En la jornada electoral del pasado 14 de marzo elegimos a nuestros nuevos Senadores y Representantes a la Cámara para el periodo 2010-2014, reconocidas y otras nuevas caras serán quienes proyecten las nuevas Leyes de la República. Pero, de todos estos nuevos y viejos congresistas conocen y querrán mirar y saborear las delicias de la mar? no lo digo en el aspecto meramente material, que por cierto es un manjar, sino en lo jurídico pues realmente a nuestro país le hace falta que se cocinen y sirvan al interior del legislativo nuevas y buenas leyes que protejan y reglamenten las actividades que se desarrollan en esos grandes legados originales y exóticos que son nuestros mares y ríos.
Colombia, requiere del fortalecimiento de su derecho Marítimo, pues para la mayoría de sus habitantes es desconocida la historia de las agresiones y conflictos que ha padecido a lo largo de su tradición republicana. Desde su independencia y en un periodo de casi 80 años en el cual ninguno de nuestros presidentes reconoció los océanos que bañan la República que se convirtieron para los colombianos en los “Mares del Olvido”, por lo cual debió sufrir seis agresiones por mar de Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos e Italia, todo lo cual culminó con la perdida de Panamá.
Solo Rafael Reyes (1904-1909) quiso enmendar tan lamentable error y creó por Decreto 793 del 076 de julio de 1907 la Escuela Naval Nacional en Cartagena, pero Ramón González Valencia, nuevo presidente (1909-1910), la eliminó de un plumazo el 28 de diciembre de 1909.
Fue necesario que se presentara el conflicto con el Perú (Septiembre de 1932 al 24 de mayo de 1934) para que los dirigentes de la Nación salieran del letargo de un siglo que se incurría en relación con los mares. De este modo en 5 meses y en una loca carrera contra el reloj, organizaron casi que a partir de cero una Armada para poder atender las acciones de Tarapacá y Güepi; ya a principios de 1934 esta incipiente Armada equilibró y superó el poder naval del contrincante . Será acaso que Colombia deba sufrir una nueva agresión para mirar nuevamente hacia nuestros mares?.
Nuestro Derecho marítimo está en pañales comparado con otras naciones y por eso debemos mirar hacia atrás en la historia y comprender el porqué y para qué del surgimiento del derecho Marítimo. Éste se remonta a la antigüedad. Como ningún país tenía jurisdicción plena sobre los mares, se hizo necesario que las naciones alcanzaran acuerdos sobre todo lo relacionado con las naves, su tripulación y cargamentos que fueren objeto de disputa.
Los primeros acuerdos quizá se basaban en un puñado de costumbres tradicionales que se habrían desarrollado a partir de soluciones prácticas a problemas corrientes. Muchas de estas costumbres pasaron a formar parte del Derecho romano (ULPIANO, Digesto, 14, 1, 1, 20). Tras la caída del Imperio, el comercio marítimo y su desarrollo se interrumpió por cerca de unos 500 años.
Después de que la actividad marítima se recuperara durante la edad media comenzaron a plantearse conflictos y se dictaron leyes generales para solucionarlas. Poco a poco las leyes del mar se fueron recopilando, siendo las colecciones más conocidas del primer Derecho marítimo las leyes de Oleron y el Libro negro del almirantazgo (este último consiste en una compilación inglesa elaborada durante los siglos XIV y XV). También se crearon foros especiales para administrar las leyes del mar como por ejemplo el Tribunal británico del almirantazgo, que todavía subsiste.
Para la elaboración del Digesto se nombró a una comisión formada por dieciséis miembros y dirigida por Triboniano, que se encargó de estudiar, seleccionar y ordenar el conjunto de sentencias o fallos y opiniones de los jurisconsultos que habían gozado del Lus Responderi, que era una concesión imperial que le era otorgada a los jurisconsultos.
Los miembros de dicha comisión se les dotó de facultades para retocar los textos para que mantuvieran concordancia con la obra completa, lo que posteriormente supondrá un problema. Se revisó aproximadamente unos dos mil libros, de los cuales se tomaron los de los jurisconsultos de la época de finales de la República hasta la del Bajo Imperio o época del Dominado.
En el mundo son muy pocos los países que tienen una jurisdicción marítima definida con arraigo e historia tales como Inglaterra con su Tribunal del Almirantazgo, los Estados Unidos que cuentan con tribunales Marítimos, inclusive la misma China. A ellos se han aunado España, Panamá, y Venezuela países que en los últimos años han expedido normatividades encaminadas a implementar la Jurisdicción Marítima con la creación de los Juzgados y Tribunales especializados en esta área del derecho, la cual es menospreciada en Colombia.
En nuestro país si bien es cierto se maneja una jurisdicción marítima, está se aplica en el plano meramente administrativo, correspondiéndole a la Armada Nacional, a través de la Dirección General Marítima (DIMAR), ejercer dicha competencia, por lo que no se establece con claridad una verdadera seguridad jurídica en lo marítimo, y es por ello que al igual que los antiguos Romanos, se debe presentar un estudio de la actual situación del derecho marítimo Colombiano para así crear esta especial Rama del derecho al interior de nuestra justicia, no en vano he venido trabajando en una monografía en donde se plantea la creación del Tribunal Marítimo y Fluvial, y del cual ya tienen conocimiento algunos de los electos congresistas en la pasada jornada.
Confiaremos en su sabiduría y sobre todo en su amor hacia lo que es el futuro de nuestro país, el legado marítimo y fluvial con el cual afortunadamente contamos todavía hoy para que expidan normas que engrandezcan y fortalezcan en lo jurídico nuestros mares y ríos de Colombia.