasta de exportación Latinoamericana se compone en un 80% de productos agropecuarios, materias primas y muy pocos productos manufacturados, con muy bajo valor agregado; la proporción de productos de exportación de tecnología intensiva es minúscula”.(2)
  • La concentración del comercio exterior en pocas empresas, la mayoría de ellas integradas de manera vertical y actuando de manera aislada, se colocan en contravía de las tendencias actuales del mercado.” En la economía mundial, en cambio, dominan las redes empresariales ó los cluster industriales, la competitividad de las empresas se basa cada vez más en el rendimiento de sus proveedores y del entorno empresarial institucional”.(2).
  • Una gran dificultad para la inserción de las empresas latinoamericanas, en la economía mundial, es su tamaño. Se consideran empresas con bajo potencial de desarrollo y exportación. “La oficina de CEPAL en Buenos Aires estima que sobre las 65000 pequeñas y medianas empresas existentes, solo algunos cientos de ellas estarán en condiciones de desarrollar potenciales de exportación”.(2)
  • Las economías regionales mantienen un bajo nivel de conocimiento (ó como hacerlo?) exportador. Durante décadas se dedicaron a producir protegidas por el estado para un mercado interno cautivo, poco exigente, sin competencia generando una actitud de menosprecio hacia la innovación y el desarrollo del conocimiento. Esta situación se presenta a nivel institucional oficial y a nivel privado. La inquietud del productor no parte del análisis, investigación e interpretación de las necesidades del cliente interno-externo, sino en la necesidad de incrementar la producción, maximizar la utilidad ó mejorar el producto en sí sin considerar los requerimientos del mercado.
  • “ Se está llegando a un consenso sobre el hecho de que la creación de un entorno sustentado en el esfuerzo colectivo de las empresas y con la iniciativa conjunta de las asociaciones empresariales, el estado y otros actores sociales puede conducir hacia un desarrollo relativamente acelerado de las ventajas competitivas”(2). Este consenso en nuestro medio es de aceptación formal, teórica, en la práctica se impulsa y fortalece un modelo de desarrollo que atenta contra el entorno económico y social. Este modelo estimula la exclusión, los privilegios de reducidos sectores sociales, el desequilibrio económico – social del campo y la ciudad, la informalidad, la miseria de amplios sectores de la población, la corrupción, el subempleo y desempleo.
  • Desde la década de los 80’s del siglo pasado las estructuras económicas a nivel internacional sufren significativos cambios estructurales como consecuencia de las transformaciones tecnológicas de largo alcance. “Se instala un nuevo paradigma productivo, basado en la organización y el conocimiento. En esta fase de rápidas transformaciones tecnológicas, los índices promedio de inversión en Latinoamérica (1980 – 93) rondan el 16% en cambio Corea de Sur y Taiwan superan el 30%”.(1).

Una primera conclusión de la afirmación anterior es el envejecimiento del aparato productivo en los países de la región, ratificado con las cifras que destinan para Investigación y Desarrollo de las economías. “…los gastos para investigación y desarrollo, como indicador de la inversión realizada para ampliar el ámbito de competencia tecnológica, son bajos desde hace décadas. En Latinoamérica la proporción de los mismos en el PNB desde comienzos de los 80’s llega al 0.4%( Brasil 0.6%, Argentina 0.4%, Chile 0.6%, Bolivia 0.1% y Perú 0.2%)”.(1). Mientras que en países como Taiwán y Corea del Sur se destina para Investigación y Desarrollo el 3% del PIB.

2. La competitividad Internacional de Latinoamérica

Uno de los elementos considerados dentro de la competitividad al principio del artículo es el de la rentabilidad. Un determinante importante de ella son los costos y dentro de ellos el de mano de obra. Para el análisis de este componente se tomará como referente para la región el comportamiento de la economía China considerada la de mayor dinámica de crecimiento en la última década. Al respecto un artículo del New York Times sostiene: “Desde principios de los 80, cuando China empezó a adoptar una economía de mercado, gran parte de su ventaja competitiva se basó en la mano de obra barata. Las compañías chinas gastan alrededor de 92 cvs de dólar por hora en cada obrero, en comparación con los 1.2 cvs de Tailandia, 1.7 cvs México y alrededor de 21.8 en Estados Unidos, de acuerdo con un estudio del banco de inversión Goldman Sachs. Entre los grandes países exportadores, sólo India, con alrededor de 0.70 cvs de dólar por hora, es más barato.” (4). La hora obrero colombiana se coloca alrededor de 0.98 cvs de dólar hora considerando el ingreso mínimo de la economía en el país.

La experiencia de crecimiento de la economía china parece contradecir la apreciación de algunos expertos de la CEPAL cuando sostienen la imposibilidad de desarrollar competitivamente la economía de un país a partir de la pequeña y mediana empresa. La experiencia señala como a partir de pequeñas empresas concentradas regionalmente, altamente especializadas y con aprovechamiento de las economías de escala se alcanzan niveles óptimos de competitividad. Para ilustrar el caso, consideremos la industria de la confección ubicadas en pequeñas regiones situadas a orillas del río Yangtze con los pedidos de fábrica del año 2003:

Es de destacar el hecho de la ubicación estratégica de las plantas como el de la incorporación de tecnología en la producción: “…, Shenzhou, ahora popularmente conocida en chino como Ciudad Internacional de la Corbata, se desarrolló luego de que un inversionista de Hong Kong trasladara allí su fábrica de corbatas en 1985 y llevara a esa ciudad técnicas modernas de producción”(4). Todo lo anterior con aceptación y estímulo de parte del Estado.

El caso de nuestra zona latinoamericana es bien distinto: El Foro Económico Mundial, en el informe del ranking mundial de competitividad internacional para el 2003, con un total de 102 países considerados, concluye que la participación de las principales economías de nuestra zona es discreta. Algunos lugares ocupados por esas economías son los siguientes:

Chile (28), México (47), Brasil (54), Colombia (63), Argentina (78), Venezuela (82).

Según estudios del Banco Mundial la fuerte regulación de los mercados existente aún en Latinoamérica tiene efectos negativos respecto a la competitividad mundial.

En su estudio sobre la facilidad ó dificultad para iniciar una nueva empresa, de manera comparativa establece:

“En el promedio latinoamericano 70 días, requiere 14 trámites diferentes y genera costos que ascienden al 25% del ingreso per cápita.

En el promedio de la OCDE 23 días, requiere 7 trámites y genera costos que ascienden a menos del 5% del ingreso per cápita”(3).

En el mismo documento, se estudia el lograr hacer valer un derecho a pago por la vía judicial, y se obtiene el siguiente resultado: “En Guatemala demora 1.460 días, en los Países Bajos 39 días. En México requiere 47 trámites administrativos, en Noruega 12” (3). Los costos promedio de una conciliación de controversias, también se convirtió en un indicador para el estudio: “ a US $ 9250 equivalente al 441% del ingreso per cápita en la República Dominicana. En Taiwán a US$68 equivalente a 0.5% del ingreso per cápita”.( Ibid).

En la explicación de estos resultados el Banco Mundial sostiene: “El insuficiente avance tecnológico así como sistemas de innovación que sólo operan en forma limitada no sólo restringen el potencial de crecimiento general de las economías latinoamericanas, sino también su competitividad internacional” ( Ibid, pp7).

3. El desarrollo sustentable

Como breves conclusiones de lo expuesto podemos señalar: El futuro desarrollo de la región en donde está inmerso nuestro país dependerá en gran medida de las reformas que el estado nación emprenda considerando el fracaso de las políticas neoliberales emprendidas por los mismos a fines de la década del siglo pasado.

La desregulación y liberación son condiciones necesarias más no suficientes para garantizar la competitividad de los mismos. El estado cumple un papel fundamental en la regulación y control de las imperfecciones que presente el mismo mercado.

Adicionalmente es un elemento clave en el estímulo de la actividad productiva como lo demuestra su papel en las economías capitalistas desarrolladas en pleno auge del Neoliberalismo (léase mantenimiento de aranceles, cuotas de importación y subsidios para sectores de la economía considerados claves por cada país desarrollado).

Volvamos a las cifras más actualizadas sobre los recursos que nuestras economías destinan a Investigación y Desarrollo, por varias razones:

La primera es que la clave de la competitividad está cada vez más orientada a la generación de conocimiento e innovación. La clave de la competencia internacional es la diferencia y se halla en estos elementos. La segunda, la tasa de acumulación de capital privado es baja en estas economías por lo que le corresponde al estado asumir en gran medida el costo de la investigación y el desarrollo, labor que debe desarrollarse tanto a nivel privado como público. Las cifras para fines de la década de los 90’s en modo alguno son favorables:

  • I y D gastos globales a fines de la década anterior para Latinoamérica 3% del PIB aproximadamente.
  • I y D gastos globales a fines de la década anterior para Norteamérica 38.2%.
  • I y D gastos globales a fines de la década anterior para Europa 28.8%.
  • I Y D gastos globales a fines de la década anterior para Asia 27.9%.

Lo que demuestra que el trabajo por realizar es dispendioso y de gran alcance. No basta sin embargo con un incremento significativo en los presupuestos a investigación y desarrollo para fomentar sectores intensivos en investigación, es necesario enfocarse en la calidad de la misma. Para ello debe cualificarse el talento humano preparado, adecuando el conocimiento especifico a las condiciones particulares de la región. El método de estudio y aprendizaje debe ser reformulado de manera radical, colocando como objeto de estudio la realidad de nuestra región apoyado en los conocimientos universales obtenido en otros medios. La formación en el conocimiento debe dejar de ser una memorización acrítica de trabajos académicos para adoptar la discusión, profundización y análisis de nuestra realidad compleja, diversa y rica. Un ejemplo: para iniciar una investigación de nuestro potencial sobre la riqueza energética del subsuelo colombiano, se requiere al menos de un inventario de esos minerales. ¿Se tiene? A quién le corresponde?. Para no extendernos podríamos plantearnos el mismo interrogante respecto a la riqueza de nuestros mares ó la riqueza biológica de nuestras selvas tropicales.

4. Y… ¿el papel de nuestras organizaciones en este entorno?

Pero la responsabilidad no depende de manera exclusiva al estado, hay una responsabilidad en cabeza de nuestras organizaciones empresariales referida a su propia reestructuración. Debe comenzar por la actitud favorable al cambio que debe asumir nuestro sector empresarial, captando la exigencia en términos de una realidad planteada por el entorno. Es decir, el cambio ó reestructuración de nuestras empresas es inducido, exigido por el medio. El cambio, en este caso, no parte del interior de las organizaciones hacia el mercado sino del mercado hacia el interior de las organizaciones. Se debe priorizar la capacidad de adaptación de las organizaciones a las demandas del mercado.

Ese cambio en la actitud, en la mentalidad del empresario, debe llevarlo a plantearse la necesidad de estructurar organizaciones flexibles, planas, no solo con posibilidades de adaptarse al voluble cambio en cuanto a demandas y exigencias de su segmento sino con la posibilidad de interpretar las demandas latentes no expresadas del mismo. Una organización con enfoque en procesos, no funcional, le ofrece mejores posibilidades en los términos planteados. Este tipo de organización se diseña, crece, de afuera hacia dentro, desde las necesidades, demandas y exigencias de los clientes, se formula el direccionamiento estratégico, procesos y el total de objetivos de la organización. En otros términos se parte del cliente externo- interno (sus necesidades) y los resultados de la organización se miden en términos de satisfacción de esas necesidades. Una correcta ó incorrecta interpretación de las mismas traerá como resultado un sólido o débil posicionamiento de la organización en el mercado. En reciente visita al país, un reconocido especialista en gerencia, Kenichi Ohmae, hablando de la globalización y concretamente de la posibilidad de competir con éxito en mercados globales sostiene: “ La clave del éxito es la marca. En la medida en que se construya una marca se pueden vender productos 5 a 10 veces más caros. Incluso en productos agrícolas, el reconocimiento de marca permite conseguir mayores precios sin importar el mercado” (5). La marca es la imagen de una organización, es la competitividad de la organización la que determina su posicionamiento. Por lo tanto la clave se encuentra en el posicionamiento de la organización reflejada en su marca.

Un elemento adicional en el análisis tiene que ver con la exigencia que los distintos mercados internacionales realizan a la producción de los distintos países y es la certificación ISO. La Organización Internacional de Estandarización al tratar de homologar las especificaciones válidas para el comercio internacional, recomienda a las distintas empresas estructurarse con enfoque en procesos. No es por lo tanto un capricho, “moda”, ó nueva verdad revelada la exigencia de una herramienta administrativa ajustada a las nuevas realidades del entorno. Lo que si resulta claro, aprendiendo de nuestra historia administrativa es que no se debe repetir la copia forzosa, acrítica, de cualquier modelo ó herramienta administrativo exitoso en realidades ajenas para implementar en nuestro medio.

Se debe partir de un juicioso análisis de nuestra realidad empresarial y del entorno considerando todas nuestras falencias, fortalezas y potencialidades para iniciar la inserción al mercado de manera diferenciada. Se plantean por lo tanto al menos dos (2) elementos para implementar un desarrollo administrativo: la investigación interna de nuestras organizaciones y del entorno en donde se mueven por un lado, y la adaptabilidad de la organización a la herramienta ó modelo de otro lado.

Bibliografía

(1) y (2). Messner Dirk, Latinoamérica hacia la economía mundial: Condiciones para el desarrollo de la “competitividad sistemática”
(3). Hartmut Sangmeister, Latinoamérica en el mundo de la economía globalizada. Friedrich Ebert. Stiftung. FES.
(4) David Barboza, China lista para vestir al mundo. The New York Times. Selección semanal El Tiempo. Enero 2 / 2005.
(5) Revista Semana, Marzo 7 / 2005, Sección Economía, Entrevista “Mr. Strategy” pp. 52

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Dávila G. Elkin D.. (2005, agosto 15). Globalización y competitividad en América Latina. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/globalizacion-y-competitividad-en-america-latina/
Dávila G. Elkin D.. "Globalización y competitividad en América Latina". gestiopolis. 15 agosto 2005. Web. <https://www.gestiopolis.com/globalizacion-y-competitividad-en-america-latina/>.
Dávila G. Elkin D.. "Globalización y competitividad en América Latina". gestiopolis. agosto 15, 2005. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/globalizacion-y-competitividad-en-america-latina/.
Dávila G. Elkin D.. Globalización y competitividad en América Latina [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/globalizacion-y-competitividad-en-america-latina/> [Citado el ].
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