Una nueva forma de liderazgo

EL Liderazgo pensado como un fenómeno individual con impacto en otros, es decir la habilidad de una persona para influir en otras hasta lograr repercusiones en cascada que den forma a una presencia colectiva, es una etapa en la evolución del management que merece ser superada.

Los CEO´s van intuyendo algo nuevo. El modelo del salvador, el iluminado, el único que lo puede lograr, el que supo llevarnos a alcanzar lo imposible, el visionario que imaginó el nuevo rumbo, toda esa serie de proclamas que reflejan otros tiempos, día a día, van quedando implacablemente en la historia.

Los tiempos le vienen diciendo basta al personalismo en que se basa el modelo de liderazgo tradicional. Un modelo que necesita la imperiosa presencia de algunos pocos con habilidades especiales que les permitan a los más, a todo el resto, encontrarle sentido a su vida y cauce a su vitalidad.

Las organizaciones exitosas, las que advirtieron las debilidades de ese juego, trabajan en otro modelo, se basan en la capacidad generativa de su gente, y esta oportunidad está disponible para todos los que descubran la verdadera fuente de poder y de gestión en el anonimato cuando la tarea cotidiana la llevan delante todos juntos.

Un interminable mar de metáforas podría avalar la postura que sostenemos en este artículo. Tan solo observando el modo de coordinar acciones en bien de todos desplegado silenciosamente para la generación de valor integrado por las hormigas, las abejas, las suricatas, los leones, los lobos, los gansos, o lo que prefieran admirar si es que precisan ubicar ejemplos.

Todos y cada uno de esos grupos de gestión, esas comunidades integradas con un propósito compartido, organizadas con funciones diferenciadas y tareas cumplidas eficazmente, tienen un punto en común. A cada uno de ellos le hace sentido participar en el juego.

Mirando el funcionamiento del hombre dentro de la organización en la que participa, rápidamente puede observarse otra cosa. Su modo de acción depende de su elección.

En términos de capacidad generativa, la organización depende de la actitud de su gente para la generación de valor. Aquí es donde se espera obtener los frutos del Liderazgo. Esas habilidades gerenciales desplegadas por algunos pocos para encauzar a los más hacia las acciones que les resulten convenientes.

Aquí es donde la fórmula arroja sus mayores fallas. Cuando los líderes no logran convencer, cuando las zanahorias que han desplegado ya no logran su objetivo, cuando los sutiles látigos que detentan ya no dejan marcas, aquí es cuando el libreto clásico de los cursos de liderazgo pide una nueva página. Para ese estilo de liderazgo la nueva página dice, fin.

En esta nueva era, ese modelo dinosaurio de gestionar que resulta conocido como liderazgo, se encamina inevitablemente a su extinción. Lo interesante es que los más deseosos de que llegue a su fin, de que acabe de una vez, son los liderados. Esos que están pidiendo su propio espacio de participación. Los que conocen mejor que nadie donde están las oportunidades, los que operan todos los días, los que mueven las cajas, calculan los costos, ejecutan los programas de producción, comercialización, mantenimiento, distribución, contables, administrativos, es decir todos, todos, los que a cada momento “hacen” que las cosas sucedan.

Allí está esperando la oportunidad, en las ganas de participar, de aportar y de construir a favor de todos. Una capacidad generativa intacta, que a pesar del trato recibido, de la falta de consulta, de la sordera estructural que ha padecido, ha logrado mantenerse disponible para ser convocada.

Es una oportunidad latente en cada organización, en cada puesto de trabajo y en cada persona. Es la oportunidad de convocar las ganas desde la misma base donde la gestión sucede.

Las ganas que aparecen cuando las personas, en su conjunto, trabajan para construir una misma idea.

Llegó la hora de la gente, de los protagonistas directos, los que con su participación activa instalan un modelo nuevo de gestión, un modelo basado en la elección, compartido y enfocado en la generación de valor integrado. Cuando la gente está a cargo, aparece un nuevo lugar para que el management se dedique a nutrir el vínculo que une procesos & personas impulsando en conjunto la tarea cotidiana.

Es hora de plantear un nuevo juego. Un juego compartido, orientado a impulsar la capacidad generativa de la organización, basado en reglas claras, con oportunidades disponibles en cada puesto, sostenido en la transparencia y apoyado con un modelo de management dedicado a convocarlo. Un juego que supere el modelo cultural de liderazgo y le abra un camino nuevo a la gente.

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Iriondo José. (2008, abril 25). Una nueva forma de liderazgo. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/una-nueva-forma-liderazgo/
Iriondo José. "Una nueva forma de liderazgo". gestiopolis. 25 abril 2008. Web. <https://www.gestiopolis.com/una-nueva-forma-liderazgo/>.
Iriondo José. "Una nueva forma de liderazgo". gestiopolis. abril 25, 2008. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/una-nueva-forma-liderazgo/.
Iriondo José. Una nueva forma de liderazgo [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/una-nueva-forma-liderazgo/> [Citado el ].
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