Capital humano en la construcción del socialismo en Cuba

La situación de Cuba prerrevolucionaria refleja las contradicciones de una economía deformada estructuralmente donde uno de los componentes esenciales de la misma era un ejército de desempleados, la mayoría analfabetos, con un bajo nivel salarial.

1. El Capital Humano en Cuba antes de 1959

Los efectos sociales del subdesarrollo tienen una manifestación particularmente aguda en los bajos niveles educacionales y culturales de la población. Los índices educativos en Cuba existentes antes de la Revolución, reflejan la crítica situación antes de la Revolución, reflejaban la crítica situación en los niveles de analfabetismo.

De 1956 a 1957, el 43% de la población era analfabeta y el 44% de la misma nunca había asistido a la escuela. Como consecuencia de la política educativa aplicada en el modelo neocolonial cubano, en 1958 existían más de un millón de analfabetos; más de un millón y medio de semianalfabetos; la población mayor de 15 años tenía un nivel educativo promedio inferior a tres grados; existían 6 00 000 niños sin escuelas y 10 000 maestros sin trabajos. A ello se añadía la baja calidad de la docencia y la escasez de graduados en al enseñanza técnica y superior.

En la salud, un mercado farmacéutico ajeno a las verdaderas necesidades de la salud de la población (Rodríguez, J.L y Carriazo, G. 1990).

Existían 500 empresas y firmas farmacéuticas, cuyos ingresos brutos por ventas alcanzaban la cifra aproximada de 20 millones de pesos anuales, lo cual representaba alrededor de un 1% del ingreso nacional en 1958.

El 70% del mercado de medicamentos estaba controlado por empresas extranjeras, donde proliferaban la producción de fórmulas de dudosa calidad ; en el país circulaban unos 40 000 productos, que, en no pocas ocasiones, eran recetadas por médicos con el solo fin de recibir comisiones.

Todo este subdesarrollo sólo podía superarse si se producían cambios estructurales necesarios que garantizasen la eliminación de obstáculos que tales relaciones suponían que implicase la solución inmediata de problemas económicos y sociales.

Con estas premisas expuestas anteriormente, el desarrollo puede conceptuarse con un proceso dinámico de crecimiento balanceado y autosostenible de la economía, que asegure las transformaciones de una estructura económica y social, capaces de garantizar la satisfacción creciente y estable de las necesidades materiales y espirituales de la colectividad humana en cuestión.
Se hacía necesario una redistribución inmediata de los ingresos a favor de las clases trabajadoras, la eliminación del desempleo y la elaboración del nivel de vida del pueblo.

2. Los Recursos Humanos como Política Social Cubana

Si en una Economía Socialista, la planificación y preservación de los Recursos Humanos es esencialmente integradora para anticipar desequilibrios y prever necesidades presentes y futuras de fuerza de trabajo.

Conectar la planificación de los recursos humanos, en especial de aquellos con la adecuada preparación técnica, con los programas de desarrollo ha sido siempre una insistencia y una orientación de Fidel Castro en búsqueda de una mayor eficiencia.

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Muy atrás quedaron los días cuando los recursos humano constituían un limitante para lograr dichos objetivos, como consecuencia de su baja calificación técnica, el cumplimiento del sagrado deber de destinar cuantiosos recursos humanos a la defensa de la Cuba, y también por el desconocimiento de la importancia del factor humano en la construcción socialista, que motivaron no pocos errores en su protección y empleo nacional.

En un proceso revolucionario hay cosas que dependen del factor humano pero hay otras que dependen de realidades objetivas, dependen enteramente de la voluntad, pero que están grandemente condicionadas por los recursos de un país, no por sus recursos humanos, sino por sus recursos materiales.

La Política Social cubana en los años noventa, se ha visto sometida a los mayores retos y se ha ido adecuando a las nuevas condiciones económicas y sociales, no sólo para conversar los resultados satisfactorios anteriores sino con objetivos de aumentar la calidad de la atención a la población y crear condiciones que, en perspectiva, contribuyan al desarrollo del país. Por eso se ha apostado a que el crecimiento del capital humano y de la solidaridad permitirá obtener el crecimiento económico requerido.

Gestionar el conocimiento para la organización productiva de la nueva economía significa identificarlo cuando se genera, captarlo o fijarlo en patentes o en normas de los productos y procesos, evaluarlo, ponerlo a circular y transmitirlo de manera organizada en acciones de capacitación.

En la prédica de José Martí hay una alta valorización de la ciencia para la construcción de la sociedad que él vislumbraba y diseñaba. “La ciencia debe regirse como la religión de la nueva época» escribía; y a María Mantilla le comentó en una carta esta expresión de síntesis de la ciencia y la cultura: “[…] donde yo encuentro poesía mayor, es en los libros de ciencia». Pero a partir de esta valorización, el ideario martiano sobre la ciencia es una clara señal de alerta a nuestros pueblos, de advertencia, aquí también, de los peligros que veía: el de no saber asimilar la ciencia universal, el de no vincular la ciencia con la práctica social, el de convertirla en una función de élites. Igualmente intuía el error de reducir la noción de creatividad científica a la rigurosa aplicación del «método», en detrimento de su componente de imaginación creativa, culturalmente condicionado y nos decía que: “[…] toda ciencia empieza en la imaginación y no hay sabio sin el arte de imaginar, que es el de adivinar y componer […]», y que “[…] la imaginación es como una iluminadora, que va delante del juicio, avivándole, para que vea lo que investiga […]».( Vitier, C. 1997).

En lo planteado por José Martí anteriormente, la autora valora que en sus palabras hay una profunda reflexión de lo que para él iba a ser el desarrollo de la economía un siglo después. Como la Ciencia y en su aplicación estaban los secretos de una era de triunfos. Se aprecia en su escrito como a través de lo que cada ser humano lleva dentro “ la imaginación” cuanto se puede hacer y lograr cuando todos los recursos humanos y materiales de la sociedad de ponen al servicio del pueblo, como en Cuba que es un campo donde la producción de riquezas a través del conocimiento logra romper el infinito.

Otros pensadores cubanos que dejaron marcadas huellas en la sociedad cubana como es el caso del Che que dijo:” El hombre nuevo, predica, encarnación y su propia sangre derramada, concebido, no como individualidad, sino como fuerza social, es el capital humano”( Sinclair, A s/f).

Aquí el Che concebía que el hombre nuevo, el de estos tiempos cuando le aporta algo valioso a la sociedad, no como individuo solo, sino, integrado a la fuerza social, ya en sí, es un capital humano, con su dedicación y entrega

De todas las audaces ideas de Fidel que significan un aporte a nuestra teoría liberada y a la consecuente práctica, una de las más trascendentes es, sin duda, otorgar máxima significación al capital humano en la lucha por preservar la independencia y el socialismo, ganar tiempo en el desarrollo, establecer una economía basada ante todo en el conocimiento, fortalecer la democracia de masa y elevar la calidad de vida del pueblo, sobre la base de máximo patriotismo y máximo internacionalismo.

En Cuba, hoy por hoy, el desarrollo no está en sus recursos económicos, sino en el factor humano, está en el grado de capacitación técnica donde la preocupación de Fidel por la atención y el uso racional del factor humano ha sido una constante a lo largo de toda su acción revolucionaria.

3. Características del Capital Humano en Cuba en la Construcción del Socialismo

En la última década la política científica y tecnológica ha evolucionado hacia un enfoque orientado a la innovación y en algunas áreas a la creación de oportunidades estratégicas. La ciencia académica orientada a producir artículos y “papers” comparte su espacio con una ciencia más “industrial”, esencialmente volcada a la innovación. Los nexos universidad-empresa, la introducción de enfoques gerenciales en la práctica tecnocientífica, junto al crecimiento de las preocupaciones ambientales, van definiendo un nuevo horizonte para el conocimiento, la ciencia y la tecnología. Ese horizonte guarda relación con lo que Gibbons (1997) ha llamado “modo 2 de producción de conocimiento” o “nuevo modo de producción de conocimiento” (NMPC) cuyo rasgo definitorio es la producción de conocimiento en el contexto de su aplicación. El tránsito de un modo a otro obliga al cambio de racionalidades en los actores vinculados a ciencia y tecnología (científicos, ingenieros, administradores, políticos, maestros, empresarios…). Una educación científica e ingenieril que prescinda de un enfoque social difícilmente pueda preparar al profesional para los desafíos que el NMPC plantea.

El problema del conocimiento, la ciencia, la tecnología, las funciones sociales que cumplen, las condicionantes de sus desarrollo, los impactos que generan, las responsabilidades sociales y éticas implicadas en la conducta científica, los valores e intereses que dan sentido a las trayectorias tecnocientíficas, casi siempre vinculadas a problemas nacionales o regionales, son discutidas en esos ensayos, breves pero casi siempre sustantivos ( Núñez, J , Pérez I, Váldes P. 2004).

Para los países subdesarrollados la desigualdad es la base de partida respecto a los países Industrializados, no solo se refleja en las ventajas competitivas, sino también en las ventajas comparativas, dinámicas entre otros aspectos en la base industrial, infraestructura, continuidad de los procesos de aprendizaje, incorporación de intangibles, capacidades científico, tecnológicas endógenas, potencial humano desplegado listo para la incorporación de la innovación y de la transferencia tecnológica y base sustentable de acumulación para la industrialización y el cambio tecnológico. En la economía del conocimiento la cooperación es más eficiente que la competencia. La velocidad a la que se generan nuevos conocimientos en los sectores de alta tecnología, sobrepasa la velocidad a la cual pueden explorarse las consecuencias de cada pieza nueva del conocimiento (o de cada tecnología) en campos e instituciones diferentes a aquellos de las que surgió.

En las condiciones del socialismo, por el contrario una alta intensidad de circulación y recombinación de conocimiento es posible. Organizarla y estimularla son tareas concretas para quiénes dirigen la actividad científico- técnica.

Hay que prever que a medida que el conocimiento en determinados sectores de la economía se transforman en un componente directo de la cadena de valor, habrá cada vez más transacciones comerciales sobre el conocimiento mismo, y habrá que ir construyendo una teoría del valor adecuada a esta nueva situación.( Lage , Dávila, A 2005 ).

Ahora bien, la necesidad de priorizar capacidades tecnológicas para el desarrollo endógeno y obtener éxito en la competencia internacional en países que construyen el socialismo en condiciones de subdesarrollo tropieza con importantes obstáculos. Por un lado; el inicio y despegue de este proceso asociado a un determinado nivel de financiamiento que no comprometa la formación y desarrollo de estas capacidades a intereses que no son nacionales y que al mismo tiempo permita fomentar la infraestructura necesaria de la producción tecnológica y por otro; la creación de capacidades científicotecnológicas, que proyecte una modificación acorde a las exigencias de los cambios que emanan de la actual revolución tecnológica y la penetración del mercado internacional en condiciones de elevados niveles de monopolización por las transnacionales. La fortaleza institucional del estado en la construcción socialista constituye un componente decisivo para la creación de capacidades científicos tecnológicas en el contexto nacional y su articulación orgánica con el sistema empresarial y la creación de ventajas competitivas socialmente construidas para lograr con éxito la inserción internacional. Las empresas, su sistema abierto y su carácter pertinente, su autonomía es al mismo tiempo una condición para responder en las condiciones de la construcción del socialismo a las necesidades locales, territoriales y nacionales. El sistema empresarial se encuentra en una red de relaciones que responde a las demandas del mercado internacional y nacional y consecuentemente al sistema de necesidades de la sociedad, que no siempre se reflejan en demandas del mercado y reaccionan en correspondencia a las estrategias estatales dirigidas al bienestar de la población que supone el desarrollo del sector de los servicios y de la economía. La empresa se encuentra en constante interacción con el entorno en que se desenvuelve y se enfrenta a un conjunto de problemas que debe solucionar que no siempre está a su alcance. En estas condiciones el Estado juega un papel importante en la solución como nación sobre determinados problemas que tienen ocurrencia en el nivel macroeconómico. Al mismo tiempo, es en la empresa donde se desarrollan las producciones de alto contenido tecnológico y requiere para su realización una delimitación funcional con respecto a las responsabilidades que desempeña el estado, lo cual se traduce en determinados niveles de descentralización que le permita además estar responsabilizadas por los resultados de la producción.

Una imbricación eficiente entre la empresa y el estado por el incremento de la competitividad contribuye a reforzar el acelerado y dinámico aprendizaje en un contexto social y colectivo, que estimula al mismo tiempo la competencia y la calidad de las nuevas producciones, al fortalecer socialmente las destrezas individuales y organizacionales.

La empresa socialista está mejor dotada de condiciones para promover su competitividad en correspondencia con una cultura que privilegie un sistema de valores asociados a concebir la competencia en un contexto de equidad, que beneficia los intereses de la población, de sus colectivos de trabajadores en correspondencia con las expectativas individuales de cada trabajador que participa en el proceso de innovación. Estos valores están bajo la influencia de la política del gobierno, favoreciendo la equidad (Sánchez, Noda, R 2005).

La actividad científica y tecnológica en Cuba desde el 59 hasta el momento ha tenido un cúmulo en materia de científicos y especialistas, instituciones e información, entre otros elementos.

Fidel Castro en enero de 1960 planteó: “El futuro de nuestra patria tiene que ser, necesariamente, un futuro de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento”, y que él concibiera desde un comienzo a un principio fundamental para un verdadera política científica nacional: la unidad de progreso técnico con el progreso social (Castro Ruz F, 1963).

3.1 Sector de la Salud

La economía del conocimiento es un peligro para la gran mayoría de los países por la enorme concentración de capacidad en ciencia, tecnología e innovación de los países industrializados. Pero es también una oportunidad para aquellos que logren movilizar los recursos humanos, la capacidad institucional, la creatividad, la flexibilidad y motivación que semejante empeño reclama. Ese nuevo sector de la economía tiene notable impacto social interno en el país a través de su efecto en el sistema de salud y abre posibilidades a la reinserción de Cuba en la economía globalizada.

Cuba es un país cuyo desarrollo científico, medido según los indicadores internacionales, la sitúa en una posición favorable dentro de los países de América Latina y el Caribe (ALC).En algunas áreas, como la Biotecnología y la Industria Médico Farmacéutica, se inserta entre países que son reconocidas potencias científicas.

Cuba se destaca favorablemente en algunos puntos. Según datos estadísticos de la Red Iberoamericana de Ciencia y Tecnología (RICYT 2004), por ejemplo, la inversión de Cuba en innovación y desarrollo como fracción del producto interno bruto es superior a la media latinoamericana (0,65%). El número de investigadores equivalentes a jornada completa por mil personas económicamente activas (1,27) es de los más altos de la región y el número de doctores (PhD) es de 6965. El país cuenta con una base institucional amplia de unas 218 entidades de ciencia y técnica, más del 80% en ciencias naturales, técnicas, biomédicas y agropecuarias.

Por ejemplo, el Informe Mundial de la Ciencia (UNESCO, 1998) reconoce el salto dado por Cuba en unas pocas décadas, destaca la organización de la ciencia que Cuba exhibe y se refiere a sus notables avances en Biotecnología e Industria Farmacéutica, entre otras áreas de importancia (Álvarez, E y Máttar, J .2004).

La capacidad técnica y la fortaleza institucional disponible permite la participación eficiente en redes internacionales y el aprovechamiento de la cooperación internacional (Norte – Sur y Sur – Sur) según criterios endógenos y de cara a los problemas más relevantes del desarrollo. La cooperación puede ilustrarse con el caso de la compañía chino-cubana Biotech Pharmaceutical creada en el año 2000 por el Centro Internacional de Ciencias de China y el Centro de Inmunología Molecular de Cuba, dedicado a la investigación, producción y venta de anticuerpos monoclonales usados para diagnosticar y curar el cáncer. Un producto estrella, logrado por Cuba, es el anticuerpo humanizado h-R3. La empresa cuenta con el mayor sistema de cultivo a escala industrial de células de mamíferos con capacidad de producción anual de 6-8 Kg. de anticuerpos monoclonales, capaces de satisfacer las necesidades de 10 mil pacientes.

Está implementado, y viene transformándose, un sistema de protección de la propiedad intelectual a través del cual el país puede aspirar a una justa recompensa por sus inversiones en ciencia y tecnología. Actualmente las instituciones biotecnológicas cubanas son propietarias de 700 patentes. Cuatro de estas patentes han sido galardonadas con las medallas de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.

Entre sus diversos impactos, el conocimiento, la ciencia y la tecnología en Cuba están participando de las transformaciones económicas. Ya mencionamos su papel en el aprendizaje tecnológico en las organizaciones. Ello permite avanzar en el proceso de sustitución de importaciones previsto en la estrategia socioeconómica. Hay que sumar a esto una modesta pero creciente participación en la generación de exportaciones a través de productos de alto valor agregado, muchas veces nacidos en los laboratorios de investigación. En el 2003 se produjo un incremento del 30% de las exportaciones de productos biotecnológicos y farmacéuticos y otros en los que la actividad científica y tecnológica tiene un papel significativo. Varias vacunas (por ejemplo contra la meningitis tipos B y C, la destinada a combatir la hepatitis B) son transferidas tecnológicamente a naciones del Tercer Mundo que no podrían pagarlas a las transnacionales. Cuba trabaja en vacunas contra el cólera y otras enfermedades consideradas por los monopolios farmacéuticos de escaso valor comercial pero que son fundamentales para el perfil epidemiológico del Tercer Mundo. La tecnología del sistema ultramicroanalítico (SUMA) se exporta a más de 10 países y garantiza la vigilancia epidemiológica de numerosas poblaciones. Se estima que los productos biotecnológicos representan un potencial de cientos de millones de dólares de ingresos externos anuales. Los Centros de Biotecnología cubana han registrado ya 24 productos entre biofármacos y vacunas, 49 fármacos genéricos de avanzada, 5 productos para el tratamiento del SIDA, 15 nuevos equipos médicos y 24 sistemas diagnosticadores. Se trabaja hoy en 60 proyectos. Existen acuerdos de transferencia de tecnología o negociaciones en curso con 14 países (India, China, Brasil, Egipto, Malasia, Irán, Rusia, Sudáfrica, Túnez, Argelia, Gran Bretaña, Bélgica, Venezuela, México) y están abiertas negociaciones comerciales con 10 países (Malasia, Holanda, España, Brasil, Venezuela, Viet Nam, México, Ucrania, Alemania y Estados Unidos). A través de la transferencia de tecnología Sur-Sur, Cuba ha ayudado a países como China, Malasia, India e Irán a crear sus propias fabricas de medicamentos.

Hoy el país es el mayor exportador de medicinas de América Latina y más de 50 países adquieren sus productos (Starr,2004). Por ejemplo, el convenio de intercambio comercial firmado en agosto del 2004 entre Cuba y Argentina por 200 millones de dólares incluye la compra a Cuba de vacunas (meningitis, hepatitis, tétanos, difteria, fiebre tifoidea, etc.), medicamentos genéricos y equipamientos médicos.

En el contexto de la iniciativa de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) promovida por los gobiernos de Venezuela y Cuba, la oferta de servicios científico-técnicos que ofrece Cuba ha cobrado mayor importancia e impacto. Entre esos servicios está la cooperación médica en el exterior, los servicios asociados a la introducción de un sistema de salud pública en Venezuela (instalación y manejo de equipos de alta tecnología, etc) y la realización masiva de operaciones para restituir la capacidad visual de las personas, denominada “Operación Milagro” que ya beneficia a más de 210 mil pacientes de 25 países de América Latina y el Caribe desde su inicio (Morejón R. 2006). Por esta vía la capacidad científica y tecnológica creada por Cuba en el área de la salud durante décadas, amplia sus beneficios a otros pueblos y aumenta las posibilidades económicas de Cuba.

La Cooperación de Cuba con los demás pueblos en materias de recursos humanos califica como muna de las páginas más extraordinarias en la historia de la humanidad. No existe rincón en el planeta al que no haya llegado el apoyo oportuno, los conocimientos necesarios, la medicina precisa, el aliento solidario, el sudor o la sangre generosa del pueblo cubano.

Cuba ha puesto a disposición de los países del Grupo de los 77 sus experiencias en la práctica de la cooperación, 25 mil médicos han cumplido misión y más de 1200 médicos y especialistas de la salud lo hacen de forma gratuita en Centroamérica, Haití y el norte de África subsahariana.

Es el país de América Latina y el Caribe de mayor progreso relacionado con gastos en actividades de ciencia y tecnologías, y de desarrollo de personal científico.

Según datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la cantidad de investigadores científicos por diez mil habitantes llega a Cuba a 548, cifra superior al promedio de los países en desarrollo.

Fidel planteó en la clausura del IX Foro de Ciencia y Técnica: “hay que cuidar el futuro de las investigaciones; hay que cuidar sobre todo los recursos humanos que se han desarrollado para las investigaciones. Se han dado casos en que un sentido humano puede indicar el deber de entregar a la humanidad un conocimiento científico. Un ejemplo reciente es el de la retinosis pigmentaria en que se organizó una reunión internacional para divulgar la tecnología”.

El desarrollo de la industria biotecnológica cubana ha permitido la constitución de un nuevo sector de la economía que puede denominarse de “economía del conocimiento” que depende, sobre todo, de la capacidad de generar conocimientos, de agregarle valor y comercializarlo.

Un grupo de prestigiosos científicos de Canadá dijo en un estudio reciente que Cuba y Brazil son dos ejemplos destacados del creciente éxito de las industrias biotecnológicas en países en desarrollo. El estudio destacó el caso de Cuba, país al que considera como un pequeño mercado doméstico pero que se vio forzado a desarrollar sus propias soluciones sanitarias después del colapso de la Unión Soviética. El resultado fue la creación de una boyante industria biotecnológica que generó programas capaces de producir la primera y única vacuna existente hoy en día contra tipo de meningitis que provocó decenas de muertes a mediados de los años 1980. Cuba desarrolló la primera vacuna humana a partir de antígeno sintético para proteger contra un tipo de infección que a menudo provoca neumonía y meningitis en niños menores de cinco años de edad. Agregó que Cuba exporta productos biotecnológicos a más de 50 países de todo el mundo, desde América Latina hasta Europa Oriental y Asia. (Boletín de CUBARTE , 24 de diciembre del 2004).

Cuba país subdesarrollado que construye el socialismo en condiciones de subdesarrollo y además bloqueado, creó el frente biológico en 1981. Dicho frente en correspondencia con el desarrollo de la biotecnología en el mundo, puede decirse que fue creado en una época muy temprana bajo la conducción muy directa de Fidel con características nacionales propias que no son compatibles con las inversiones y desarrollo de la biotecnología en otros países del mundo. Vista en comparación con otras experiencias de inversión en biotecnología y parques tecnológicos, la experiencia cubana se ha desarrollado con escasos recursos, industrialmente subdesarrollada33 con una inversión del estado, defendiendo la propiedad socialista sin acudir a la inversión extrajera. Este proceso ha ocurrido simultáneamente con la desaparición del campo socialista que precipitó al país en una crisis económica, al perder de forma abrupta sus exportaciones y un 75% de suministro del combustible que redujo el producto interno bruto en más de un 33%.

Esta experiencia se ha gestado y desarrollado sobre la base de una concepción en la que ha predominado conjuntamente con el crecimiento de los niveles de productividad, la formación de valores nacionales y con alto componente de justicia social, en la cual el acceso gratuito a la educación y la formación de profesionales competentes y con elevado compromiso social han sido el garante del éxito de esta empresa. La experiencia de la biotecnología cubana ha sido exitosa a partir de cualquier indicador que se quiera utilizar para su medición. Entre ellos se pueden mencionar: generación de productos ( biofármacos y vacunas ), impacto en la salud pública, patentes, exportaciones flujos de cajas, costo por peso, retorno de la inversión etc. El sector continúa en expansión y de hecho se prevé una inflexión hacia rendimientos económicos aun superiores a partir del 2005. La biotecnología cubana continúa creciendo y comenzó a exportar. Cuba tiene actualmente 115 importantes centros de investigación y más de 100 áreas de investigación desarrollo en empresas y otras entidades.

Cuba tiene más de 70 000 médicos, de ellos unos 60 000 son especialistas y alrededor de 25 000 cumplen misión internacionalista en América Latina África y Asia para prevenir, curar y salvar vidas en cualquier circunstancia.

La gran capacidad creada por Cuba en el campo de la industria medico farmacéutica le permite contar con un Programa Nacional de Vacunación que protege a todos los niños, gratuitamente, contra 13 frecuentes enfermedades infantiles.

Numerosos proyectos están hoy en marcha como las vacunas contra el cólera, la tuberculosis, una vacuna terapéutica cubana de factor de crecimiento epidérmico contra el cáncer de pulmón, diversas vacunas contra el cáncer, entre otras.( Núñez, Jover, J , 2006).

3.2 Sector de Educación

En el caso de Cuba, por el desarrollo de una política social dirigida a privilegiar el sistema de educación ha determinado la existencia de una elevada cifra de profesionales y las amplias posibilidades que se han creado con esta nueva etapa del proceso de Universalización de la Universidad augura un incremento acelerado de graduados universitarios en corto tiempo. Todo este potencial humano de alto nivel de calificación debe seguir poniéndose en función de continuar modificando la estructura productiva y de servicios, para que se refleje en un cambio más evidente en las exportaciones de mayor valor agregado, con elevada densidad del conocimiento en la inserción internacional.

A mediado de los 60 la investigación en las universidades, principalmente en la Universidad de La Habana, se definió la promoción y el desarrollo de la investigación científica. Ya para el 69 se contaban con 44 centros de educación superior con un importante desarrollo científico y tecnológico visto por regiones.

Cuba cuenta con:

1. Educación terciaria de bastante buen nivel incluidas las ciencias y las ingenierías, así como avances en los niveles educativos precedentes que garantizan la promoción del talento que el avance de la ciencia necesita. El país viene colocando un énfasis especial en las ciencias informáticas. Además de Facultades de ese perfil en varias Universidades, se abrió una Universidad centrada en el mismo, que nace integrada a un parque tecnológico y por ello enlazando los objetivos de formación, investigación y producción.

2. La formación de pregrado-o grado como se llama en varios países- se continúa con un sistema nacional de postgrado capaz de formar investigadores, ofrecer educación permanente a sus graduados y de formar unos 400 doctores y 2000 maestros en ciencias y especialistas por año. Ese sistema de postgrado se consolidó en los años noventa, en el contexto de la crisis económica más reciente, denominada Período Especial.

3. Esos procesos de formación descansan en una red de universidades que abarcan todo el territorio nacional, garantizando un acceso aproximadamente del 50% a la población entre 18 y 25 años a los estudios universitarios. El profesorado a dedicación completa tiene participación en actividades científicas orientadas a problemas de importancia local, regional, sectorial y nacional y ofrecen información y asesoría en tópicos relevantes de economía, salud, educación, agricultura, sociedad, medio ambiente, entre otros. La investigación es parte de los currículos de formación de los estudiantes, muchos de ellos incorporados a los grupos de investigación. Desde la reforma Universitaria de 1962 la investigación se convirtió en uno de los objetivos básicos de las universidades. Hoy las universidades cubanas tienen más de 100 centros de investigación y de estudios, algunos de calidad y magnitud considerable. Los Centros han creado posibilidades de investigación interdisciplinaria de buen nivel e impacto.

Desde la década de los noventas las universidades han ido creando estructuras de interfase para facilitar la innovación técnica y social, procurando así participar más activamente del Sistema Nacional de Innovación. Algunas de ellas avanzan hacia la creación de parques tecnológicos.

4. Las agendas de investigación en Cuba se construyen a partir de las necesidades de nuestro desarrollo social. Puede decirse que el país cuenta con la capacidad técnica básica para lidiar con los problemas más acuciantes del desarrollo (educación, salud, producción de alimentos, medio ambiente, entre otros). Los programas científicos nacionales, ramales y territoriales cubren en alguna medida las necesidades del desarrollo.

5. La educación en general y la preparación técnica de los trabajadores permiten una razonable capacidad de aprendizaje tecnológico de nuestras empresas. El acceso a la moderna tecnología es uno de los objetivos de la apertura regulada al capital extranjero que ha tenido lugar desde los años 90. La capacidad de aprendizaje tecnológico se expresa, por ejemplo, en la asimilación/creación en el área de las tecnologías de la información y las comunicaciones, la industria del níquel, la industria electro-energética, el turismo, entre otras.

De no existir capital humano en los que a educación se refiere, no podría soñarse con el desarrollo de proyectos en la actualidad, bastarían algunos ejemplos citados por (Castro, F.2007) para demostrar la trascendencia de este sector:

• El promedio de escolaridad de los trabajadores es de 11 grados, mientras que el 57,4% tiene vencida la enseñanza media superior o superior.

• Un millón 782 mil cubanas están incorporadas al trabajo, representando el 46% de la fuerza laboral y el 67,3% de la fuerza técnica; son mujeres el 71% de los fiscales, el 60% de los jueces profesionales, el 74% de los trabajadores sociales, el 61% de los profesores generales integrales y el 52% de los colaboradores de la salud cumpliendo misiones internacionalistas.

• Por cada 100 trabajadores hay 2,3 ingenieros y por cada 100 técnicos 10,6 ingenieros.

• Más de 8 000 profesionales son doctores en ciencias y 17 297 master.

• Hay más de 700 mil graduados universitarios y con la universalización de la enseñanza superior el país cuenta en este curso escolar con 600 mil estudiantes y 958 sedes universitarias, de las cuales 19 radican en establecimientos penitenciarios.

• Funcionan 600 clubes de computación; 40 mil alumnos se forman en los politécnicos como técnicos medios en computación y miles en la Universidad de Ciencias Informáticas.

• Más de 15 700 alumnos estudian en las 15 nuevas escuelas de instructores de arte, lo que representa una inestimable fuerza para la gestión cultural comunitaria y el desarrollo de una cultura general integral del pueblo cubano.

• Más de 200 personas por cada mil habitantes participan en el proceso de ciencia e innovación, lo que expresa que en Cuba esta actividad no se limita a los centros de investigación, las universidades y el sector empresarial.

El número de científicos e ingenieros en términos de población económicamente activa es de13,4 por cada mil habitantes. Un sistema que abarca a 62 Instituciones de educación superior, más de 700 000 graduados universitarios. El 50% de los jóvenes en edad universitaria, estudian en la Educación Superior y un cuarto de millones de profesionales recibe alguna forma de educación posgraduada. La asignación de recursos a los gastos en ciencia y técnica a partir de los años90 hasta la fecha muestra la prioridad que le ha otorgado el estado cubano a este importante rubro para el desarrollo de la economía, a pesar de los ajustes que se han tenido que realizar en otras esfera de la vida económica del país. Esta prioridad reflejó la necesidad de realizar cambios estructurales en la esfera productiva y de servicios del país que se inició antes de la crisis económica en especial con la creación del frente biológico y que está orientada como resultado de estos cambios a la modificación de la estructura de las exportaciones del país en base a una mayor incorporación del componente del conocimiento y de la innovación tecnológica.

La calidad del Capital Humano en Cuba: altos niveles de escolarización, proporción de científicos y técnicos por miles de habitantes y porcentajes de graduados de enseñanza terciaria y universitaria con relación a la población total. Así, los avances científicos del país y la disponibilidad de recursos laborales con alta calificación facilitan la asimilación eficiente de modernas tecnologías. En el informe sobre desarrollo humano del 2003 sitúa a Cuba en el lugar 52 en un total 175 países, con lo cual queda clasificada como de alto desarrollo humano

Índice Desarrollo Humano ———-Tasa Alfabetización de Adultos
Total Mundial —————————0,722 s.d
Países de Ingreso altos —————-0,927 s.d
Países de Ingresos medios ———– 0,744 86,6
Países de Ingresos bajos—————0,561 63,0
Países de la OCDE———————- 0,905 s.d
Países en desarrollo ——————–0,656 74,5
América Latina y el Caribe ——– 0,777 89,2
Europa Central y O y CEI ———–0,787 99,3
Cuba—————————————- 0,806 96,8
Suecia ————————————–0,941 s.d

Fuente: PNUD 2004 INDICE DE DESARROLLO HUMANO: 2001

Algunos estudios de la realidad cubana resaltan, por ejemplo, que el desarrollo del capital humano creará tensiones sociales, pues la demanda económica de universitarios muestra un dinamismo limitado pudiendo, incluso, estimularse las tendencias migratorias externas de los universitarios buscando mejores condiciones económicas. El gobierno, por su parte, apuesta a que la apertura de oportunidades que se brinda para la realización de estudios superiores compense desigualdades que pudieron haberse creado cuando la crisis de los años 90. Además sostiene la tesis de que mientras más elevada sea la escolaridad de la población, menor será la violencia social, la drogadicción y otros males, con lo que las relaciones sociales y la integración de las personas será superior el “Amar” y el “Ser”.

Cuba se proyecta hacia el futuro en materia de educación con cambios en los conceptos y con objetivos superiores. La meta principal del Estado es elevar los niveles de cultura de la sociedad cubana de forma permanente, como premisa para incrementar el desarrollo económico social.

Entre educación y desarrollo, el país ha puesto el énfasis en el capital humano, de manera que los ciudadanos estén mejor preparados para enfrentar cambios tecnológicos y la era de la informática, en un mundo contemporáneo competitivo, dinámico y globalizado. Por ello aún que las dificultades económicas actuales no permiten asimilar de forma eficiente y de manera inmediata toda la inversión educativa que se realiza, se apuesta a que en el mediano plazo la calificación brindada significará una fortaleza.

Según la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología de América Latina (Albornoz, 2001) Cuba es uno de los dos países del continente con mejor indicador de personas dedicadas a la investigación-desarrollo. Existen también numerosas experiencias de investigación, colaboración y participación pública que hacen del desarrollo tecnocientífico una actividad de un alcance social bastante amplio, donde una red de actores interviene en el desenvolvimiento de la empresa tecnocientífica.

La Autora opina tomando todo lo planteado anteriormente que incorporar a la economía el desarrollo social y las potencialidades de los individuos de manera racional, justa y productiva se puede llevar a un rendimiento óptimo de los recursos y el capital humano, como Fidel lo ha resumido con claridad: el capital humano puede más que el capital financiero.

En forma de resumen y para recordar siempre, que los análisis no se hacen como monumentos a contemplar, sino como herramientas a utilizar. En términos prácticos, ¿a dónde nos conducen estas reflexiones sobre los nexos entre la ciencia, la cultura y la economía? Ante todo a que tenemos que:

• Seguir profundizando en este tema para identificar y potenciar los elementos de la cultura cubana que pueden tener mayor impacto en la creatividad científica, la capacidad de innovación, la recombinación de conocimientos entre áreas diferentes, la circulación y penetración del conocimiento dentro de la sociedad y su transformación en aplicaciones; hacer explícito todo hallazgo en esta indagación.

• Seguir formando cuadros científicos. La ventaja competitiva está en la gente; en su calidad, pero también en su cantidad. Con los datos publicados de diferentes naciones puede construirse una línea casi recta de correlación entre el número de científicos por habitante y el Producto Interno Bruto. Cuba se separa de esta línea, al tener el producto interno bruto per cápita similar al de América Latina, pero una cifra de científicos e ingenieros cercana a la de Europa y cuatro veces superior a la de países de similar producto interno bruto. Esta «desviación» no es una que haya que rectificar, sino más bien que amplificar; siempre que sea económicamente sostenible. Las sociedades dirigidas por el mercado no pueden sostener este desacoplamiento entre el producto interno bruto actual y la inversión en recursos humanos para el futuro; la sociedad socialista cubana, sí puede.

• Prepararse para negociaciones económicas internacionales cada vez más basadas en activos intangibles –proyectos en curso, patentes, cuadros, contexto social, tecnologías, trabajo pretérito, etc.– La construcción de costos y precios.

• Sobre estos activos es muy compleja, aun desde su propia teoría; y también lo son las negociaciones que los involucran. Se tienen que formar más especialistas en los aspectos económicos y jurídicos de este tipo de negociación.

• Estimular, de forma activa y programada, la circulación del conocimiento dentro de la sociedad y la recombinación entre diferentes campos de la creación científica y cultural. El valor del conocimiento radica tanto en su volumen como en la intensidad de su circulación.

• Intensificar la formación ideológica y cultural de los científicos; y preparar cada vez mejor un hombre que no solo sabe lo que hace, sino porqué y para qué lo hace; y qué relaciones tiene su trabajo con la labor de muchos otros; que haga suya la herencia de ideas y valores que entrega nuestra historia; que comprenda su mundo, para ayudar mejor, a partir de este y a través de este, a todo el mundo.

• A muchas cosas más que no se hacen evidentes en una primera aproximación al tema, pero que surgirán sin duda de la discusión.

En las condiciones actuales el desarrollo científico tecnológico ha generado una aguda competencia en el plano internacional, que descansa en las ventajas competitivas. Estas ventajas han sido apropiadas y al mismo tiempo lideradas a escala planetaria por un selecto grupo de países capitalistas con una sólida infraestructura científica tecnológica, dominio de los mercados y elevada calificación de la fuerza de trabajo. Los países que construyen el socialismo en condiciones de subdesarrollo están bajo la influencia de este entorno en un mundo globalizado y tienen necesariamente que operar en el mercado internacional bajo estas reglas. Sin embargo, merece destacar que para los países socialistas como es el caso de Cuba, a diferencia de las políticas industriales y tecnológicas de los países capitalistas, cambia radicalmente la responsabilidad y funciones del estado y su significado en el desarrollo científico tecnológico, se modifican también las bases conceptuales en la que descansa la competitividad, incorporándose un sentido esencialmente social.

La creación y desarrollo de capacidades científicos tecnológicas endógenas en una nación se ha convertido en esta etapa de transición de paradigma, en un componente fundamental y determinante del dinamismo para mejorar cualitativamente la participación en los mercados internacionales. Estas capacidades comprenden la infraestructura científico tecnológico creado, la inversión en innovación y desarrollo, de centros de investigaciones científicas, las empresas productoras de tecnologías y las tecnologías mismas. Un componente decisivo es un personal de alta calificación que responda a los acelerados cambios tecnológicos con un elevado nivel de aprendizaje y desarrollo de habilidades en el uso de las tecnologías e incorporarse con éxito en las exigencias de la competitividad internacional.

Los procesos esenciales que subyacen todos estos fenómenos son dos:

En primer lugar está la integración de la investigación científica como parte de la “cadena de valor” de los procesos productivos lo que obliga a las empresas a la investigación científica y el desarrollo de tecnologías, como parte de su actividad cotidiana y de sus costos. Esta “conexión directa” de la ciencia con la producción es a su vez consecuencia de la reducción constante del tiempo que media entre las innovaciones y sus aplicaciones.

El segundo proceso esencial, derivado del anterior, es la necesidad de una mayor y creciente calificación, motivación y creatividad de los trabajadores, lo cual crea una segunda “conexión directa” en este caso entre la productividad, y los determinantes del capital humano, es decir, la educación, la cultura y la salud.

Estas conexiones realmente siempre han existido, vinculando de alguna forma el conocimiento y la productividad. Lo realmente nuevo a partir de finales del Siglo XX es la inmediatez con la que ocurren, y la ampliación de la influencia de la generación, circulación y utilización del conocimiento, en la productividad de los sistemas económicos.

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Cruz Suárez Yileivys. Capital humano en la construcción del socialismo en Cuba [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/capital-humano-en-la-construccion-del-socialismo-en-cuba/> [Citado el ].
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