Introducción
Cuando en una institución escolar se privilegian los valores como el respeto mutuo, el diálogo, la participación, entonces se genera el clima adecuado para posibilitar el aprendizaje, es por eso que puede afirmarse que la convivencia se aprende.
Cada una de estos valores son importantes en este proceso, ya que el respeto mutuo, es el punto de encuentro positivo entre el individuo y la sociedad, donde se hace posible la convivencia en la diversidad, considerando que respetar a los otros significa aceptar la discrepancia en las opiniones, en los planteamientos y en la forma de vida. En la escuela, a través del dialogo, los estudiantes, pueden expresar libremente las ideas y los docentes pueden aclarar las mismas o aportar nuevas, es decir por medio del dialogo puede existir un entendimiento entre todos los actores que hacen vida diaria en la institución educativa, existiendo así un mayor entendimiento entre todos; la participación, tiene múltiples facetas: se puede y se debe participar en la gestión de la escuela, en el desarrollo de sus normas, en la selección de contenidos, en el establecimiento de la metodología, en el proceso de evaluación.
En este sentido, la forma en que se expresan los sentimientos, pensamientos, ideas y opiniones caracteriza a cada ser humano, la multiplicidad de interacciones constantes, en ocasiones puede convertirse en una fuente considerable de estrés en la vida. Es por ello, que la socialización influye en el ámbito escolar, siendo esta la interiorización de normas, costumbres, valores y pautas, gracias a la cual el individuo conquista la capacidad da actuar humanamente. Sin embargo, existen problemas que altera el ritmo normal de la vida escolar son los derivados de la llamada disrupción, o sea problemas de convivencia entre profesores y alumnos, normalmente en el ámbito del aula.
Las conductas Disruptivas
Las conductas disruptivas reciben tal nombre debido a que su presencia implica la interrupción o desajuste en el desarrollo evolutivo del niño imposibilitándolo para crear y mantener relaciones sociales saludables, tanto con adultos como con los miembros de su entorno familiar, educativo o comunitario; ante lo cual Díaz, M. I. Díaz-Sibaja, M. A. (2005) señala algunas características: Mala educación, insolencia, falta de cooperación, desobediencia, provocación, agresividad, se puede notar en estrategias verbales y no verbales, la disrupción dificulta el aprendizaje y las relaciones interpersonales, causa gran estrés en el profesor y menos en los alumnos, suele ser producida principalmente por alumnos que quieren llamar la atención de sus compañeros o del profesor y que tienen problemas de carencia de normas/ afecto y /o de rendimiento académico, muy impulsivos y a veces se puede resumir en la existencia de uno o varios líderes negativos a los que hay que ganarse con diálogo personal, pactos… o dejar en manos de expertos.
Cómo se manifiesta la conducta disruptiva
La conducta disruptiva puede expresarse de manera directa, la cual incluye ofensas verbales, insultos, amenazas, comentarios hostiles y humillantes, el componente no verbal puede incluir gestos amenazantes, como esgrimir el puño o miradas intensas como lo señala Cerezo, F. (2002). que “los ataques físicos, la agresión indirecta, comentarios sarcásticos murmuraciones maliciosas pueden ser causante de conductas agresivas” (p 208) en los niños y niñas. No cabe duda de que para gran parte del alumnado las alteraciones en los periodos de clase también deben constituir fuente de malestar. Lo cierto es que los fenómenos asociados a la disrupción distorsionan el ambiente de escolar, provocan una disminución en el rendimiento escolar y docente, enrarecen el clima de tolerancia y respeto y son el origen de serias alteraciones psíquicas en parte del profesorado.
Posibles causas de las conductas Disruptivas
Los niños con conductas disruptivas en el aula de clase, requieren de una atención que amerita descubrir las posibles causas que ocasionen este tipo de conducta, de las cuales se puede mencionar la marginalidad, hiperactividad, prepotencia, sobre protección por parte de los padres y representantes, violencia física y verbal, negativismo, falta de atención en el aula, des motivación, baja autoestima, poca integración con el grupo entre otras.
De lo expuesto anteriormente, se puede decir, según a observaciones realizadas y comentarios por partes de muchos docentes; que en muchas instituciones educativas los estudiantes presentan conductas inapropiadas como puñetazos, rabietas, desobediencia, falta de atención, gritos, miradas desafiantes a los adultos y compañeros, apatía, la falta de cooperación, insolencia, mala educación, desobediencia, agresividad hacia los compañeros y docentes e incumplimiento de normas. Estas posibles conductas disruptivas entorpecen la socialización; es por ello que, el docente debe promover en las instituciones educativas; la convivencia de los estudiantes para su socialización, indagar en el comportamiento de los niños, independientemente de la utilización de la palabra para intentar llegar a soluciones en las manifestaciones conductuales disruptivas y dependiendo siempre, del tipo, frecuencia y magnitud de la misma, se deberá establecer un plan de intervención concreto, es decir, adaptar y aplicar estrategias para mejorar la convivencia escolar.
A continuación se exponen algunas estrategias/o técnicas cognitivo-conductuales para la intervención en las conductas disruptivas según Olivares, J. y Méndez, F. X. (1998b):
- Tiempo fuera, esta consiste en retirar al niño (a) del lugar o separa del grupo durante un tiempo breve (5 a 10 minutos). El adulto, cuando procede a separar al niño, debe procurar hacerlo sin violencia verbal o física y diciéndole que en cuanto corrija su actuación volverá a la situación de inicio. Esta estrategia debe utilizarse con prudencia en función de la edad del niño y el tipo de conducta.
- La relajación: esta consiste en realizar ejercicios de relajación con fondo musical.
- Habilidades Sociales: esta estrategia es una de las más utilizadas. Su principal objetivo es enseñar al niño conductas más eficaces que puedan ser empleadas en distintas situaciones sociales. Habilidades como conversar, relacionarse con sus iguales, expresar sus ideas, sentimientos e incluso sus quejas, puede hacerse sin utilizar la agresividad o la coerción.
Referencia bibliográfica
- Calvillo, M y Fernández, A. (2003).Tratamiento del comportamiento perturbador de niños preescolares basado en su análisis funcional. Psicología Conductual. Vol. 11, nº 1, 115-133.
- Cerezo, F. (2002). Conductas agresivas en la edad escolar. Madrid: Pirámide.
- Díaz, M. I. Díaz-Sibaja, M. A. (2005). Problemas cotidianos del comportamiento infantil. En Comeche, Mª.I. y Vallejo-Pareja, M. A.: Manual de terapia de conducta en la infancia. (pp. 419-463) Madrid: Dykinson.
- Olivares, J. y Méndez, F. X. (1998b). Técnicas de modificación de conducta. Madrid: Biblioteca Nueva.
- Revista digital de la Asociación convives N° 2, Madrid Julio 2012.