Introducción
La necesidad de armonizar políticas macroeconómicas para enfrentar los retos de la globalización, ha ocasionado que la integración entre países adquiera una gran importancia.
Tal integración está lejos de ser simple, ya que las diferentes economías reaccionan de manera diferente ante los shocks. Por ello, a pesar de que las primeras ideas de unificación europea surgieron hace siglos, recién en 1947 se estableció la Comunidad Económica Europea y, en el año 2001, el euro entró en circulación en 12 países.
En los países andinos, por otro lado, los shocks comunes tienen impactos distintos, como en el caso de la crisis asiática y el fenómeno del Niño. En este contexto, es importante analizar si la convergencia regulatoria en los sistemas financieros de los países de la región andina (tal como Basilea II) es conveniente.
Para ello comenzaremos describiendo algunos factores institucionales comunes que enfrentan los supervisores financieros en los países andinos (véase cuadro 1).
Aspectos institucionales de los países andinos
Falta de información y análisis econométrico
Las herramientas tradicionalmente empleadas por la regulación financiera para prevenir el riesgo de las entidades bancarias son las provisiones, la suficiencia patrimonial y la migración al riesgo.
Típicamente, las provisiones para préstamos generan un cargo a las utilidades de los bancos. También producen una caída en el valor neto de los activos del banco, debido a la reducción en el valor asignado a los préstamos.
En el caso de los países andinos, un principio básico de contabilidad enuncia que las operaciones financieras deben reflejar el resultado de los eventos que ocurrieron antes de la fecha del balance general y no deberían tratar de mostrar eventos que aún no han ocurrido.
En consecuencia, no se considera el riesgo esperado al momento de entregar el crédito, sino solo en el momento que este ya se ha producido.
Esto ocasiona que las entidades financieras no puedan aumentar o disminuir sus provisiones en previsión a una recesión o expansión de la economía, lo que sería una herramienta para estabilizar sus utilidades y para encontrarse razonablemente capitalizadas.
Por otro lado, existe un problema de suficiencia patrimonial de las entidades financieras de la región.
La ausencia de mercados líquidos de capital desarrollados en la región, no permite que se revele el valor de mercado del patrimonio bancario. En este sentido, es factible que existan entidades bancarias con patrimonio negativo en términos reales pero que siguen operando, si esta situación no se observa en los registros contables.
Por último, en los países andinos se produce migración de riesgo. Así, cuando se emiten regulaciones que controlan los riesgos de mercado, normalmente se transfiere este riesgo del sector financiero al sector real. Este constituye un serio problema en el mercado, dado que el sector real no cuenta con los instrumentos adecuados ni accede a los mercados relevantes para diversificar estos riesgos o realizar cobertura sobre ellos. Por ejemplo, en general, en los países andinos existe un fuerte grado de dolarización.
La regulación financiera normalmente exige el calce de monedas entre los activos y pasivos de las entidades bancarias, por lo que estas se ven en la necesidad de otorgar préstamos en dólares.
Esto genera un descalce en el balance de los agentes a quienes se otorga el préstamo, dado que mayormente estos mantienen sus activos en moneda doméstica. Por lo tanto, el riesgo financiero no se ha mitigado, sino que ha migrado hacia la denominación de riesgo crediticio.