Existe una creciente bibliografía a nivel internacional sobre los efectos frontera -border effects en inglés- en el área de la economía internacional. A medida que se han ido desarrollando nuevos bloques comerciales en el mundo, se han observado, en varios casos, importantes mejoras económicas en las provincias/regiones limítrofes de los países que se integraban comercialmente, es decir efectos frontera de los procesos de integración comercial.
En especial el tema comienza a ser muy estudiado por Paul Krugman -renombrado economista a nivel mundial- y otros economistas norteamericanos a causa de los cambios que se empezaron a observar en la frontera que integran el Norte de México y el Sur de EE.UU., a partir de la vigencia del NAFTA. Se ha advertido que México ha sufrido cambios interregionales importantes: muchas inversiones se han desplazado desde el Distrito Federal y otros estados del centro del país hacia los norteños como Nueva León o Baja California, a los fines de estar más cerca del mercado sureño norteamericano -California, Texas, Florida, entre los más importantes-.
Otras evidencias de efectos frontera se vienen estudiando a partir de la integración comercial europea, en algunos casos se observa dicho efecto mientras que en otros no, como por ejemplo este último resultado en la frontera entre Alemania y Polonia.
¿Qué requieren estos efectos frontera para darse?
En especial, un mercado grande cerca de las regiones de frontera, que permita hacer notar a los empresarios que les conviene trasladar sus plantas de producción cerca de ese gran mercado. Recordemos que dentro de la teoría del comercio internacional las fronteras políticas son vistas como trabas artificiales a los naturales y óptimos patrones comerciales que seguirían las regiones, ésto es, que de no existir ciertas fronteras muchas regiones/provincias se desarrollarían distinto, quizás mejor desde el punto de vista económico.
Mendoza se podría beneficiar de los efectos frontera si Chile entrara de lleno al MERCOSUR
Tomemos el caso de Mendoza, que tiene a sólo 400 km de distancia a la región Metropolitana de Chile -Santiago de Chile-, compuesta de más de 6 millones de habitantes con un, para nada despreciable, poder adquisitivo. Los aranceles de importación entre ambos países, que históricamente se han fijado, cortan un flujo natural de intercambios e inversiones que de otra forma probablemente hubieran emanado en el pasado y podría surgir en el futuro, si la unión comercial se diera.
Buenos Aires, el gran mercado argentino, con 2.8 millones de habitantes en Capital federal y 13 millones en provincia -un poco más dispersos los últimos-, está bastante más lejos de Mendoza que Santiago, de esta forma es más natural para nuestra provincia y otras cercanas el comercio con esta zona de Chile que con Buenos Aires.
Ni que hablar del actual MERCOSUR sin Chile, Mendoza no es la región mejor ubicada para captar grandes efectos frontera del comercio con Brasil, en este último caso son los estados del Noreste argentino.
Para finalizar, es un tema para estudiar más si un eventual ingreso de Chile al MERCOSUR, que reduzca a 0% los aranceles al comercio interregional, podría ser una catapulta para que Mendoza se convierta en un importante centro de captación de inversiones dirigidas a vender en Chile. Nuestra provincia está bien posicionada, tiene una interesante competitividad y comparada con otras regiones cercanas, tiene buenas condiciones para atraer inversiones (aunque se debería hacer más obras de infraestructura para que bajen los costos de transporte hacia Chile).
En síntesis, existe la posibilidad de que un comercio más fuerte entre Argentina y Chile pueda darle a Mendoza un impulso para que deje de ser sólo una bonita provincia de tránsito de productos extra región, manufacturados en el litoral porteño o en el eje Río-San Pablo, con destino a Chile y viceversa.
