Crisis de los valores. Reflexiones sobre permisividad y falta de honestidad

Es deshonesto recibir dádivas, insinuarlas y más aún exigirlas.

¿Cuantas veces nos ha pasado que sentimos que vivimos en una época y en un mundo que no nos corresponde?

Lastimosamente estamos viviendo en una época en la que los valores no son tomados en cuenta, en el momento de tomar decisiones, ya sea en una empresa, institución y por que no decirlo en la dirección o gobierno de ciudades, regiones o países. Las autoridades y/o ejecutivos no tienen la capacidad de reconocer o diferenciar los sentimientos de los valores y principios. Valores y principios que son los que se necesitan para dirigir o gobernar. Verdad, justicia, integridad, compromiso, honestidad, probidad, etc. están siendo dejados de lado dando mayor importancia a lazos de amistad, compadrazgo, clientelismo, etc..; priorizando el beneficio propio o de grupos de poder, sin importar que se perjudique a la gran mayoría.

¿Que pasó con los que nos enseñaron en el pasado?, o será que las personas honestas, integras, con valores y principios están siguiendo el destino de los dinosaurios y que son como una especie en proceso de extinción, por ello : el titulo del artículo. Para empeorar el panorama la cantidad de personas deshonestas aumenta cada vez más; en el colmo de la desfachatez y sinvergüencería cuestionan e increpan a las personas honestas; con valores i principios por el solo hecho de decir la verdad y obrar con honestidad: estas personas deshonestas, mentirosas y coimeras asociadas en grupos mafiosos al sentir amenazados sus ingresos tratan de amedrentar y/o mal informar ante sus superiores a los que les impiden su deshonesta actitud. Las instituciones o empresas en las que se practican principios como Libertad, Fraternidad, Igualdad, Honestidad, Justicia, Verdad y por ende otros valores y principios van languideciendo, seguramente por que no es rentable económicamente. A pocas personas les interesa la riqueza espiritual, por que en nuestra realidad no es compatible con el logro de riqueza material, las empresas que trabajan en base a valores y principios en nuestra época , económicamente casi siempre fracasan, peor aún si tienen que contratar o trabajar para gobiernos locales, regionales y/o nacionales, por que muchas de las autoridades o funcionarios que representan a dichos gobiernos o instituciones son personas deshonestas que se creen socios de las empresas que elaboran proyectos, ejecutan obras o de las que les venden bienes y por ello piden una participación (coimas) de mínimo 10% del valor de la obra o factura, sin importarles la calidad de producto que se adquiere o de la calidad de los materiales que se utilicen en las obras a ejecutarse y como si ello fuera poco, también quieren y exigen su parte el tesorero, el contador y cuanto trabajador corrupto intervenga para efectuar el pago a dichas empresas.

“En cierta oportunidad un emperador visito una región de su reino, se entrevistó con muchas personas y autoridades; el día en que terminaba su visita, se entrevistó con el gobernador de la región y le dijo que había recibido varias quejas en contra de su proceder recomendándole que modifique su conducta, caso contrario, el próximo año si volvía a recibir quejas lo retiraría del cargo.

Pasó el año y el emperador volvió a visitar la región, nuevamente se entrevistó con muchas personas y el último día de su visita volvió a llamar al gobernador, esta vez para entregarle un premio; por que no solo no había recibido quejas sino que en esta oportunidad todas las demás autoridades y funcionarios hablaban muy bien de él. El gobernador le dijo: Mi señor no voy a recibir el premio que vos me queréis entregar, por que se que no lo merezco; el año pasado me llamaste la atención por haber recibido quejas en mi contra, quejas motivadas por haber tratado que las leyes, disposiciones y normas se cumplan, vos me pediste que modifique mi conducta; así lo hice, este año que pasó dejé que todos hagan lo que quieran, no me preocupe si se cumplían o no las leyes, dispositivos o normas, es decir no cumplí con mi función o trabajo , ni con lo que los valores exigen y ahora me queréis premiar ¿Cree vos que debo recibir el premio?”.(1)

Cuantas veces ha sucedido que algunos ejecutivos o autoridades honestas (de los pocos o pocas que todavía existen) se han dejado engañar y formaron opinión de algún subalterno cometiendo el error de escuchar a solo a una de las partes, ¿verdad que la historia anterior se parece a algunas que conocemos?, con vergüenza debemos de reconocer que en casi todas triunfó la deshonestidad y la corrupción mafiosa, enquistada en la mayoría de las instituciones.

La permisividad carece de valores. Los valores no son transables por las costumbres, modas o necesidades del momento. No se someten al abuso de las mayorías, reales o aparentes. Lo que mayoría hace o dice hacer no puede elevarse a la categoría de valor, aunque pese en el ambiente. La permisividad es la comodidad del momento, pero trae consigo muchas incomodidades posteriores. A lo largo del tiempo podemos notar como ha ido involucionando la forma de pensar de la mayoría de “autoridades”, funcionarios y trabajadores, al principio a los que actuaban con valores y principios se les conocía con su verdadero adjetivo: honestos; pasó el tiempo y se les comenzó a conocer como “verdes” y en la actualidad se ha llegado a tal degradación moral que se les catalogan como “tontos o idiotas”.

Los hombres libres y de buenas costumbres, son cada vez menos, pocos son los que tienen presente que: “En los momentos supremos de la historia, palabras como deber, verdad, justicia y caridad que en nuestros oscuros tiempos son palabras huecas, deben servir como medida para cualquier importante decisión. Nosotros nos portamos como si las hubiéramos olvidado. Parece que sintiéramos vergüenza de pronunciarlas y vivirlas, en parte por que temblamos ante los chistes de los filisteos pero sobre todo, por que son remotas a nuestro sentir habitual. Buscamos ser muy astutos, muy inteligentes, muy calculadores cuando la gente ansiosa y sufrida, lo que nos pide solamente que practiquemos las virtudes elementales y que demos nuestra adhesión a las verdades eternas. Ellas pueden guiarnos en los laberintos de estos días. El camino recto y derecho es el mas corto y el más seguro”(2)

Muy pocas son las personas que se dan cuenta que los deshonestos al actuar de esa forma no están robando solo a las instituciones que representan, sino que nos están robando a todos los ciudadanos. Se que este artículo a muchas autoridades o funcionarios les va a incomodar, definitivamente muchas veces la verdad incomoda. Por ello es que deberíamos de tratar de proteger a las personas honestas, buscando líderes que se nutran de honestidad y servicio, creando círculos de reunión de personas que crean en la eternidad de los valores y principios, apoyando a instituciones que ya existen, pero que cada día languidecen para alegría de los deshonestos y corruptos.

Debe cesar nuestro silencio cuando sepamos fehacientemente que nos están robando, por medio del robo en instituciones que forman parte del estado, por que callar ante hechos deshonestos o injustos: es cobardía. Recordemos a Francisco de Paula Gonzales Vigil que al darse cuenta de las acciones supuestamente anticonstitucionales del presidente Gamarra dijo en el congreso peruano su famosa frase “Yo, debo acusar, yo acuso”. Debemos hacer lo posible y luchar para construir un mundo cimentado en principios y valores, no perdamos la fe en un futuro mejor, vivamos días de esperanza separados por noches de sueños y esperemos lograr un mundo para nosotros.

(1)Historia publicada en internet. Autor anónimo.

(2)Walter Lippman.

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Miraval Tapia Francisco José. (2012, febrero 13). Crisis de los valores. Reflexiones sobre permisividad y falta de honestidad. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/crisis-valores-reflexiones-permisividad-falta-honestidad-en-el-peru/
Miraval Tapia Francisco José. "Crisis de los valores. Reflexiones sobre permisividad y falta de honestidad". gestiopolis. 13 febrero 2012. Web. <https://www.gestiopolis.com/crisis-valores-reflexiones-permisividad-falta-honestidad-en-el-peru/>.
Miraval Tapia Francisco José. "Crisis de los valores. Reflexiones sobre permisividad y falta de honestidad". gestiopolis. febrero 13, 2012. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/crisis-valores-reflexiones-permisividad-falta-honestidad-en-el-peru/.
Miraval Tapia Francisco José. Crisis de los valores. Reflexiones sobre permisividad y falta de honestidad [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/crisis-valores-reflexiones-permisividad-falta-honestidad-en-el-peru/> [Citado el ].
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