Realidades que muchas veces, a pesar de las circunstancias, no son aceptadas tanto por las organizaciones como por las personas.
En la medida que avanzamos en el mundo, inclusive desde el mismo momento de nuestro nacimiento cuando abrimos nuestros ojos, despertamos a una nueva experiencia. Todo el tiempo estamos conociendo, queramos o no. El mundo siempre nos está diciendo que hay cambios; aun en la más absoluta rutina o monotonía, el simple hecho de ser un día más o el transcurrir de las horas en el reloj nos indica que estamos en un constante proceso de avance. Me atrevería a ser tan exigente que hasta cuando morimos conocemos, pues teorías hay, creencias dicen, postulaciones surgen todos los días, lo cierto es que es un conocimiento del que sólo aprenderemos cuando lleguemos a ese momento, donde algunos se atreven a llamarlo “el sueño eterno”…
Existen situaciones en la vida de las organizaciones, el hombre de negocios o sin necesidad de extendernos a los altos niveles ejecutivos, la persona que ocupa una posición de funcionario sin importar el nivel en una empresa; o quizás el dueño de algún establecimiento de comercio, desean progresar, aprovechando las circunstancias que se les presentan, algunas veces se le denomina coincidencia, otras veces se llama casualidad y en otros casos como el más aceptado de todos, llamado oportunidad. No obstante, de una u otra manera el diario transcurrir en las actividades cotidianas nos muestra la forma cómo optar por tres caminos que enmarcan el destino o el futuro, los cuales son: el progreso, el estancamiento o el fracaso.
Con la presentación de este artículo, pretendo dar a conocer la forma como la tecnología, las innovaciones, los procedimientos y la utilización de los mismos, las políticas y la cultura organizacional, tienden a ser el punto que marque la diferencia entre lo que son las organizaciones y lo que queremos que sean, más cuando el indicador que se destaca como medidor de relevancia son las personas que pertenecen a ella.
Doy iniciativa a un recuento que es el que algunas familias van inculcando a sus descendientes desde muy temprana edad, siempre tratando de lograr una formación que sea la más apropiada para el futuro de sus hijos. Lo que se detalla a continuación son las palabras de un adulto profesional de nuestro medio, recordando lo que en un pasado sus padres con mucho cariño, le inculcaban pensando en poder sembrar en ese niño el deseo de progresar 2.
[…] Y acostumbraba a salir con mis padres a la plaza de mercado de la ciudad, acompañado con mi hermano, los domingos en las mañanas, muy temprano, después de hacer algo de deporte en familia. Era una actividad que se inculcó desde muy niño. Más bien se convirtió en una rutina, ya que durante todo el tiempo que estuvimos bajo la protección de ellos no había tarea diferente a ésta en las mañanas de los domingos. Era finalmente una labor cotidiana pero que nos gustaba mucho porque se presentaba la opción de ver cosas nuevas, además de aprovechar la oportunidad de antojarnos de algo y nos complacieran en comprárnoslo. Era muy interesante porque cada vez que estábamos comprando los alimentos y los víveres de la casa nos tropezábamos con el señor José que nos vendía las verduras, quien era en aquel entonces una persona que a pesar de ser joven, pues no superaba la edad de mi papá, toda la vida había trabajado en esto.
Era un ejemplo que nos ponía mi padre (Q.E.P.D.), donde decía: “Hijos, estudien y prepárense mucho y sean hombres de bien para que el día de mañana puedan estar en buenas posiciones en sus negocios y empresas y no tener que estar como el Sr. José, que miren por no prepararse depende de lo poco que gana para poder subsistir él y su familia y siempre estará vendiendo verduras. No olviden tres cosas importantes en la vida: crean en ustedes mismos, nunca desfallezcan y siempre practiquen, practiquen y practiquen”. Este era un recital que siempre expresaba cada vez que terminaba de pagarle la cuenta al Sr. José por hacerle la compra de la semana. Una vez crecimos, las cosas fueron cambiando, pues ya no salíamos con nuestros padres, debido a que las actividades de los jóvenes empiezan a tener mucho más interés en otras cosas que dedicar el fin de semana a temas que no resultan ser tan atractivos cuando se llega a esa edad, como precisamente el hacer el mercado con papá y mamá. Hoy, siendo yo un profesional, habiéndole hecho caso a mis padres y ocupando la posición que siempre soñé en una empresa, veo todavía al Sr. José en la misma plaza de mercado vendiendo verduras con unos años más de vida y con la esperanza de que sus hijos que son unos adolescentes, aún le puedan brindar la oportunidad de salir de ese sistema que lo ha tenido sometido toda la vida. Sueño que para el señor José se puede cumplir algún día. Sueño que, infortunadamente, mi hermano no ha podido cumplir, o por lo menos no aún. Será que el destino así lo determinó o será que nunca escuchó a mi padre?…
Pareciera que poco o nada tuviese que ver el anterior relato con la estructura organizacional de las empresas; pero si nos trasladamos al trasfondo del tema, podemos observar que gran parte de las vivencias, experiencias y desarrollo organizacional se traduce y se refleja en el anterior escrito, pues la labor del padre puede compararse con la de un director, ejecutivo o propietario preocupado por el futuro de su organización que en manos de sus subalternos está el poder ganar terreno en el mercado, posicionamiento y siempre poder mantener los niveles de toda la organización controlados y de esta forma mantenerse líderes en su medio, sobre las empresas de su mismo género. Eventos presentados que por ser rutinarios como los comités o asambleas nos muestran a través de los momentos de plaza de mercados la oportunidad de debatir conceptos, inquietudes, hacer peticiones y sugerencias, en fin, de cumplir las metas trazadas y mejorar los procesos actuales. Comparaciones a través de las tendencias del mercado que si no actuamos con proactividad estaremos relegados a ocupar posiciones que no siempre serán las primeras y como siempre el lema es crecimiento y mejoramiento continuo, deseos de un padre hacia un hijo traducidos a propuestas de un directivo para su organización.
Pero trasladémonos un poco de lo que es la metáfora de la empresa a la familia y empecemos a ver la esencia de la vivencia organizacional para las personas. La forma como los procesos de rutina hacen el día a día empresarial, el significado de las ocho de la mañana es sinónimo de estar ocupados, la congestión en las horas picos en algunos casos es la traducción de un respiro para poder continuar y la importancia de la denominada tarde que implica el segundo tiempo del partido de ese día. Son algunos de los términos que podemos expresar en el diario vivir laboral. Es una conducta que va enmarcando la vida de las personas que se desarrollan en estos medios y que de cierta forma nos va influenciando una manera mecánica de hacer las cosas y desarrollar nuestro trabajo.
Unas veces se denomina familia, otras veces se llama empresa pero siempre hay algo de mecanicista en ambas. El simple hecho de programar las actividades las cuales deben seguir una ruta de cumplimiento, ya nos indica que la libertad y la espontaneidad queda relegada, pues no se pueden asumir riesgos que por la improvisación puedan coaccionar en la vida de las personas u organizaciones y de alguna forma generar traumatismos en su desarrollo. Es claro que no es la función mecánica mala de un todo, lo malo es no saber diferenciar entre valernos de lo mecanicista para beneficiarnos, que dejarnos involucrar en dichos procesos y hacer parte de una pieza o proceso más en esa máquina. Es importante diferenciar entre saber manejar la máquina a hacer parte de ella.
El constante deseo de progreso, la competencia masiva del conocimiento, el diario evolucionar en temas de actualidad, son algunos de los aspectos que nos muestran lo importante que es crear diferencia entre el común de las personas, pues las oportunidades se muestran más a favor del que se prepara del que no, aunque en algunos casos con tristeza impera el favoritismo muy a pesar de la sana competencia y el logro de los propósitos por méritos propios. Son éstas las situaciones que muchas veces entramos a analizar al momento de hacer parte de una organización y poder desarrollarnos profesionalmente. El lujo de oportunidades no siempre es el que uno desea, las posibilidades de desarrollo y progreso muchas veces están condicionadas, aunque en algunos casos son latentes y palpables, ecuánimes y transparentes, equilibradas y justas. ¡Que bueno que así fuera realmente!.
El hacer parte de un sueño sacrificando el nuestro es un dilema que involucra más un factor exterior que interior. La necesidad de ver nuestro sueño representado en una mesada quincenal o mensual, la cual tiene sus beneficios adicionales cada seis meses y 15 días de reflexión cada año aportado, son algunas de las conclusiones a las que llegan las personas como el señor Manuel cuando llegó a los 68 años de edad, término de cumplimiento para su jubilación, donde dijo:
[…] ahora sí voy a hacer lo que me gusta, esta es la oportunidad de hacer mi sueño realidad… Me pregunté en ese entonces ¿y qué pasó con los más de veinte años que estuvo trabajando para una empresa como empleado? Ese supuesto sueño ¿no se cumplió o nunca lo intentó cumplir? Como estos casos hay muchas personas que como el señor Manuel se someten a sacrificar toda una vida a favor de cumplir los propósitos de otra.
No es mi intención pretender dar la fórmula mágica para que empresa y empleado puedan realizar los sueños simultáneamente, pero sí por lo menos crear una expectativa de acoplamiento entre estas dos partes, una individual y otra colectivo; o mejor uno subalterno y otro superior que permita que los propósitos de la organización se cumplan pero no sacrificando los intereses y beneficios de los empleados que pertenecen a esa organización.
Sí, es cierto, el cementerio está lleno de indispensables y el que falta es el que está por venir, pero cuánto nos cuesta este proceso de rotación de personal. Una política absurda es que como directivos pensemos lo siguiente cada vez que un empleado manifiesta alguna situación de inconformidad o mejoras a sus condiciones laborales: […] que si no le sirve pues que se vaya, que muchos están esperando en la calle para hacer el mismo trabajo por la mitad de lo que le pagamos…”.
Empresas vemos, empresas hacemos, pero cuántas realmente sostenemos. ¿Será que cumplimos un sueño?, Diría mejor: ¿será que si hay un sueño?. El sueño de ser lo que queremos en la vida es algo que muy pocos lo realizan pues unos en aras de conseguir ese sueño son los que someten y otros son los sometidos. No podemos perder de vista que el sueño que realmente interesa e impera y que nos muestra la realidad es el de la organización, así que no nos sorprendamos cuando en aras de ese propósito somos utilizados para lograr ese sueño. Que ¿será que coincide con nuestro sueño?.
Seguir políticas, normas, procedimientos en algunos casos inflexibles, me hace recordar la manera como nos vemos involucrados en situaciones donde los directores preocupados por ese ambiente laboral hacen las evaluaciones de clima organizacional, pero cuidado: el funcionario de atención telefónica al cliente no alcanza a canalizar las 300 llamadas en el día, o el costurero no hace las 25 camisas en su jornada. ¿Esto no es maquinizar una labor?. Luego, qué se mide con esas encuestas y evaluaciones, una mentira o una verdad disfrazada?. Ah, recordemos que como padres de la Administración moderna, tema que no podemos dejar por fuera en este documento, Fayol al pensar como Directivo visionó más el nivel jerárquico y a su vez el aspecto personal de la organización, pues Taylor pensando en lo productivo, mecaniza mucho la administración.
Hay que tener en cuenta que entre muchas otras cosas que diferencian al hombre de las máquinas, es el poder pensar y ¿porqué si ésta es una gran fortaleza, no mejor aprovechamos ese potencial y le dejamos a las máquinas su trabajo?. La anterior es la posición de un defensor de los derechos del trabajador a diferencia del que quiere conseguir a costa de un sobreesfuerzo natural en las personas o empleados, engrosar las inscripciones a las clínicas de reposo, aumentar los suicidios y los fracasos laborales, las consultas médicas por úlceras y problemas de estrés, mayor incremento de pacientes en psicólogos y psiquiatras. Esa es la posición actual. Pertenecer a ella o estar excluidos es una decisión que no se puede tomar, pues simplemente se da en los que no pueden tener el nivel de controlarla.
Finalmente se anhela conseguir así como lograr las metas y propósitos que se tracen tanto las organizaciones como las personas que pertenecen a ella y como tal se trata de hacer el cumplimiento de un sueño. Sí, ¿pero de quién?.
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2 Palabras de un profesional cuando le comentaba a su amigo durante la hora del almuerzo en un día normal de trabajo algunas anécdotas de lo que ha sido su vida y la forma como ha conseguido ser lo que es hoy en día, cosas logradas con esfuerzo, sacrificio y mucha dedicación.