Identidad en la adolescencia

La identidad, definida principalmente desde la Psicología, se comprende como aquel núcleo del cual se conforma el yo. Se trata de un núcleo fijo y coherente que junto a la razón le permiten al ser humano interactuar con otros individuos presentes en el medio.

La formación de la identidad es un proceso que comienza a configurarse a partir de ciertas condiciones propias de la persona, presentes desde el momento de su nacimiento, junto a ciertos hechos y experiencias básicas. A partir de lo anterior, la identidad se forma otorgándonos una imagen compleja sobre nosotros mismos, la que nos permite actuar en forma coherente según lo que pensamos.

Según algunos autores, la identidad se comporta como algo relativo, como un núcleo plástico capaz de modificarse a lo largo de la vida y el desarrollo, lo que permitiría al ser humano tener la capacidad de comportante de formas diferentes según el contexto en el que deba actuar.

Como es posible de intuir, el contexto sociocultural en el que el individuo se encuentra inserto es fundamental y decisivo en la formación de su identidad. Sin embargo, no se trata del único factor que la determina. La identidad humana se configura a partir de la interacción con el medio y el funcionamiento individual propio del sujeto, formándose entre ellos una tensión dinámica que guía la configuración de la identidad hacia una dirección determinada. Gracias a esto es posible que el ser humano sea capaz de notar, que más allá de lo que es, forma parte de un algo mayor fuera de sí mismo.

Como vemos, la formación de la identidad sólo se realiza en función de la interacción con el medio externo, ya que en una situación de aislamiento, las características individuales resultan absolutamente irrelevantes y transparentes. Es sólo en relación a la interacción con los otros significativos que las diferencias y características individuales adquieren valor y se comportan como un aporte para la interacción social.

La imagen que a lo largo de la vida se forma el hombre de su persona ha sido objeto de análisis en la investigación por parte de numerosos teóricos de la personalidad y la motivación. Este interés no es casual, sino que se fundamenta por la enorme importancia que tiene esta formación psicológica, en el proceso de regulación y autorregulación del comportamiento.

Entre los primeros estudiosos de este tema se encuentra William James, quien denominó “yo” a dicha formación, concibiendo su organización en distintos niveles jerárquicos; es decir, el “yo material”, el “yo social” y el “yo espiritual”. Este autor señaló el estrecho vínculo existente entre personalidad y autoconciencia, y asumió una posición esencialmente funcionalista. El papel del “yo” lo interpretó desde la perspectiva del proceso de adaptación del individuo al medio, obviando el análisis de sus características internas, propiamente psicológicas.

También la escuela psicoanalítica abordó este problema. Para Sigmund Freud el “yo” constituye un mediador entre las fuerzas contrapuestas del ello, el super-yo y la realidad. La principal función de esta instancia continúa siendo entendida de manera adaptativa pues el “yo” debe “manejar” las relaciones objetivos y estrategias orientadas a su auto perfeccionamiento.

Quisiera abordar la identidad desde una etapa de la vida en la cual nos encontramos con la formación de nuestra personalidad, estoy hablando de la adolescencia.

De acuerdo con Erik Erikson, el mayor obstáculo que debe enfrentar el desarrollo de los adolescentes es el establecimiento de una identidad.

Es un saber de quién es uno, hacia dónde se dirige en la vida y en qué forma uno encaja en la sociedad. Se refiere a la estabilidad que requiere una persona para lograr la transición de la dependencia de los demás a la dependencia de sí mismo.

En otras palabras es la sensación de ser un individuo único, una especie de sentimiento de singularidad individual que uno experimenta como alguien irrepetible. Integración y unificación de las diferentes auto descripciones y su estabilidad en el transcurso temporal constituirían el núcleo de la identidad.

Al final de la adolescencia, la identidad comienza a actuar como una fuerza moldeadora que orienta los planes y proyectos de vida.

El contenido de la identidad tiene que ver con los compromisos, las elecciones, la ocupación laboral, los valores, las ideologías, la conciencia crítica, los roles, la sexualidad.

Cuatro puntos importantes a considerar sobre la identidad

1.- La identidad se construye en interacción con otros.
2.- La identidad es una definición socialmente construida del ser.
3.- La identidad es un fenómeno eminentemente subjetivo, con un fuerte componente emocional.
4.- La formación de la identidad implica un proceso de reconocimiento y valorización de la propia individualidad Autoestima.

La teoría más completa sobre el desarrollo de la identidad es la de Erikson

Algunos expertos en desarrollo consideran que Erikson es la aproximación sobre el desarrollo adolescente que mas a influido en su estudio, ¿Quién soy? ¿qué hago en la vida?¿hacia dónde voy?¿qué es lo que me hace diferente? Estas preguntas son muy comunes durante la adolescencia. Los adolescentes buscan respuesta a estas preguntas que giran entorno al concepto de identidad. Fue Erikson el primero en señalar lo importantes de estas preguntas para entender el desarrollo adolescente. Por lo cual se considera que la identidad es un concepto clave para el desarrollo adolescente y se lo debemos a las ideas de Erikson.

Identidad vs. Confusión de la identidad es el quinto estado psicosocial de Erikson. En este estadio, la persona se enfrenta al descubrimiento de quien es, que hace en la vida y hacia dónde va. Los adolescentes deben adoptar nuevos roles propios de los adultos como por ejemplo tener una profesión.

La moría psicosocial es el termino propuesto por Erikson para definir la brecha existente entre la seguridad propia de la infancia y la autonomía propia de la edad adulta. Se trata de una etapa que los adolescentes experimentan como parte de la construcción de su identidad. A medida que los adolescentes buscan su identidad experimentan con diferentes roles . Los jóvenes que exploran las identidades contradictorias de forma saludable, emergen con un nuevo sentido del yo, aceptable socialmente. Por el contrario, los adolescentes que no resuelven eficazmente esta crisis de identidad experimentan lo que Erikson denomina confusión. La confusión puede seguir uno de dos caminos posibles: El individuo se retira, aislándose, o se sumerge en el mundo de los iguales, perdiendo su identidad. Las ideas de Erikson sobre el desarrollo de la identidad durante la adolescencia revela un profundo conocimiento de la forma de pensar y sentir de los adolescentes.

Dos ingredientes fundamentales de la teoría de Erikson son la personalidad y la experimentación de roles. Se considera que los adolescentes se enfrentan a una gran cantidad de elecciones y en algún momento de su juventud en el periodo de moratoria psicológica. Durante esta moratoria psicológica experimentan con distintos roles y personalidades hasta que alcanzan un sentido del yo estable. Conforme se van dando cuenta de que van hacer responsables de si mismos y de sus vidas, los adolescentes se plantean en que se van a convertir sus vidas. Asimismo la mayoría de los adolescentes acaba descartando roles indeseables.

Literalmente hay cientos de roles diferentes que pueden experimentar los adolescentes y probablemente también hay muchas formas distintas de explorarlos.

Cognoscitivas: Gracias al razonamiento lógico sobre cuestiones hipotéticas son capaces de imaginar y considerar identidades futuras. En consecuencia tienen mayor probabilidad de plantear y resolver cuestiones de identidad.

Estilos de crianza: Las relaciones que tienen los adolescentes con sus padres les da la oportunidad de identificarse con alguno de ellos y tomar cualidades deseables.

Asimismo, la forma en la que sean educados será parte importante en el establecimiento de una identidad.

Escolares: Aquí hay controversia porque ayuda a forjar una identidad pero a la vez no, lo que se ve es solamente la pertenencia a un grupo en la adolescencia temprana y una disgregación en la tardía.

Socioculturales: Por último, la formación de la identidad es influida fuertemente por el contexto social e histórico. El querer ser de alguna forma ha cambiado por generaciones. Uno de esos cambios propició la extinción de los “punks”.

Una de las tareas fundamentales que debe hacer un adolescente es la de buscar su identidad. Esto quiere decir buscar que tipo de persona quiere y puede ser. Si bien esta tarea puede llevar toda la vida, la adolescencia es una etapa muy fuerte en este sentido y termina de fundar las bases de su carácter y la forma de ser. De ahí la intensidad con la que se vive.

Bibliografía

AGUIRRE B, Ángel (1994). Psicología de la adolescencia. Barcelona: Ed. Alfaomega.
ERIKSON, Erik (1974) identidad, juventud y crisis. Paidos
SHAFFER, David (2000). Psicología del desarrollo. Infancia y adolescencia. 5ª edición. Thomson. México.
SANTROCK, Jhon (2003). Psicología del desarrollo. Adolescencia. 9ª edición. McGraw-Hill. España.

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Zepeda Rodríguez Aura Edith. "Identidad en la adolescencia". gestiopolis. 22 noviembre 2010. Web. <https://www.gestiopolis.com/identidad-adolescencia/>.
Zepeda Rodríguez Aura Edith. "Identidad en la adolescencia". gestiopolis. noviembre 22, 2010. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/identidad-adolescencia/.
Zepeda Rodríguez Aura Edith. Identidad en la adolescencia [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/identidad-adolescencia/> [Citado el ].
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