Relación económica Unión Europea – Latinoamérica

Para la Unión Europea, América Latina ha ocupado un lugar de escasa importancia en sus relaciones económicas en general. Este hecho resulta paradójico si se considera que en círculos políticos y académicos de ambos lados del Atlántico, en años recientes se ha enfatizado la conveniencia de profundizar los vínculos políticos y económicos que unen a las dos regiones.

Sin duda, en términos políticos sí se ha avanzado en este sentido, como quedó demostrado por el interés de la Unión Europea en contribuir a disminuir las tensiones en América Central o el apoyo decidido que Europa otorgó al proceso democratizador que abarcó un importante período en América Latina para derrocar las dictaduras que abarcó un período en la mayor parte de los países de América Latina.

Sin embargo en el terreno económico, más que una convergencia, lo que aun parece existir, aunque en menor grado que antes, es un alejamiento entre la Unión Europea y América Latina.

Europa ampliada con los países que hasta ayer vivían tras la “cortina de hierro” -procurando incluir a Rusia- es considerada, con certeza, tanto en lo económico como en lo geopolítico, de gran interés como área de intercambios. Por contrario, los países latinoamericanos se presentan con permanentes problemas en la relación global, con permanentes desacuerdos y recriminaciones mutuas.

Por su parte, los países de América Latina tienen serias dudas acerca de la buena voluntad de los países de la Unión Europea para abrir sus mercados a los productos latinoamericanos o, por lo menos, para enfrentar los problemas comerciales con perspectivas realistas de intentar solucionarlos.

El Grupo de Jefes de Misión Latinoamericanos en Bruselas (GRULA) ha presentado innumerables situaciones ante la Unión Europea , que van desde el alto y creciente proteccionismo, hasta la injusta discriminación que sufren las exportaciones latinoamericanas, debido al trato preferencial otorgado por la Unión Europea a otras regiones, como a los países de la cuenca del Mediterránea o a las ex colonias europea (ACP (África, el Caribe, y el Pacífico, a través de las convenciones de Lomé , iniciadas en 1975, actualizada últimamente en 2004, que comprenden actualmente 64 países.

El hecho irrefutable es que los intercambios comerciales entre la Unión Europea y América Latina han sufrido una constante disminución y que las recriminaciones de ambas partes, lejos de disminuir, tienden a hacerse cada vez más severas.

Intereses Europeos

El interés de la Unión Europea en un Acuerdo de Libre Comercio con el MERCOSUR -en particular- se desprende del deseo de consolidar su posición como proveedor de exportaciones y de inversión extranjera directa al mercado sudamericano, así como de reducir los riesgos de desviación del comercio y de la inversión que ofrece el proyecto ALCA.

Los mercados emergentes cobran una creciente importancia para la Unión Europea. Al igual que en el período 1990-1998, desde el año siguiente las exportaciones de la Unión Europea han progresado a un ritmo más sostenido que las ventas europeas a otros mercados, particularmente concentrado en Sudamérica.

También sucede en cuanto a la creciente medida de inversión de europea directa en América Latina. A pesar de la pasada y cruda crisis brasileña, el bloque sigue siendo el socio económico de mayor interés en la región.

Existen en el MERCOSUR, aproximadamente cuatro veces más empresas de Europa que de Estados Unidos, en esencia en la industria manufacturera, los sectores de infraestructura y servicios, que vienen recibiendo un creciente aumento de inversiones desde la década del ´90.

Las inversiones europeas directas europeas, se han orientado hacia los recursos naturales (gas natural, petróleo y minería) o a la creación de mercados (automóvil, productos químicos, agroindustria, banca y telecomunicaciones.)

Los intereses de MERCOSUR

Una de las demandas prioritarias del MERCOSUR en las negociaciones del ALCA Y CON LA Unión Europea se focaliza en la liberalización del comercio de productos agrícolas. Las exportaciones de MERCOSUR a la Unión Europea reflejan las profundas asimetrías existentes en el comercio interregional.

Tradicionalmente el MERCOSUR exhibía en su comercio con Europa un generoso superávit, que la gradual apertura de sus Estados Miembros a la competencia internacional ha transformado en déficit desde 1995. Uno de los principales factores estructurales que explican esta evolución dispar es la composición de productos primarios del comercio bilateral.

La realidad comercial mundial indica que las dos regiones tienen argumentos defensivos para impulsar un Área de Libre Comercio. Al deseo del MERCOSUR de contrarrestar el creciente influjo estadounidense en el hemisferio a través de fortalecer las negociaciones con Europa, debe sumarse la necesidad de frenar, y por tanto desviar a favor de la región sudamericana, las inversiones que Europa otorga alta prioridad como resultante de su ampliación hacia los países del Este europeo, algunos de los cuales compiten con sus productos agrícolas.

Es oportuno señalar que América Latina constituye un socio singularmente prometedor para Europa, tomando en cuenta que ninguna otra región le ofrece a la Unión Europea una plataforma geopolítica y geoeconómica accesible de proyección internacional.

En el plano político, un incentivo crucial para fortalecer el compromiso entre ambos grandes espacios, podría consistir en idear y aplicar una política común que, aun promoviendo una dirección general “occidental”, se diferencie abiertamente a la que viene aplicando los Estados Unidos.

Para América Latina, los esfuerzos en este sentido pueden ser de provecho mutuo en diversos campos tan cuestionados actualmente en el mundo internacional: justicia social, estabilidad democrática, derecho humanos integración y seguridad.

Estos tres puntos, fundamentalmente se destacan como prioritarios, luego del Informe de la CEPAL que indica que “el 36% de la población latinoamericana vive en la pobreza, incluyendo un 17% que subsiste en condiciones de “pobreza Extrema”. Porcentajes mayores que los que se registran en Asia del Este, Oriente Medio o Europa Central y Oriental.

El problema de la pobreza se ve agravado por la desigualdad. En su conjunto, América Latina es la región más inequitativa del mundo, donde se ubican siete países donde la propiedad de la tierra se halla más concentrada.

En este siglo XXI, los beneficios que ofrece una estrategia birregional de grandes espacios económicos con claves geopolíticas importantes, permite extender el debate a múltiples cuestiones de índole global, con el objetivo de definir el papel futuro que esa birregionalidad desempeñará en la escena mundial, cuando ya se aprecia el surgimiento de nuevas potencias del continente asiático.

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Quagliotti de Bellis Bernardo. (2011, marzo 2). Relación económica Unión Europea – Latinoamérica. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/relacion-economica-union-europea-latinoamerica/
Quagliotti de Bellis Bernardo. "Relación económica Unión Europea – Latinoamérica". gestiopolis. 2 marzo 2011. Web. <https://www.gestiopolis.com/relacion-economica-union-europea-latinoamerica/>.
Quagliotti de Bellis Bernardo. "Relación económica Unión Europea – Latinoamérica". gestiopolis. marzo 2, 2011. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/relacion-economica-union-europea-latinoamerica/.
Quagliotti de Bellis Bernardo. Relación económica Unión Europea – Latinoamérica [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/relacion-economica-union-europea-latinoamerica/> [Citado el ].
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