Con base a la información del Banco Mundial (2017), Brasil es la octava economía del mundo. Se coloca por debajo de Reino Unido, India y Francia, con un PIB que asciende a los 2.05 billones de dólares. En América Latina, es el mercado emergente más importante; sólo para dimensionar, la economía brasileña representa un 40% del PIB total de la región.
El crecimiento de Brasil es innegable, el periodo de mayor auge se ha presentado durante la década comprendida entre los años 2003 a 2013, favorecido principalmente por el incremento internacional de la demanda de materias primas como: el petróleo y el carbón, así como por las reformas estructurales, las cuales le han permitido alcanzar una mayor estabilidad en sus variables macroeconómicas.
No obstante, fue en 2015 cuando Brasil experimentó la peor recesión de su historia. De acuerdo con cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI), la desaceleración económica en dicho año fue -3.8% (del PIB) con respecto al anterior y de -3.6% en 2016. Dicha crisis se originó principalmente por la caída de los precios de las materias primas, así como por la disminución en el consumo y la inversión extranjera.
Es a partir del año 2017 cuando la economía brasileña comienza a recuperarse, al ser impulsada por ajustes presupuestarios y condiciones económicas favorables, tales como: el crecimiento de la industria agrícola, principalmente en la producción y exportación de caña de azúcar y café; así como el repunte de la industria y los servicios. Adicionalmente, la disminución del índice de desempleo en el país, contribuyó a una mejora en el consumo doméstico. Por todo esto, la perspectiva de diversas instituciones y economistas para los próximos años es que el crecimiento de Brasil continúe alrededor del 1.4% promedio.
Por otra parte, han sido muchos los escándalos en los cuales se ha visto inmersa esta economía. Por mencionar algunos se encuentran: la operación “Autolavado”; el entorno de corrupción internacional que rodea a la compañía petrolera nacional (Petrobras); la condena de diferentes miembros del Partido de Trabajadores (PT) e incluso al ex presidente Lula da Silva; la destitución de la entonces presidenta Dilma Rousseff, reemplazada por Michel Temer; y recientemente los resultados de la elección presidencial, la cual favoreció al candidato ultraderechista del Partido Social Liberal, Jair Bolsonaro. No obstante, estas dificultades que Brasil ha experimentado son sólo un reflejo de su inestabilidad política, ya que en esencia, los fundamentos macroeconómicos que la rodean son bastante sólidos.
Lo importante es que dichos escándalos políticos no han logrado ensombrecer el panorama alentador que rodea a la economía brasileña y que la posiciona como el mercado emergente más importante de América Latina y trampolín para el desarrollo del comercio internacional.
Como se mencionó anteriormente Brasil es una economía fuerte y diversificada, su población y el mercado doméstico muestra un potencial sumamente atractivo para aquellas empresas que desean incursionar en el país, principalmente por sus tres sectores económicos:
El sector primario representa el 10% del PIB nacional, su abundancia en recursos naturales le ha permitido atraer a un gran número de empresas de las industrias agroalimentarias y carburantes, principalmente por su producción de caña de azúcar, café, naranjas y soja; así como de petróleo, gas natural y carbón. Su riqueza natural es tal que posee cerca del 22% de la superficie cultivable del planeta. También cuenta con una amplia extensión de bosques, los cuales cubren la mitad del territorio nacional, incluyendo la mayor selva tropical del mundo (Amazonas). Cabe señalar que en este ámbito, Brasil ocupa la cuarta posición en exportación mundial de madera.
Por su parte, el sector secundario, el cual representa un 20% aproximado del PIB, también resulta sumamente atractivo gracias a la vasta explotación de minerales, que la coloca como el segundo exportador de hierro y productor de aluminio. El país se ha vuelto cada vez más popular en los sectores: textil, siderúrgico, aeronáutico, automotriz, farmacéutico y químico.
Finalmente, el sector terciario, que representa más del 70% del PIB y emplea a las tres cuartas partes de la población activa, busca ante todo la diferenciación y el alto valor añadido de los servicios que ofrece; lo cual le ha permitido sobresalir en el ámbito de la banca, telecomunicaciones, infraestructura y el sector hospitalario.
Cabe señalar que hacer negocios en Brasil puede llegar a ser un trampolín para poder incursionar en otras economías de América Latina, como Chile o Argentina, razón por la cual resulta sumamente importante evidenciar los aspectos a considerar para hacer negocios en el país:
- Brasil es la principal economía de América Latina, para hacer negocios en el país, así como con cualquier otra economía, es fundamental conocer su idioma, idiosincrasia, cultura, infraestructura, etc.
- Las principales vías de entrada en el ámbito económico es a través de sus ciudades más importantes: Sao Paulo, Río de Janeiro y Salvador.
- Es fundamental radicar en el país, si bien se pueden llevar a cabo operaciones a distancia, no hay nada como vivir en la economía para conocer el mercado y entender la forma como opera el comercio local.
- Resulta importante apoyarse de un distribuidor o agente comercial local que conozca los requisitos que hay que cumplir para poder incursionar en el mercado y provea información sobre: las legislaciones, tarifas, aduanas, aranceles, etc.
- Es necesario participar en ferias internacionales que permitan dar a conocer los productos y/o servicios, así como forjar redes con socios comerciales estratégicos.
- Hay que tener paciencia, ya que la mayoría de los negocios extranjeros exitosos en el país se consolidaron a largo plazo (2 o 3 años).
- El producto o servicio a ofertar debe ser altamente competitivo, diferenciado y con una propuesta de valor para el consumidor brasileño. La calidad y el precio resultan también atributos sumamente importantes.
- La realidad al momento de hacer negocios en el país, en la mayoría de las veces, resulta compleja debido a la burocracia y a los obstáculos en el sistema jurídico que dificultan el acceso al país, también conocido como “Costo Brasil”, es decir, la suma de todas aquellas dificultades que un emprendedor puede llegar a tener (costos laborales, fiscales, legales, la burocracia como tal, etc.).
En términos generales, Brasil es un país de lleno de desafíos y oportunidades, el atractivo del mercado es innegable por su tamaño y oportunidades de crecimiento. Su potencial atrae a empresas de todo el mundo y a pesar de los dos años de recesión económica a los cuales se ha enfrentado, la economía ha podido recuperarse gracias a la solidez de sus variables macroeconómicas, a la diversificación de sus sectores productivos, a su capacidad de consumo, entre otros factores; tanto así que su perspectiva económica futura, incluso hasta el año 2022, es creciente y sumamente alentadora.
Bibliografía:
Banco Mundial (2017). Datos sobre las cuentas nacionales del Banco Mundial. World Bank Group. [Digital]. Recuperado de <https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.CD?year_high_desc=true>.
Portal Santander Trade. (2018). Brasil Política y Economía. Banco Santander. [Digital]. Recuperado de <https://es.portal.santandertrade.com/analizar-mercados/brasil/cifras-comercio-exterior>.
