Acoso psicológico y características de sus víctimas y autores

¿Te llaman la atención las Competencias? ¿Fuiste de los que casi siempre ganaba en la escuela contra otro competidor más débil? ¿ Te sobre valoraban tus talentos, capacidades y te encantaban o encantan los retos”? Pues este artículo es para ti…

A veces las personas, que pasamos por etapas de negación, obsesión y frustración en las metas, objetivos y propósitos que teníamos para obtener “algo” de otra persona iniciamos un “Juego de poder”.

Asimismo, un “Juego de manipulación”. un “juego de intelecto”. y un “juego de valor personal”. ¿por qué no “un juego de reto sexual? y hasta “un juego de maltrato físico, sicologico, y espiritual? un yo puedo ser mejor que tu, o que ella tu rival, o que el ,tu pareja de fantasía, o que el recuerdo de tu fantasma.

Simplemente, lo que te excitaba, emocionaba y estimulaba a morir se convierte de repente en tu pesadilla, condena, infierno, y ruina existencial el tiempo que tu Decidas jugar este juego. Podría ser más peligroso que “Jugar con fuego”.

Pues Si!!! Lo es…Es como una ruleta rusa y el tiro final de muerte, lo quieras o no es para ti.

¿Que te parece? Nada divertido!!!! No, no es diversión, ni placer, ni alegría, ni felicidad, ni emoción la que te produce este juego de idiotas, donde el mas tonto o tonta es el que juega a ganar con un fanatico @ apostador @ de la mentira, engaño, traición, falacia, pero mas que nada “Patología de la mejor calidad, hasta lograr matarte sin que te des cuenta que el cuchillo o espada mortal, el o ella sabia desde que te conoció, que apuntaba a tu corazón

Te voy a explicar, ¿Cómo funciona esta mente maquiavélica perversa? ¿Qué le atrae de tu persona? ¿Por qué te escogió a ti y a otros (as) como tu? ¿Qué te mantiene emocionalmente apegado @ a un ser así? Y lo mejor, ¿Por qué es tan “divertido” para el criminal emocional hacerlo y salir airoso @ sin mancha de pecado, culpa o remordimiento?

Son personas difíciles de carácter, ni muy simpáticas, ni muy antipáticas. Tienen claras sus metas, son sonadores, inteligentes, moralistas, con valores y principios. Generalmente, fuertes de carácter. Hablan y cuentan sus vidas, como si nada. Tienen periodos de tristezas, melancolías, vacíos, y luchas existenciales agudas.

No han sido muy felices, pero siguen adelante y no se rinden nunca. No tienen muchos amigos o amigas. Viven solos o solas. Son independientes económicamente, pero no emocionalmente. Les gusta compartir con “seres especiales sus logros y triunfos”. Padecen de soledad, mutismo y hasta aislamiento. No creen que el sexo y el dinero es lo que ata o mantiene unidos a dos seres humanos. Creen en Dios, o sus modelos de conducta, y claro hablan del amor como una fuerza cohesora de poder entre seres que se aman.

A grandes rasgos son personas muy estudiosas, trabajadoras, excelentes visionarias de cambios organizacionales, culturales y sociales. No les gusta perseguir, acosar, mentir, engañar o traicionar a otros. Y lo mejor que tienen las victimas vulnerables es que son tan leales, fieles, perseverantes y conservadores en sus principios y valores morales, que no creerían jamás que alguien que te quiere te podría matar lenta y silenciosamente y disfrutarlo. Ahí radica su mayor error, equivocación y estado de enajenación. ¡! Que Barbaridad!! ¿Cómo creer que el o la que te escucho hablar tanto tiempo de todo lo que te gustaba, motivaba, interesaba, valorabas y creías , ciegamente compatible contigo , era tu “asesino @? Imposible!!! Esto es Imposible de entender con la razón, con el corazón, con el alma. No puede ser. ¿Cuántas veces le dijiste a tus familiares, amigos o consultores: “No , están mal”. “Eso no es así”. Ustedes, no lo o la conocen, y yo si, yo si se que es un ser muy noble. Pues..te ganaron. Tú, perdiste y tu no lo o la conoces. Esa es la verdad. Duele!!! Claro!!! Si te están matando. ¿Cómo no te va a doler? Si te han clavado un puñal en el centro de tu corazón. Si te han robado el alma.

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Si lo peor es que le serviste Tu en bandeja de plata, como le sirvieron a Salome la cabeza de Juan Bautista, a este o esta criminal tu corazón y le diste todo, todo lo que necesitaba para cometer un crimen emocional perfecto. Sin sangre, sin manchas o huellas del delito, sin evidencias de su maldad. ¿Por que? Porque tenía la llave de tu corazón. Tenia la llave de las puertas de tu confianza, tenía tu fe, tu amor, tu respeto y tu admiración. Pero mas que nada, te tenia a ti enganchado @ en un “juego divertido” donde el que ganaba todas las apuestas era el que o la que te asesino con tu permiso. Absolutamente, tu total admisión y autorización para hacerlo libremente y sin usar la fuerza, para nada!!!

Marie France HIrigoyen (2000) estableció que en una relación con un o una narcisista perverso @ se juntan el hambre y las ganas de comer. Ella no lo dice así lo presenta y cito: “La victima es elegida porque esta ahí, y porque de un modo u otro se ha vuelto molesta. Para el agresor ella no tiene nada especial.

Es un objeto intercambiable que estaba ahí, en el mal o buen momento. Y que ha cometido la torpeza de dejarse seducir, y a veces de ser lucida. Para el perverso una victima tiene interés cuando se muestra utilizable y cuando acepta la seducción. En cuanto se sustrae a su dominio o no tiene nada que ofrecer se convierte en un objeto de odio.

Al no ser mas que un objeto, importa poco quien sea ella. Sin embargo, el agresor @ evita a las personas que puedan ponerlo en peligro. Así evita enfrentarse con otros @s perversos @s narcisistas, o con paranoicos porque son demasiados cercanos,.

Según Irigoyen (2000) la victima perfecta es una con escrúpulos, que tiene una naturaleza natural a culpabilizarse. El psiquiatra alemán Tellenbach, por ejemplo, los describe como personas con caracteres PRE depresivo, tipo melancólico. Son personas apegadas al orden, en el ámbito del trabajo, y en el de las relaciones sociales. Personas, que se sacrifican por los demás y que aceptan con dificultad que los demás los ayuden. Su gusto por el orden y el deseo de hacer bien las cosas, las convierten en “workholy” o a llevar a cabo excesos de trabajos que no le corresponde. Generalmente, son personas que viven agobiadas. Son igualmente vulnerables a las críticas y a los juicios. Aunque no tengan fundamentos. Son personas fácilmente vulnerables, y en muchas ocasiones se sienten inferiores lo que los lleva a sentirse culpables de la separación o conducta del otro. Las victimas ideales de los perversos morales son las que al no tener confianza en si misma, sienten la obligación de cargar las tintas y de exagerar para ofrecer a toda costa una mejor imagen de si misma. Por lo tanto, la potencia vital de las victimas es lo que las transforma en presa. Ella necesitan dar y los perversos narcisistas necesitan tomar. No se podrían imaginar un encuentro más ideal. La victima tiene una tendencia natural a culpabilizarse y el perverso rechaza toda responsabilidad y culpabilidad.

Tipologías de víctimas

El enfoque “interaccionista” de Von Hentig postula que víctima y victimario se comportan como verdaderos socios. Es la víctima la que “moldea” al victimario y da forma al delito de éste. Este autor propone un análisis categorial de víctimas muy amplio, en el que utiliza criterios de clasificación tales como edad, sexo y capacidad mental. Toma como eje de estudio los delitos de estafa y contrapone víctimas “resistentes” y “cooperadoras”.

Mendelsohn, también con un enfoque interaccionista, diferencia a las víctimas según su posición en una escala que va desde la menor a la mayor contribución de la víctima en la etiología del hecho delictivo.

Así, diferencia cinco tipos principales de víctimas:

Víctima totalmente inocente (o víctima ideal).

Víctima de culpabilidad menor o ignorante: el comportamiento irreflexivo de la víctima desencadena el delito.

Víctima voluntaria (tan culpable como el infractor): suicidio por adhesión, eutanasia, etc.

Víctima más culpable que el infractor: víctima provocadora, imprudente, etc.

Víctima únicamente culpable: víctima infractor, víctima simuladora, etc. [1]

Por su parte, Elías Neuman centra su clasificación en el sistema social básico afectado. Establece varios criterios clasificatorios: actitud jurídico-penal de la víctima, tipología delictual y aspectos personales.

Establece cuatro grandes grupos de víctimas (con sus respectivos subgrupos):

Individual: sin actitud victimal.

Familiares: malos tratos a menores, mujeres, etc.

Colectivos: comunidad como Nación, etc.

Víctimas de la sociedad o sistema social: enfermos, ancianos, etc.[2]

  • Víctimas vulnerables

Los estudios sobre victimización permiten inferir que la victimidad no se reparte homogéneamente entre todas las personas, i. e., no todos tienen la misma capacidad para ser víctima.

Algunos estudios han permitido constatar dos datos: 1) la existencia de factores objetivos determinantes del riesgo y, 2) índices de victimización repartidos en forma desigual entre distintos grupos y subgrupos sociales.

Otros estudios indican que la mayor propensión a ser víctima depende de tres factores:

Factores personales: entre los que figuran los estrictamente biológicos, como la edad, el sexo, la debilidad corporal, la escasa capacidad de defensa, la salud, etc., y los psicológicos, como la agresividad, la alienación, etc. En esta categoría, cabría incluir el factor “estilo de vida”. Este concepto hace referencia a las actividades cotidianas del individuo y a sus pautas de conducta, tanto en el ámbito ocupacional como de esparcimiento.

Factores sociales: en los que es la misma sociedad la que victimiza a determinados grupos y minorías (marginados, inmigrantes, etc.) .

Factores situacionales: en los que se tiene en cuenta la infraestructura urbana, ecológica, ambiental, etc. Determinados espacios tienen marcada influencia en el aumento del riesgo de victimización.[3]

Dentro de la primera categoría se pone en evidencia que el estado de indefensión física se deriva, entre otros, de factores biológicos.

Queremos poner de relieve, en forma especial, las variables edad, sexo y salud, que inexorablemente nos remiten a cuatro grupos de víctimas vulnerables: la variable edad contiene –en un extremo- a los niños, porque tienen menos posibilidades de buscar ayuda y protección frente a los delitos más comunes, como son el maltrato físico y psicológico, los abusos sexuales, el abandono, etc.

En otro extremo encontramos a los ancianos, cuya escasa capacidad de defensa los hace más vulnerables frente a delitos como el hurto, robo, abandono, etc. En cuanto a la variable sexo, obviamente nos referimos a la mujer, cuya vulnerabilidad está dada frente al maltrato –especialmente en los casos de violencia conyugal- y al abuso sexual. Por último, dentro de la variable salud, interesa el mayor riesgo que asumen los discapacitados en un rango de delitos similar a los anteriores.

Miedo al delito

El miedo al delito constituye otro de los problemas estudiados por la Victimio logia. Este temor está directamente relacionado con la sensación de inseguridad y con la desconfianza en el sistema encargado de brindarla.

Las consecuencias que trae aparejadas el miedo al delito, ya sea miedo fundado o infundado –aspecto que desarrollaremos más adelante- se traducen en reacciones individuales o sociales a veces desproporcionadas.

Por una parte, las reacciones de tipo individual implican que el ciudadano común pretenda asumir la defensa de su propia seguridad: los vecinos se arman, cambian sus hábitos de vida, los mejor posicionados económicamente contratan servicios privados de seguridad, etc. Por otro lado, la reacción social se materializa en un doble aspecto: en un extremo, surgen actitudes de discriminación y culpabilización de sectores sociales minoritarios o de las clases sociales más deprimidas.

En otro extremo, la misma presión social influye en la toma de decisiones de coyuntura, apresuradas, de carácter emocional, que confluyen en el endurecimiento de la legislación penal y en la restricción de derechos ya consagrados en la legislación procesal penal.

De hecho, ya hay proyectos –en el ámbito nacional- en ese sentido. En resumen, el miedo al delito no controlado preventivamente, cuando adquiere dimensión social, necesariamente confluye en la adopción de medidas de corte netamente represivo.

El miedo al delito reconoce como componentes etiológicos dos aspectos:

La experiencia de victimización, ya sea como víctima directa o a partir del conocimiento indirecto de la experiencia de un tercero (familiar, vecino, etc.)

El miedo difuso e irracional que no es consecuencia de situaciones objetivas pero influye en las personas como si fuera una experiencia real.

Según Soria Verde, las encuestas de victimización realizadas en España demuestran que la multiplicación de los delitos menores y la difusión informal de los mismos (rumor) es lo que provoca el incremento de la inseguridad ciudadana. Para este autor, se ha producido una “construcción mitológica de la realidad”, mito que se basa en dos componentes:

Base real: Incremento de la delincuencia, dificultades del sistema jurídico penal, etc.

Base irreal: Convicción de no poder conseguir la seguridad y, por lo tanto, estar condenados por el “mito”.

La “construcción mitológica de la realidad” se realimentaría a partir de cuatro principios:

Percepción subjetiva de la realidad: Lo que sucede no es igual a lo que la gente cree que sucede.

Componentes personales: Reacciones de tipo emocional, reacciones individuales de autoprotección, etc.

Componentes colectivos: Creación de sistemas de autoprotección colectivos, crecimiento de la industria de seguridad privada.

Incidencia de los medios de comunicación: Actúa como fuente creíble, la forma y contenido de su mensaje y predisposición del receptor.[4]

Creemos que los aspectos relacionados con la percepción subjetiva de la realidad están directamente relacionados con la influencia de los medios de comunicación, cuya importancia es indiscutible en cuanto a la creación de estados de opinión, a la credibilidad y al protagonismo dentro del sistema social.

Un hecho, por importante que sea, si no es difundido por los medios, no existe en el cúmulo común de conocimientos. No es aprehendido como realidad más que por aquella porción de la comunidad directamente afectada.

Como contrapartida, un hecho trivial puede adquirir dimensiones espectaculares (en el sentido más estricto de la palabra), conforme como sea manipulada la información. Este fenómeno de mediatización tiene la particularidad de atravesar todos los sectores de la sociedad con objetivaciones de una realidad que no le es propia, es decir, que tiene el poder de construir realidades.

Adherimos a los postulados de la teoría del constructivismo social, según los cuales el orden social es producto de la actividad humana en el sentido de que la subjetividad del hombre está continuamente externalizándose en actividad. Esta actividad se transforma en realidad objetiva accesible a toda la comunidad. La relación entre el hombre productor y su producto (la realidad social) es dialéctica, i. e., el producto vuelve a actuar sobre el productor.

Las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se sustentan por la significación lingüística ya que el sistema de signos es decisivo para la transmisión de experiencias. El lenguaje tiene la capacidad de trascender el “aquí y ahora” y tiende puentes entre distintas zonas de la realidad de la vida cotidiana.

Esa trascendencia tiene dimensiones espaciales, temporales y sociales. La realidad objetiva puede “traducirse” en realidad subjetiva y viceversa, en un proceso continuo de interacción, por intermedio del lenguaje.[5]

Esta postura es relevante a la hora de explicar, por lo menos hipotéticamente, por qué el miedo al delito se instala, en determinados periodos, en sociedades en las cuales los índices delictivos se mantienen relativamente estables. Es significativo que el miedo al delito esté directamente relacionado con la sensación de inseguridad y con la desconfianza en las instituciones encargadas de prevenirlo.

Poco importa –de momento- que estos aspectos guarden entre sí una relación causal o que mancomunadamente sean determinantes del miedo, lo cierto es que en la desconfianza juega un papel primordial la mala imagen de las instituciones (policía y justicia, fundamentalmente) en cuanto a su ineficiencia y grado de corrupción.

Resulta interesante observar de qué modo una realidad acotada espacialmente al ámbito de Buenos Aires se traslada a otro espacio (como nuestra Provincia) donde, ni remotamente, se alcanzan los niveles de corrupción observados en aquel lugar.

A nuestro criterio, con una apreciación muy superficial del problema, esta subjetivización social de realidades “ajenas” está dada por la gran influencia de los medios de comunicación como vehículo de significados objetivamente accesibles, que son integrados dentro de un todo significativo para una comunidad. Es decir, que nuestra realidad cotidiana se integra con la “otra” realidad que –en última instancia- es un producto del mercado informativo que a diario consumimos.

Victimización secundaria

La victimización secundaria es “…el choque entre las expectativas previas de la víctima y la realidad institucional…”[6] El daño que experimenta la víctima no se agota en la lesión o peligro del bien jurídico. En ocasiones, las instituciones que tienen a su cargo la prevención y la represión de las conductas delictivas, multiplican y agravan el mal que produce el delito mismo.[7]

La victimización institucional se da, generalmente, en dos ámbitos: el policial y el judicial. La víctima se siente maltratada, y en ocasiones humillada, por un sistema legal que ignora sus expectativas, sentimientos y necesidades. Los factores que inciden en esta segunda victimización son múltiples, pero vale la pena mencionar algunos:

En el área policial:

Comportamiento rutinario derivado del cúmulo de tareas, poca consideración a las necesidades afectivas de la víctima debido a la “toma de distancia” del funcionario para evitar transferencia de sentimientos negativos.

La víctima sólo es vista como un objeto únicamente útil como fuente de información.

Luego de una primera impresión favorable, transcurrido un tiempo, la víctima ve frustradas sus esperanzas debido a que no se le informan los resultados de las pesquisas o bien porque en un primer momento se le crearon falsas expectativas.

Prolongados tiempos de espera, en sitios incómodos, en las comisarías.

Excesivo número de agentes que interroga a la víctima, a cada uno de los cuales debe dar una versión de los hechos.

En el área judicial:

Falta de información a la víctima de los ritos y tiempos procesales (especialmente cuando el victimario no es detenido).

Frustración de sus expectativas cuando no se llega a la condena.

La víctima debe dar la versión de los hechos en presencia del victimario.

Lentitud procesal.

Conclusiones

1- No es lo mismo ser juguete de alguien por desconocimiento, inmadurez o inconciencia del problema que aceptarlo con conocimiento, conciencia y pérdida de la madurez. Muchas ocasiones el narcisista maquiavélico perverso se aleja, se va o se retira de la victima porque ya no le resulta atractiva a sus intereses.

Sin embargo, la victima al sentirse rechazada, despreciada o con muy poca valía decide cambiar el rol de victima al de acosadora o perseguidora. Es aquí donde el peligro de ambas partes es compartido en grandes escalas. Existe un profundo y genuino deseo de venganza y de odio de tal magnitud que las condiciones sicológicas de ambas partes podrían llevarlos a cometer gravísimos errores incluyendo el suicidio o el homicidio.

2- En una relación entre victima y victimario por Acoso Sicológico existe un daño permanente en la autoestima, auto confianza, automerito y autocontrol de la victima. En todo momento se le ha hecho creer que no vale nada y que por lo tanto tampoco podría hacer nada sin su acosador.

Es vital y necesario el proceso de ayuda física si es que la persona ha caído en un enfermedad ocasionada por el maltrato tales como migrañas fuertes, dolores de espaldas, reumas, mareos, dolores de oídos, garganta, dolores de pecho o hipertensión etc., etc..

Si es mental o sicológica su enfermedad entonces estará generalmente sumergida la persona en una depresión grave, severa o crónica, no tendrá deseos de vivir y pensara que lo mejor es no estar en este mundo. Necesitara y será esencial el apoyo y la ayuda Sicológica, Siquiátrica o de algún experto de la conducta.

Si su mal es espiritual es posible que sea un ser humano triste, agresivo, desconfiado, incrédulo y que Dios o la Fuerzas Superiores Supremas no representen nada en su vida. Es aquí que es recomendable la lectura de Superación Personal, La Biblia si cree en Dios y los textos de Autoayuda mas la visita algún Centro Religioso o Espiritual aun cuando no sea una iglesia.

3- Dentro de los danos sicológicos, físicos y mentales que ocasiona el Mobbing o Acoso Sicológico la lista es interminable. No obstante el juego divertido del o de la acosadora se podría detener con la Superación, Salud y Seguridad de la victima vulnerable de que no esta solo @ en este mal comportamiento. Las Ayudas existen y las personas dispuestas a sacar este ser de este abismo y de tanto dolor tambien. Empecemos por creer que se puede y que el momento es ahora.

Nota: Fragmentos y secciones de este articulo fueron tomados del libro acoso moral en la vida cotidiana de marie france hirigoyen. asimismo del articulo de criminologia y psicologia juridicas de la red de la Internet.

Bibliografía

BAREA, M. JOSE BLANCO: ART. Comunidad Virtual de Trabajo para el estudio multidisciplinar de la violencia psicológica «Mobbing: el estado de la cuestión como cuestión de Estado y Cuestión Social».-
BARON MIGUEL Y LOURDES MUNDUATE Y M. JOSE BLANCO Y JAVIER L. PARADA, Trabajos de coordinación psico-jurídica en el abordaje multidisciplinar.- Art. «La espiral del mobbing».-
GONZALEZ DE RIVERA Y REVUELTA, JOSE LUIS – Diario Médico 18-7-2000.-
LUNA MANUEL: «Acoso Psicológico en el trabajo» Ediciones GPSW – Madrid
LEY 13168 – 24-2-2004 Buenos Aires – Violencia Laboral
MOLINA NAVARRETE CRISTÓBAL: Art. «Violencia moral» en el trabajo: conducta prohibida y formas de tutela en los derechos europeos.-
MONSALVO JULIO: Salud Solidaria – Edit. Nuestro Trabajo año 2001 .-
PERIS MARIA DOLORES: Comentarios al Art. «El mobbing inmobiliario» una práctica que debe ser erradicada.-
PIÑUEL IÑAKI: «MOBBING.- Manual de autoayuda.- Claves para reconocer y superar el acoso psicológico en el trabajo.- Edit. Aguilar S:A: de Ediciones
REVISTA TEXTUAL: Año 1 nº. 50 Buenos Aires – Art. «La humillación de ser empleado»
RIVAS SÁNCHEZ, LUIS JOSE : «Mobbing» – Edit. Entrelíneas
SENTENCIA 191/2003 SOBRE DERECHOS FUNDMENTALES – Madrid

[1] García Pablos. Op. cit. Pág. 81 – 82.
[2] Soria Verde. Op. cit. Pág. 28.
[3] García Pablos. Op. cit. Págs. 89 – 90.
[4] Soria Verde. Op. cit. págs. 52 – 53
[5] Berger, Peter L. y Luckmann, Thomas. La construcción social de la realidad. Amorrortu, Buenos Aires, 1997, págs. 52 – 104.
[6] Soria Verde. Op. cit. pág. 62.
[7] García Pablos. Op. cit. págs. 92 – 93.

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Soto Vásquez Wanda E.. (2006, diciembre 4). Acoso psicológico y características de sus víctimas y autores. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/acoso-psicologico-y-caracteristicas-de-sus-victimas-y-autores/
Soto Vásquez Wanda E.. "Acoso psicológico y características de sus víctimas y autores". gestiopolis. 4 diciembre 2006. Web. <https://www.gestiopolis.com/acoso-psicologico-y-caracteristicas-de-sus-victimas-y-autores/>.
Soto Vásquez Wanda E.. "Acoso psicológico y características de sus víctimas y autores". gestiopolis. diciembre 4, 2006. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/acoso-psicologico-y-caracteristicas-de-sus-victimas-y-autores/.
Soto Vásquez Wanda E.. Acoso psicológico y características de sus víctimas y autores [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/acoso-psicologico-y-caracteristicas-de-sus-victimas-y-autores/> [Citado el ].
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