El presente ensayo tiene por objeto conocer el pensamiento lógico y analítico de Juren Habermas, en donde el conocimiento lógico y analítico trabajen en pro de una sociedad más justa.
Sin duda la democracia es y será desde siempre, un idealismo común. La concordancia es un poco como la del demandante y el demandado en un litigio cuando claman al unísono porque se haga justicia. Habermas, en gran medida, inicio la discusión contemporánea en torno a este concepto. Se puede lograr la idea de la democracia en sus orígenes y en su desarrollo posterior hacia una mejor aplicabilidad. Habermas dice que los derechos humanos son un importante ingrediente de la democracia.
El manifiesta que la mayoría de la población puede estar seguro que representa la voluntad democrática de la comunidad, solo en la medida en que se ha respetado a todos, inclusive a la minoría. Habermas concluye diciendo que de haber un conflicto las razones morales deben prevalecer. Sin duda que cuando las personas andan por el mundo manifestando estar a favor de la democracia, frecuentemente están expresando apoyo a diferentes interpretaciones que sin lugar a duda no por esa causa dejan de ser legitimas. La polémica al respecto no debe morir, ya que quizás esa sea la única forma de lograr la tan anhelada llegada del sueño kantiano de ‘’una paz perpetua’’.
En su teoría de la racionalidad, es la habilidad para pensar en forma lógica y analítica en donde la razón y el conocimiento trabajen en pro de una sociedad más justa.
Sin duda tiene esto origen en el ideal intuitivo, de una asociación democrática, por medio del cual se lleva a cabo mediante la argumentación y el raciocinio público de los ciudadanos en condiciones de igualdad. Los ciudadanos en este modelo de comunidad comparten un compromiso con la resolución de los problemas de decisión colectiva a través del raciocinio público, considerando a sus asociaciones como legitimas, en medida en que estas establecen un esquema para la liberación pública y libre.
Habermas dice que el liberalismo tiene por necesidad que apelar a una noción metafísica de la justificación normativa totalmente inadecuada en el periodo ‘’desencantado’’ moderno, una expresión de Max Weber frecuentemente invocada por Habermas, es decir, Weber entiende el proceso de modernización como ‘’desencanto’’.
Existe un sistema de creencias al que se apegan las personas, de esta manera si se tuviera que responder a la pregunta de porque hay que obedecer a las autoridades, la respuesta se fundaría en ese sistema. Se diría que el mandato divino reconocido por la comunidad requiere que los integrantes acepten incuestionablemente al mandatario terrenal así como a sus mandatos. Habermas sostiene que en la modernidad la verdad y la legitimidad no dependen simplemente del convencimiento y de la anuencia de los sujetos, sino del consenso razonado.
Sin embargo Habermas no concluye de que los derechos humanos solo se justifican si gozan del visto bueno de las fuerzas mayoritarias, todo lo contario, es uno de los más acérrimos defensores de los derechos humanos dentro de un esquema constitucional, considerando que no deben comprenderse como un contrapeso al proceso democrático, sino como algo importantísimo. La voluntad tiene peso normativo solo en la medida en que se respete los derechos humanos básicos. ‘’el principio de que toda violencia estatal emana del pueblo’’ anota Habermas ‘’tiene que ser justificado según las circunstancias , en libertades de opinión, información, congregación, asociación, creencia, conciencia y confesión, así como en derecho de participación en elecciones, partidos políticos y movimientos ciudadanos, etc.
Manifiesta que las libertades, básicos de los individuos, no son simplemente uno de los temas de deliberación, sino que ayudan a formar la estructura que posibilita la deliberación. Resulta importante apreciar como Habermas se situa en un punto medio entre dos extremos, la tradición liberal inspirada en Immanuel Kant y la república infundida por Jean Jaques Rousseau. En palabras de Habermas ‘’ Rosseau y Kant, intentan por concepto de autonomía, concebir la razón de la unión de la razón práctica y la voluntad soberana de manera que la idea de derechos humanos y el principio de soberanía popular se interprete recíprocamente.
Reflexión final
Sin duda no resulta fácil tomar en conjunto la obra de Jurgen Habermas. Su temática es un tanto sociológica y filosófica, como científica y política. Los derechos que hemos explorado se derivan no del proceso democrático, sino de la reflexión sobre las presuposiciones de la práctica de la de discusión moral.
Una vez se descubren esos derechos, su función parece precisamente limitar la operación del proceso democrático, desacreditando esas aquellas decisiones colectivas que los violen. Critica la falta de consenso racional con respecto al principio de la sociedad vigente, es una censura moral con la cual Habermas no puede contentarse. La creciente racionalización del mundo de la vida corre paralela a la creciente complejidad sistemática.
*Cohen, Joshua 1989, Deliberation and Democratic Legitimacy, The Good polity: Normative analysis of the state, Alan Hamlin / Phillip Petite, eds.