El emprendimiento siempre ha existido en la humanidad, tanto así que podríamos llegar a decir que desde sus inicios, pero es un término que se ha popularizado en los últimos tiempos debido a los constantes problemas económicos que afectan a los países y regiones económicas de gran importancia a nivel mundial.
La etimología de la palabra emprendimiento se origina del francés entrepreneur que significa pionero y se refiere a las personas que tienen la capacidad de iniciar un negocio, empresa o realizar un proyecto y llevarlo a la fase de ejecución con éxito.
El emprendimiento es la actitud y aptitud innata en una persona, que le va a permitir afrontar nuevos retos y proyectos, para poder lograr una independencia financiera avanzando paso a paso de manera firme y segura para lograr alcanzar una a una las metas trazadas tanto a corto como a largo plazo.
En América latina, la mayoría de los emprendimientos se han llevado a ejecución a raíz de una necesidad, la más fuerte de todas es el deseo de los emprendedores de lograr la tan anhelada independencia financiera, otros en contraste se han visto obligados a emprender un negocio o empresa porque se quedaron sin empleo y un minoritario número realizó emprendimientos porque provienen de familias adineradas y poseen el capital propio para iniciarlo.
El deseo de lograr una estabilidad económica al trabajar como dependiente, se ve muy lejana a la realidad ya que en los últimos años los países latinoamericanos registran altas tasas de desempleo y a esto se suma la poca remuneración básica que reciben los trabajadores, que muchas veces no alcanza ni al 70% de la canasta básica familiar.
El emprendimiento hoy en día se ha posicionado de manera relevante en la cultura de los latinoamericanos por la necesidad de muchas personas que tienen como objetivo primordial mejorar su situación económica y por tanto su nivel de vida, logrando una independencia financiera y una economía familiar estable.
Ser emprendedor exitoso no es un imposible aunque el camino por recorrer es muy difícil se necesita de mucha fortaleza y determinación, que son las características básicas del espíritu del emprendedor, tener el valor de renunciar a la falsa estabilidad económica de un empleo de 8 horas diarias ó 40 semanales para arriesgarse a ser un empresario que genere sus propios recursos tomando en cuenta que los empresarios deben trabajar largas jornadas que pueden llegar hasta las 16 horas diarias y aún así no siempre ganan lo esperado, contrario a lo que sí le sucede al empleado asalariado que al menos tiene un ingreso mínimo mensual que le permite sobrevivir.
Hago estas referencias para que los emprendedores estén conscientes de la realidad y de los riesgos que conllevan los emprendimientos ya que aún ante estas circunstancias los emprendimientos han logrado sacar de la pobreza y en otros casos levantar económicamente a familias enteras en tiempos de crisis y les ha permitido mantenerse en sus mercados y seguir creciendo paulatinamente, ya que el mejor camino para crecer económicamente, para ser independientes y para mejorar la calidad de vida de nuestras familias es el emprendimiento.