Referentes
- Maltrato Laboral
- Catarsis reactiva
- Comunicación terapéutica
- Manejo de conflictos
- Responsabilidad Social
- Gobierno Corporativo
Diciembre de 2003: Un ciudadano japonés decide tomar por varias horas como rehén a su jefe en la oficina de un concurrido edificio empresarial de Tokio. El sujeto una vez esgrimió como causa de su acción los salarios atrasados y los frecuentes engaños a los que fue víctima por parte de la organización, decide auto inmolarse causando la muerte de si mismo y la de su superior.
Enero de 2004: Un administrador de una finca en el municipio de Cota – Colombia. Decide acabar con la vida de su jefe propinándole una ronda de disparos y posteriormente suministrándole una letal dosis de machetazos. El sujeto esperó en el lugar del crimen a ser detenido por la policía a cuya llegada esgrimió los malos tratos del superior como razón del suceso.
Estos son apenas dos casos de los que ve la opinión pública mundial a diario en los medios de información y en donde las tensiones acumuladas llevan a las personas a realizar actos violentos en las organizaciones bien sea hacia sí mismos o hacia otros.
En lo que transcurrió del 2005, los noticieros internacionales se colmaron de autoinmolaciones, ataques suicidas, tomas de rehenes y otras muestras de la neurosis del terrorismo.
Y es que mientras una parte del mundo califica para un alto nivel de vida y la riqueza se centra en unas pocas manos o países, el resto del mundo ve con angustia como crecen sus niveles de pobreza y pauperización.
Esta desigualdad genera tensiones que dificultan la labor del mundo corporativo al crear economías inestables y de bajos niveles de consumo .
Pensamiento reactivo, temor y catarsis
El estrés del mundo contemporáneo ha generado ciertas tendencias psicológicas urbanas desencadenadas bien sea por las presiones del libre mercado o por el marcado crecimiento de la pobreza.
Vemos al ciudadano de hoy sometido a paradigmas darwinistas en donde se ve sometido a la ley del más fuerte. En este marco de referencia el ser humano recurre a sus más recónditos instintos de supervivencia y opta por opciones desesperadas.
Sin embargo, este tipo de tendencia al parecer está respondiendo a lo que podríamos llamar “Pensamiento reactivo” en donde la persona deduce su realidad a manera de reacción frente a la misma y no de una forma dispuesta y preparada.
Al parecer este pensamiento reactivo se encuentra en lo más profundo del cerebro en lo que denominamos “cerebro reptiliano” el cual guarda nuestros instintos más animales, las reacciones poco racionales. Allí está por ejemplo nuestro instinto de supervivencia.
Algunas de las características de este pensamiento reactivo son:
- Tendencia a no encontrar salida y a verse sin opciones.
- Sentirse vulnerado y a la defensiva.
- Busca establecer justicia desde su punto de vista.
- Solo hay una verdad y él la posee.
- La persona siente que si no actúa de forma violenta no será escuchada.
- Ve la culpa y el castigo como las únicas formas de establecer equilibrio.
Catarsis Reactiva:
Literalmente la palabra catarsis significa “limpiar”, viene del griego “catharsis” que significa purificación de las pasiones del ánimo, su definición general señala que es una “descarga de ideas, pensamientos y material reprimido del inconsciente, acompañado de una respuesta emocional afectiva y alivio”.
En psicología se le considera una forma para liberar tensiones y expresar emociones bien sea de forma reactiva, (instintiva y generalmente agresiva) o proactiva, cuando expresamos tensiones creativas que nos permiten nuestro desarrollo y realización personal.
El término se retomó en 1895 gracias a los trabajos de Freud y Brauer, quienes lo utilizaron para referirse a la liberación terapéutica de las emociones que causaban temor o ansiedad.
Para Fernández Collado[1] catarsis “es un proceso liberador de tensiones emocionales perturbadoras, mediante la expresión verbal o manifestación de los sentimientos en actitudes”.
Está relacionado con traer al conciente emociones reprimidas, perturbaciones y sucesos conflictivos. Así el proceso de la catarsis puede presentarse de dos formas, una en donde las tensiones se convierten en presión y otra donde las tensiones se liberan a través del lenguaje (verbalización), diluyendo, gracias al proceso de expresión, la tensión generada a nivel emocional. Es decir:
1.) Incertidumbre ® ansiedad/temor ® catarsis o, incertidumbre,
2.) ansiedad/temor ® liberación mediante comunicación y lenguaje.
Las muestras emocionales asociadas a la catarsis son generalmente el llanto, los temblores y la sensación de no saber qué decisión tomar. Este tipo de emociones pueden verse asociadas a la sensación de logro (catarsis proactiva) como ganar el Oscar de la academia, o una medalla deportiva o un premio económico representativo, así como cuando nos sentimos acorralados y generamos agresiones hacia nosotros mismos o hacia quienes nos rodean. (Catarsis Reactiva).
Ambientes y situaciones que generan catarsis reactiva:
Entre otras situaciones que pueden generar actitudes reactivas se presentan:
- Personas expuestas a trabajos pesados.
- Presiones económicas.
- Presiones que afecten su integridad.
- Largas jornadas de trabajo o cansancio excesivo.
- Frustraciones.
- Sensaciones relacionadas con un fuerte dolor.
Incertidumbre, comunicación y cambio
En el caso de la incertidumbre, la carencia de información puede generar sensaciones de amenaza y desatar acciones defensivas en forma de catarsis en donde la persona pretende retomar el control de su entorno y su seguridad.
De acuerdo con la autora Meryle Gellman en su documento “El cociente de confianza”[2], “la inseguridad crea sentimientos de ansiedad, ineptitud, celos, envidia, incertidumbre y temor, corroe nuestro amor propio y nos impide alcanzar nuestras metas, dejándonos deprimidos e insatisfechos”.
A nivel de comunicación interna el malestar puede presentarse por dos fenómenos de incomunicación:
1. Que la persona no cuente con espacios para comunicarse, o no le permitan comunicarse: En este caso la persona se siente Oprimida.
2. Que la persona no sea tenida en cuenta como sujeto receptor de mensajes, que no se le permita expresarse, o que nuestra expresión no sea tenida en cuenta. En este caso la persona se siente Excluida.
En todo ser humano está la necesidad latente de ser escuchado como signo de su existencia. Es una necesidad de comunicar, como reflejo de la necesidad de hacer parte del mundo, de verificar que existe y ocupa un espacio en el universo social en el que se desenvuelve.
Se trata de cierta necesidad de saber que existimos al sabernos o sentirnos percibidos por otros. Es una necesidad innata de expresarse, donde las ideas producen energía y esa energía se libera a través de la comunicación y la acción. Cuando esa energía no puede ser liberada presiona y tensiona la persona.
El hombre se siente limitado gravemente cuando se dificulta su comunicación, cuando no puede expresarse para relacionarse positivamente con su entorno.
De un lado, cabe recordar que el estar privado de información genera catarsis dado que despierta nuestro instinto de supervivencia al evocar el temor a lo desconocido y evocar sentimientos de amenaza y riesgo.
De otro, la mentira y la deshonestidad como otras formas de privar a la persona de información verdadera, también son asumidas como faltas al respeto, quien las percibe (Como lo señala el documento Comunicación, un punto de vista organizacional[3]) las toma como un insulto a su inteligencia y una violación de su confianza.
La pérdida de información es tomada como una actitud excluyente frente a la cual los excluidos asumen una actitud de rechazo y asumen la posición de marginados. Este resentimiento tarde o temprano se hará notorio y visible mediante expresiones internas que lo reflejan bien sea demostrando inconformidad o exigiendo acciones respetuosas de forma verbal o en casos más delicados mediante acciones físicas de fuerza.
¿Qué hace y para qué sirve el rfi?
El Reactive Factor Index o Índice de Factor Reactivo no es otra cosa que una medición de clima organizacional que nos permite establecer qué tan reactivo es un ambiente y qué tan dispuestas están las personas vinculadas a una organización a generar un proceso de conflicto bien sea a nivel grupal o a nivel individual.
Ésta medición de las actitudes reactivas le permite a la organización conocer o prever las reacciones de los públicos con los cuáles interactúa (La comunidad, los trabajadores, la sociedad, etc) y le sirve como indicador de buen gobierno al poder establecer en qué momento o por qué razón sus acciones generan una inconformidad y qué tan peligrosa puede ser esa inconformidad para la organización.
Bibliografía
Schvarstein, Leonardo. La inteligencia social de las organizaciones. Paidos.
Shwartz, Peter. Cuando las buenas compañías se portan mal. Granica.
[1] La comunicación en las organizaciones. Fernández Collado Carlos. Trillas. México DF. 1991.
[2] El cociente de confianza. Gellman Meryle. Grijalbo. Madrid. 1992
[3] La Comunicación, un punto de vista organizacional. Ramos, Carlos. Trillas. 1991.